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Solo los enamorados le juran a la luna.

Summary:

Aquellos hombres que realizaron juramentos de amor y lealtad por su enamorado. Estaban a punto de tener la oportunidad de poder estar con quien amaban, aunque claro eso incluía una competencia feroz con sus rivales, y un descubrimientos triste y trágico.

Chapter 1: Enfermo

Chapter Text

Una aventura siempre era algo muy bien recibido en la mansión McDuck, una aventura que incluía una gema mágica que podría servir para las investigaciones del reino de fantasía, era algo que llamó la atención del mago de la corte, Donald Duck desde el primer momento.

Por su puesto había cosas que Donald no previno, una de ellas fue que en aquella aventura, en vez de ir solo los niños, su hermana y su tío, se acabarán acoplando también, los científicos Gyro y Fenton, su primo Gladstone, el jefe scout de los chicos, Bertie, el semidios Storckules, el rey Mickey y su escudero Goofy y sus tres mejores amigos, Panchito, José y Sakura (aunque esta última fue porque fue la que encontró el mapa que los llevaría hasta el tesoro)

Lo otro que no previno fue.

¡Achús!

Su resfriado (Y eso que él no era de enfermarse)

Donald, estaba en la cama, tapado con muchísimas mantas y un paño de agua fría en la cabeza, rodeado por los nombrados anteriormente.

-En serio...¿Cómo te caes a un río congelado con este frío?-preguntó la gata, mientras comprobaba su temperatura.

-Obviamente, no lo hice a propósito-masculló el pato, mirando de reojo a los trillizos, ya que fue por su culpa que se cayera al agua, cuando pensó que estaban en peligro.

-Bueno está claro que no puedes ir a ningún lado, estás ardiendo-volvió a decir Sakura mientras le pasaba el termómetro a su melliza que estaba al otro lado.

-Decidido te quedas aquí-ordenó su tío, mientras se marchaba.

-¡No!-gritó Donald incorporándose rápidamente pero fue mala idea, ya que empezó a toser con fuerza mientras se sujetaba el pecho.

Todos se alarmaron y se acercaron rápidamente a él, mientras le obligaban a tumbarse de nuevo.

-El tío Scrooge tiene razón Don, te quedas en cama, no te preocupes no tardaremos mucho-le dijo Della, antes de darle un beso en la frente con cariño.

-Si tío Donald, nosotros traeremos la gema, ya lo verás-respondió Huey.

-Y quizás hasta con más tesoros-siguió Dewey

-Confía en nosotros vamos-término Louie.

-Te contaremos todo cuando volvamos-añadió Webby.

En eso los cuatro niños se acercaron y le dieron besos de despedida, antes de marcharse con la mujer y el anciano.

-Por mucho que te fastidie...los niños tienen razón-Sakura le miro antes de despedirse ella también, dejando esta vez a los hombres en la habitación.

Estos miraban a Donald, que seguía con el ceño fruncido y los brazos cruzados, en cuanto el pato abrió el pico para hablar, Mickey respondió.

-No vamos a llevarte de polizón en el avión Donald, ni lo pienses-dijo y el pato volvió a cerrar el pico.

-Donald, vamos solo serán unas horas, y tienen razón tienes que descansar-Goofy le sonrió intentando animarle.

-Pero esa gema es muy importante, yo tendría que ir-masculló el pato, aun molesto.

-No entiendo porque te importa tanto, que yo sepa que las aventuras no te gustan demasiado-dijo Fenton.

-Si, incluso parece peligrosa y aun así no pareces preocupado en absoluto, algo raro en ti Donald-continuó Bertie.

Donald y los otros se miraron levemente, ninguno se atrevía a decir nada ya que Fenton y Bertie eran los únicos que no sabía nada de los reinos de fantasía, a decir verdad si no fueran por sus habilidades científicas y de supervivencia de ambos hombres, respectivamente, no les hubieran hablado de aquella ventura.

-En cualquier caso-contó Donald intentando cambiar de tema-más os vale vigilar bien a los niños, porque si no...

-Si, si, nos harás picadillo para tacos-interrumpió Panchito sonriendo.

-Nos has amenazado tantas veces con eso cuando se trata de la seguridad de los niños, que ya ni nos afecta, mi querido amigo-siguió José.

-No me refería a eso-Donald hizo un mohín enfadado y al ver que todos le miraran incrédulo se sonrojo un poco-bueno NO solo a eso, ¿vale?-volvió a toser-lo que quiero es que vigiléis a los chicos y no dejéis que tengan la gema, es algo muy delicado como poderoso, no sabemos lo que puede ocurrir y ya sabéis lo impulsivos que pueden llegar a ser, así que por favor vigilarlos.

-No te preocupes mi querido amigo Donald, estando yo con ellos no le pasara nada a los niños-Storckules sonrió con superioridad mientras decía aquello.

-Querrás decir estando conmigo, todos saben que mi suerte les ha sacado a todos de más de un apuro-interrumpió Gladstone, mirando al semidios a su lado, este también le miró y frunció el ceño, una guerra de miradas tenía lugar, a decir verdad esos dos nunca se habían llevado bien, pero el pato no sabía el motivo exacto, así que Donald solo pudo suspirar cansado.

-Parad ya los dos-pidió mientras se llevaba una mano a la frente y se quitaba el paño ya caliente-Sobre todo porque vosotros sois los que más me preocupan-susurro entre dientes.

-¡Chicos, nos vamos!-la voz de Sakura, les llamó la atención de todos, y les hizo despedirse de Donald, mientras salían de la habitación, solo cuando cerraron la puerta y Donald por fin se quedó solo, se permitió relajarse, mientras miraba al techo.

-Por favor dioses, que todo salga bien-susurro antes de caer dormido por el cansancio y la fiebre.

Chapter 2: La gema

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No supo cuánto tiempo estuvo dormido, solo sabía que había momentos en los que se despertaba porque iba a verle la señora Beckley para que comiera algo y se toma la medicina, pero la mayoría del tiempo se la pasaba durmiendo, hasta que un fuerte estruendo le hizo despertarse de golpe.

Al principio estaba desorientado y sabía dónde estaba, pero él según estruendo le hizo espabilar y levantarse rápidamente para ir hasta el pasillo donde se encontró a Beckley y a Baptista discutiendo.

-¿Qué ha pasado?-preguntó haciendo que ambos pararan.

-Donald deberías estar durmiendo-dijo la mujer antes de que otro fuerte ruido unido por una luz hizo que Donald frunciera el ceño.

-Como si pudiera-mascullo y miró al fantasma-¿Sabéis que está ocurriendo?

El fantasma iba a hablar pero la otra se adelantó.

-No-le ordenó claramente furiosa y luego miro al pato-no es nada tu vuelve al cuarto, yo me encargo-respondió antes de marcharse rápidamente hacia la salida, solo cuando se quedaron solos, Donald se cruzó de brazos y miró al otro.

-Al parecer los chicos despertaron lo que sea que hubiera en esa gema...pero yo no he dicho nada-explicó antes de desaparecer.

Al escuchar esa explicación, Donald suspiro cansado-”Lo sabía, si es que lo sabía”-pensó mientras volvía a entrar en la habitación para cambiarse y ponerse su ropa de siempre, luego se marchó y salió de la mansión.

Al salir se encontró un auténtico caos, coches y arboles volcados, el suelo levantado, el cielo oscurecido por nubes de colores negras y rojizas que formaban un círculo en un punto donde estaba una especie de genio maligno gigante de color rojo y negro.

Por su puesto su familia y amigos estaban a solo unos metros de él, Bertie y Storckules tenían a los niños en sus brazos, mientras intentaban discutir que hacer a continuación y sobre todo cómo detenerlo.

Donald, contrariamente a lo que muchos podrían creer, estaba muy tranquilo y caminó hasta donde estaban permitiéndose oír lo que estaban diciendo o discutiendo.

-Tenemos que parar esto ya-dijo Gyro mientras miraba una máquina, a su lado estaba Fenton transformado en robo pato.

-Pues ya nos dirás como, no hay manera de acercarse a ese bicho-Panchito miraba molesto al científico.

-Solo espero que Donald, no se entere…se pondrá furioso-pidió Goofy.

-Oh, puedes estar seguro de eso-la voz de Donald hizo congelar a los presentes, quienes lentamente se giraron y vieron al pato con los brazos cruzados, se notaba que no estaba nada feliz.

-Do...Donald-corearon todos bastante nerviosos (hasta su tío Scrooge y Della lo estaban) ya que habían sido descubiertos.

Scrooge miró a la ama de llaves molesto y esta le devolvió la mirada.

-Yo no le dije nada, incluso le ordené que fuera a su habitación.

-Bueno por si no te has dado cuenta ya, mi sobrino no es de los que aceptan órdenes.

Donald pasó de ellos y se acercó a los niños, tomando la gema de las manos de Dewey.

-Señora Beckley, ¿Puede llevar a los niños dentro por favor?-pidió el pato, haciendo una seña para que los dos hombres soltaran a los cuatro patitos, mientras la mujer los tomaba.

-¿Estamos en problemas, verdad?-preguntó Louie

-Ya lo creo-respondió Donald, antes de girarse para ir en dirección al gigante.

-Donald espera-pidió Sakura.

-Aún sigues enfermo-contigo Mickey

-De eso nada, esto es asunto mío-el pato caminó unos pasos más antes de pararse y hacer aparecer su varita en forma de sombrero por arte de magia, luego se llevó dos dedos a los labios y silbó con fuerza, llamando la atención del genio-Y grandullón, ¿Buscas esto?-preguntó/gritó Donald mientras alzaba la gema.

Esto fue más que suficiente como para que el genio se percataron del pequeño pato y se acercara a él rápidamente, Donald sonrió divertido antes de lanzar la gema al aire y luego levantar su varita quien empezó a desprender una luz que acertó a la gema haciendo que también brillará.

-Hora de descansar, ya has cumplido tu cometido-susurró dejando que la luz le envolviera y el aire a su alrededor se hizo más fuerte.

El genio que hasta ahora se estaba acercando a Donald, empezó a retroceder cuando sintió que algo iba mal, lleno de miedo intento huir hasta que el aire se hizo tan fuerte que acabo levantándolo del suelo y arrastrándolo de vuelta a la gema, con un grito cultural desapareció dentro de la gema, quien paso de ser de color rojo a azul, finalmente el aire y la luz desaparecieron, Donald bajo su barita y la gema callo, siendo atrapada por la otra mano del pato.

El cielo, antes oscurecido volvió a ser de un hermoso color azul con tonos naranjas, demostrando que el tiempo había pasado y el sol se estaba poniendo, aunque todo a su alrededor seguía destruido.

Donald volvió a levantar la varita y con un simple movimiento todo a su alrededor empezó a flotar y todas las cosas destruidas empezaron a volver a su sitio, con esta magia en marcha Donald se giró y volvió a caminar de vuelta con los demás, con la luz de atardecer de fondo, dejando a más de uno sin aliento, ya que nunca había visto algo tan hermoso y etéreo como en ese momento.

Cuando volvió con ellos, Donald hizo desaparecer su varita y le entregó la gema a Sakura.

-Que nadie la toque ¿entendido?-murmuró amenazándola, está solo movió la cabeza en señal afirmativa.

-Donald, eso ha sido-empezó a decir Gladstone maravillado pero se quedó callado ante la seria mirada del pato.

-¿Qué parte de vigilar a los niños, no entendisteis?-preguntó el pato mirando a los adultos, luego miró a su hermana y a Scrooge-¿Es que no los conocéis ya?-volvió a preguntar haciendo que desviaran la mirada-esto es increíble no...me lo puedo...creer...sois...-las palabras de Donald cada vez era menos, era como si le costara hablar, los ojos de Donald luchaban por mantenerse abiertos, hasta que finalmente no pudo más, las piernas cedieron y Donald empezó a caer, si no fuera porque Storckules fue más rápido y lo atrapo a tiempo.

-¡Donald!-gritaron todos asustados acercándose a él, Fenton (ya en su forma civil) toco su fiebre pero retiró la mano rápidamente.

-Por dios, está ardiendo -dijo el pato latino, viendo como Donald tenía el rostro rojo y respiraba con dificultad.

-Tenemos que llevarlo adentro-dijo Bertie-y llamar a un médico.

Della miró a su tío y este asintió, apretando su bastón.

-A qué esperáis ¡Rápido, llevadle a su habitación! Yo llamare a mi médico personal, para que venga enseguida-ordenó el mayor, y todos obedecieron, con Storckules tomando al pato entre sus brazos para llevarlo rápidamente dentro, algo que no hizo gracia a más de uno pero en esos momentos, los celos no era una prioridad, sino Donald.

Y por los dioses, esperaba que se recuperara pronto.

Chapter 3: El libro.

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La fiebre de Donald había aumentado de una manera alarmante, hasta el doctor decía que eso no era normal y se mostraba muy preocupado, les dijo que tenían que vigilarlo y que si su fiebre no bajaba a pesar de los medicamentos en vena que le había puesto, tenían que ingresarlo. Esperaron toda la noche turnándose y esperando a que la fiebre bajara o al menos a que el pato despertara, pero no fue así y al día siguiente, todos estaban en la habitación de Donald, viendo como su fiebre no hacía más que empeorar.

-¿El tío Donald está así por nuestra culpa?-preguntó Huey.

-¿Va a morir?-temió Dewey.

Los cuatro patitos tenían los ojos llenos de lágrimas con miedo de que su tío muriera.

-No, claro que no niños-respondió Della rápidamente acercándose a los cuatro para abrazarlos con fuerza-vuestro tío es el hombre más fuerte que conozco, se recuperar ya lo veréis-Della les sonrió confiada-anda id con Beckley, os avisaremos si hay cambios-pidió la mujer y por una vez los cuatro no rechistar y se fueron con la mujer mayor, en cuanto los adultos estuvieron solos, Della borró la sonrisa y se levantó para mirar a los demás-No morirá ¿verdad?

-Claro que no, ahora mismo vamos a ingresarlo-Scrooge, golpeó el suelo con su bastón, dispuesto a ir a llamar al médico pero la voz de Mickey le detuvo.

-No servirá de nada-dijo el ratón que estaba sentado en una silla al lado del enfermo.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Digo que no funcionara, esta enfermedad...no sé lo que es pero no es normal, es...mágica-susurró mientras tomaba la mano del pato-puedo sentirlo.

-¿Dices que le han podido echar una maldición o algo así?-preguntó Panchito frunciendo el ceño.

-No, no lo sé exactamente pero...

-Pues si no lo sabes, no hables.

-Eso, no podemos arriesgarnos a que Donald se ponga peor-siguió José

-Sin contar que si es algo mágico no sabríamos ni por dónde empezar-Finalizó Gyro.

La tensión era cada vez más evidente y tan tensa que se podía cortar con un cuchillo, parecía que la bomba iba a estallar cuando se escuchó un leve quejido. Todos se giraron en dirección a aquel sonido y vieron como Donald abría levemente los ojos.

-¡Donald!-gritaron todos felices de verle, aunque fuera un poco despierto.

-Chicos...no tengo mucho tiempo...estoy usando mi magia para estar despierto-susurró el pato, se notaba que le costaba mantenerse despierto y mucho más hablar-Os he escuchado, Mickey tiene razón, esto es cosa de magia.

-¿Entonces te han echado una maldición? ¿Quién?-preguntó Sakura, pero Donald negó levemente.

-No es ninguna maldición...es...-Donald miró a Mickey y a Goofy-gripe mágica.

Tanto el rey como el escudero gimieron de sorpresa al escuchar aquello, sin embargo los demás parecían extrañados-

-¿Una gripe? ¿Solo eso?-preguntó Gyro sin entender qué ocurría, no parecía ser importante.

-Las gripes mágicas son diferentes a las que conocéis...y pueden ser mortales-las palabras de Goofy, pusieron en alerta a todos quien ahora sí que estaban verdaderamente asustados-pero recuerdo que hay un té que curaba esa gripe ¿no?-preguntó mirando a los otros dos.

-Si, pero la receta está en un libro de la biblioteca real y es enorme, tardaríamos mucho en encontrarlo-dijo Mickey, pensando en cómo podría hacer para encontrar rápidamente el libro, podría hacer valor su papel de rey y ordenar a todos los trabajadores del castillo a que buscaran el libro.

-Sección de recetas mágicas con plantas, letra R, sección 113, estantería 45-susurró Donald, haciendo que todos le miraran-el libro se titula plantas medicinales y sus recetas, es de color marrón oscuro, casi parece cuero.

Por su puesto, Donald se tenía que conocer todos los libros de la biblioteca, y saber de memoria en qué lugar estaban con precisión, Mickey rio levemente, su pato no hacía más que sorprenderle día a día.

-Iremos a por la receta enseguida, no te preocupes-dijo su hermana mientras todos sentían y se preparaban para marcharse.

-Pero ¿Qué es eso de la biblioteca real?-preguntó Bertie ya que estaba muy perdido con todo lo que estaba pasando desde que Donald apareció e hizo magia delante de ellos, aunque parece que solo Fenton estaba tan perdido como él, ya que el resto parecía bastante acostumbrados.

-Os lo contaremos todo por el camino, ahora no hay tiempo que perder-dijo Scrooge, mientras salía a paso ligero, ni Bertie, ni los demás dijeron nada, solo se dedicaron a seguir al pato más rico del mundo.

-Mickey, Goofy esperad-pidió Donald, tomando la mano del ratón ya que era la más cercana que tenía, los dos nombrados se pararon en el acto y se acercaron al pato.

-¿Qué ocurre, amigo?-preguntó Goofy preocupado.

-El libro...no está en nuestro idioma, sino en uno antiguo, uno que incluso a mí me costaba descifrar.

Los otros se miraron.

-¿Y qué hacemos?-preguntó el ratón.

-Hablad con Maléfica, uno de los Dark Fey es botánico y habla esa lengua, os ayudará a traducirlo-dijo antes de que sus ojos se cerraran y su mano perdiera fuerza.

-Donald-llamó Mickey asustado, mientras movía a su amigo, pero este solo se movió dormido-se ha desmayado-susurro aliviado.

-Mickey, hay que darnos prisa-pidió Goofy levantándose, seguido del rey.

-Lo sé, vamos.

Después de un viaje mágico movidito y una explicación a los dos chicos ignorantes de parte de la situación, todo lo mágico en la vida del pato, por fin llegaron al castillo de Mickey y fueron directos a la biblioteca donde estaban Minnie y Daisy esperándolos.

-Chicas gracias por ayudar-dijo Mickey al verlas.

-Ni las des, cualquier cosa por Donald-dijo Daisy, saludando brevemente al resto.

-¿Cómo está?-preguntó Minnie preocupada.

-Dormido, pero la fiebre no para de aumentar-explicó cambiando hasta la mesa donde estaba un montón de libros-¿son todos?

-Me temo que no, la estantería que está detrás de ti, es la que nos comentaste, solo hemos podido sacar esto pero como veras...-empezó a explicar la reina, antes de señalar la estantería que llegaba hasta el techo a varios metros de altura.

-Bueno ¿A qué esperamos? No hay tiempo que perder-dijo Scrooge acercándose a la mesa para tomar algunos libros.

-Yo mirara arriba-dijo Della mientras tomaba unas escaleras.

-Te ayudo-la siguió Daisy.

Así, todos fueron repartiéndose mientras buscaban el libro que había dicho Donald, pero era un trabajo tedioso y difícil, aun con 13 personas colaborando.

-Maldita sea ¿tan difícil es encontrar un libro?-preguntó Panchito perdiendo la paciencia.

-Tranquilo amigo, ya verás como lo encontraremos-le intentó animar José.

-Pero Donald corre peligro ¿Cuánto tiempo estaremos aquí buscando? Mientras él está sufriendo esta estúpida gripe.

-No es estúpida-interrumpió Minnie-la gripe mágica, se ha cobrado la vida de muchos a lo largo del tiempo, sobre todo de niños pequeños, ataca a seres con gran poder mágico, absorbiendo su magia y por lo tanto su energía vital, dándole grandes fiebres hasta que su cuerpo colapsa, y como los niños son propensos a las enfermedades debido a su bajo sistema inmune y su incapacidad de controlar sus poderes, son los más propensos a contraerla, antes de que existiera la cura su tasa de mortalidad era muy alta y aún hoy lo sigue siendo-las palabras de Minnie hicieron callar a los dos latinos, la reina estaba muy seria y con un gran conocimiento sobre lo que decía.

Después de eso, Minnie se giró y siguió revisando los libros dejando un ambiente algo tensó.

-Minnie se implicó mucho desde la escuela en este tipo de enfermedad, es una experta y para muchos una doctora-explicó Goofy sonriendo intentando aligerar la carga.

-Si, que Donald fuera afectado por la gripe mágica cuando éramos niños, le afectó mucho-soltó Daisy como si nada, hasta que se dio cuenta de lo que había dicho y se llevó la mano al pico-ups.

-¿Qué Donald, qué?-preguntó Scrooge sorprendido y molesto, para ese punto todos habían parado sus tareas y miraban a los cuatro miembros de la corte real.

-¿Tenías que hablar?-preguntó Mickey mirando a la chica, quien le dio una mirada de disculpas.

-¿Mickey? ¿Qué es eso de que mi hermano ya sufrió la gripe mágica?-preguntó Della, ante esto el nombrado suspiro, sabiendo que ahora tenía que hablar.

-Poco tiempo después de que ingresamos a la escuela, Donald sufrió de gripe mágica, estuvo una semana en cama con mucha fiebre y…. todos pensaron que no sobreviviría.

-¡¿Por qué demonios no se me informó de eso?!-gritó Scrooge gritando su bastón y caminando furioso hasta el rey a quien tomó de las solapas de su chaqueta-¿Por qué me estoy enterando ahora de mi hijo…sobrino, estuvo a punto de morir?-murmuró con los ojos inyectados en sangre por la furia que sentía.

-Donald pidió que no dijéramos nada, nos lo suplico, incluso convenció a los profesores y nosotros solo éramos niños-respondió Mickey con miedo, Scrooge daba auténtico miedo en ese estado.

-Scrooge suéltalo, por favor-pidió Goofy tomando la mano del anciano-Donald se puso bien, él fue el primero en recibir el tratamiento del té y funciono, por eso sabemos que volverá a funcionar, solo tenemos que encontrar la receta.

-Si y no tenemos tiempo que perder-añadió Sakura, mientras seguía buscando, y los demás hicieron lo mismo, no era tiempo de ponerse a pensar en lo que pasó en el pasado.

Scrooge volvió a mirar a Mickey enfadado antes de soltarlo y volver con su trabajo, el ratón y el perro se miraron pero no dijeron y volvieron con los libros, por suerte no pasó mucho antes de que alguien lo encontrara.

-¡Lo tengo!-gritó Gladstone mostrando el libro-¿Es esto verdad?-preguntó dándoselo a Mickey, quien lo abrió y sonrió ampliamente al verlo.

-Si, lo es.

-Ja, bendita sea mi maravillosa suerte-se felicitó Gladstone, en momentos así agradeció ser el pato más afortunado del mundo.

-Bien, solo queda hablar con Maléfica para que nos traduzca la receta-dijo Mickey, mirando la receta del té, lo reconocía por los dibujos de la planta.

-¿Maléfica?-preguntó Bertie.

-Es una hechicera muy poderosa de otro mundo, uno de los de su clan, los Dark Fey puede traducirse la receta-explicó Mickey mientras le traían una bola de cristal-es nuestra única esperanza-dijo antes de que la esfera de cristal se iluminará y una hermosa mujer de cabello y alas negras apareció en ella.

-Espero que sea importante

Una hora más tarde todos estaban de vuelta en la mansión McDuck, concretamente en la cocina mientras seguían la receta para ese té.

-¿Tiene que oler tan mal?-preguntó Fenton, alejándose de la olla donde estaban hirviendo las yerbas.

-Se supone que tiene que curar a mi amigo Donald, no oler bien-respondió Storckules-aunque sí que huele fatal, ¿Seguro que lo estáis haciendo bien?-preguntó haciendo una mueca mientras miraba a Sakura y Della, quien le lanzaron una mirada que le hizo retroceder.

-Donald también es amigo nuestro, no solo tuyo músculo con patas-respondió Gyro, quien no había pasado por alto el comentario del semidiós.

-Ya, pero yo lo conozco desde hace más tiempo y eso me convierte en su mejor amigo y favorito-refutó Storckules, aunque una risa sarcástica hizo que mirara hacia los dos latinos.

-¿Su mejor amigo y favorito? Sigue soñando-dijo el mexicano.

-Si, todos saben que los mejores amigos de Donald somos nosotros-apoyó el brasileño-y si Donald tuviera que elegir un favorito sería entre nosotros, no por nada los tres somos.

-Los tres caballeros -corearon los dos, haciendo que el resto los mirara con el ceño fruncido.

-Ya pero yo lo conozco desde hace más tiempo, vosotros solo de unos años de la universidad.

-Corrección, mi buen amigo Storckules, Goofy y yo conocemos a Donald desde hace más tiempo que cualquiera, concretamente desde niños-explicó Mickey con cierto retintín.

-En realidad, yo lo conozco desde antes que tú Mickey, te recuerdo que nos conocemos desde la guardería-añadió Goofy sonriendo, salvo que al contrario que sus sonrisas normales, esta mostraba cierto aire de superioridad.

-Ja amistades banales-las palabras de Gladstone interrumpió a los chicos y le miraron-no importa quien conoció a Donald antes porque YO, soy su primo, nos conocemos de toda la vida, tenemos una conexión especial, es obvio que soy su favorito, sobre todo porque fui yo quien encontró el libro que lo salvo-el pato sonreía divertido, disfrutando de las miradas de odio que le lanzaban los demás-

Mientras Fenton y Bertie, miraban hacia otro lado incómodos, ya que eran los únicos que conocían desde hacía muy poco al pato, y al parecer no sabían todo sobre él, si ni siquiera sabía que era mago.

-Por el amor al cielo, ¿Queréis dejar vuestros celos y competitividad para otro día?-pidió Della, dejando una bandeja con una tetera y una taza en ella-el té ya está, así que vamos a curar a Donald primero y luego podéis pelearos por ver quien era su favorito-dijo la mujer antes de tomar la bandeja y seguida de Sakura, salir de la cocina, salvo que no dio dos pasos cuando los trillizos se acercaron corriendo a ella, con los ojos llenos de lágrimas.

-¡Mamá! ¡El tío Donald no respira!-gritaron los tres a la vez, asustando a los adultos quienes corrieron hasta la habitación del mayor.

Allí vieron a Beckley, Baptista, y Scrooge alrededor de Donald, le habían quitado todas las almohadas, y tumbado completamente, la mujer hacia el RPC, mientras Scrooge le daba aire.

Sakura tuvo que quitarle de las manos la bandeja a Della para evitar que se rompiera la tetera, mientras veía a la melliza correr hasta la cama donde estaba Donald.

-Vamos muchacho, no me hagas esto, respira Donald-decía Scrooge, una y otra vez.

-Don por favor...no me dejes, no ahora que he podido volver, vamos hermano-suplicaba Della, a punto de empezar a llorar.

Mientras el resto seguía de pie, mirando la escena, sin moverse, sin respirar, no perdía un solo movimiento suplicando en el interior de su corazón a quien fuera, que Hades no se lo llevara al inframundo, que sé que se quedaría con ellos.

Por suerte, sus súplicas fueron escuchadas y pudieron escuchar como Donald, tomaba aire como si acabara de salir del agua, y ellos sintieron que el alma regresaba a sus cuerpos.

-Sakura-pidió Della mientras la gata se acercaba con la bandeja, todos se alejaron de la cama y movieron a Donald para que se sentara en esta, Scrooge se sentó también apoyando al chico en su pecho y tomo la taza para llevarla a los labios de su sobrino.

-Vamos niño, bebe-pidió su voz sonaba seria pero no era dura, sino todo lo contrario, era muy dulce, Donald abrió los labios y empezó a beber como si no hubiera probado nada en días-bien, ese es mi hijo-susurró feliz, mientras que con una mano acariciaba los cabellos de Donald, los cuales estaban mojados por el sudor debido a la fiebre.

-Son 3 tazas cada 4 horas-le explicó Della, mientras le daba otra, Scrooge asintió mientras le daba la segunda taza.

- Beckley, trae sabanas nuevas, hay que cambiar la cama de Donald y también ropa de dormir, tiene que bañarse, serviría para bajar la fiebre-ordenó Scrooge sin apartar la vista de su sobrino.

Cuando Donald se tomó las tres tazas, dejaron la bandeja en la mesita de noche, solo entonces Scrooge se permitió levantar la mirada y mirar a los demás, sobre todo a los hombres que no decían, ni hacían nada.

-¿Vais a quedaros ahí pasmados todo el día?-preguntó Scrooge con el tono seco y frío que le caracterizaba en los negocios-Haced algo y ayudar a Beckley, y también id a ver a los niños y decirles que Donald se pondrá bien, estaban muy asustados antes.

Aquellas palabras hicieron reaccionar a los siete, quienes asintieron antes de marcharse corriendo a ayudar, las dos mujeres también se fueron dejando a tío y sobrino a solas, Scrooge abrazó con fuerza a Donald, mientras lloraba de alivio, por un momento pensaba que iba a perder a lo más valioso que tenía en el mundo, su adorado hijo.

-No volveré a perderte, te lo juro.

Chapter 4: ¿Donald? ¿¡Paperik!?

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Era bien entrada la noche y Donald Duck no era un pato que durmiera demasiado, ya fuera porque sus distintos trabajos le tenían ocupado hasta tarde o por su insomnio, nunca acababa durmiendo 8 horas diarias, en un día bueno podía dormir 5, por eso, que debido a esa extraña gripe hubiera dormido un día y medio entero, le hizo despertarse a media noche con los ojos abiertos como un búho.

El pato miró a su izquierda, viendo la tetera y la taza de té, ya frías, desde que la fiebre empezó a bajar, empezó a ser más consciente de su alrededor, como su tío se dedicaba de darle las tres tazas que tenía que tomar hasta que se acabó el té, y las esporádicas visitas de su familia y amigos, para ver cómo se encontraba, cuando ya el peligro había pasado, todos se fueron a sus cuartos para dejarle descansar y hacerlo ellos también.

Pero Donald no quería descansar, a pesar de ser alguien medianamente tranquilo, su vida siempre era emoción constante, era por eso que había aprendido a no estarse quieto, aunque fuera haciendo las cosas más insignificantes y ahora le apetecía hacer una de esas cosas.

Levantándose aún vestido con ese pijama de dos piezas de color azul, el pato salió de la habitación y bajo las escaleras hacia la cocina, tenía hambre y quería algo que no era ese horrible té amargo,

Sin embargo, antes de pasar ir a la cocina vio una luz cegadora y brillante en el patio, concretamente en la piscina, normalmente Donald hubiera pasado del tema, muchas emociones en dos días como para preocuparse por otra más, pero desgraciadamente para él en la piscina estaba su tesoro material más preciado, su barco.

-Ah no, el barco sí que no-dijo el pato mientras iba hasta la piscina, y al llegar vio una especie de nave espacial, una nave que le resultaba tremendamente familiar.

La cápsula de la nave se abrió dejando salir a tres sombras que por la oscuridad de la noche Donald no pudo reconocer de momento, el pato rápidamente se puso alerta, dispuesto a luchar contra quien fuera esos enemigos misteriosos, pero no se esperó aquello.

-¡Donald! ¡Eres tú, no has cambiado nada!-un ave de color marrón, un joven alto fuerte y que podía tener la edad de Max, le reconoció y enseguida se abalanzó sobre él para darle un fuerte abrazo-no sabes cómo te extrañe.

Donald no sabía qué pasaba, no reconocía a esa ave que lo abrazaba con tanta fuerza que le cortaba el aire.

-Trip, suéltalo le estás ahogando-dijo una voz que sí reconoció, en eso la joven ave le soltó avergonzado.

-Jeje perdón.

Donald, parpadeo varias veces reconociendo por fin al joven que tenía frente a él-¿Trip? ¿De verdad eres tú? Por dios sí que has cambiado, mírate, estás hecho todo un hombretón-Donald no podía creerse que aquel niño revoltoso que conoció en el pasado fuera el joven que estaba frente a él.

-Bueno han pasado unos cuantos años-dijo Trip claramente feliz por los elogios.

-Cinco para ser exactos-respondió otra voz, en ese momento Donald se giró y efectivamente supo que sus oídos no le engañaban, delante de él estaban Red Raider y Odín, este último sonriéndole cariñosamente.

-¿Red Raider? ¿Odín?-preguntó sin creerse que estuvieran allí, sobre todo por el cambio del primero-¿Ya no eres medio ciborg?-preguntó al ver que el grandullón no tenía sus partes de metal, aunque seguía mirándole con aquella mirada tan seria de siempre.

Raider se cruzó de brazos-han cambiado muchas cosas desde que te marchaste, idiota.

-Papa, dejo a un lado su vida de mercenario y se operó para volver a ser un ave, y ahora su nombre solo es Raider, es la mano derecha del señor Odín-explicó Trip feliz y orgulloso de su padre, aunque este se sonrojo porque su hijo había hablado de más.

-¡Trip!-le riño el mayor a su hijo, mientras Odín se acercó al pato y puso sus manos sobre los hombros del más bajito.

-Me alegra verte viejo amigo-le dijo el mayor, Donald también sonrió.

-Yo también me alegro de veros...pero ¿Qué ha pasado? ¿Los Evronianos han vuelto? ¿Están todos en peligro?-preguntó Donald alarmado, no quería creer que otra vez volviera ocurrir, sin embargo Odín negó mientras le sonreía.

-Tranquilo héroe, esta vez no es nada malo, te lo prometo.

-Vamos a quedarnos a vivir contigo-volvió a interrumpir el menor de todos, haciendo que Donald le mirara extrañado.

-¡Trip!-volvió a gritar su padre.

-¿Qué?-preguntó Donald.

-¡Quien anda ahí!-el gritó de su tío Scrooge, interrumpió la reunión, Donald se giró y vio como todos estaban allí, con caras de pocos amigos y algunos con armas en sus manos (entiéndase Panchito, José, Scrooge, Gyro y Fenton)-¿Quiénes sois vosotros y qué hacéis en mi casa? ¿Y qué demonios es esa especie de nave?-volvió a preguntar el mayor, cuando su mirada se enfocó a Donald-¿Donald?

-Alejaos de él ahora-ordenó Panchito apuntando con sus pistolas.

-Ja, ¿crees que con estos juguetes puedes hacer algo?-se burló Raider al gallo, quien frunció el ceño.

-Yo te demostraré de que son capaces estos juguetes-gruños cargando el arma.

-¡Bueno vale ya!-Donald se interpuso entre los dos grupos, concretamente protegiendo a los recién llegados-bajad las armas, no han hecho nada malo.

-Don ¿los conoces?-preguntó Della sin entender que pasaba, con los niños detrás de ella.
-Si, son mis amigos, y son buena gente, así que por favor, calmaos y.…-Donald no pudo seguir porque su tos regresó y con bastante fuerza, llegando al pato a encorvarse y sujetarse el pecho.

Esto fue más que suficiente para que todos se olvidaran de lo que ocurría y bajaran las armas, para ir a socorrer al pato, incluidos los recién llegados.

-Donald, dios ¿Por qué saliste de la cama? Aún estás enfermo-dijo Mickey mientras tomaba al pato de los hombros para llevarlo dentro.

-¿Donald está enfermo?-preguntó Trip preocupado.

-Sí y ha estado a punto de morir hace unas horas, así que ahorremos todo el drama y vamos dentro por su bien-anunció la gata a todos antes de acompañarle dentro.

El resto se miraron y aun con desconfianza, Scrooge gruño mientras así una señal para que todos le siguieran.

Cuando ya todos estaban en el salón, con Donald bien abrigado con mantas y en un sillón, la tensión volvió a estar presente.

-¿De qué conocéis al tío Donald?-preguntó Dewey.

-¿Tío Donald? Ah vosotros debéis ser los trillizos-dijo Trip sonriendo acercándose a los menores-Donald hablaba mucho de vosotros, me alegra conoceros ¿Erais muy fan de Paperink, verdad?

Ante la mención del héroe Donald, Gyro, Raider y Odín, se tensaron mientras miraban al menor.

-¿Tú conocías a Paperink?-preguntó Louie.

-Claro él...- la tos de Donald volvió en ese momento y los menores se giraron a verlo, fue en ese momento cuando Trip vio la mirada de su padre y supo que casi metía la pata-él, era buen amigo de vuestro tío y le ayudó varias veces cuando estaba en el futuro.

-¡¿El futuro?!-gritaron todos sorprendidos, Donald, Raider y Odín suspiraron.

-¿Tío Donald, eras amigo de Paperink? ¿Viajaste al futuro? ¿Cuándo?-preguntaron los menores acercándose rápidamente a su tío con un montón de preguntas.

-Trip-se quejó su padre, era obvio que su hijo no sabía mantener el pico cerrado.

-Lo siento-susurró el menor.

-Chicos, ¿Por qué no lleváis a Trip a vuestro cuarto? Seguro que os puede contar muchas historias de Paperink de aquel tiempo-pidió Donald a los chicos, esperaba que se negaran, sobre todo Webby, pero para su sorpresa accedieron en el acto, llevándose al otro con ellos, aunque claro antes de que Trip se fuera los tres adultos le miraron advirtiéndole de que no hablara de más.

Cuando los adultos por fin se quedaron solos, Donald sintió todas las miradas sobre él.

-Bien, creo que necesitamos una explicación-exigió su tío, sentándose en otro sillón, todos se sentaron también en los sillones y asientos que había, mientras Donald buscaba una excusa para salir de todo aquello pero Odín se adelantó.

-Bueno, no tiene sentido ocultarlo, y de todas formas no pensábamos hacerlo-dijo el hombre alto-Permitidme que me presente mi nombre es Odín Eidolon, mi amigo aquí presente es Raider, el otro es su hijo Trip y como bien dijo el chico venimos de unos cuantos siglos en el futuro, la nave que habéis visto antes, es en concreto una máquina del tiempo.

Un silencio se formó después de aquella presentación, las miradas incrédulas vagaban entre los tres hombres, y ninguno sabía qué decir.

-Dicen la verdad-Donald habló poniendo fin a aquel momento incómodo-he estado allí, creedme vienen del futuro.

-Pero...¿Que tienes que ver tú en todo eso? Y con Paperink, ni más ni menos-preguntó José sin creérselo.

-¿Quién es Paperink?-preguntó Della, ya que era la única que no sabía de quién hablaban.

-¿Tú eres la hermana de Donald, no?-preguntó Raider mirando a la mujer quien asintió-vaya, sí que regresaste-murmuró mirándola fijamente, haciéndola sentir incómoda.

-Della, Paperink fue un héroe que estuvo operativo unos años en la ciudad-empezó a decir su primo, sin quitarle la mirada a los recién llegados-fue un héroe increíble que ayudó a encerrar a mucho tipos malos, aunque se esfumó hace unos años ¿Queréis decir que está en el futuro?

-Estuvo en realidad, fue a salvar al mundo una vez más de villanos que amenazaban vuestro tiempo y el nuestro, pero después volvió a la época a la que pertenecía-explicó Odín mirando de reojo al pato por un segundo.

-Ok, eso está muy bien, pero sigo sin entender ¿De qué conocéis a mi sobrino? ¿Y qué tiene que ver ese héroe retirado con esto?-preguntó Scrooge perdiendo la paciencia, su instinto le decía que le estaban ocultando algo y eso no le gustaba.

Tanto Raider como Odín, no dijeron nada, no podían desvelar quién era Paperink y jamás lo harían, pensaban inventarse alguna historia creíble que les sirviera a los familiares de su héroe pero...

-Soy yo-Donald, quien está entonces se había mantenido callado, encorvado con los brazos apoyados en sus piernas y los dedos cruzados-yo soy Paperink, por eso me conocen-respondió mirándolos directamente con esa mirada que declaraba que no estaba mintiendo.

-¿¡Qué!?

Todo era un caos debido a esa revelación, ninguno entendía nada y todos pedían explicaciones a la vez, Donald se llevó las manos a la cabeza, harto por esos ruidos, por mucho que le fastidiara admitirlo, aún estaba algo débil por las secuelas de la gripe, y no tenía ninguna ganas de aguantar todo eso...por suerte para él, alguien se dio cuenta.

-¡Callaos ya!-gritó Gyro acercándose a Donald-¿No veis que lo estáis poniendo peor?-el cuentico se agacho dónde estaba el pato y tomo su mano para mirarle con preocupación, pero el pato le sonrió levemente para indicarle que estaba bien o al menos lo intentaba, esto solo molesto más al científico-Donald no está mintiendo, es cierto que él es Paperink.

-¿Y tú cómo lo sabes?-preguntó Bertie.

-Porque yo le ayudaba, por eso-aclaró mirándolos y luego su mirada se enfocó en los agentes del futuro-aunque claro no sabía nada de esa visita al futuro, eso sí que fue un misterio.

-No quería preocuparte-le respondió el pato, haciendo que el científico le mirara y aunque estuviera molesto, solo pudo suspirar, callarse para evitar preocupar a la gente, aunque eso solo hiciera lo contrario, era típico del pato.

-Ok, esto es demasiado lioso, Donald explícanos todo, desde el principio-pidió Mickey a su amigo y el restó le miraron queriendo también una explicación, que claramente el pato tenía que dar.

Donald lo explicó todo, desde cómo encontró a Uno en el edificio que su tío Scrooge “no” le pidió que se hiciera cargo, como decidido convertirse en héroe y que a partir de ahí junto con la ayuda de Gyro y Uno, se dedicaron a proteger a la ciudad, y luego acabó yendo al futuro un tiempo.

-Y eso fue todo-dijo cuando termino de explicar, dejando a todos con la boca abierta-vamos no me miréis así, no es más raro que ser un mago de la corte ¿no?

-¡Donald!-se quejaron Mickey y Goofy, mirando a los recién llegados.

-Oh, no os preocupéis, ya lo sabemos-respondió Odín sin importancia, e internamente disfrutando de los rostros sorprendidos de los demás.
-En nuestro tiempo, esas cosas ya no se mantienen en secreto, lo sabe todo el mundo, incluido los registros de los anteriores miembros de la corte-explicó Raider con los brazos cruzados, toda esa palabrería le molestaba.

-Hermanito ¿Eres un héroe?-preguntó Della emocionada.

-No soy ningún héroe, estoy retirado desde hace mucho.

-¿Cómo he sido tan idiota? Era obvio que Donald era Paperink-susurraba Sakura.

-Donald, eras un héroe a nivel mundial, tienes que contárnoslo todo.

-Si amigo, ¿Por qué no nos dijiste nada? Podríamos haber ayudado

Panchito y José estaban a su lado tan emocionados como Della, esperando saber más de su vida de héroe, Goofy y Mickey no se quedaron atrás y también se acercaron para obtener más información.

Solo Gyro, Fenton, Bertie y Gladstone se quedaban callados, el primero suspiraba molesto por tantas preguntas que le hacían al pobre pato, mientras miraba de vez en cuando a Odín, teniendo la sensación de que lo conocía de antes, mientras los otros tres estaban silenciosos por la sorprendente revelación de los hechos, aunque mientras Bertie se sentía más aliviado al descubrir cual era los motivos por el que estuvo faltando a las reuniones de los chicos por ese tiempo, Fenton y Gladstone estaban en shock al descubrir que su héroe favorito, era también su enamorado secreto.

-¡Basta!-el gritó de Scrooge interrumpió a todos, mientras miraba furioso a su sobrino, quien se encogió inconscientemente-Durante todos estos años, me mentiste, me engañaste, pensaba que estabas cuidando de los chico y en realidad ¡jugabas a los héroes!

Aquellas palabras hicieron que Donald se sintiera furioso, frunció el ceño y se levantó del sillón para caminar hacia su tío.

-¡Pues claro que cuidaba de los niños!-exclamó-todos los días sin excepción, sin importar lo cansado o herido que estuviera, estaba allí antes de que se levantaran, con el desayuno preparado para que fueran a la escuela, luego me iba a trabajar a cualquier lugar que pudiera y volvía para hacer las tareas de la casa, tener la comida preparada, revisar sus deberes dos veces y cuando se dormían pasarme toda la noche despierto para vigilar la ciudad, ¡Así que no digas que era un juego, porque me lo tomaba todo muy enserio!

-Si tan enserio que ponías tu vida en riesgo todas las noches, ni siquiera te atreviste a contarme nada y mucho menos usando MI torre.

Donald rodó los ojos y se cruzó de brazos- Estábamos peleados ¿Qué querías que dijera? “Hola tío Scrooge, mira siento no haber hablado contigo en años, pero me he convertido en héroe, ¿Podrías cuidar a los niños por las noches, mientras yo me dedico a hacer de la ciudad más segura, por favor?”-dijo en tono sarcástico

Scrooge apretó su bastón con fuerza, quería replicarle pero sabía que no podía porque Donald tenía razón, así que soltó un gruñido y se dispuso a marcharse de allí-es muy tarde, todos a dormir-dijo mientras se iba, el restó miró a Donald quien miraba hacia otro lado, estaba claro que le dolió las palabras de su tío.

En ese momento Odín se acercó y puso una mano en su hombro, para reconfortarlo -lo siento, hemos hablado de más.

Donald negó antes de mirarle-no es culpa vuestra, ya me imaginaba que reaccionaria así, hablaré con él mañana cuando se le pase él enfado.

Odín le miró no muy convencido pero asintió, luego miró al otro-vamos Raider, busquemos a Trip y dejémosle descansar-dijo y el otro se levantó.

-Esperad-les detuvo el pato-¿Dónde vais a quedaros?

-Nos las arreglaremos, hemos estado en peores situaciones ya lo sabes-respondió Raider cruzándose de brazos, Odín solo le sonrió.

-Ah no de eso nada- Donald frunció el ceño, no iba a dejar que sus amigos durmieran a la intemperie -podéis quedaros en mi barco, tengo espacio de sobra y yo estoy durmiendo aquí.
-Donald-dijeron los demás, era raro que el pato ofreciera el barco a cualquiera, sobre todo teniendo tanto cariño a ese bote, y por los rostros de los otros, ellos también sabían lo importante que era para él.

-¿Estás seguro?-preguntó Raider, Donald sonrió mientras caminaba para salir del salón e ir al barco y con el resto siguiéndoles de cerca.

Donald se detuvo al pie de las escaleras que conducían al piso de arriba -Claro, aunque es algo pequeño, así que lo siento si estáis algo incómodos

-No hay problema, como ha dicho Raider nos hemos visto en peores situaciones-Odín estaba más que feliz por quedarse en la casa de su amor, aunque él no estuviera-siempre podemos contar contigo vieja capa.

Ante aquellas palabras Donald se detuvo en seco y miró a Odín con los ojos bien abiertos.

-¿Qué dijiste?

-¿Mmm? Dije que siempre podemos contar contigo.

-No, eso no, lo otro...me ¿me llamaste vieja capa?-preguntó viendo como Odín abrió los ojos al darse cuenta de lo que había dicho-nadie conocía ese mote, ni me llamaba así...salvo...-los recuerdos de Donald empezaron a aparecer en su mente, las frases parecidas, el doble sentido de sus palabras, tantas similitudes, el pato volvió a mirar a Odín quien le sonrió de esa forma cariñosa y burlona que tanto conocía-¿Uno? ¿Eres Uno?

El silenció se hizo presente durante unos segundos en la sala, antes de que el mismo Odín empezara a reír a carcajadas.

-Dioses, jajajajaja no me lo puedo creer, tantos años, tantos dándote indirectas para que lo descubrieras e incluso intente decírtelo más de una vez, pero al final vas y lo descubres por ese viejo mote que...-Odín dejó de hablar y reír cuando sintió unos cálidos y pequeños brazos rodeándolo, al agachar la mirada vio como Donald lo había abrazado con fuerza escondiendo su rostro en el pecho del más alto, decir que esta acción no hizo que su corazón diera un vuelco de felicidad y se sonrojara sería mentir-Do...¿Donald?

-Todo este tiempo, pensé que eran imaginaciones mías, cada palabra, cada gestó, temía que...solo fuera una invención de mi mente porque te extrañaba y tenía miedo de que si decía algo todo fuera una mentira y en realidad no fuerais la misma persona...pero me equivocaba-Donald retiró su rostro para mirar a Odín, quien se sorprendió de ver a Donald Duck llorando pero también con una gran sonrisa brillante y hermosa en su rostro-Uno...Bienvenido.

Aquello fue más de lo que Uno u Odín podían soportar, y finalmente hizo lo que quería desde hacía rato, abrazó a Donald con fuerza, sin importarle las miradas de los demás-estoy de regreso vieja capa, mi querido héroe.

Mientras los demás miraban aquella tierna escena, al menos para las dos mujeres, el resto…bueno digamos que preferían no estar presentes.

-Sabía que me sonaba de algo-masculló Gyro apartando la mirada-“lo que me faltaba, pensaba que me había librado de esa IA, cuando la torre fue destruida y ahora resulta que se ha vuelto humano ¿Y qué pasa con ese grandullón? ¿Es que Donald tiene un imán para los tipos grandes y fuertes?”-pensó Gyro, mirando también a Storckules y Bertie, ambos con caras tristes al ver la escena que se desarrollaba frente a ellos.

-Siento interrumpir pero...-Della habló acercándose a su hermano, quien por fin se separó de su amigo y se secó las lágrimas-ya es tarde y Donald, tú aun te estas recuperando, tienes que descansar.

Donald fue a hablar pero Odín interrumpió.

-Es cierto, te estabas recuperando ¿Qué tenías?-preguntó preocupado, limpiando algunos restos de las lágrimas de su dulce patito, quien se dejó como si nada.

-Solo gripe mágica.

-¿Otra vez? ¿No lo pasaste cuando eras un crío?-pregunto Raider acercándose a ellos y apartando “sutilmente” a su jefe.

-¿Ellos también lo sabían?-preguntó Storckules sin ocultar el dolor en su voz, odiaba darse cuenta de que había tipos que conocían más a su Donald que él.

-Que consté que yo no se lo dije, miraron mi historial médico-aclaró el pato rápidamente, lo último que quería era más problemas y viendo la mirada desconfiada que le mandaban el resto, sabía que los habría si seguían contándose cosas de su pasado, así que prefirió ir en dirección a buscar a Trip y luego al barco.

Por suerte, Trip había sido un gran niñero y los niños volvieron a quedarse dormidos, incluso llevó a Webby a su habitación, luego acompañó a sus tres amigos al barco y después de darles toallas limpias por si querían ducharse y cambiar las sábanas (o al menos lo intentó porque los otros dijeron que se encargaran ellos y no le dejaron hacer nada) se despidió de ellos deseándoles buenas noches y volvió a su cuarto.

Donald se acostó en su cama, sin creerse todo lo que había ocurrido en unas pocas horas y algo le decía que eso solo hacía más que empezar.

...Y se le olvidó hacerme algo de comer....

Chapter 5: Desayunos y negocios.

Chapter Text

Al día siguiente, todos estaban disfrutando de un gran y delicioso desayuno de la mano de Donald, quien ya se encontraba perfectamente y ahora se dedicaba a cocinar para su familia y amigos.

-Donald, estas tortitas están deliciosas-halago Bertie, terminado su plato-¿Puedo repetir?-preguntó mirando al chico con ojos brillantes.

-Claro, aunque no son nada del otro mundo-comentó el pato mientras le servía más.

-El tío Donald es el mejor chef del mundo-dijo Huey al lado del mayor.

-Si, y sus tortitas son de lo mejorcito de sus dulces-añadió Louie.

-Yo prefiero cuando nos hace curry, está delicioso-comentó Dewey.

Donald sonrió levemente ante los halagos de sus sobrinos, mientras seguía cocinando pero no comentó nada.

-Eres toda una caja de sorpresas, no esperaba que cocinaras tan bien, nunca cocinaste antes-le dijo Raider mientras comía, no lo admitirá pero Donald podía ver que le gustaba.

-Bueno en el futuro, no me dio oportunidad-luego bajó la voz para que los niños no le escucharan-demasiado ocupado luchando contra alienígenas-aclaró acercándose a la mesa para poner otra bandeja con una montaña de tortitas.

-Siempre quise probar tu comida, me alegra saber que ya puedo hacerlo, aunque el aspecto ha mejorado mucho que cuando nos conocimos, recuerdo que siempre traías comida negra como el carbón-se burló levemente Odín, mientras Donald lejos de enfadarse bufó divertido.

-Cuidado Odín o te quitaré el plato y no volverás a probar nada-le amenazó el pato, haciendo que el mayor levantara las manos en señal de rendición.

Si, definitivamente el ambiente estaba mucho mejor y más relajado, aunque claro eso fue hasta que un viejo pato entró en la sala y frunció el ceño.

-Veo que seguís aquí-dijo Scrooge con ambas manos en su bastón-me marcharé a mi oficina, más os vale largaos de mi casa nada más acabéis-dijo con intención de irse.

-Tío-llamó Donald-¿Por qué no desayunas? Se que no comiste nada ayer.

-No tengo hambre.

-He hecho tortitas

Nada más Donald dijo eso, se hizo el silencio y el pato alzó los dedos mientras empezaba a contar.

3, 2, 1

-¿Con sirope?-preguntó Scrooge volviendo a asomarse a la cocina.

-Y con forma del símbolo del dólar-añadió el pato mostrando un plato con las tortitas

-...

-Ok pero solo un rato-accedió el pato mayor mientras se sentaba y Donald le sirvió el plato, ninguno dijo nada pero todos intentaron ocultar su risa al ver como el pato más rico del mundo y que tenía fama de ser muy inteligente había sido manipulado por su sobrino-¿Qué?-preguntó al sentir la mirada de todos.

Nadie dijo nada y todos se pusieron a comer y hablar como siempre.

Un rato más tarde, cuando todos acababan de desayunar, los niños se fueron a jugar con Trip mientras los adultos se quedaban hablando.

-¿Qué vais a hacer ahora?-preguntó Fenton a los recién llegados-¿Sabéis donde quedaros?

-Si ¿Por qué está claro que no podéis quedaros en el barco de Donald para siempre?-aclaró Gyro, minando mal a Odín.

-A mí no me importa-interrumpió el pato mientras limpiaba.

-¡No!-dijeron los demás hombres, menos los dos del futuro, dejando al pato confundido.

-Esto no es un albergue, no pienso dejar que nadie se quede en los terrenos de mi casa, por muy barco tuyo que sea-dijo Scrooge mirando con desconfianza a los dos hombres frente a él.

Raider se cruzó de brazos y frunció el ceño molesto, no le gustaba esa actitud del viejo, pero era el tío de Donald así que tuvo que morderse la lengua, por suerte Odín era más diplomático.

-Lo entendemos perfectamente, pero no hay problema con eso, ya tenemos alojamiento.

-¿Sí? ¿Dónde?-preguntó Donald acercándose y poniéndose entre sus dos amigos.

Odín miro a Donald, luego a Raider y por último a Scrooge antes de sonreír-verás Donald, antes de venir nos encargamos de hacer unas cuantas gestiones gracias a la máquina del tiempo, entre ellas comprar cierto terreno donde estaba una torre y financiar su nueva construcción y equipamiento gracias a industrias McDuck-explicó mientras disfrutaba intensamente de cómo la cara de Scrooge cambiaba a sorpresa.

-¿Qué quieres decir?-volvió a preguntar Donald, sin entender por dónde iba.

-Quiere decir que hemos comprado tú antigua torre-aclaró Raider-Odín compró el terreno y volvió a mandarla a construir, es la misma torre y está totalmente equipada como antes, solo que ahora, nos sirve como casa.

-¿Qué?-Donald no podía creérselo y miró a Odín-¿Es eso cierto Uno? Quiero decir Odín.

El nombrado sonrió mientras miraba a Donald-Puedes llamarme Uno siempre que quieras Donald, ese también es mi nombre a fin de cuentas-le dijo con cariño-y si es todo cierto-añadió.

En ese momento Scrooge se levantó de golpe de la mesa.

-Eso es imposible, yo mismo hablé con el dueño y me pagó.

-Y todo se hizo por correos, mediante abogados y una transferencia bancaria-término Odín sonriendo alegremente-sinceramente con la tecnología tan rudimentaria que tenéis en esta época no fue muy difícil y ya sabes que el dinero no es problema para mi-termino mirando a Donald, quien se encogió de hombros sabiendo que tenía razón.

Odín completamente satisfecho por la situación y por las caras que había dejado al resto de hombres de aquella sala, miró a Scrooge, antes de levantarse.

-Ahora señor Scrooge ¿Qué le parece si hablamos de negocios? Muy lucrativos para usted por su puesto -sugirió Odín llamando la atención del mayor, quien a pesar de no estar muy convencido por aquel tipo, el dinero era dinero así que se levantó para salir de la sala, por su puesto antes de marcharse Odín miro a los que sabía que eran sus otros diez rivales, aunque ninguno competía realmente por Donald, y les sonrió con superioridad antes de seguir a Scrooge a su despacho.

El silencio se hizo presente después de que ambos se marcharan y fue Donald quien finalmente habló.

-Vaya...había olvidado lo increíble que era Odín-dijo sorprendido, haciendo que ahora lo miraran a él, Donald hasta juraría que pudo escuchar varios bufidos.

-Más bien has olvidado lo astuto y manipulador que puede ser-aclaró Raider mirando por donde se había ido su jefe.

-Yo pensaba que te caía bien-
-Y lo hace, pero eso no significa que no piense que sea un cabrón manipulador y tremendamente astuto-Raider se levantó con aquellas palabras-voy a recoger nuestras cosas, lo más seguro es que nos vayamos a la torre después de que hable con el viejo ese.

-Se llama Scrooge y es nuestro tío -corrigió Della molesta, no le gustaba que hablaran así de su tío, Raider la miró fijamente antes de sonreír de lado.

-Si bueno, sigue siendo un viejo-respondió-y no es que haya sido un buen tío para algunos-susurro molesto más para sí mismo que para alguien de allí, pero eso no evitó que hubiera gente que lo oyera.

Mientras en el despacho de Scrooge. El anciano se encontraba sentado en su silla mientras miraba con los brazos cruzados y de muy malas maneras al hombre frente a él.

-No me gusta que me engañen, ¿sabes?-dijo el viejo Scrooge molesto.

-Y siento eso, pero no había otra forma de contactar y quería asegurarme de tener todo preparado para cuando vinieramos.

Los dedos de Scrooge tamborilean sobre su mesa, mirando a aquel pato con desconfianza-y bien ¿qué es lo que quieres? El tiempo es oro.

Odin sonrió levemente-Bien, sere directo. Quiero hacer negocios con usted, señor Scrooge. Como sabrá al venir del futuro tengo muchos conocimientos de los próximos acontecimientos que le pueden servir de ayuda y ganar más dinero.

Ante esta mención Scrooge se puso más atento a lo que decía pero aun seguía desconfiando.

-El futuro es incierto chico, nunca se sabe que va a pasar siempre está cambiando. Y no soy de hacer negocios riesgosos a menos de que esté seguro de que va a salir bien para mi.

-Es cierto que el futuro no está escrito, pero hay cosas que son seguras. Negocios que tendrán mucho éxito y pienso compartirlo con usted.
El anciano se llevó una mano al pico mirando con interés.

-¿Y afectará al futuro de la humanidad?

-Solo para bien.

Scrooge entrecerró los ojos.

-¿Y qué ganas tú con esto?

Ante esta pregunta Odin sonrió-como habrá podido intuir, yo ya soy bastante rico y no tengo por qué preocuparme por trabajar. Pero he seguido su trabajo tanto como aventurero como hombre de negocios, señor Scrooge y estoy impresionado-halago-por eso quiero ser su socio al 50% en cada nuevo negocio que le proponga.

-¿50%?-Scrooge no estaba acostumbrado a hacer socio de nadie, y menos a partes iguales, pero debía reconocer que tenía cierta curiosidad-hagamos esto, mandame una propuesta de un negocio. Bien detallada, si me convence te ayudare y si cuadruplicar lo que invierta en el plazo de un año. Aceptaré tu trato.

-Hecho-aceptó Odin inmediatamente para sorpresa del pato mayor-ahora si me disculpa volveré con los demás. Que tenga un buen día-Se despidió Odin y salió del despacho.

En cuanto Scrooge se volvió a quedar solo suspiro-¿que demonios está tramando?

Después del movidito desayuno, todos se marcharon a hacer sus quehaceres diarios, las aves latinas, la gata, el rey y el escudero, se quedarían un tiempo en la ciudad, así que ellos se dedicaron a ayudar a los demás o a terminar papeleo atrasado, como el caso de Goofy.

Pero había alguien que no estaba del todo bien y Donald lo había notado, por eso se había encargado de seguirle hasta las afueras de la mansión, antes de que se marchara.

-Fenton-llamó Donald a su amigo, haciendo que este detuviera su caminar pero no le miró-¿Estás bien? Has...has estado muy callado durante el desayuno y eso no es propio de ti.

El pato se quedó en silencio durante unos segundos antes de responder-Estoy bien-dijo mientras volvía a caminar pero Donald le sujetó del brazo para detenerlo.

-No, no lo estas, te conozco, sé que algo me pasa-Donald estaba preocupado-si ocurre algo, sabes que puedes contármelo, somos amigos.

Fue justo en ese momento en que Fenton miro a Donald con el ceño fruncido y claramente molesto.

-¿En serio somos amigos? Porque pensaba que los amigos no guardaban secretos...Paperink.

Donald le soltó el brazo cuando escuchó su nombre de superhéroe, se imaginaba que ese sería el motivo por el que estaba así.

-Fenton escucha...

-No, escucha tu Donald, sabías que yo era muy fan de Paperink, te Conté todo sobre mi y lo mucho que lo admiraba y nunca me contaste nada, ni de eso, ni de tus poderes...nada...no sé nada de ti ¿No lo entiendes? Como...como vamos a hacer amigos si no se nada de tu vida-Fenton apretó los puños-“Como puedo llegar a ser tu pareja si soy el único que no sabe nada”-pensó dolido, se sentía tan idiota, tan inútil, al darse cuenta de que todos conocían al pato que amaba más que él.

En ese momento, Donald tomó una de las manos de Fenton con sus dos manos, haciendo que este le mirara y se sintiera un poco nervioso, tanto porque le tomó de la mano como por la mirada seria del pato.

-Fenton, lo siento mucho-empezó disculpándose-no quería ocultarte nada de esto, de verdad, yo confió en ti y claro que somos amigos, pero las normas de la corte real implica que no se lo podemos estar contando a todo el mundo, solo en casos excepcionales como lo que ocurrió hace dos días, y sobre lo de Paperink-Donald tomo aire-no te lo Conté porque fue algo que ocurrió en el pasado, se lo mucho que te decepciono que me retirara, y temía que si te contaba quién era de verdad, no me creyeras o abriera viejas heridas pero sobre todo...temía miedo de que me odiaras.

Esto último puso en alerta a Fenton, quien puso su otra mano encima de las de Donald y las apretó con fuerza.

-¡Jamás podría odiarte!-exclamó Fenton-Es cierto que estaba sorprendido pero...no podría odiarte jamás, y....sinceramente no me sorprende que tú fueras Paperink, eres un héroe con o sin traje y estoy muy feliz de que mi héroe favorito sea también mi amigo-Fenton sonrió alegremente mientras hablaba, y se sintió mucho más feliz al ver como su dulce pato se sonrojaba por lo que había dicho, tan avergonzado estaba Donald, que le soltó de las manos y se alejó de él.

-Eres un mentiroso *tos* y un exagerado-respondió Donald mientras miraba hacia otro lado-bueno...si ya no estás enfadado, te dejo que vayas al laboratorio a trabajar, Gyro se pondrá furioso si llegas tarde.

-Donald-Fenton lo llamó antes que el otro pudiera marcharse-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Claro.

-¿Por qué lo dejaste? Bu...bueno si puedo saberlo claro.

Donald le miró fijamente, antes de que una sonrisa triste apareciera en su rostro-después de volver el futuro, me plantee muchas cosas y me di cuenta de que si seguía con lo que estaba haciendo, pondría en peligro lo más importante para mí.

-¿Lo más importante?

-Los niños, mi familia y mis amigos-Donald sonrió.

-¿Y no te arrepientes?

-¿Arrepentirme?-Donald pensó por un momento antes de volver a sonreír-a veces extraño ser Paperink pero...no…jamás me arrepentiré de haber puesto a mis seres queridos por delante de cualquier cosa-Donald empezó a caminar hacia la mansión pero antes de entrar se giró para mirar a Fenton-y eso te incluye a ti-añadió guiñando un ojo y luego de decir eso Donald volvió a entrar dentro, mientras Fenton...él solo se enamoró más del pato.

Chapter 6: ¡Mi coche!

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El día pasó con tranquilidad y cuando Donald ya pensaba que todas las sorpresas habían acabado, su tío Scrooge los llamó a todos al garaje, y a todos se refería incluso a sus amigos cosa que le extrañó muchísimo al pato.

-¿Qué hacemos aquí tío Scrooge?-preguntó Donald, cuando todos los adultos estaban reunidos.

Scrooge miró a todos lados como para asegurarse de que no hubiera nadie.

-¿Estais seguros que los niños no están?-preguntó, extrañando más a sus tres sobrinos.

-Se llevaron a Trip a que conociera la ciudad-respondió Della.

-Bien, no quisieran que vieran esto por error y hubiera más problemas-dijo el mayor mientras se acercaba a una gran tela que tapaba lo que parecía ser cajas apiladas.

-¿Qué vieran el que? tío Scrooge-preguntó Gladstone.

-Por favor dime que no es otro de tus objetos malditos de otra de tus aventuras-suplico Donald, aunque estuviera recuperado de su gripe, no se sentía con fuerzas para sobrellevar otro “casi apocalipsis”

-Creo que esto te gustara, querido sobrino-Scrooge sonrió antes de levantar la tela y mostrar que lo que tapaba no eran cajas como todos creían en un principio sino...

-¡Mi coche!-exclamó Donald sin creérselo mientras se acercaba rápidamente a su viejo auto y no cualquier auto no…era el coche que tenía cuando era Paperink-Odín mira, es mi coche, el que me regalaste-le dijo a su amigo, antes de mirar a su tío-¿Cómo lo conseguiste?

-Lo compre en una subasta hace algunos años, nadie se creía que fuera del gran superhéroe de la ciudad, así que lo adquirí a buen precio y lo guarde, algo me decía que era importante y...no me equivocaba-Scrooge se notaba muy satisfecho con la reacción del menor-yo no lo quiero, así que es tuyo, considéralo un regalo por tus años de servicio a la ciudad (aunque no me haga ninguna gracia saber que te ponías en peligro)-le dijo el pato anciano al otro, aunque sus últimas palabras las susurro para sí mismo y no pareció que nadie más las oyera.

Donald parecía eufórico al saber que el regalo de su amigo Uno y un coche que tanto quiso estaba allí y en perfecto estado o en casi perfecto estado, tanto que no dudo acercarse a su tío y abrazarlo con fuerza. Scrooge sonrió al principio y estaba por abrazarlo de vuelta hasta que recordó que había gente presente y apartó a su sobrino de golpe.

-Si, si bueno, no te pongas tan sentimental ¿Quieres? Solo quería librarme de una vieja chatarra ejem...ahora, tengo que volver al trabajo pero vosotros podéis quedaros el tiempo que queráis, pero aseguraos de que los niños no lo vean-Scrooge se sacudió el polvo invisible de la ropa antes de marcharse a pasó ligero de allí, e ignorando la gran sonrisa que tenía su adorado sobrino.

Cuando el anciano se marchó, Donald se giró de nuevo hacia el coche, descubriendo que el resto ya estaban alrededor de este inspeccionando con detenimiento y algunos muy emocionados.

-Vaya está en muy buen estado para haber pasado tanto tiempo-comentó Gyro.

-Este carro es increíble ¿De verdad conducías esto?-preguntó José maravillado y Donald solo asintió con una gran sonrisa.

-Era uno de ellos sí, junto con mi 313, claro.

-¿Usabas el 313 como Paperink?-preguntó Goofy incrédulo.

-Jajajajaja, si, ese coche en verdad es increíble.

-No me puedo creer que esté viendo de cerca el coche de Paperink...esto es como un sueño-susurro Fenton mirándolo con ojos brillantes, aunque sus manos se movían nerviosas con temor a tocarlo.

Donald miró a Fenton y sonrió, antes de posar su mirada en Gyro y Odín.

-¿Crees que puede volver a funcionar?-les preguntó a ambos, quienes le miraron y luego entre ellos.

-Bueno, no es imposible, aunque habría que hacerle una revisión completa-comentó Gyro.

-También habría que actualizarlo, muchas armas y artilugios llevan años obsoletas-añadió Odín.

Ambos miraron a Donald-¿Por qué?-preguntaron a la vez.

Donald se acercó a su coche, y puso su mano en la carrocería tocándolo con cariño-este coche y yo hemos vivido muchas aventuras, me ha salvado el pellejo mucho veces y sé que puede seguir funcionando todavía mucho tiempo más, sería una pena que se quedara en un garaje guardando polvo-Su mirada se enfocó en sus amigos y finalmente miro a Fenton-Quiero que adaptéis este coche para Robo pato, se lo regalaré a él.

-¡Que!-gritaron todos sin creérselo.

-¿Me...me lo darás a mí?-preguntó el pato latino sin creérselo y cuando Donald asintió negó rotundamente-no, no y no...no puedo aceptarlo, este coche...no, no, además yo voy bien con el traje y...

-El traje no te permite ir de un lado a otro de la ciudad tan rápido como este coche, te será más fácil si tienes una emergencia en la otra punta y no tienes como ir, además seguro que los trastos de este coche te serán de utilidad.

-Pe.…pero...

-¿Donald estás seguro de esto? Es un novato-intervino Gyro molesto.

-¿De verdad vas a regalar el coche que te regale?-preguntó Odín claramente molesto.

-Chicos, escuchad, yo ya no voy a usarlo más, me retire y no es como si pudiera ir con este coche por la calle, la gente sospecharía-miro a Odín-me regalaste este coche para que pudiera cumplir como Paperink y lo hice, ya es tiempo de que tenga un nuevo dueño.

Odín y Gyro se cruzaron de brazos, ninguno estaba muy feliz aunque las palabras de Donald fueran totalmente razonables.

-Por favor-pidió el pato y ambos hombre suspiraron, ninguno podía resistirse cuando Donald pedía algo.

Dándose por satisfecho y sabiendo que había ganado, Donald se giró para ver a Fenton que seguía sin creérselo que estaba ocurriendo.

-Es todo tuyo-dijo sonriéndole a su amigo y fue en ese momento cuando Fenton al fin, pudo reaccionar y fue precisamente abalanzándose sobre el otro y dándole un gran abrazo.

-Oh, Donald, gracias, gracias, gracias, te quiero tanto yo...-Fenton callo de golpe cuántos y dio cuenta de lo que había dicho y se separó rápidamente de él, rojo como un tomate-esto...yo...quiero decir...bueno-Fenton empezó a tartamudear, no sabía que decir y menos con todas las miradas sobre él, y miradas no muy agradable, casi podía jurar que podían atravesarle en cualquier momento. Sobre todo Odín y Gyro, ambos le miraba fijamente, y aunque sus rostros parecían neutrales, Fenton conocía lo suficiente bien a su jefe como para saber que estaba más furioso que cuando un experimento se volví a malvado, una señal clara era que apretaba con fuerzas sus puños y parecía estar temblando, el otro era Odín, quien seguía con el mismo porte elegante de siempre, pero este tenía una llave inglesa en la mano y....¿la había doblado por la mitad? Ok Fenton se estaba asustando.

Sin embargo, el ambiente se rompió cuando Donald empezó a reír suavemente y negó quitándole importancia.

-Tranquilo Fenton, he convivido con dos latinos durante mucho tiempo-dijo señalando a Panchito y a José-sé que ese te quiero es de amistad, no te preocupes, yo también siento lo mismo, eres un gran amigo y sé que serás un gran héroe, por eso te doy el coche.

La cara de incredulidad de Fenton se reflejó claramente pero por su puesto, Donald era tan despistado que no se dio ni cuenta, y aunque el joven estaba dolido porque solo lo veía como un amigo, tuvo que fingir su mejor sonrisa y asentir.

-Si, esto te prometo que lo cuidare muchísimo, te lo juro-respondió intentando cambiar de tema.

Mientras Sakura y Della, estaban al lado de los dos latinos, sin poder creerse lo que acababan de presenciar.

-Técnicamente-empezó la gata mirando de reojo a los dos pájaros-es culpa vuestra, siempre os dije que deberías ser más claro con vuestro sentimientos.

-Si, mi hermano puede ser muy inteligente para muchas cosas pero está claro que el romance no es una de ella-añadió la ex piloto, mientras veía como Donald era rodeado por el resto de su “harem” mientras hablaban sobre el coche y su querido hermano no se daba cuenta de nada.

-Ya lo sabemos, para nuestra desgracia-dijo José.

-Y no ha sido por falta de intentos-continuo Panchito.

No volvieron a tocar el tema por el resto de la tarde y para cuando los niños ya habían vuelto, el coche había sido traslado a la nueva torre para su reparación. Sin embargo, ahora que daba algo muy importante por hacer ese día, dado que la familia tenía nuevos amigos y la celebración del reencuentro de viejas amistades, no se les ocurrió otra cosa a los niños y a las mujeres celebrarlo de la mejor manera...

Con una fiesta.

Si había algo que a la familia Duck se le daba bien era preparar una fiesta ya que en menos de dos horas, ya tenían todo preparado para una celebración con amigos, donde la deliciosa comida de la señora Beakley y de Donald, estaban presentes y también mucha bebida.

-Donald ¿Quieres algo de beber?-preguntó Bertie quien estaba en la mesa donde estaban todas las bebidas.

-Si gracias, tomaré un refresco-dijo el pato haciendo que el otro le mirara extrañado.

-Qué raro, pensaba que tomarías algo con alcohol-respondió dándole su bebida.

Donald se encogió de hombros-no suelo beber, no me gusta y además me sienta fatal, siempre que bebo al día siguiente tengo dolor de cabeza y no recuerdo nada de lo que pasó el día anterior-comentó el pato, sin saber que todos estaban atentos a sus palabras y más de uno tuvo un sonrojo en su rostro entre ellos Raider, quien recordó perfectamente el día que supo (por las malas) que Donald Duck JAMÁS, debía beber.

Flash Back

Donald no era de los que bebían, era raro que el pato se tomará algo más que una copa, más que nada porque no le gustaba el sabor amargo del alcohol, aunque le gustaban las bebidas dulces, pero de todas formas no era un bebedor, ni tampoco tenía una gran resistencia como sus amigos Panchito y José, esos dos parecían que tenían el hígado de acero de lo que eran capaces de soportar, pero el pato prefería mantenerse a raya, también por el bien de sus dos amigos porque cuando salían alguien tenía que cuidarlos.

Sin embargo, había veces, algunas veces en las que el pato se pasaba de copas y entonces...je, entonces era mejor para todos sus pretendientes no estar cerca, porque el pato se volvía muy hablador pero sobre todo...coqueto.

Obviamente esta información no la tenían todos, pero fue Raider el que se llevó un impacto más grande cuando un día, ambos acabaron solos en la torre de Donald en el futuro y al ex mercenario no se le ocurrió otra cosa que hacer que sacar una botella y convencer al pato (bajo el pretexto de ser un cobarde y santurrón) de beber con él, y así con solo tres copas, el pato empezó a hablar de su vida, de lo mal que lo trataban en su familia, de que no creía tener amigos de verdad, de cómo su tío Scrooge, a quien veía como un padre, prefería a Della y a él solo lo usaba de carnada para sus aventuras, sin preocuparse su seguridad o como Della, quien se supone que era su melliza, su otra mitad, también lo dejaba de lado por sus aventuras hasta tal punto que se fue a aquella misión suicida y él se quedó solo...cuidando de los tres niños, que por mucho que los adoraba, solo le verían como su aburrido tío Donald.

Ver al pato, tan vulnerable, abriendo su corazón y reflejando el miedo y la soledad que sentía, escuchar cómo se auto desprecia de esa manera, diciendo que no era lo suficientemente bueno para nadie y que la gente solo estaba cerca de él por conveniencia, todos esos sentimientos que Donald se esforzaba tanto por ocultar bajo esa máscara de confianza. Raider sabía que estaba borracho, pero eso no evitó que se su corazón se estrujaba ante sus palabras y que la ira hacia ese viejo rico y a la hermana de Donald creciera por momentos.

-Hasta Uno se marchó-dijo Donald en aquel momento-aunque no es de extrañar, incluso una IA es lo suficientemente inteligente como para saber que estar cerca de mí es un peligro, al final prefirió desconectarse que estar conmigo y lo entiendo, de verdad que si pero...duele...duele mucho...y dios como lo extraño, llegue a pensar que era el único amigo que tenía de verdad.

-Pues menuda panda de imbéciles son todos-le cortó Raider sin poder escucharle hablar más de sí mismo-con lo increíble que eres Donald, si de verdad te dejan porque no quieren seguir contigo, eso solo significa que no son más que una panda de imbéciles que no ven el maravilloso tesoro que se pierde-declaró sin importarle que sus palabras le delataran, ya que sabía que el pato estaba demasiado borracho como para ser consciente de lo que ocurría o al menos eso esperaba.

Donald le miró y parpadeó varias veces antes de sonreír de forma tonta con sus mejillas teñidas de rojo, si era por el alcohol o por las palabras de Raider era algo que el ex mercenario nunca sabría.

-Eres un halagador Raider, quién lo diría, pero también un terrible mentiroso-dijo Donald arrastrando las palabras.

-Por extraño que te parezca digo la verdad-respondió Raider, viendo como Donald apoyó su mentón en la palma y se le quedó mirando-¿Qué?-preguntó

-¿Te han dicho alguna vez que eres jodidamente atractivo y sexy?-soltó el pato haciendo que Raider escupiera su bebida y el pato empezara a reír a carcajadas.

Raider le miró con el ceño fruncido y furioso pero sobre todo con sus mejillas rojas, aunque tenía suerte que era un ciborg y no se le notaba-No bromees conmigo Paperink.

Donald dejó de reírse pero una sonrisa picarona seguía en su rostro-no bromeó, creo que eres muy atractivo Red Raider, y el aspecto de tipo malo te da un toque...-se acercó al otro apoyando ambas manos en el musculoso pecho del androide para luego acercarse a su oído-muy sexy-le susurro antes de separarse por completo de él-¿Dime una cosa, la parte de abajo también es de metal o...hay carne que disfrutar?-preguntó divertido y eso fue más que suficiente para Raider quien estaba tan rojo como su cabello y se levantó de un golpe.

-Ok, suficiente bebida por hoy, buenas noches Paperink-dijo mientras salía de allí y Donald reía a carcajadas.

-Vamos, no te pongas así que solo estaba jugando jajajaja quién diría que el gran Red Raider fuera tan tímido-fue lo último que escuchó ante de marcharse y no porque quisiera o claro que no, si por el fuera se quedaría y le demostraría a Donald que sí que había carne bajo sus pantalones, y que estaba muy despierta gracias a él, pero sabía que estaba borracho y que no era consciente de lo que decía o hacía, y él podía ser muchas cosas pero no era un violador, además no quería que su primera noche con quien amara fuera así, para que el pato se arrepintiera al día siguiente o peor...lo odiara, más de lo que estaba seguro que ya hacía.

Fin del flashback

Si...definitivamente, Donald Duck era un peligro cuando bebía y era por eso que nadie lo dejaba tomar una sola gota de alcohol.

Chapter 7: Fiesta

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La fiesta iba genial, todos reían, charlaban, Sakura había empezado a cantar y con los tres caballeros en los instrumentos la música era genial, hasta que la chica decidió poner su móvil para que los chicos descansaran pero sobre todo bailar.

-Vamos Donald-pidió José a su amigo, pero este seguía tan tozudo como siempre.

-Ya te dije que no, además no sé bailar.

-Pero si te enseñé yo y tienes mucho ritmo.

-Si para caerme, además eres un experto, solo haría el ridículo a tu lado.

-Eso no es verdad-en eso la música empezó a sonar y José miró a Donald y le sonrió antes de tomar la mano del pato blanco y tirar de él a la pista de él.

Donald intentó resistirse pero José era tan testarudo o más que él, así que al final accedió a bailar, tenía suerte de que ya se conocía esa canción.

Mientras todos miraban el espectáculo, algunos no muy contentos de que la pareja del pato fuera el brasileño, pero el peor en esos momentos era Gladstone, ya que su mente estaba recordando algo que pasó hace casi un año atrás, cuando descubrió que Donald no era bueno bebiendo, y jodidamente bueno bailando y lo peor de todo es que fue precisamente con esa misma canción.

Flash Back

Fue un día en el que convenció/arrastró a su amado primo a un bar, el objetivo era poder estar a solas con él y hablar, desde que descubrió su enamoramiento por su primo cuando le salvó de aquel infernal casino, se juró que tenía que hablar con él, recuperar el tiempo perdido, pedirle disculpas por lo que ocurrió de niños, pero sobre todo quería recuperar su amistad y confianza, sabía que no podía obtener su amor, su suerte no era tanta como para eso, pero al menos quería recuperar aquella complicidad de hacía años.

Era por eso que quería llevarlo a aquel local, donde también ponían música para poder hablar, pero no estaba funcionando como creía, su primo seguía tan serio como siempre, así que pensó que unas bebidas le soltarían un poco...su otro gran error.

Solo fue al baño un momento, no estuvo fuera mucho tiempo, pero cuando llego casi se le cayó el alma al suelo, al ver como su primo, tan serio y algo torpe, estaba bailando en la barra del bar de una manera de sexy y lo peor, tenía a un montón de hombres y mujeres alrededor de él silbándole y animándole.

-Vamos dulzura, mueve ese trasero-dijo uno.

-¿Sabes quién es?-preguntó otro.

-Ni idea, pero menudo bombón.

-Y que lo digas, está para comérselo.

-Con un poco de suerte, esta noche poder probarlo jajajaja.

Eso fue suficiente para el pato, quien no dudó en apartar en ese momento de babosos y acercarse a la barra.

-Donald-llamó pero este le ignoro, cosa que lo cabreo más-Donald Duck, baja de ahí ahora mismo, nos vamos-ordenó levantando la mano para tomar el brazo de su primo.

-No quiero-respondió Donald apartando el brazo antes de seguir bailando, Gladstone supo que estaba borracho, no solo porque estaba bailando, sino por la forma en que arrastraba las letras al hablar.

-¡Dije que nos vamos ahora!-gritó de nuevo e intentó sujetarle pero una mano se apoyó en su hombro.

-Oye déjale, no ves que se divierte-dijo uno de los babosos de antes.

-Si, ¿Qué pasa es tú novio o algo así? Jajajaja Porque no lo estas cuidando mucho, si dejas que se comporte como una puta bailando así-añadió el otro y se rieron por la burla.

Gladstone quien ya estaba al límite, se le acabo su paciencia ante aquella burla, nadie insultaba a su pato en su presencia y ahí no tenía que comportarse así que, hizo gala de la furia de su familia y golpeo a aquel tipo tirándole al suelo de un puñetazo, por su puesto, los otros no se hicieron esperar y se abalanzaron contra el pato, pero la suerte no estaba de su parte y Gladstone los noqueo enseguida, luego dejó un fajo de billetes en la barra por los daños y tomó a su primo a la fuerza, cargándolo como si fuera una novia.

-No, Gladstone…yo quería seguir bailando, hacía mucho que no me divertía tanto-farfullaba el pato, más no hacía ningún esfuerzo por quitarse del agarre del otro.

Fueron hasta el coche y Gladstone lo metió en el asiento del copiloto, tenía suerte de que le había quitado las llaves antes.

-Gladstone, yo conduzco-dijo Donald, cuando su primo se sentó en el asiento del conductor e intentó quitarle las llaves, pero el otro fue más rápido.

-Estas borracho, no vas a conducir así-por primera vez en su vida Gladstone sonaba serio y la voz de la razón de los dos, considerando como estaba Donald no era de extrañar.

-Pero tú no sabes conducir.

-Entonces, agradece que sea el pato con más suerte del mundo…a veces.

Donald no dijo nada, solo se cruzó de brazos enfurruñado.

-Eres un aburrido, siempre dices que yo no sé divertirme y cuando lo hago me sacas a rastras, a la gente le gustaba mi baile.

-Si…ese era el problema, le gustaba demasiado-gruñó el pato, solo con pensar en esos tipos de antes, quería volver y darles la paliza de su vida para que sepan que ese pato no es de nadie más que de él.

-¿Estás celoso?-preguntó Donald, de repente, desconcertando a Gladstone por un momento.

-¿Qué?

-Si-Donald sonrió borracho-estás celoso, seguro que querías que te bailara ¿verdad?

Gladstone sintió que las manos le empezaban a sudar y que el cuello de la camisa le quedaba muy apretado, al igual que sus pantalones. El rubio se tuvo que recordar que Donald estaba borracho y que no sabía lo que decía.

-Donald, ve a dormir, te despertaré cuando lleguemos-le dijo intentando enfocarse en la carretera.

El silencio se hizo durante unos minutos y Gladstone pensó que el otro se había quedado dormido, cuando paró en un semáforo.

-Gladstone-llamó Donald.

-¿Si Donald?-respondió y en ese momento Donald le dio un beso en la mejilla.

-Te prometen que la próxima vez...te haré un baile privado solo para ti-le susurro al oído antes de volver a su sitio.

Gladstone se quedó paralizado durante unos segundos y miró a Donald para exigirle respuestas pero este se había quedado profundamente dormido. El semáforo se puso en verde y Gladstone arrancó, aunque su mente estaba en la frase de Donald y en todo su autocontrol para no cometer una estupidez.

-Ni siquiera pude hablar con él y disculparme-se maldijo, definitivamente esa noche no tuvo suerte.

Fin del Flash Back

Si, Gladstone se juró desde ese día no dejar que su primo tomará una gota de alcohol y de no volver a llevarle a ningún bar, aunque debía admitir que extrañaba volver a verle bailar...pero no con otro.

Después de esa canción, el resto ya fueron de internet, porque la cantante se estaba cansando, estaban charlando con todos cuando los cuatro menores pasaron corriendo cerca de ellos.

-¿A dónde vais vosotros?-preguntó la gata.

-Vamos al jardín, hoy hay luna llena-explicó Webby

-¿Y?-siguió Della.

-Hemos encontrado un libro que dice que si le haces un juramento a la luna, esta lo cumple-continuó Louie-Voy a pedirle ser rico.

-Webby y yo queremos ser grandes aventureros-dijo Dewey mientras la de rosa asentía.

-Yo quiero conseguir todas las insignias de los jóvenes castores-finalizó Huey.

-¿Y ese libro no lo tomasteis de mi biblioteca, por casualidad?-preguntó Donald, interrumpiendo el caminar de los menores, haciendo que estos se miraron nerviosos pensando que su tío volvería a enfadarse con ellos, pero lejos de lo que se esperaba, este solo se rio levemente-creo que os llevaréis una decepción, la luna no cumple con esos juramentos.

-¿Qué?

-Entendisteis mal el libro, solo cuenta de una vieja leyenda que dice que si dos personas hacen un juramento de amor eterno a la luna está los mantendrá siempre juntos, no cumple deseos ni nada parecido-explicó el pato, para decepción de los menores.

-¿Es eso cierto?-preguntó Sakura con curiosidad, Donald asintió.

-También dicen que los que sufren de amor no correspondido u imposibles le hacen juramentos de lealtad y amor eterno-siguió-como se suele decir “Solo los enamorados le juran a la luna”

Varias toses y sonidos de ahogarse se escucharon, Donald miró extrañados a sus amigos quienes estaban rojos, mientras tosían levemente, esto alertó al pato-¿Estáis bien? ¿Qué os ha pasado?

Ninguno respondió, pero hicieron señas para decir que estaban bien, aunque el pato frunció el ceño no muy convencido.

-Pero si estáis rojos, ¿seguro que estáis bien?

-Creo que eso de estar rojos no es por las bebidas-le susurró Della a su amiga quien sonrió levemente.

-Tío Donald-llamó Webby, el nombrado la miró y vio cómo sus ojos brillaban de emoción-¿Tú le has hecho algún juramento a la luna?

Aquella pregunta sorprendió hasta las tres mujeres mayores de la sala y todas las miradas se posaron en Donald, quien sorprendido parpadeo varias veces, antes de sonreírle a la niña con dulzura y acariciarle la cabeza.

-Quién sabe.

-¡¿Eh?!

-¡Espera! ¿Donald qué quieres decir con eso?-preguntó Della.

-Un momento, explícate ahora mismo jovencito-continuo Scrooge muy seriamente.

Donald sonrió de forma divertida-Tal vez lo haya hecho, tal vez no...-se encogió de hombros.

-¡Donald!-les gritaron todos, a nadie le gustaba que bromeara con eso…aunque parecía que era mentira ¿no? Si fuera verdad se lo hubiera contado a alguien ¿Cierto? Todos, algunos más que otros, esperaban que así fuera.

Mientras Donald se divertía ver a todos tan descolocados, si tan solo supieran que era mentira, él no creía en nada de eso, por eso nunca le hizo ningún juramento a luna, y menos cuando ocurrió lo de su hermana y empezó a odiar a aquel astro...por mi absurdo que fuera eso. Solo cuando era un niño, que creía plenamente en el romance, fue cuando le pidió a la luna poder encontrar a su alma gemela, fue un deseo que pidió con todas sus fuerzas, algo absurdo en su opinión.

Su móvil sonó con un mensaje y el pato miró de quien se trataba, sorprendiendose de quien le escribía pero al mismo alegrandose y mientras el pato respondía, once pares de ojos no perdían de vista ninguno de sus movimientos.

Ains, si tan sólo Donald supiera que su deseo funcionó muy pero que muy bien.

Chapter 8: ¿Cena? ¿¡Ex!? y Regalos

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Tenía suerte de que no fuera tarde y no haber comido mucho en la fiesta, así pudo aceptar sin ningún problema la propuesta de su viejo amigo e ir a cambiarse, pero cuando bajó tenía a sus amigos y a su hermana esperándolo.

-¿A dónde vas?-preguntó Panchito curioso.

-Voy a salir a cenar-respondió Donald pasando entre ellos.

-¿A cenar? ¿Con quién?-fue la pregunta de Bertie.

-Con un amigo.

-¿Qué amigo?-esta vez fue Goofy

A Donald se le acabó la paciencia.

-Por el amor de dios, no os importa, tengo más amigos aparte de vosotros, así que dejad este tercer grado, soy mayorcito para no tener que dar explicaciones-en ese momento el sonido de un claxon sonó y en menos de un segundo todos estaban en la ventana de al lado de la puerta.

Justo en la verja que separaba el jardín delantero de la casa que separaba de la calle, había un coche y fuera de este un hombre pingüino fuerte, atractivo y con traje.

-“Es muy atractivo”-pensaron todos, y miraron a Donald quien sonrió.

-Me tengo que ir-dijo el pato intentando ir hasta la puerta, alertando a los hombres presentes.

-Pero ¿Quién es?-preguntó Gladstone alterado.

En ese momento Scrooge apareció mirando furioso a su sobrino.

-¿Qué hace tu ex aquí, Donald?

Un silencio sepulcral se formó mientras Donald se golpeó en la cara.

-E.…espera...ex...¿ex de qué?-Mickey miro a Donald sin creerse lo que escuchaba.

Donald suspiro, y se giró para verlos-Mi ex novio y mi ex compañero de la marina-explicó viendo como todos se sorprendían por sus palabras.

-Así que ese es Jack, no esperaba conocerlo en persona-comentó Della mirando por la ventana, Sakura asentía demostrando que tampoco ella.

-Ahora que todo está dicho...me voy, me están esperando-Donald intentó marcharse pero volvieron a interrumpirle con otra pregunta, esta vez de parte de Storckules.

-Pero...Es un hombre...-le miró-Donald tú...

Donald suspiro y puso los ojos en blanco-Soy bisexual, Storckules, me gustan los hombres igual que las mujeres desde siempre-respondió ignorando que a los hombres casi se le cayera la boca al suelo.

-¿Alguna pregunta más?

-¿Por qué no nos lo contaste?-preguntó Raider.

-Oh si, no sabía que era necesario decir mi orientación sexual-dijo con sarcasmo el pato-ahora me voy, buenas noches-se despidió y salió por la puerta, dejando a todos con las palabras en el pico.

-Aggg esto es increíble, me voy al despacho, avisadme cuando ese idiota regrese-se despidió Scrooge.

-¿Crees que ha vuelto para recuperarlo?-pregunto Sakura a Della.

-Es posible.

-Vosotras lo sabíais-dijo Gyro mirando a las dos mujeres.

-Claro, nos lo contó-respondió la gata.

-¿Y no se te ocurrió decirlo?-preguntó José a su amiga.

-No sabía que tenía que hacerlo.

Della miro por la ventana, el coche se había ido desde hacía tiempo y sonrió.

-Bueno...lo que sí está claro es que mi hermano tardará en venir-los miro-si es que regresa esta noche-dijo divertida sobre todo al ver la cara de terror de los otros.

Las horas pasaron, más lentas o más rápidas dependiendo de a quien le preguntaras, los niños finalmente fueron a dormir, a pesar de su insistencia en quedarse despiertos hasta que llegara su tío, pero el sueño pudo con ellos. Solo los adultos se quedaron en el salón sentados en los sillones mirando por la ventana.

-Por dios, ya son las 2 de la madrugada, Donald no va a venir-respondió Sakura cansada de esperar.

-Eso no lo sabes-susurro Mickey mirando por la ventana.

-Oh, seguro que sí, lo más seguro es que esté en casa de Jack, pasándoselo en grande-Sakura rió, aunque al ver las miradas de odio que le mandaron los chicos se calló.

-Viene un coche-dijo Della, llamando la atención de todos que se acercaron a la ventana, estaba claro que era el mismo coche de antes, la ex piloto sacó unos prismáticos para ver mejor.

-¿Por qué no sale? Ya le ha traído ¿A que espera?-pregunto Fenton nervioso.

-A lo mejor se están despidiendo-el tono con el que lo dijo la gata, no le gusto a ninguno mientras esta tomaba los prismáticos de la otra-Oh por dios se están besando.

-¡Que!-gritaron alarmados los otros y Sakura se empezó a reír.

-Tendríais que haber visto vuestras caras, jajajaja

-Una broma más de ese tipo Saku, y practico tiro al blanco contigo-la amenazó panchito sacando una de sus pistolas, la otra solo levantó las manos en señal de rendición.

-Ya sale-interrumpió Della, viendo como su hermano salía del coche y entraba en el jardín-que raro...ha bajado del asiento trasero del coche-se dijo para sí misma, pero no nadie la escuchó ya que todos estaban en la puerta esperando impacientes, el pobre Donald no tuvo tiempo de cerrar la puerta cuando todo se abalanzaron sobre él para hacerle un montón de preguntas.

-Shh-les mandó a callar, mientras cerraba-¿Qué hacéis despiertos? Tenéis idea de la hora que es-dijo entre susurros para no despertar a nadie, mientras caminaba al salón-¿Los niños duermen?-preguntó mirando a su hermana quien asintió.

-Eso podríamos decirlo nosotros ¿no crees? ¿Qué horas son estas de llegar-le cuestiono Odín con el mismo tono cuando se sobres forzaba como Paperink.

-No sabía que ahora tuviera hora de llegada, creo que ya pasé por esa fase.

-Si, y nunca desobedecías los toques de queda jovencito-la voz de Scrooge resonó en la sala y a paso seguro camino hasta su sobrino-¿Qué quería ese idiota?

-No es ningún idiota Pa...Tío Scrooge.

-Te hizo llorar, ese es motivo más que suficiente.

-¿Te hizo llorar?-Raider le miro, mientras en su mente ya pensaba en distintas formas de matarlo.

-No me hizo llorar.

-Si que lo hizo-siguió el mayor.

-Bueno tal vez me sentí un poco triste un tiempo pero ya lo supere.

-Rompió contigo-siguió su hermana.

-Fue de mutuo acuerdo, si estaba triste pero no me rompió el corazón ni nada parecido y quedamos como amigos-explicó el pato, mientras su tío soltaba un bufido sin creérselo.

Donald no podía más, estaba cansado, quería ir a dormir y no ayudaba tener a su tío y a sus amigos en modo sobreprotector, como si tuviera 13 años y fuera a su primera cita. El pato rebusco en su chaqueta y sacó un sobre que le tendió a su tío.

-Esto era lo que quería, además de ponernos al día-el otro lo tomó-era invitarme a su boda y presentarme a su prometido el cual conocí esta noche, un chico muy amable, me ha caído bien, y he venido tarde porque nos hemos quedado hablando, por dios creo que tengo derecho a divertirme de vez en cuando ¿no?

-¿Se casa?-Sakura miró el sobre y efectivamente era una invitación de boda.

-Si, y estoy muy feliz por él, ya os lo dije somos buenos amigos y antes de que preguntéis, si su prometido sabe que salimos, pero fue algo pasajero que ocurrió mientras estábamos en la marina-se cruzó de brazos y miró a su tío-¿Contento?

Scrooge le miró, luego la invitación y por último otra vez a su sobrino, bufo antes de darle la invitación-es tarde, todos a dormir, no quiero pagar más luz de la necesaria-ordenó mientras se marchaba.

-Aggg...me desespera-Donald se tiró en el sillón llevándose una mano al rostro, podría haberse quedado dormido allí mismo si no fuera porque una mano empezó a mover el hombro, apartó la mirada y vio cansado a su hermana quien le sonreía.

-¿Entonces....irás a la boda?

-Obviamente, me amenazaron con ir.

-¿Cuándo es?

-Dentro de 4 meses en febrero, son pingüinos así que querían una estación fría-Donald se quedó pensativo antes de reír, haciendo que su hermana le mirara extrañada-Adivina...quieren presentarme a todos sus amigos solteros, al parecer esperan que encuentre pareja en su boda.

-¡No!-exclamaron las chicas con interés y Donald asintió.

-Pero...Donald eso es genial-exclamó Sakura y tomó la mano de su amigo-te he dicho esto muchas veces pero creo que te mereces por fin tener vida aparte del trabajo y los niños, tener pareja...enamorarte.

Donald iba a hablar pero fue interrumpido por su melliza, quien tomó otra mano-Ella tiene razón, Don...ya no estás solo cuidando a los niños, tienes a Beckley, al tío Scrooge y a mí, y tú te mereces ser feliz.

-Vamos, vamos no empecéis a molestarle-Gyro interrumpió la conversación ganándose una mirada furiosa de Della.

-No le molestamos.

-Si lo hacéis si empezáis a atosigarle con que busque pareja.

-No…

-En realidad-interrumpió el pato blanco-mientras hablaba con Jack y Angus, así se llama su prometido, empecé a pensar y.…creo que lo intentaré-los miro-lo de buscar pareja digo, no pierdo nada por intentarlo ¿no?

Todos se miraron sorprendidos por lo que acababan de escuchar, Donald Duck, aquel que no pensaba en nada más que en sus sobrinos y en el trabajo ¿estaba pensando en tener pareja? Era algo inaudito, las dos chicos empezaron a emocionarse y querían abrazar al pato pero este fue más rápido y se levantó de donde estaba.

-Bien ya es tarde y yo estoy agotado así que hablamos mañana y vosotras dos antes de que os emocionéis, no quiero ayuda y ni penséis apuntarme a una de esas estúpidas webs de citas, para esto soy de la vieja escuela ¿entendido?-advirtió mientras se encamina hacia las escaleras que daba al piso de arriba.

-Donald-llamaron, aunque este no supo quien ya que hablan varios a la veces, este se giró derrotado y pensando seriamente en mandar a sus queridos amigos a la mierda si alguno decía alguna pregunta más.

-¿Qué?-preguntó con su paciencia al límite.

-Buenas noches-se despidieron todos.

-Buenas noches-se despidió él también subiendo por fin a dormir.

-¿Y bien?-Della, junto a Sakura miraban a los once hombres presentes con grandes sonrisas en sus rostros-¿Qué vais a hacer?

¿Qué que iban a hacer? Esa noche había sido de auténticas revelaciones, descubrir que a Donald le gustaban también los hombres y que se había abierto a la posibilidad del amor, era como si las súplicas de tantos años a la luna por fin había sido escuchadas, y ahora que tenían una oportunidad, aunque fuera ínfima, incluso los más inseguros se sentían valientes. Entre ellos se miraron, vieron a sus oponentes quienes sabían que eran grandes rivales y sonrieron, no iban a rendirse sin luchar, uno de ellos iría con Donald a la boda como su pareja, estaban seguros.

Era hora de la guerra...

Unos días después de lo ocurrido esa movida noche, Odín, Raider y Trip, por fin se había mudado a la nueva gran y moderna torre de la ciudad, una torre altísima y solo para ellos, aunque según le comentaron, las plantas altas eran para que ellos pudieran vivir y solo con acceso reservado, mientras las bajas las alquilarían a empresas y locales. Tuvo que haber mucho papeleo, sobre todo porque los tres tenían que legalizar su situación para que nadie sospechara que venían del futuro, pero cuando todo terminó pudieron celebrar una pequeña reunión...a la que solo una personita está invitado, y era el mismo que había ido a visitarlos esa misma noche.

-Donald-saludo el chico abrazando al otro, quien correspondió el abrazo.

-Siento si he llegado tarde.

-Para nada, pasa.

Donald entró, fascinando lo mucho que había cambiado la torre, aunque al mismo tiempo se le hacía familiar.

-He intentado que la decoración sea como antes, también tenemos una base para Robo Pato, en el sótano y una planta para cada uno, para tener intimidad-dijo Odín apareciendo por la cocina-precisamente estas en mi “casa” por decirlo de alguna manera-añadió dándole una copa de refresco al pato, quien aceptó alegremente.

-Estas en todo Uno.

-Ya me conoces.

-Bueno ya has llegado, pensaba que nos moriríamos de hambre-soltó Raider, haciendo suspirar a Donald, antes de mirarle.

-Gracias Raider, supongo que me tendré que quedar vuestros regalos-Donald levantó la bolsa que tenía, Trip se acercó corriendo a él.

-¿Qué me has traído?-preguntó el joven emocionado, sacándole una risa al mayor.

-Trip, no molestes-dijo su padre.

-Déjale, al menos alguien está emocionado-afirmó, sacando una bolsa más pequeña y dándosela al chico-para ti, espero que te guste.

Trip la tomó y la abrió, sorprendiéndose por su contenido-son comics, comics de los antiguos...perdón de los nuevos-Trip estaba muy feliz y abrazó al pato-muchas gracias, Donald, es el mejor regalo del mundo.

-Me alegra que te guste-respondió Donald correspondiendo el abrazo, luego se separó y dejó que el chico fuera al sofá para verlo mejor.

-Genial, ahora he perdido a mi hijo por días-se quejó Raider aunque se notaba que estaba feliz al ver al niño así.

-Pues no te enfades cuando veas el tuyo, es algo...sentimental-Donald sacó una caja cuadrada y se la entregó.

Raider alzó la ceja antes de abrirla y descubrir un marco, pero no uno cualquiera era uno con una foto de él y su hijo. Raider miró a Donald sorprendido pero antes de poder preguntar se le adelantó.

-Le pedí a Trip una foto y nada que la tecnología de industrias McDuck, no pueda solucionar, sé que la tecnología de aquí es más rudimentaria de la que estás acostumbrado pero...no todo es malo.

Raider balbuceo varias veces, mientras sentía sonrojarse e intentando encontrar las palabras adecuadas pero él no era de expresar sus sentimientos, mucho menos de dar las gracias y Donald lo sabía perfectamente, aunque eso no evitaba que el pato lo miraba con una gran sonrisa esperando esa palabra que sabía jamás llegaría, finalmente el más alto optó por callarse y volver a la cocina, sacando una risa a los otros dos.

Finalmente, cuando solo quedaron Odín y Donald, estos se miraron en silencio hasta que el más alto le tendió la mano esperando su parte, Donald puso los ojos en blanco mientras sonreía y sacó lo último que traía, una caja rectangular envuelta en papel de regalo.

Odín abrió el regalo cuidadosamente, en la mesa del comedor, y cuando vio lo que había dentro ahogó un gemido de sorpresa, la cara no era otra cosa que una colección en DVD completa de su telenovela favorita y encima era la versión extendida.

-Cuando te marchaste...-empezó Donald-cuando pensé que te había perdido yo...me pase mucho tiempo buscándola, quería algo para recordarte ya que la torre había sido destruida, cuando la encontré pensé en verla pero no pude, no sin ti y sin tus incesables comentarios-rió-pensé que te gustaría.

Odín le miró, emocionado hasta las lágrimas y con su corazón rebosante de alegría, era por pequeñas cosas como estas, con estos detalles por los que se había enamorado de él y seguía haciéndolo actualmente.

Y como él tampoco era de palabras pero sí de acciones abrazó al más bajito con fuerza, abrazó que fue correspondido.

Ambos se separaron y sonrieron mientras Uno volvía a tomar la caja.

-Sabes que te obligare a hacer un maratón ¿verdad?

-Oh dios, temía que dijeras eso ¿No hay forma de que me libre?

-Ya me conoces, puedo ser muy persuasivo cuando quiero y más si se trata de esta obra de arte que tú te molestas en ridiculizar.

-Es que es ridícula.

-Paperink, con todo lo que hemos pasado juntos ¿Y aun no confías en mí y en mis impecables gustos?

Donald reía por las ocurrencias de su amigo, pero era cierto que habían pasado muchas cosas juntos y Odín, ya fuera como Uno o como Odín, le había salvado la vida más veces de las que podía contar, lo que le recordaba...

-Oye Odín-le llamo Donald para que el otro le mirara-acabo de recordar que también te debo algo desde hace mucho.

Odín le miró extrañado, no recordaba que su adorado pato le debiera nada y él tenía muy buena memoria sobre todo si se trataba de todo lo relacionado con Donald.

-¿Sí? ¿El qué?-preguntó el científico curioso.

-Esto...-Donald tomó al pato más alto de la solapa de la chaqueta y lo bajo un poco mientras él se ponía de puntillas, para así poder besarle, suavemente, en un lado de la comisura de los labios.

Fue algo muy suave y no duró ni un segundo cuando Donald se separó de él, con una sonrisa satisfecha.

-Te dije que te debía un beso y ya cumplí-le respondió divertido, en ese momento se escuchó el ruido de un vaso romperse, Donald se giró y vio cómo Raider había roto el vaso que tenía en la mano-¡Por dios! ¿Qué ha pasado?-preguntó Donald acercándose a él.

-Lo siento...no medí mi fuerza-respondió el otro secamente y casi de manera automática, sin quitarle la vista a su jefe.

-Tienes que tener más cuidado, hombre-le riño-anda vamos a limpiar todo esto-dijo mientras le guiaba hasta la cocina.

Mientras Odín, seguía ahí parado, como una estatua sin moverse, lentamente se llevó una de sus manos y tocó donde Donald le había besado, podía jurar que aun sentía sus suaves y cálidos labios.

Odín se llevó ambas manos a la cara, sintiendo como esta se calentaba y seguro estaría completamente roja, y su corazón…oh su corazón latía más rápido que en toda su vida de humano.

-Donald...maldita sea, vas a conseguir que me dé un infarto cualquier día-susurro para sí mismo, aunque la gran sonrisa que tenía en el rostro no se lo quitaba nadie-mi amado pato...debí haber girado el rostro y haberle besado bien-se quejó para sí mismo, mientras veía a Raider y Donald regresar-Bueno...ahora que he decidido conquistarlo, tendré otra oportunidad en el futuro-se dijo para sí mismo más animado, antes de volver con su querido héroe y lanzarle una mirada victoriosa a su rival.

Chapter 9: Bertie vs Steve

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Los jóvenes castores realizaban muchas actividades y también festivales para fines benéficos que realizaban para toda la ciudad, eran uno de los motivos que eran tan famosos y muchos quería participar en aquel grupo, ya fuera como voluntarios, jóvenes castores o monitores. Precisamente, en este último aspecto, había llegado un nuevo monitor y Bertie se estaba encargando de instruirlo, algo que estaba encantado de recibir a un nuevo monitor a esa gran familia que eran los jóvenes castores.

Era un pato, un poco más bajo que él, acababa de acabar la carrera así que se notaba que estaba muy verde en algunos aspectos, pero se llevaba bien con los niños y aprendía rápido, un poco arrogante, pero lo entendía por la edad, si Bertie pensaba que podía tener a un gran monitor y un amigo o al menos eso pensaba al principio.

Donald había ido a la sede de los jóvenes castores, era costumbre para el pato ir de vez en cuando a ayudar y dado que se acercaba la feria benéfica anual, el pato había ido a colaborar en la construcción de la feria.

-Gracias de nuevo Donald, no tenías por qué hacerlo-Bertie estaba feliz de verlo, desde aquella noche, donde se decidió ser valiente y pelear por él, no había podido verle mucho debido a su trabajo y según sabía por los chicos, el pato se la pasaba mucho tiempo con los otros, sobre todo con los patos científicos y los que vinieron del futuro.

-No hay problema, me gusta ayudar-respondió Donald mientras tomaba unas cajas-¿Dónde lo pongo?

-Eso va en las mesas de fuera, pero espera y te ayudo.

-No hay problema, yo puedo.

Donald salió de la cabaña que era el despacho de Bertie con las cajas que le tapan la vista, al principio iba bien, hasta que se tropezó con sus propios pies y cajas salieron volando, estaba por caer al suelo, cuando sintió que le tomaban de la cintura y lo levantaban.

.¿Está bien?-escucho que le preguntaba, Donald se giró para ver a un joven de cabellos negros y ojos marrones.

-Si. Gracias.

El chico le bajó y sonrió.

-No hay de que. Soy Steve, el nuevo monitor en prácticas-le tendió la mano.

-Donald Duck-correspondió el saludo.

-¿Donald? ¿No será el famoso tío Donald, del que hablan los trillizos?

-Si, soy mis sobrinos. Aunque famoso...

Steve sonrió emocionado-vaya, los niños hablan maravillas de usted, tanto que tenía ganas de conocerle-las palabras de Steve hicieron sonrojar un poco a Donald, giro su rostro y fue cuando se dio cuenta de que las cajas estaban tiradas por el suelo.

-Oh no-Donald bajo preocupado-espero que no se haya roto nada.

-Jajajaja, no se preocupe, no son cosas importantes, deje le ayudó-Steve empezó a tomar varias cajas y miró a Donald-un pato tan lindo y delicado no debería cargar con algo tan pesado-añadió guiñando un ojo.

Donald sonrió incómodo ante ese comentario y también algo molesto, no le gustaba que pensaban que era débil, pero claro no podía pelearse con un monitor de sus niños.

-¡Steve!-El grito de Bertie, sobresaltó a los dos hombres quienes se giraron y vieron al otro mirándolos fijamente con los brazos cruzados, el ceño fruncido y Donald parecía jurar que quería matar a alguien-Deberías estar vigilando a los niños.

-Si pero he....

-Nada de peros, los niños no pueden estar sin supervisión y tú lo sabes-Bertie bajo las escaleras y tomó las cajas de las manos del menor-ahora largo-gruño con tal furia en su voz que hizo temblar de miedo al monitor más joven.

-Si señor-Steve se puso en marcha pero antes se giró a ver a Donald-espero verte de nuevo Donald, definitivamente alegras la vista a cualquiera.

-¡Steve!-Bertie gritó de nuevo, esta vez más furioso que antes y Steve salió corriendo.

Cuando por fin se quedaron solos, Bertie suspiro antes de volver a recoger las cajas, un silencio incómodo y pesado se había formado alrededor de ellos, no era para menos, Bertie era alguien que no solía enfadarse, era paciente, prefiere el diálogo antes que la violencia y definitivamente no era alguien celoso, pero si se trataba de Donald la cosa cambiaba.

Había visto todo lo ocurrido desde su ventana, y solo porque no fue lo suficientemente rápido Steve se le había adelanto a salvar al pato, al principio intentó calmarse diciendo que solo había sido una buena acción completamente inocente, pero cuando vio que Steve le coqueteaba de esa forma tan descarada, lo vio todo rojo.

-¿Bertie?-la voz dulce de su ángel le sacó de sus pensamientos destructivos y Bertie le miró automáticamente, solo para encontrarse la mirada preocupada de Donald-¿Estas bien?-preguntó y Bertie parpadeo varias veces ante la extrañeza de su pregunta.

-Si claro, ¿Por qué no iba a estarlo?

-Es que...has estado muy callado y.…antes con Steve, parecía que estabas furioso-la mirada preocupada de Donald se transformó en una de culpabilidad-si es por las cajas, lo siento, no quería que se rompiera nada y...

-No, no, no, Donald-Bertie le corto rápidamente sintiendo la culpa recorrerle, lo último que quería era que su adorado pato pensara que estaba enfadado con él, ni nada más lejos de la realidad-no estoy enfadado y lo de las cajas da igual-suspiro-es solo que no me gusta dejar a los niños solos, sé que muchos son grandes pero, aun así me quedo más tranquilo si un adulto está supervisando-mintió descabelladamente, tampoco era tan tonto como para decirle que estaba celoso de que otro le tocara y coqueteara...aun no.

Por su puesto, Donald era tan inocente que se creyó aquella mentira y le sonrió.

-Te entiendo perfectamente, yo ni loco dejaría a los niños sin alguien que los vigile, a saber lo que pasa si les dejamos solos.

-Jajajaja, exactamente-río Bertie mucho más relajado-ahora ¿Qué te parece si llevamos esto a su lugar?-dijo tomando varias cajas y Donald tomó las otras asintiendo.

Después de eso, y cada vez que Donald iba a ayudar, Bertie se encargaba de que el pato estuviera solo con él, aunque eso no evitaba que Steve apareciera “misteriosamente” donde estaba Donald para ayudarle, cosa que le cabreaba de sobremanera y al final Bertie hizo algo que no se esperaba hacer en su vida, usó su influencia y se encargó de que Steve acabará sus prácticas de monitor en otra unidad de los jóvenes castores, lejos de él pero sobre todo lejos de Donald, ¿Se sentía orgulloso? No, ¿Lo volvería a hacer? Por supuesto que sí.

Chapter 10: La feria

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Bertie estaba muy feliz, Steve se había ido, mañana sería la feria benéfica anual y Donald estaba a su lado (esperando a sus sobrinos porque fue a recogerlos, pero bueno daba igual) así que el líder se sentía en una nube de felicidad.

-¡Tío Donald!-los trillizos se acercaron a ellos corriendo y abrazaron a su tío con alegría.

-Mira tío Donald, lo hemos conseguido.

-Tres nuevas medallas en un solo día.

-También nos han dicho que somos los más talentosos de nuestro grupo ¿Verdad mayor?

Los tres niños hablaban a la vez totalmente emocionados mientras le enseñaban sus insignias al pato, quien sonreía orgulloso a los tres niños, luego se giró para ver a Bertie divertido.

-Jajajaja, es cierto tenéis mucho talento, pero que no se os suba a la cabeza, un joven castor tiene que ser humilde, y usarlo para ayudar a los demás-Bertie les sonrió y acarició la cabeza de los tres niños, quien se pusieron en posición militar y ante las palabras de su monitor.

-Estoy muy orgulloso de vosotros, tres medallas en un solo día es todo un logro-felicito Donald-y para celebrarlo, haré vuestra cena favorita esta noche.

-¡YEY HAMBURGUESAS!-festejaron los niños haciendo reír a los dos mayores.

-Huey, Dewey, Louie-llamarón unos niños.

-¿Podemos ir a despedirnos?-preguntaron y Donald asintió dándoles permiso.

Cuando los niños se marcharon, unas madres se acercaron a ellos.

-Esos niños son encantadores-dijo una mujer mirándolos-mis hijos me han hablado maravillas de los trillizos.

-Los míos también, son muy populares y se nota que están muy bien criados.

-Muchas gracias-agradeció Donald sonrojado por las amables palabras, no estaba acostumbrado a que le hablaran bien sobre la crianza de sus sobrinos, aunque cuando los veía así se sentía orgulloso.

Bertie puso una mano en el hombro de Donald y le sonrió, estaba claro que él también pensaba lo mismo que esas mujeres.

-Por su puesto teniendo a vosotros dos como padres no era para menos-soltó una de ellas, haciendo que los dos hombres se giraron para verla.

-¿Qué?-preguntaron ambos a la vez.

-Oh Bertie, querido, mira que te tenías calladito eso de que tenías marido y tres niños tan lindos-añadió otra sonriéndole con cariño.

Ante aquel malentendido ambos se sonrojaron fuertemente y empezaron a negar a la vez.

-No, no se equivocan, nosotros no...-Bertie no sabía dónde meterse, por un lado estaba que no cabía en sí de felicidad por aquel malentendido pero por otro le ponía nervioso ya que no quería que Donald se sintiera incómodo.

-Son mis sobrinos, los niños, y Bertie y yo solo somos amigos-explicó el pato rápidamente.

-Oh-ambas mujeres se miraron sorprendidas y algo avergonzadas-discúlpenos es que pensamos...

-Bueno por la forma en la que Bertie miraba a....

-Señoras-el monitor las interrumpió rápidamente, ante de verse completamente expuesto ante Donald-mejor vamos con sus hijos ¿sí?-el más alto intentó alejarlas de allí lo más rápido posible, solo giro la cabeza para mirar a su...a Donald-hablamos luego-se despidió y el otro asintió antes de ir con los chicos.

Bertie pasó un momento bastante incómodo con esas dos señoras que, aunque tenía las mejores de las intenciones, no paraban de acosarle, con preguntas sobre su relación con Donald y porque no hacía nada para “cortejarlo” como decían ellas, el hombre buscaba cualquier excusa para librarse de aquella situación, cuando escucho jaleo en otro lado, algo perfecto en esa situación. Despidiéndose de las dos mujeres se fue rápidamente hasta donde estaba el círculo de gente, pensando que serían dos niños discutiendo, lo que no se esperaba era ver a Donald en medio de ese círculo y frente a él, un hombre bulldog casi tan grande como él y gordo como un barril, Bertie reconoció a ese hombre enseguida, era un padre de uno de los niños, un hombre malhumorado, mandón, que para él solo contaba ganar a cualquier costo en las pruebas y sus dos hijos, dos gemelos habían salido igual a su padre, para su desgracia.

-Discúlpate-gruñó el perro al otro, quien protegía a sus sobrinos detrás suyo.

-Son tus hijos quienes se tienen que disculpar, ellos empezaron-Donald miró al otro sin inmutarse, pero Bertie sabía que estaba perdiendo la paciencia.

-Eso-dijeron los trillizos.

-Mis hijos solo dijeron la verdad, es obvio que esos tres hicieron trampas para ganar las medallas, ningún niño criado por ti puede ser bueno en algo.

Ahora fue el turno de Donald de gruñir-los niños ganaron esas medallas con todas las de la ley, ellos son buenos en todo lo que se propongan.

-Ja, ¿teniendo tu sangre corriendo por sus venas? Lo dudo-el hombre sonrió de forma burlona-te conozco desde el instituto Donald Duck, eres patético, débil y un enclenque, nunca ganabas en ninguna prueba y aprobadas por los pelos, no eres más que un pato inútil insignificante-se fue acercando hasta el pato-el único motivo por el cual no estas en la calle mendigando es que tienes un tío rico que te mantiene, mientras los demás nos matamos trabajando, tú te aprovechas del trabajo de otros, al menos tu hermana sabía hacer algo pero tú-le miró de arriba abajo y se rio-no sirves para nada.
-¡Oye no insultes a nuestro tío!-soltó Dewey, enfadado y sus hermanos igual pero Donald los miró para que se callaran, luego volvió a mirar al otro.

-Mejor eso, a ser un borracho sin trabajo que se dedica todo el día a ver la tele y beber, que yo recuerde ¿No fue ese el motivo por el que tu mujer te dejó? Je ¿Qué te matas a trabajar? Por favor, todos sabemos que es tú ex mujer paga todo, incluido esto-las palabras de Donald fueron tan afiladas y cortantes como una katana, dejando a todos con la boca abierta y al otro rojo de la vergüenza y la ira.

-Retiro lo dicho, si servías para algo en el instituto-levanto su puño-como saco de boxeo y te lo voy a recordar-iba a golpear con todas sus fuerzas a Donald, pero el puñetazo no llegó, para sorpresa de todos alguien lo detuvo fácilmente.

-Storckules-susurro Donald sorprendido de verle, más el otro no le miro y sonrió como siempre, estaba muy ocupado mirando al perro que insultó e intentó golpear a Donald.

-¡Oye! ¿Qué demonios haces?-preguntó el bulldog intentando liberarse pero no podía moverse en absoluto.

El más alto no respondió, solo levantó su puño y esta vez fue él quien golpeó al perro en el rostro lanzándolo varios metros hacia atrás.

-¡Papa!-gritaron los niños corriendo hacia su padre.

-¡Storckules!-gritó Donald entre sorprendido y furioso, este por fin pareció haberle escuchado ya que se giró para mirarle y sonreírle.

-¿Si Donald?

-¿Qué demonios crees que haces?

-Venir a recogeros por su puesto.

-No me refiero a eso-señala a donde había ido a parar-me refiero a golpearlo, podrías haberlo matado.

-Oh...eso...-mira en esa dirección durante un segundo pero luego mira a Donald y a los chicos y se encoge de hombros-no hay problema, ni siquiera use mi fuerza, como mucho tendrá la nariz rota.

Donald se llevó la mano al rostro, frustrado por su aparente impasividad ante lo que había hecho.

-¿Nos vamos?-preguntó el semidiós empezando a caminar seguido de los niños, quienes estaban maravillados con la fuerza del otro, Donald los miro y luego a donde había caído el perro, había gente a su alrededor, entre ellos Bertie, quien le devolvió la mirada y le hizo una seña para que se marchara, así que lo hizo aunque no muy convencido.

Mientras con el perro.

-Aggg...ese bastardo-estaba sentado intentando levantarse, una de sus manos tapaba parte de su rostro-me ha roto la nariz y varios dientes-miró al monitor-pienso denunciarlo y a ese asqueroso pato y a los críos también, más te vale echarlos.

Bertie quien hasta ese momento había permanecido callado le miró, con la mirada más gélida que nadie había visto.

-No.

-¿¡Qué!?-el perro estaba furioso-¿Piensa dejar que esos matones se salgan con la suya? ¿Es que no se preocupa por la seguridad de los niños?

-Me preocupo, más que usted-Bertie se levantó-y el único matón que hay aquí es usted.

-Pero....

-Señor....solo le diré esto una vez-Bertie levanto al otro del suelo con una mano y lo puso de pie hasta que sus rostros se encontraron-vuelva a insultar a Donald, a los trillizos, vuelva a amenazarlos o golpearlos....y le aseguro que una nariz rota y unos dientes, será el menor de sus problemas-una voz de ultratumba, ojos que podían matar a cualquiera con solo mirarle y la fuerza que ejercía contra el cuello de la camisa de aquel gordo perro, fue más que suficiente como para que el otro temiera por su vida y asintiera rápidamente.

No fue hasta que Bertie, le soltó y despejo a todo el mundo que el hombre perro pudo caer al suelo sintiendo que el alma le volvía al cuerpo, ignorando a sus hijos miro como el gran líder de los jóvenes castores de la zona se marchaba y supo que bajo esa fachada de bueno, se encontraba un auténtico demonio.

Más tarde en la mansión McDuck o más concretamente en el barco de Donald.

-No puedes ir golpeando a la gente, porque si-el pato no paraba de dar vueltas en su barco casa, mientras reñía a Storckules por su imprudencia de hace un rato.

-Pero te insulto y te iba a pegar-el otro no podía entender cómo es que Donald lo defendía, ese bastardo se merecía algo más que un simple puñetazo, pero no podía matar a un mortal sin consecuencias, no en esa época al menos y sabía que a Donald no le gustaría eso, aunque ganas no le faltaban, ah si estuvieran en la antigua Grecia.

-Se defenderme solito Storckules, no necesito que me salven y mucho menos que golpes al padre de otros niños delante de todo el mundo, podrían denunciarte-A Donadla le dolía la cabeza, pensaba que después de tanto tiempo entre los humanos, el semidiós hubiera aprendido algo de civismo, pero aun había cosas que le sorprendían.

-Lo siento-Donald le miró y vio al mayor poniendo esa cara de pena que siempre hacía cuando le reñía demasiado-no volveré a hacerlo, perdón-el pato suspiro, no podía seguir enfadado cuando le ponía esa cara de niño pequeño, les recordaba a sus sobrinos.

-Está bien, solo esperemos que no acabe viniendo la poli -dijo finalmente, y Storckules lo abrazó con fuerza.

-Gracias Donald, tu corazón siempre tan bondadoso mi querido amigo.

-Si, si...solo-Donald se soltó de él-compórtate mañana ¿vale? Es la feria y no quiero que los niños se avergüencen.

-Entendido, me comportare.

Donald suspiró, esperaba que así fuera.

Al día siguiente, en la feria, toda la familia McDuck más los amigos ejem pretendientes ejem de Donald estaban allí, para disfrutar del día y por supuesto ver a los chicos que estaban en distintos puestos, al llegar todos se habían separado, menos Donald y sus amigos quienes recorrieron los puestos juntos, Bertie se unió a ellos al rato, luego de asegurarse de que todo estuviera yendo bien.

Comieron algo, y participaron en distintos juegos, donde Bertie, Storckules y Raider ganaban la mayoría de los juegos, que curiosamente todos iban a parar a Donald, bajo la excusa de que eran para sus sobrinos.

Mientras caminaban, vieron los distintos puestos, cuando una anciana apareció junto a ellos.

-Joven ¿Quiere que le lea su fortuna?-le pregunto a Donald, quien se sobresaltó ya que no la vino venir.

-No gracias-respondió intentando liberarse pero la mujer fue más rápida y le tomó la mano.

-Oh vamos, solo será un momento y no cobro-dijo mirando su mano-mmm...veo que ha tenido una vida muy ajetreada, llena de aventuras y misterio, su suerte no ha sido muy buena.

-Si algo movidita sí que ha sido-susurro mirando a sus amigos, quienes sonrieron divertidos.

-Y muchos trabajos diferentes, veo dinero pero...lejos de su alcance.

-Y tan lejos-añadió el pato, haciendo que Gladstone, José y Panchito se rieran-oye-se quejó, mientras la mujer seguía.

-Pero no todo es malo-puso un dedo en su palma-su línea del amor, es muy interesante, tiene a mucha gente que lo amaba familia, amigos y vaya, vaya, en el romance es muy afortunado, un verdadero ligón, si me permite decirlo. Pero no se preocupe, su alma gemela está cerca, más de lo que piensa y la encontrará pronto.

Aquellas palabras sorprendieron al resto, quien se sintieron nerviosos por lo que dijo era muy cierto, aunque lo que más le llamó la atención fue lo último que dijo, más Donald no parecía impresionado ya que apartó la mano rápidamente de la mujer y le dio unas monedas.

-Mire señora, gracias pero me temo que se equivoca, de suerte en el amor nula, así que ahórrese sus charlas para otro que se lo crea, aquí tiene algo de dinero por las molestias-respondió el pato de forma cortante aunque intentaba ser amable y se dio la vuelta para seguir caminando, el resto se quedaron sorprendidos pero rápidamente lo siguieron, más la mujer no se dio por vencido.

-Aún no le he dicho lo que vi en su última línea, y es importante.

-¿la última línea? ¿La de la vida?-Donald la miró de reojo divertido-¿Qué me dirá? ¿Qué viviré más aventuras? ¿Qué viviré una larga vida feliz?

-En realidad todo lo contrario-la voz de la mujer sonó seria-debe cuidarse Donald Duck y sanarse porque si no, morirá antes de que acabe el año-las palabras de la mujer provocaron un escalofrío a los hombres presentes, viendo como desaparecía entre la multitud, hasta Odín y Gladstone quienes eran hombres de ciencias, sintieron algo raro cuando escucharon aquella predicción.

-Puf, por favor-Donald sin embargo parecía que no le hizo efecto.

-¿No te importa lo que ha dicho?-preguntó Goofy preocupado.

-¿Eso? Oh vamos, ¿Morir dentro de dos meses? Es absurdo, además con todo lo que tengo pendiente para el tío Scrooge, dudo que vaya a morir hasta dentro de 50 años más por lo menos-bromeó el pato, y pareció tener efecto ya que hizo que varios se rieran-tranquilos, era solo una charlatana, las predicciones requieren de magia muy específica y yo no sentí nada en ella, así que no hay de qué preocuparse, seguro que solo la contrataron para darle algo de misterio a la feria.

Las palabras de Donald tenían bastante sentido así que todos se olvidaron rápidamente del asunto menos Bertie, quien seguía dándole vueltas, no porque no creyera en las palabras de Donald sino porque...

Nadie contrató a ninguna vidente para la feria.

Chapter 11: Reunion

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Scrooge no era tonto, sabía perfectamente lo que estaba pasando, tenía muchos años y aventuras a sus espaldas pero sobre todo era extremadamente perceptivo con lo que ocurrían a su alrededor y sobre todo si era su sobrino favorito y casi hijo (aunque no lo admitiera)

Era por eso, que esa mañana cuando Donald fue a llevar a Sakura al aeropuerto, ya que la mujer gato tenía asuntos que atender en sus empresas de su país de origen, el anciano aprovechó para llamar a todos esos “malditos bastardos”

-Tío Scrooge, estás exagerando-dijo Della con los brazos cruzados mirando mal a su tío.

-Esos idiotas intentan aprovecharse de Donald y no lo pienso permitir-dijo el hombre sacando su escopeta de la vitrina que tenía y poniéndole las balas

-¡Tío Scrooge por favor!-pidió Della, de verdad temía que su tío fuera a matar a alguno o a todos.

En ese momento la puerta se abrió y entraron los once condenados al cadalso.

-Señor Scrooge ¿nos llamó?-preguntó Mickey acercándose a la mesa del despacho cuando se paró en seco al ver al anciano con escopeta en la mano.

-¿Para qué es eso?-preguntó Goofy sin entender.

Scrooge sonrió de lado, pero de una manera tan tétrica que hizo a todos temblar de miedo-Oh para nada importante, bien caballeros sentaros y ahora-cargó la escopeta lista para disparar-vamos a hablar de las intenciones que tenéis con mi sobrino.

Si hubo un momento , alguno de los chicos presentes pensó en salir corriendo, ahora era demasiado tarde para hacerlo.

-Y más vale no mentirme-continuo Scrooge rodeando la mesa para acercarse a ellos-al contrario que Donald, yo no soy tan tonto, y me ha quedado muy claro vuestras miradas y acciones con él, así que hablad.

-Tío por favor-pidió Gladstone pero Scrooge le apuntó asustando al pato.

-Aquí no soy tu tío, Gladstone, así que a callar o probaremos si tu suerte también te sirve para esquivar balas.

-Bueno ya basta-Della se interpuso entre su tío y los chicos y le quitó el arma-Así no conseguirás nada y harás que Donald te odie.

-Lo prefiero antes que dejar que cualquiera esté con mi sobrino-Scrooge miró a los hombres furioso-tengo que asegurarme de que no intentan aprovecharse de él o lastimarle.

-Jamás haríamos eso-intervino Bertie molesto y no era de los que se molestaban-puede que no los conozca a todos mucho pero...si me he dado cuenta de que ninguno haríamos algo para lastimar a Donald, eso seguro.

-Bertie tiene razón-esta vez fue Gyro quien habló-jamás lo lastimaremos, y Scrooge tu nos conoces a la mayoría, sabes que es cierto.

-Precisamente porque os conozco-se cruzó de brazos-y puede que como amigos sea una cosa pero si intentáis alguno de vosotros ser su pareja es diferente y más si vuestros sentimientos no son reales o duraderos.

Eso fue un ataque directo al corazón de todos ellos ¿Qué sus sentimientos no eran reales? ¿No eran duraderos? Si Scrooge supiera cuánto tiempo llevan suspirando y sufriendo por su sobrino, no diría esas cosas.

-Lo repetiré una vez más-Scrooge sacó un revólver que tenía guardado en su chaqueta-¿Qué intenciones teneis con él?

-¿De dónde sacaste ese revólver?-preguntó la mujer.

-Soy un aventurero querida, tengo mis recursos.

 

Los otros se miraron entre ellos, y supieron que tenían que hacer una tregua.

-Scrooge-llamó Odín-¿Quieres saber nuestras intenciones?-el anciano asintió.

-Lo amamos-respondieron todos a la vez, como si hubiera sido ensayado pero no era cierto, solo dijeron lo que sentía en sus corazones desde hacía mucho y que no pensaban decir en voz alta, al parecer Scrooge no se imaginó escucharlo porque de la sorpresa bajó el arma.

-No hay nada más-dijo Raider mirando hacia otro lado, eso de expresar sentimientos le ponía incómodo.

-Da igual si Donald escoge a alguno de nosotros o a ninguno, nuestros sentimientos no cambiaran-añadió Mickey seguro de lo que decía.

Scrooge los miro por un momento, como si así se asegurará de que no estuvieran mintiendo, finalmente suspiro antes de darse la vuelta y caminar hacia su mesa.

-Donald ha sufrido mucho, soy consciente de que mi sobrino tiene heridas internas más de las que puedo imaginar, pero lo conozco sé que es alguien romántico y que si se enamora, amara con cada parte de su ser-los miro con la misma preocupación que un padre tiene por su hijo-por favor no le hagáis sufrir, si de verdad le amáis, no le rompáis el corazón.

-Nunca lo haríamos, no intencionalmente-aseguro Fenton.

-Bien-dejo el revólver en la mesa-entonces si queréis cortejar a mi sobrino, tenéis mi beneplácito-aquellas palabras sacaron una gran sonrisa a más de uno-pero...-aquello los alertó-no creáis que lo vais a tener fácil-el anciano los miró y se cruzó de brazos-vais a tener que cumplir una serie de normas.

-¿Normas?-preguntó Storckules-¿Cómo cuáles?

-Primero, se acabó esta guerra de miradas y tensión constante entre vosotros, por dios parecéis adolescentes, más os vale hacer una tregua y os turnáis.

-¿Turnarnos?-esta vez preguntó José.

-Exacto, vosotros os turnareis para tener una cita con Donald, una cada uno y los demás tienen prohibido interferir, también tendréis tiempo en el día solos con él.

-Espera...espera, ¿nos estás diciendo que tenemos que pedir turno para estar con Donald y enamorarlo? ¿Cómo si fuera la carnicería?-Panchito sonaba irónico, como si no creyera que eso estuviera pasando.

-Es la mejor forma para que no os estáis matando, porque todos sabemos que si dejamos las cosas como están, no solo mi sobrino no se enterara de nada, sino que además os acabareis peleando cualquier momento y como Donald lo vea o se entere, se enfadara con vosotros ¿es eso lo que queréis?

Aquellas palabras fueron suficientes para que incluso los más escépticos como Panchito o Raider, se callaran, ninguno quería que Donald se enfadara con él.

-Bien lo siguiente será...-Scrooge fue interrumpido por Della.

-Una entrevista con nosotros-saltó la mujer sonriendo por la cara incrédula de los chicos, Scrooge también la miro-¿No pensareis que dejaremos a Donald con cualquiera verdad?-La mujer sacó unas hojas-Tengo una entrevista para asegurarme de que mi hermano no salga con un patán, y no es negociable.

-¿Desde cuándo tienes eso?-preguntó Gladstone.

-Desde que Donald estaba en la uní y conoció a Panchito y José.

-¿Qué?-Los dos latinos se miraron.

 

-Por supuesto, en realidad lo creé para vosotros porque ja, se notaba que queríais con mi hermano, así que lo hice por si alguno o los dos salían con él, pero no lo use...hasta ahora-Della sonrió de forma maligna que hizo temer a los presentes.

-Bueno yo también tengo un modelo de entrevista-Scrooge haciendo que le miraran y enseñó sus papeles-y soy más duro que Della.

Esto era surrealista, ¿en serio tenían que pasar un test o entrevista por parte de la familia de Donald? ¿Qué era lo siguiente?

En ese momento, la puerta del despacho se abrió, dejando entrar a los cuatro niños.

-Espera tío Scrooge, mama, nosotros también tenemos nuestra entrevista-dijo Huey mostrando sus papeles.

-¿¡Que!?

-¿Estabais escuchando?-preguntó Bertie mirando a los niños, quienes asintieron.

-Cuando escuchamos que el tío Scrooge os llamaba vinimos a escuchar-dijo Dewey.

-Si, nos imaginamos que era por que os gusta el tío Donald-continuo Louie encogiéndose de hombros-sois muy obvios.

-Y lo escuchamos todo-Webby sonrió.

-Y no vamos a dejar a nuestro tío en manos de cualquiera-continuo Louie.

-Por eso creamos este test, para asegurarnos de que nuestro tío este con alguien que lo merezca-corearon los cuatro niños

Esto era increíble, si ya pensaban que era difícil estar con Donald, no se imaginaban que tendrían que pasar por su familia también, definitivamente el pato era más amado de lo que cualquiera podría imaginar, por su puesto si el premio final era el amor de ese pato, pasarían todas las pruebas que hiciera falta.

Chapter 12: Cita de Goofy.

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El sol de la mañana estaba apareciendo poco a poco en el cielo, en el bosque de Duckburg los animales empezaban a despertar para otro día, el agradable olor del rocío acompañado por el frio de la mañana hacía que la gente que estaba despierta a esas horas tuviera que abrigarse y precisamente, dos hombres estaban abrigados, mientras compartían espacio en aquel pequeño bote flotando en el lago del bosque, con dos cañas de pescar puestas perfectamente y mientras esperaban la pesca, estaban tumbados uno junto a otro, bebiendo café en dos tazas de metal.

-Gracias otra vez por invitarme Goofy, necesitaba un día de paz y tranquilidad.

-No tienes que darlas, Donald. Hacía mucho que no veníamos a pescar los dos solos.

Efectivamente, Goofy había invitado a Donald a una salida los dos solos para pescar, aunque lo que el pato pensaba que eran una salida de amigos, en realidad para el otro era un intento de cita, se había pasado mucho tiempo pensando en donde podía invitar al Donald, pero nada se le ocurría y más cuando hacía años que no invitaba a nadie a salir, menos si se trataba del pato. Así que, al final opto por una cita donde ambos podían disfrutar del único hobbies que tenían en común.

La verdad es que Goofy se moría por tocarlo, pasar un brazo por detrás de su espalda y atraerlo hasta él para abrazarlo, quizás él se recostara en su pecho y los dos podrían disfrutar de la soledad del lugar, la verdad es que no le importaba si no pescaban nada, solo quería estar así con él, quizás si todo iba bien podría decirle lo que sentía o incluso besarle si se sentía atrevido, pero claro eso solo era su imaginación, un deseo febril que su corazón anhelaba.

El más alto miró al otro abrió la boca para hablar pero...

-¡Están picando!-gritó Donald, dejando la taza y tomando su caña de pescar, Goofy bufo aunque se acercó al pato igualmente cuando vio que no podía con su captura-Goofy, no te quedes ahí parado, ayúdame.

Goofy reaccionó rápido y se puso detrás del pato, le rodeo con sus brazos y puso sus manos sobre las de él para ayudarle a tirar, tenía que ser un pez muy grande o testarudo porque ni juntos podían con él, tiraron y tiraron hasta que al final…la caña se rompió por la mitad y ambos cayeron al suelo del bote.

-Aggg maldito pez-Donald estaba rojo de la ira, mirando con furia el lago y luego a ese pez que parecía salir para burlarse de ellos.

-Jajajaja, debes reconocer que ha sido divertido Donald, ayeuk-Goofy por otro lado estaba riéndose por la situación.

Donald se giró para mirarle con cara de pocos amigos, hasta que se dio cuenta de algo, Goofy se acababa de poner rojo-¿Goofy? ¿Estás bien?

No, no lo estaba, al principio o se dio cuenta pero ahora que Donald se había movido, se había percatado de que el pato estaba encima de él, concretamente encima de su regazo, en una sola muy peligrosa para su gusto, porque tener al pato que amaba encima de él, y con su hermoso trasero frotando inconscientemente contra él, Goofy podía ser muy bueno pero no era de piedra, aunque si seguían así acabaría de ponerse duro como una.

-Esto...¿podrías quitarte Donald? ¿Por favor?-pidió Goofy con toda la tranquilidad que pudo y concentrándose en que no se notara nada.

Donald pareció darse cuenta en ese momento de como estaban, así que rápidamente se levantó y se sentó a su lado.

-Lo siento-se disculpó-no pensé que pesaría tanto, no quería aplastarle.

-Jejeje no te preocupes no pesas tanto-aseguró Goofy, la verdad es que Donald no pesaba nada y por si él fuera le podía “aplastar” siempre que quisiera con tal de tenerlo entre sus brazos.

Ambos se quedaron en silencio durante un buen rato hasta que Goofy se calmó lo suficiente como para poder hablar.

-¿Qué quieres hacer?-preguntó finalmente y señaló la caña rota-aún tenemos otra pero si quieres podemos irnos-la verdad es que no quería irse pero, entendía si Donald quisiera, a fin de cuentas el motivo por el cual lo invito era para pescar.

-Mmmm...no hace falta-Donald volvió a tomar la manta que tenía antes y se sentó al lado de su amigo-la verdad es que no me importa no pescar nada, solo quería un poco de paz y tranquilidad, últimamente todo a esta muy revolucionado en la mansión, me gustan las emociones fuertes pero todos los días es pasarse-miro a Goofy-¿te importa si me acuesto contigo un rato?-preguntó a lo que Goofy negó rápidamente, mientras sentía su rostro calentarse cuando el pato se recostó contra él y puso la cabeza en su pecho, Donald suspiro relajado y cerró los ojos.

Goofy miraba a Donald sin poder creerse lo que estaba pasando, sin saber si era real, era cierto que eran amigos desde hacía años pero nunca habían llegado a ese nivel de intimidad, ¿tal vez se dio un golpe en la cabeza y estaba inconsciente? ¿Era una alucinación o un sueño? No estaba seguro, pero lo que sí sabía era que no iba a desaprovechar esa oportunidad.

Lentamente, movió su brazo y rodeo a Donald para acercarse más a él, descansando su mano en las caderas del pato, mientras con la otra colocó la manga para que los tapara a los dos , Donald parecía haberse quedado dormido porque no se movió y su respiración era muy tranquila, sonriendo y sintiendo una gran felicidad que no sentai en años, Goofy se acomodó mejor y él también cerró los ojos.

Definitivamente la cita salió mejor de lo que esperaba.

Chapter 13: Cita de Mickey.

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Los escape room estaban de moda, ya fuera de misterio, ciencia ficción, fantasía, series, libros, películas etc. Había tantos tipos diferentes y para todos los gustos, el hecho de buscar pistas y resolver misterios, eran como una aventura en una habitación contra reloj.

Cuando Donald descubrió los escape room se quedó maravillado y le encantaron, hasta el punto que se conocía todos lo que había en la ciudad, le daba igual el género, todos le gustaban y todos los resolvía, por eso cuando Mickey se enteró de que habían abierto uno nuevo, no dudo en llevar al pato.

Era de misterio estilo italiano, relacionado con Leonardo DuckVinci, al parecer era muy difícil porque ambos estaban teniendo problemas para resolver un acertijo.

-¡Cómo es posible!-Donald gruño mientras miraba el papel-aquí tiene que ver algo más.

-¿Deberíamos pedir una pista?-preguntó el ratón.

-De eso nada, no he pedido una pista en mi vida, no voy a hacerlo ahora, tu vuelve a mirar los libros, yo miraré por aquí.

Mickey suspiro mientras volvía a revisar los libros, su intención de esta cita era poder pasar tiempo con Donald a solas y que mejor que un sitio cerrado los dos solos o al menos eso pensaba él, pero obviamente había olvidado que Donald era extremadamente competitivo-

-“Quizás en otra ocasión”-pensó deprimido, cuando vio algo que le llamo la atención-Oye Donald.

-¿Qué?

-Leonardo DuckVinci era un pintor muy famoso ¿Verdad?

-Pues claro, sus obras son conocidas en todo el mundo.

-Y también fan de los números, ¿no decían que formaba parte de los masones?

-Es una de las múltiples teorías que hay-Donald se acercó a él confundido-¿Por qué?

Mickey señaló los libros y luego los cuadros que había por la pared y que mostraban los años que fueron pintados-¿Y si es un código?

Donald miró a ambos lados y sus ojos se iluminaron-Un código alfanúmero, pues claro ¿Cómo no lo pensé antes? ¿Dónde hay papel y boli?

-Voy a por él-Mickey le dio un libro y mientras Donald se dedicaba a mirar cada parte, Mickey apuntaba, hasta que al final.

-¡¡Lo encontré!!-exclamó Donald orgulloso, antes de mirar a su amigo le tomo del rostro y le dio un beso a en la mejilla-Mickey te adoro, eres un genio-le dijo feliz antes de poner la clave que necesitaban en la puerta y efectivamente ganar el juego-Jaja, chúpate esa, invicto como siempre.

-Eres increíble Donald-dijo Mickey acercándose a su amigo con una sonrisa sincera y un gran sonrojo en su rostro, se sentía como en una nube por haber sido besado por el pato.

-Exageras.

-No para nada, siempre lo he sabido desde que estábamos en la academia, por eso siempre sacabas las mejores notas aunque te esforzaste en quedar el segundo-Donald rodó los ojos, no esperaba que volviera a sacar ese tema después de tanto años-y sinceramente no hubiera sido el primero si no hubiera sido por ti y me hubieras ayudado a estudiar, en serio Donald eres el tipo más inteligente que conozco.

-¿No recuerdas a Gyro, Fenton y Odín?-comentó el pato mientras salía de la sala seguido del ratón, el pato intentó pagar pero se le adelantó y pago él, haciendo que recibiera una mala mirada.

-No me hagas ordenarlo-le susurro Mickey, sabiendo que si ordenaba algo como rey Donald tenía que cumplirlo le gustara o no, por su puesto el ratón jamás haría algo en contra de la voluntad de Donald, pero eso no significaba que no pudiera amenazar con ello y funcionó porque le vio guardar su cartera-Y ellos son inteligentes es cierto, pero tú también-añadio continuando la conversación anterior.

Mickey esperaba que Donald se despidiera y que cada uno fuera a su casa, con todo el dolor de su corazón pero no se esperó que el pato le tomara de la manga.

-Espera-le dijo-¿Quieres ir a tomar un helado?

-¿Un helado?

-Si, digo...es como mi tradición, siempre después de un Escape Room, voy a por un helado a celebrarlo, podríamos ir, además aún no te agradezco porque me trajeras-Donald sonrió-siempre estas atentó a todo, sabias que este lugar era nuevo y que no había podido venir aún, con lo que me gustan estos sitios. Así que venga, vamos a celebrarlo, yo invito y no quiero excusas

Mickey quería rebatir, decirle que no tenía que compensarle nada y que estaba más que feliz por estar con él, pero no iba a perder la oportunidad de pasar más tiempo con Donald así que asintió.

-De acuerdo, tú mandas.

Donald sonrió con autosuficiencia-así me gusta, vamos-dijo empezando a caminar seguido al lado por el ratón-y ¿Mickey?

-¿Sí?

-Gracias por invitarme, pero la próxima vez invitare yo.

Mickey lo miró entre confundido e ilusionado-¿Próxima vez?

-Claro, con el equipo tan bueno que hacemos, tenemos que venir juntos, ¿Qué me dices?

-Jajaja Donald no se me ocurre nada mejor.

Al final, la cita no salió tan mal como pensaba.

Chapter 14: Cita de Storckules.

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Storckules no era muy listo, aunque tampoco era tan tonto como muchos pensaban, pero él era un semi dios de acción, aventuras y sobre todo actuar antes que pensar, cosa que le recriminaban mucho su hermana y Donald, precisamente por culpa de este último era porque estaba tan angustiado. No paraba de pensar en donde podría llevarle a una cita, estuvo pensando en alguna aventura en algún lugar exótico, sabía que Donald amaba las aventuras así que le podría gustar, pero no tenía dinero para pagar dos billetes de avión y no podía pedirle a Donald que los transportará con magia, no quería que el pato hiciera nada que no fuera disfrutar de la cita.

El semidios dio vueltas por el salón de su casa, había adquirido una casa genial a las afueras de la ciudad donde vivían su hermana y él, solo que ahora Selene había ido al monte olimpo para un asunto de trabajo, por lo que solía estar solo, y mientras estaba ahí seguía pensando y pensando que hacer, hasta que se fijó en el periódico que había en la mesa. Storckules se acercó y lo tomó, pensando que tal vez podría llevarlo al cine, cuando se fijó en un artículo que hablaba sobre la nueva exposición en el museo de la ciudad. Fue en ese momento cuando se le ocurrió.

Era un día soleado, pero no caluroso, la gente salía por las calles a divertirse aquel sábado, lejos de preocupaciones, lejos de los problemas, que pena que Donald Duck no pensara lo mismo.

-¿Puedes decirme a dónde vamos?-preguntó por enésima vez en lo que llevaban de mañana a su acompañante, pero de nuevo solo recibió una sonrisa y una negativa silenciosa.

-Tranquilo mi emplumado amigo, lo sabrás cuando lleguemos.

Donald suspiro, esa mañana Storckules había ido a buscarle y prácticamente le había suplicado que le acompañara a algún lugar que le encantaría, y bueno él no tenía nada que hacer y sinceramente no era tan duro como para negarse (sin contar que él semidiós podía ser muy pesado y convincente cuando quería) pero no le había dicho nada en todo el trayecto y Donald no era alguien que tuviera mucha paciencia.

-Por favor Storckules, dime a donde...

-¡Llegamos!-anunció deteniéndose abruptamente haciendo que Donald chocara con él.

El pato se frotó el pico molesto antes de rodear al más alto y mirar el lugar, sorprendiéndose de encontrarse con el museo.

-Hay una exposición de arte griego clásico-respondió el más alto antes de que el otro preguntara-vi un artículo en el periódico y me di cuenta, de que nunca te he contado nada de mi pasado, de mí y pensé que...quizás te gustaría-le miro sonrojado-conocer mi historia, la de verdad y no la que cuentan en los libros.

Donald le miró sorprendido, y se dio cuenta de que tenía razón, a pesar de que conocía al otro desde hacía años, nunca había hablado de su pasado, no de manera profunda al menos, en cambio él sí conocía muchas cosas de él.

-De acuerdo, entremos-dijo el pato, viendo como el otro sonreía ampliamente y los dos entraron el museo.

La exposición era increíble, había desde jarrones, esculturas y cuadros representando desde los actos cotidianos de la Grecia clásica, como de escenas de la “mitología”. Durante el recorrido, Storckules le estuvo contando a Donald acerca de la época, su vida y corrigiendo los “errores” que los humanos habían cometido al representarlos, algunos menores, otros malentendidos y otros eran grandes errores.

-El rapto de Proserpina-leyó Donald-¿No es así uno de los nombres de la esposa de Hades? Perséfone, creo-Donald miró al otro quien tenía el ceño fruncido y asintió.

-Es una aberración-murmuró el otro antes de mirarle-no a nivel artístico claro, pero está mal representado, mi tío Hades jamás la raptó.

-¿No?

-Para nada-ambos volvieron a caminar-él ama a Perséfone más que nada y ella a él, si supieras, mi tío se pasó años yendo al mundo de los humanos solo para verla y hablar con ella, al principio solo fue para pedirle consejo sobre las plantas del inframundo y luego hablaron de todo, al final se enamoraron y ella accedió a ir al inframundo con él, claro Deméter no se lo tomó nada bien y se encargó todos pensaran que mi tío la raptó-negó cansado-tía Perséfone aún no se lo perdona.

-Vaya, sabes mucho-le alagó Donald sorprendido ganándose una sonrisa por parte del otro.

-Su historia de amor es mi favorita, siempre les pedía a mis tíos que me la contaran, pero lo que más me gustaba eran la mirada que se daban ambos cuando la contaban, aún después de siglos se aman tanto, supongo que...siempre he soñado tener un amor como el de ellos dos-los ojos de Storckules brillaban conforme hablaba, estaba claro que quería mucho a sus tíos y esa historia estaría siempre en un lugar especial en su corazón.

Donald jamás había pensado Storckules pudiera tener ese lado tan culto y romántico, siempre era tan exaltado, hablando de heroicidades, que era extraño verle en esa faceta tan calmada, sin embargo hubo algo que dijo que le resultó extraño y que no encajaba con lo que había leído sobre él-Pero Storckules tú...-empezó pero se calló al ver como el rostro de su acompañante se tornaba oscuro y su sonrisa desaparecía, eso extraño al pato y siguió su mirada para saber que estaba viendo, cuando se dio cuenta de que estaban frente a un mosaico, Donald enfoco su mirada en el título de este.

-Los doce trabajos de Storckules-leyó sorprendiéndose de inmediato y miró al otro quien había apartado la mirada del mosaico que tenía enfrente-Storckules-le llamó preocupado.

-Saldré fuera un momento, luego nos vemos-murmuró el otro mientras salía apresuradamente de allí, Donald volvió a mirar el mosaico y luego por donde se fue su amigo antes de seguirle, no podía dejarlo así, no cuando se notaba que estaba dolido.

El museo tenía un jardín a la salida de este con bancos para que la gente pudiera sentarse para disfrutar de las vistas y precisamente en uno de esos bancos estaba Storckules con la cabeza agachada mirando sus manos como si fuera lo más interesante del mundo. Sin decir nada, Donald se acercó a él y se sentó a su lado.

-No tienes que contármelo si no quieres-fue lo único que dijo para hacerle saber que no lo forzaría a nada que no quisiera.

Storckules suspiro pero no le miró-¿Alguna vez has leído sobre los doce trabajos?

Donald se puso a recordar-sí, fueron trabajos que te impuso el oráculo de Delfos bajo las órdenes de tu primo Euristeo.

Ante la mención de su primo, Storckules lanzo un gruñido molesto, incluso aunque llevaba siglos muerto aún lo odiaba.

-Exactamente pero...¿sabes por qué tuve que realizarlos? ¿Por qué fui al oráculo en primer lugar?-por primera vez Storckules lo miró con dolor en sus ojos-fue en penitencia, por haber matado a mi esposa, a mis hijos y a mis sobrinos.

Donald abrió los ojos sorprendido, era cierto eso decían los libros, pero sinceramente después de conocerle en la academia pensaba que eran mentiras de los humanos de la época, pero al parecer se equivocaba.

-Se suponía que los doce trabajos me expiarían mis pecados, mi darían paz, pero se equivocaban, aún hay noches en las que me despierto asustado, rememorando como los mate-miró sus manos horrorizado-aún tengo miedo de mí mismo, de que algún día mi ira vuelva a aparecer y ataque a la gente que quiero, a mi hermana, a los niños, a Della o Scrooge-miró a Donald-o a ti...oh Donald si algún día te llegara a lastimar.

-Shh-Donald lo interrumpió rápidamente y puso sus manos sobre las suyas, negó varias veces antes de mirarle-ni se te ocurra pensar en eso, Storckules, te conozco desde hace años, sé que tú jamás lastimarías a nadie y menos a nosotros o a mí, eres bueno, la persona o semidiós más buena que conozco, y en todo el tiempo que somos amigos, nunca te he visto sucumbir a la ira, dudo que lo hagas ahora-Donald le miró fijamente para hacerle entender que lo que decía era en serio-además que yo recuerde, solo fuiste un títere de los celos de una diosa malhumorada.

Este último comentario hizo sonreír levemente al otro.

-Si bueno, ella nunca se le conoció por tener buen carácter, supongo que por eso hacen tan buena pareja, ella y mi padre-Storckules miro sus manos que ahora tenían las de Donald, percatándose de lo pequeñas que eran en comparación de las suyas, pero al mismo tiempo le sujetaban con tanta fuerza que podía igualar a la de un dios, luego levantó la mirada y vio a Donald mirándole, con confianza, seguridad y hasta cariño, si era del tipo que esperaba o no, eso no lo sabía aún.

-Gracias Donald.

El pato le miró sonriendo y extrañado.

-¿Por?

-Por escucharme, por no juzgarme, por animarme, por ser mi amigo, simplemente por todo...

Donald rio levemente y apretó por un segundo las manos del mayor antes de soltar y levantarse del banco.

-Entonces...¿Qué te parece si vamos a comer algo? Dudo que quede algo interesante por ver y prefiero saber la verdadera historia de la antigua Grecia por el pico de un experto-Storckules le miró y asintió mientras se levantaba.

-Siento que la salida no salió bien-disculpó el semidiós pero Donald le miró incrédulo.

-¿Estas de broma? Me lo he pasado genial, salvo por lo último claro, pero sobre todo...-le sonrió con cariño-me ha permitido conocerte más, eso es mejor que cualquier plan o salida.

Ante sus palabras Storckules se paró, sorprendido por lo que dijo y sintió que su corazón latir a toda velocidad.

-¿Vienes o qué?-le llamó el pato a un pasos delante de él.

Storckules sonrió con la alegría que le caracterizaba antes de seguirle, definitivamente Donald le sorprendía por momentos y le enamoraba igual.

Chapter 15: Cita de Panchito

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El sol estaba saliendo por el horizonte, las calles estaban tranquilas y ni siquiera los animales habían despertado aún y en un coche, estaban un gallo y un pato, el primero conducía y el segundo dormía, roncando suavemente con su cabeza apoyada en el cristal y los brazos cruzados debajo de la manta.

Panchito miraba de reojo a su amigo y no dudó en sonreír a para sus adentros, había hablado con Donald y, secretamente con José, para que fuera con él a ver un rancho cercana, ya que tenía planeado, según le contó al pato y que era medio mentira, medio verdad, comprarla para expandir el negocio de su familia, el gallo se rió al recordar como lo había recibido el pato medio dormido, ya que el día anterior había salido a bailar con el brasileño, cosa que también sabía y que usó a su favor, así el pato estaría lo suficientemente cansado como para no preguntarse porque no iba José con ellos, a pesar de que siempre estaban los tres juntos cuando salían, pero esta ocasión era especial, en esta ocasión quería estar solo con su adorado patito, ya que si quería enamorarlo tenía que estar a solas en aquella cita que había planeado para los dos.

Llegaron a su destino y Panchito aparco a las entradas de la casa de los antiguos propietarios, el gallo se giró a ver a su acompañante aún dormido, en otras circunstancias lo hubiera dejado así, adoraba verle dormir y sabía que sus hábitos de sueños no eran los mejores, pero si querían aprovechar el día tenía que despertarle.

-Donald-le llamó suavemente mientras le movía-Don, despierta-El pato se movió incómodo, negándose a despertar del plácido sueño que tenía, pero las insistencias del otro fueron más fuerte y acabó abriendo levemente los ojos.

-¿Llegamos?-preguntó con la voz ronca por el sueño, incorporándose levemente para sentarse en el asiento del copiloto y rascándose un ojo, Panchito tuvo que contener una sonrisa por lo tierno que parecía en ese momento.

-Así es dormilón, espabila que tenemos que saludar a los dueños-le dijo animado, mientras el otro asentía, Panchito se bajó del coche y fue a buscarlos, cuando volvió con la anciana pareja, Donald ya estaba más despierto y se encontraba observando a las vacas del rancho.

La pareja de ancianos que vendían el rancho eran muy agradables, ambos amaban a los animales y llevaban toda su vida viviendo allí, pero llevarlo ya era muy costoso tanto de dinero como de esfuerzo, por eso habían decidido vender y comprar un terreno pequeño en un pueblo cercano. Tras unas palabras de bienvenida, Panchito y Donald tuvieron toda la libertad del mundo de poder explorar el lugar a su antojo.

El lugar no solo era grande también era hermoso y con un montón de animales, tenían vacas, toros, caballos, ovejas y cerdos, según parece sus animales eran los mejores de toda la zona y habían ganado varios premios, era por eso que la familia de Panchito se interesó por ese lugar en primer lugar. Aunque el motivo principal por el cual Panchito quiso ir de visita era por otro cosa diferente.

-Ten cuidado-dijo Donald preocupado.

-Tranquilo amigo, ya hice esto muchas veces, sabes que soy el mejor-respondió el otro seguro de sí mismo, mientras se acercaba al caballo en el aquel ruedo.

Por supuesto, el gallo tenía que lucirse ante su enamorado y qué mejor forma que domar a un joven caballo.

Panchito se acercó con rapidez y agilidad se montón en el caballo quien ya quería quitárselo de encima, pero el gallo no se dejó vencer, tomando las riendas con fuerza intentaba domarlo y calmarlo, pero este se sacudía de un lado al otro. Panchito se estaba divirtiendo en grande pero Donald estaba con el corazón en un puño pensando que le podía pasar algo al otro, por suerte su sufrimiento no duró demasiado cuando por fin Panchito pudo calmar al animal, y se acercó a la valla de madera donde el pato le estaba esperando.

-¿Viste? Soy o no soy el mejor.

-De lo que eres el mejor es matarme del susto, un día de estos vas a provocarme un infarto por culpa de tus imprudencias Panchitos.

-Oh vamos, tú me amas así y lo sabes-el gallo se burló, quitándole importancia a las palabras del otro.

Donald le miró con el ceño fruncido antes de suspirar y sonreírle-Si lo hago-respondió antes de caminar hacia la casa-¿vamos a otro lado?-preguntó pero al no oír respuesta se giró para verle-¿Panchito?

Panchito quien se había quedado congelado como una estatua, tragó saliva antes de asentir-si...voy a.…llevar a este pequeño al establo-consiguió decir, el pato asintió y el galo se dio la vuelta mientras cabalgaba de vuelta, agradece que su plumaje fuera rojo, así no se notaría como las inocentes palabras de Donald le habían afectado tanto.

Ambos siguieron su recorrido, hasta que finalmente acabaron sentados en el capo de la camioneta que había alquilado el gallo.

-Es un rancho hermoso-admitió Donald y Panchito sonrió ampliamente mientras asentía-Recuerdo que...-Panchito le miró-cuando nos encontramos en aquella trinchera, ya sabes...en esos tiempos tan horribles, recuerdo que tú me hablabas de cómo soñabas tener algo así, un rancho donde vivir tranquilo, formar una familia-Donald le miró de vuelta y se percató de la mirada de nostalgia y dolor en los ojos de su amigo, estaba claro que la guerra les dejó cicatrices a ambos que serían imposibles de olvidar, aunque no era de extrañar, nadie se recupera nunca completamente de algo como lo que ambos vivieron.

-Si, lo recuerdo, en esos momentos ese sueño era lo único que me motivaba a seguir adelante, bueno eso y mi familia, mis amigos-Panchito se mordió la lengua para no seguir hablando-“Tú”-pensó.

-¿Aún tienes ese sueño?-preguntó Donald-lo del rancho y la familia.

Panchito se quedó en silencio mirando a su alrededor antes de enfocar su mirada en el pato que estaba a su lado, luego sonrió con dulzura y llevó una mano a su mentón, apoyándose en esta mientras su codo estaba en su rodilla, dejando que todo su peso cayera en la pierna.

-¿Por qué crees que compré el rancho?-le preguntó de vuelta, disfrutando como Donald abrió los ojos por la sorpresa al darse cuenta de lo que refería.

-¿Te mudarías aquí?-Panchito asintió-¡Eso es genial!-Donald estaba muy feliz tanto que no dudo en abrazar al gallo, quien correspondió el abrazó felizmente-espera-Donald se separó-¿Entonces ya tienes con quien formar una familia?-preguntó de nuevo.

Panchito miró a Donald, este seguía con sus brazos alrededor de él, y debido a la diferencia de altura el gallo miraba hacia abajo, dándole una perspectiva del pato tan dulce que se moría por besarlo, pero se contuvo y solo pudo sonreír de lado.

-No, no tengo-respondió antes de volver a abrazarlo, a pesar de las quejas del otro porque lo apretaba demasiado-“Pero espero tenerlo pronto”

Chapter 16: Cita de José

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Esto ocurrió la noche anterior a que Panchito y Donald fueran al rancho.

José había ido a recoger al pato esa tarde, le había indicado que se arreglara y luego ambos habían partido en el coche alquilado del brasileño.

-¿Vas a decirme a dónde vamos?-preguntó Donald.

-No.

-Lo suponía-bufó mirando por la ventana, antes de volver a mirarlo-¿Por qué Panchito no ha venido?

Ante aquella pregunta, José le miró antes de sonreírle y volver a mirar a la carretera.

-Tenía reunión familiar con su familia por videollamada y ya sabes cómo es la mamá de Panchito para esas cosas-explicó mirando de reojo la mueca que hacía su amigo.

-Lo entiendo y lo siento por él.

-Jajaja, sí, yo también-acabo murmurando cuando en realidad no lo sentía y más que nada porque lo que le dijo era una pequeña mentira, ya que esa noche era su turno para su cita con Donald y Panchito no podía intervenir, era el trato que todos tenían después de todo.

Llegaron a su destino más rápido de lo que pensaban, pero no fue hasta que se bajaron del coche que Donald supo a donde le había llevado su amigo, a quien miró mal.

-No me creo que te hayas atrevido-le dijo mientras el implicado solo se encogió de hombros antes de tomarle de la mano.

-Vamos, lo pasaremos bien-respondió tirando de él para entrar al local.

-Lo dirás por ti-su mirada se posó brevemente en el portero mientras entraban en aquel local de música latina.

Como Donald se esperaba de sitios así, la música estaba muy alta, la luz era muy baja, y había mucha gente, tanta que le resultaba asfixiante, sin contar que todos los que estaban allí parecían que habían sido sacados de un videoclip porque todos bailaban como profesionales y eran tan atractivos como modelos.

Donald ya se estaba sintiendo incómodo y fuera de lugar.

-José-llamó a su amigo cuando se sentaron en su mesa, al parecer el brasileño había pedido un reservado-de verdad, creo que es mejor que a estos lugares vayas con Panchito, yo no encajo aquí y sabes que no bebo.

-No tienes que beber para pasártelo bien-José llamó a un camarero y pidió para ambos, solo que para el pato sin alcohol-¿Y quién dice que no encajas?

-No sería mejor que vinieras con otra persona, eres muy conocido, seguro que muchos quieren bailar con él mejor bailarín de Brasil.

-No, prefiero estar contigo.
Donald suspiro angustiado y se encontró con la mirada del loro-no me siento cómodo,
sabes que no me gustan las multitudes, además ha sido entrar y todos te estaban mirando.

-¿Y quién dice que no te estaban mirando a ti?

Donald rio nervioso mientras giraba la cabeza para otro lado-no digas tonterías.

José tomó a Donald del mentón y giró su rostro para que volviera a mirarle-no son tonterías, eres tan hermoso que cualquiera se quedaría encandilado con tu belleza, tu sola presencia ilumina cualquier lugar al que vayas, y quien no veo eso, obviamente está ciego.

Las palabras de José pillaron completamente desprevenido al pato, quien se sintió avergonzado y debió notarse en su rostro porque el loro sonrió divertido, haciendo que Donald se apartará de él, frunciendo el ceño, mientras el otro se reía.

Les trajeron sus bebidas y ambos brindaron, luego empezaron a hablar y a divertirse, ambos tomaron algunas copas pero sin llegar a emborracharse, principalmente José no quería eso, ya sabía lo que era capaz el pato y se negaba a pelearse con un montón de babosos esa noche, solo quería disfrutar de la compañía de su amado ángel en paz.

La noche estaba yendo de maravilla y José consiguió sacar a su amigo a bailar, después de mucho esfuerzo, fueron a la pista de baile y aunque José se ganó la atención de todos nada más empezar a moverse, a Donald le costaba un poco más, por suerte para él, el loro no lo dejó ni un momento, hasta que el pato empezó a tomar más confianza y empezó a moverse al ritmo de la música.

José amaba ver a Donald bailar, al contrario de lo que muchos pensaban debido a la torpeza de su amigo, el pato bailaba genial, con la agilidad y elegancia que un bailarín de ballet y la sensualidad de una bailarina de danza del vientre, cuando Donald bailaba era como si toda su torpeza se desvaneciera y toda la atención se centraba en él (y en sus caderas)

Si, José amaba verle bailar, pero odiaba saber que no era el único.

Nada más empezó el pato a bailar, la atención total del local pasó a centrar en él y sus movimientos, incluso cuando estaba bailando con José, algunos tuvieron el descaro de arrebatarle de sus brazos para bailar con el pato, cosa que no pareció importarle, aunque sí se mostró sorprendido. José tuvo que batallar varias veces para que le devolvieran a Donald, hasta que al final, harto de que esos imbéciles le arrebataran al pato (y lo toquetearon más de la cuenta) decidió tomar a Donald de la mano, pagar la cuenta y salir de allí.

-¿José, porque nos vamos?-preguntó Donald, al parecer sin entender qué estaba ocurriendo.

-Me canse de bailar y ya es tarde-fue la respuesta del loro aunque claramente sonaba molesto, le abrió la puerta del copiloto a Donald para que entrara en el coche y luego se montó él para poner rumbo a su hogar.

El camino de regreso fue hecho por un incómodo silencio, del cual Donald no sabía cómo romper, sin contar que estaba muy preocupado, no solía ver a su amigo enfadado pero estaba claro que algo le molestaba y no sabía que podía ser, tampoco parecía hablar de ello.

Mientras José solo pensaba en cómo localizar y matar a cada bastardo de ese local que había manoseado a Donald de una manera lenta, dolorosa y que no lo pillaran.

-José-volvió a llamar el pato.

-Si, Donald-respondió sin mirarlo.

-¿Cuándo volveremos?

Aquella pregunta sorprendió y descolocó tanto al loro que frenó de golpe el coche, suerte que al ser tan tarde la carretera estaba vacía.

-¡José, no frenes así por el amor a los dioses!-José le miró incrédulo ignorando claramente el grito del otro.

-¿Quieres volver? Pero si me has dicho que esos locales no son para ti.

Donald parpadeo varias veces, ahora sí que no entendía a que se debía ese enfado repentino si al brasileño le encantaba bailar-“estará borracho”-pensó el pato.

-Y no me gustan pero...-Donald puso su mano encima de la del loro que apretaba con fuerza el volante-me encanta bailar contigo, cuando eres mi pareja de baile yo...siento como si mis pies no tocaran el suelo, como si bailara sobre una nube, sé que nunca te lo he dicho pero...el único motivo por el que aprendí a bailar y por el que bailó en realidad, es para poder hacerlo contigo-Donald sonrió avergonzado-supongo que por eso no me gusta estos locales, temo que me dejes por un mejor bailarín pero...si en esos sitios puedo bailar contigo, no me importa ir.

Las palabras de Donald, tan puras, inocentes y sobre todo malinterpretables, hicieron que toda la furia y los celos que sentía José hasta ese momento se evaporaran al instante, y el loro tuvo que reprimir una gran sonrisa que amenazaba con aparecer en su pico.

-Para empezar, te puedo asegurar que ni el mejor bailarín del mundo podría reemplazarte-Donald apartó la mano de donde estaba y José ya extrañaba el calor que desprendía, aún así tomó la fuerza para volver a poner en marcha el coche-y si quieres bailar conmigo, no tenemos que ir a locales, podemos bailar donde sea, incluso en la calle.

-Eso sería muy vergonzoso-río Donald.

-Pero es divertido.

-Cierto.

Ambas aves rieron y empezaron a hablar de qué lugares podrían ir a bailar, por otro lado José estaba más que satisfecho, quizás había avanzado un paso en su relación con su adorado pato.

Chapter 17: Cita de Fenton

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La feria cultural latinoamericana era una feria que se celebraba todos los años, la feria consistía en puestos de artesanía y comida de todos los países latinoamericanos y se encontraba en el parque de la ciudad durante todo un mes.

Cualquiera pensaría que Donald siendo un amante de la cultura latina, y teniendo a sus tres amigos latinos allí, hubiera visitado la feria todos los días, pero curiosamente ese año, no había ido podido ir aun,

Pero eso cambió el día que Fenton le llevó allí,

Los dos chicos pasaron por los distintos puestos mirando las cosas y disfrutando de la música tradicional de los distintos países, al final acabaron en uno de los puestos de comida.

-Este lugar se supera cada año-admitía Donald maravillado.

-Si, la comida está más buena que el año pasado.

-¿Qué te parece si venimos el fin de semana con los niños?-preguntó Donald a lo que Fenton sonrió ampliamente.

-Claro, seria genial-exclamó eufórico, ya parecía una salida familiar.

-Bien, entonces le avisare a Della, al tío Scrooge y al resto para que no hagan planes y vengan con los niños-seguro que a Panchito y a José le encantará

Fenton borró su sonrisa, no se esperaba que los demás también fueran-ah sí, genial.

-Oye Fenton-llamó Donald-¿has visitado tu país natal?

-Mmm...cuando era niño iba mucho pero hace años que no voy-el pato sonrió levemente-la verdad es que lo extraño.

Donald se quedó mirándolo por un momento, haciendo que el otro pato se sonroja por la intensidad de su mirada.

-¿Qué pasa?

-Ah...no nada, solo...estaba pensando que si quieres, podríamos ir en verano durante unas semanas.

-¿Eh? ¿De verdad?-Fenton se empezó a emocionar con la idea pero prefirió no hacerse ilusiones-pero será muy caro ¿y qué pasa con el trabajo? ¿Y los niños tienen vacaciones?

Donald sonrió-tú sabes que el tío Scrooge nos debe vacaciones a ambos y desde que vivo en su mansión, he conseguido ahorrar dinero, además precisamente porque será en vacaciones de los niños es por lo que lo digo.

Fenton ya pensaba que irían todos juntos.

-Los niños pueden quedarse con Della y así podemos ir nosotros dos.

El pato moreno le miró-¿Los dos solos?

-Si, bueno pensé que sería mejor, así no nos tenemos que preocupar por nada, ¿Por qué? ¿No quieres?

-No, no, no, si, si quiero, es decir, me encantaría.

Donald sonrió ampliamente y levantó su vaso-entonces está decidido, nos vamos de viaje.

Fenton quien sentía el corazón latirle a mil, también levantó su vaso-por nuestro viaje-dijo y ambos chocaron los vasos.

Ahora tenía una oportunidad más.

Chapter 18: Cita de Gyro

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El partido de la gran final de fútbol, se celebraba en la ciudad y como buenos fanáticos del fútbol, Gyro y Donald habían ido a verlo al estado, bueno más bien fue Gyro quien se presentó en la mansión McDuck, con dos entradas para el partido, y cabe decir que al pato casi le da un infarto cuando las vio.

Ahora ambos estaban en sus asientos deseosos de que empezara el partido.

-Aún no me puedo creer que las consiguieras, se agotaron hace meses.

-Tengo mis recursos.

-¿No habrás hackeado nada, verdad?-Donald le miró desconfiado.

-Por quién me tomas, no haría nada ilegal con un ex héroe como amigo-añadió susurrando al otro, quien le sonrió de lado.

El partido empezó, y la conversación se centró en ese momento en los movimientos de los jugadores, festejando cuando alguien marcaba o se enfadaba cuando lo hacía el contrario.

Al final el partido acabó con su equipo ganando en los penaltis y dos aves completamente eufóricas.

-Ha sido el mejor partido del siglo-Donald saltaba eufórico sin creérselo aún.

-Si, definitivamente se hablara de este partido durante siglos.

Donald le miró sonriendo-gracias por invitarme Gyro, me lo he pasado genial.

-No tienes que darlas-Ambos siguieron caminando-en realidad-empezó el otro-esta invitación era mi forma de pedirte disculpas...disculpas tardías.

Donald se detuvo y Gyro inmediatamente después, ambos se miraron con el pato de plumas blancas confundido.

-¿Disculpas por qué?

-Por lo que ocurrió con Della en el pasado-dijo arrepentido pero antes de que Donald pudiera hablar Gyro continuo-No, Donald déjame hablar, sé que dijiste que me habías perdonado, pero nunca te pedí disculpas en serio, a pesar de que siempre he estado muy arrepentido de lo que ocurrió, en serio no hay noche desde el accidente que no sueñe con lo que ocurrió y las mil formas que podía haberlo evitado o haber persuadido a Della, pero sobre todo siento no haber sido sincero contigo ese día que discutimos-el científico suspiro y tomo las manos de Donald-actúe de forma insensible contigo y encima tuve el descaro de no darle importancia a lo ocurrido con Della, como si no me afectara y dije que ni siquiera era mi amiga, pero no es verdad...Della y tú fuisteis mis amigos, mis mejores amigos y créeme me sentí terriblemente mal por lo que pasó, por perder a Della y...perderte a ti, que dejáramos de hablar fue le mayor golpe que he recibido en mi vida y aunque estoy feliz de que podamos volver a hablar como antes, siento que nuestra amistad nunca se recuperó y me duele, pero me lo merezco por lo que hice y yo...de nuevo...lo siento muchísimo, Donald...yo...

Gyro cuando hablaba no paraba, era como una roca rodando cuesta abajo y podía llegar a parlotear más que Fenton y eso ya era decir, Donald sabia eso de Gyro por eso, y aunque lo escuchó atentamente al principio, al ver como empezaba a desvariar, decidido callarlo...dándole un gran abrazó.

-Ya está bien Gyro, deja de disculparte-le dijo el pato sin soltar-lo sé...sé que no tuviste la culpa, sé que también estabas mal por lo de Della, también fue mi culpa por haber actuado así contigo, tú también sufrías y yo me descargue contra ti y eso no fue justo, y cuando dijiste que no nos considerabas tus amigos...bueno, eso también fue un duro golpe para mí y no fue hasta años más tarde cuando me di cuenta de que no decías enserio, por eso te pedí que me ayudaras como Paperink, quería recuperar tu amistad, tu confianza-lentamente Donald se separó de él, aunque sus manos se apoyaron en los hombros del más alto-siempre he sido y seré tú amigo Gyro, nadie va a cambiar eso, así que deja de disculparte, deja de atormentarte porque ya está todo arreglado, lo que ocurrió en el pasado, quedó en el pasado ¿entendido?

Gyro le miró con los ojos brillantes y con unas ganas terribles de llorar, sin creer lo que sus oídos acababan de oír, pero por otro lado inmensamente feliz al saber que al fin había ganado el perdón de Donald, sintiendo como el peso de sus hombros desaparecía.

-Si-respondió sonriendo, mientras el otro le tomaba del brazo y ambos volvían a caminar.

Mientras Gyro pensaba, que ahora que había conseguido cerrar esa herida, al fin podía luchar por Donald de una manera justa y sin remordimientos.

Chapter 19: Cita de Bertie

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Era por la mañana y tanto Bertie como Donald terminaban de subir las últimas cosas al maletero del coche para aquella salida que tenían planeada desde hacía meses, más el pato seguía preocupado por algo.

-¿De verdad está bien que nos vayamos ahora con todo lo que tienes?

-Ya te lo dije Donald, aún falta mucho para la competición y la gran mayoría de los preparativos ya están listos.

-Lo sé, pero la competición anual de los jóvenes castores es el mayor evento del año, créeme los niños no han parado de hablar de ello en semanas, y no se...no me siento bien quitando de tiempo de trabajo, podemos aplazarlo y...

-De eso nada-Bertie miro a Donald serio-acordamos ir a esta acampada hace tiempo y ya lo hemos aplazado mucho, además solo será una noche, o acaso...-Bertie se entristeció-¿no quieres ir conmigo?

-No, no es eso Bertie, sabes que me encantaría ir de acampada-Donald ya temía haber lastimado sus sentimientos pero Bertie le sonrió ampliamente muy feliz.

-Entonces arreglado, vamos monta en el coche, nos vamos-dijo el explorador cerrando el maletero.

Ambos partieron al bosque llegando en solo unas horas, bajaron y se adentraron en el bosque hasta que encontraron un claro cerca del río donde montaron el campamento, bueno Bertie lo montó, ya que Donald intentó abrir la tienda de campaña solo para acabar peleándose con ella.

Al final el pato acabó yendo a pescar y al menos traía algo de comida, aun así Donald no se sentía muy orgulloso.

-¿Donald está bien? -pregunto Bertie mientras encendía el fuego en un segundo con gran facilidad, en el tiempo que Donald había ido a pescar, el otro había montado la tienda, preparado las cosas, recolectado fruta silvestre y encendido el fuego.

El pato suspiro-Siento no haber podido ayudar-se disculpó.

-Pero qué dices, si has traído la cena-respondió Bertie sacado los tres peces que había pescado Donald.

-Pero tú hiciste todo lo demás.

-Jajajaja, Donald llevo años haciendo esto casi a diario, es normal que tenga más habilidad que tú, además-Bertie se sentó al lado de Donald y le tomó del mentón para que le mirar-decidí invitarte a esta acampada para pasar tiempo contigo, no para competir.

Donald le miró sorprendido pero sonrió alegremente, Bertie correspondió la sonrisa aun sabiendo que el pato no había entendido la doble intención de sus palabras.

Pasaron un día muy agradable, hablaron, pasearon y Bertie se lució mostrando sus habilidades, por su puesto para impresionar al pato.

Al fin, cuando la noche llegó, ambos entraron en la tienda y se metieron en sus respectivos sacos de dormir.

Bertie pensaba que no iba a poder dormir esa noche, no con el hombre al que amaba a su lado, pero como siempre subestima el poder que tenía para quedarse dormido rápidamente cuando iba de acampada, sus ojos empezaban a cerrarse y estaba por quedarse profundamente dormido, cuando sintió algo o más bien a alguien pegarse a su cuerpo.

Abriendo los ojos rápidamente , el explorador se giró sólo para ver a Donald dentro de su saco pero pegado completamente a él.

-¿Do...Donald? ¿Qué haces?-preguntó el más alto intentando que no se notara su nerviosismo.

-Perdona Bertie, es que hace frío ¿Te importa si duermo junto a ti?-Donald le miró fijamente, con una mirada que Bertie no podía negarse.

-Claro-respondió y Donald le sonrió felizmente, antes de pegarse más contra él y cerrar los ojos.

-Buenas noches Bertie-susurro bostezando antes de quedarse dormido.

-Bu...Buenas noches-le respondió, aunque para él sería de todo menos buenas.

Bertie sabía que no había motivos para ponerse nervioso, ambos estaban cubiertos por sus respectivos sacos de dormir, había mucha tela que los separaba, era como si durmieran en camas separadas, por lo que técnicamente no estaban durmiendo juntos...pero por los dioses de la acampada, si Bertie no se sentía el ave más feliz del mundo por dormir tan cerca de Donald, a una distancia en la que le sería tan fácil abrazarlo contra su pecho, besarlo, y no soltarlo en toda la noche.

-“No Bertie, nada de esos pensamientos, contrólate, respira”-pensaba una y otra vez, intentando calmarse.

A pesar de lo que muchos creían, Bertie no era el típico buenazo casi bobalicón, al menos no siempre, una parte de él era lujuriosa, posesiva y sobre todo, deseaba a Donald con todas sus fuerzas, era por eso que Bertie solía mantener muchas veces las distancias con el pato, temía que su parte oscura saliera a la luz un día y forzará a Donald a hacer algo que no quisiera, temiendo que el pato pensara que solo era deseo lo que sentía y no lo mucho que lo amaba de corazón, pero sobre todo temía que el pato le tuviera miedo y lo odiara.

Bertie suspiro, poniéndose boca arriba para intentar calmarse, pero en ese momento Donald se movió más poniendo su cabeza en el pecho de Bertie, lo que hizo que el otro tuviera que morderse el pico para no hacer ningún sonido.

Esa noche iba a ser muy larga

Chapter 20: Cita de Gladstone

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The Pearl era el restaurante de lujo más famoso de toda la ciudad, su lista de espera era de casi un año y sus precios eran desorbitantes, pero para el pato con más suerte del mundo, eso no era un problema y esa misma mañana había ganado un sorteo en donde tenía una cena para dos en un reservado de ese mismo restaurante y Gladstone sabía perfectamente a quien llevar.

Donald iba a matar a su primo, primero llegaba esa tarde a la mansión de Scrooge, le obligaba a ponerse un traje que había conseguido para él porque según su primo “su ropa era demasiado anticuada y pobre” y luego le lleva a rastras a ese reservado en aquel caro restaurante donde tenía todo pagado e incluido, obviamente en otra de las grandes suertes del pato de cabellos rubios.

-No sabes cómo me alegro de que accedieras a venir conmigo Donald, sería un desperdicio no poder compartir este premio-dijo Gladstone sonriendo mientras bebía un poco de vino tinto.

-Si, claro-murmuró con sarcasmo el otro mientras le daba un sorbo a su refresco.

-Oh vamos, no pongas esa cara de gruñón, aprovecha, no todos los días se puede comer gratis en el restaurante más caro de la ciudad y encima con la mejor compañía que puedes pedir.

-Personalmente, hubiera preferido que los niños o Della estuvieran-Donald miró a su alrededor-Seguro que Odín pudiera tener una reserva, o Mickey, es bastante famoso...o quizás Panchito o José, o...

-Bueno, vale ya-interrumpió Gladstone, ahora su sonrisa se había convertido en una mueca forzada-hoy no estás con ellos, estás conmigo y creo que mi presencia es mucho mejor que la de cualquiera de tus amigos.

La voz de Gladstone sonaba tensa y no era para menos cuando el pato estaba intentando controlar sus celos y su rabia al escuchar a Donald hablar de otros, había estado muy emocionado con aquella cena, un lugar íntimo y romántico para desplegar todos sus encantos para poder enamorar al denso de su primo, sin contar que así podría redimirse de lo que ocurrió cuando era un crío, pero Donald solo hacía hablar de esos tipos y una cosa eran sus sobrinos o de Della, pero no toleraría de que hablara de sus rivales.

-¿Tú mejor?-Donald se rió con sarcasmo-¿Para qué? Para que te pases toda la noche restregándome de tú gran suerte, porque ese es el motivo por el cual me has traído aquí, solo para alardear de tu gran suerte cuando yo no tengo nada, porque es lo que siempre haces conmigo, siempre creyéndote superior a mí por tu suerte y tu gran encanto. Pues siento decirte Gladstone que si intentas hacerme sentir envidia, no lo vas a conseguir, he convivido contigo el tiempo suficiente como para que esas cosas ya no me afecten.

Las réplicas de Donald sentaron como una jarra de agua fría para Gladstone, mientras veía como el ex marine bebía otro sorbo de su bebida, el rubio puso ambas manos sobre sus rodillas y apretó la tela de servilleta con fuerza, por su puesto...¿Como había podido ser tan estúpido? Donald no era de los que se impresionaban con cosas superficiales y banales, él odiaba a la gente así, incluso de niños, no soportaba que Gladstone se comportaba falsamente y ocultaba sus verdaderos sentimientos, era algo que siempre le había replicado cuando aún eran amigos y Gladstone lo había olvidado completamente.

-Tienes razón-admitió Gladstone después de unos minutos en silencio, Donald le miró sorprendido-no eres del tipo de persona que le impresione algo así, ja...yo que estaba todo emocionado por venir contigo, para que me salió el tiro por la culata-el rubio miró a su acompañante con una sonrisa sincera y apunto de llorar-lo siento.

Donald dejó el vaso en la mesa, mirándolo como si le hubiera salido otra cabeza.

-Gladstone-llamó suavemente-¿Estás bien?-preguntó preocupado.

El nombrado negó varias veces antes de volver a mirar a Donald, por primera vez en años tenía que sincerarse-sabes, en otras circunstancias hubiera rechazado algo así pero...quería traerte, quería impresionarte ¿Sabes?

Donald le miraba cada vez más extrañado-¿Por qué?

-¡Porque quería pedirte disculpas!-Gladstone alzo la voz, antes de darse cuenta de que no estaban solos en el local, así que volvió a bajar la voz-Quería...-suspiro-quería que me perdonaras, por lo que paso cuando éramos niños, por lo cruel que fui al decirte aquellos sobre tus padres-Gladstone miro a Donald con dolor en su mirada-Oh Donald, te juro que no lo pensaba, ni lo pienso, lo que paso con tus padres fue un accidente y tú no tuviste nada que ver, ni si quiera creo que tengas mala suerte, nunca lo creí pero...-miro sus manos-sentía la mirada de la familia, como recriminaban a mi madre y a mí, por no ser seleccionado como mago de la corte...a pesar de que estaba feliz por ti y créeme estoy muy orgulloso de que seas el mago y nunca dude, ni si quiera de niños que serias el mejor de todos, pero era idiota y te dije palabras crueles solo para mantener mi papel ante todos y al final hice daño a la única persona que me veía por quien era de verdad, mi único amigo y la persona que más he querido-Gladstone alzo la mirada y miro a Donald quien estaba con el pico abierto de la sorpresa-tú Donald-confeso sonrojándose un poco, ya que aunque no era la confesión que quería darle, era la que tenía que dar por el momento-perderte fue lo más duro de mi vida y fue muy orgulloso por mi parte, no intentar arreglarlo antes, me tomo mucho tiempo y mucho valor poder hacer esto y bueno yo...pensé que este lugar sería bueno.

Un silencio incómodo se formó entre ambos, con el rubio completamente avergonzado al no estar acostumbrado al abrir su corazón de esa manera y el otro, sin saber que decir o hacer con tanta sinceridad. Al final Gladstone no pudo con tanta tensión.

-Sabes que...olvídalo, mejor dejamos las cosas como están, si quieres puedes irte, yo me quedaré para no desaprovechar el regalo, comeré, beberé y...

-Gladstone-Donald le llamó poniendo una mano sobre la de su primo, haciendo que parara de hablar-está bien Gladstone, no tenemos que olvidarlo, solo necesitaba un momento para asimilarlo todo.

Gladstone trago saliva y Donald le sonrió.

-Antes que nada Gladstone, gracias por decirme todo esto y.…-empezó el pato y rio levemente-te perdono, por lo que ocurrió en el pasado.

El otro le miró con los ojos abiertos por la sorpresa-¿De...de verdad?-Donald asintió y Gladstone suspiro aliviado, sintiendo que iba a llorar de la alegría.

-En realidad, una parte de mí siempre supo que lo que hiciste aquel día fue por la presión de la familia y no por lo que pensaras de verdad-empezó Donald-pero me dolía tanto que nunca vinieras a hablar conmigo, ni siquiera cuando ocurrió lo de tus padres-apretó su mano-que llegue a pensar que tus palabras eran ciertas y que me odiabas.

-¡Jamás!-aseguro Gladstone devolviéndole el apretón-yo...no fui porque tenía miedo de que no quisieras verme, de que me odiaras.

-Supongo que ambos pensamos lo mismo del contrario.

-Eso parece.

Ambos rieron.

-Gladstone, a decir verdad, yo también te extrañe mucho y me dolió perderte-la voz de Donald sonaba triste al recordar el pasado, pero aun así le sonrió-¿te parece si comenzamos de nuevo? ¿Si volvemos a intentar recuperar nuestra amistad?

Oh, ¿Cómo Gladstone le decía a Donald que eso era uno de sus grandes sueños desde niño? Bueno además de casarse con Donald claro; En ese momento, Gladstone si se sentía el pato más afortunado del mundo, casi que iba a ponerse a llorar de la felicidad, antes de asentir.

-Pero tienes que prometer que al menos conmigo, dejaras esa fachada de engreído-añadió Donald frunciendo el ceño, sacando una sonrisa al contrario.

-Hecho.

Ambos tomaron sus copas y brindaron por aquel nuevo comienzo de su relación, cuando la comida llegó y tuvieron que soltar sus manos, cuyos dedos se habían entrelazado en algún momento.

Chapter 21: Cita de Odin

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Odín siempre se había sabido adaptar muy bien a su entorno, por supuesto que fuera una IA además de tener varios siglos de más ayuda, pero incluso cuando solo era una cabeza en una esfera, siempre supo adaptarse a las circunstancias. Un ejemplo claro era la moda, en el futuro el estilo de ropa era muy diferente a la época en la que se encontraba, y si no querían desentonar demasiado, tanto Raider, Trip y el mismo tenían que hacer un cambio completo de imagen, algo que no fue muy complicado. Unos cuantos trajes de marca, zapatos caros para su ropa de diario y si quería algo más informal, zapatos, pantalones y jerséis de cuello alto, todos de marca, aunque sencillo para una salida informal como la que estaba teniendo ese día, en el cual estaba al lado de Donald y Odín, estaba disfrutando (internamente) de como el pato miraba la estructura delante de él, con los ojos brillantes de la emoción.

-Odín...dime que estoy soñando...¿es lo que creo que es?

-Bueno mi querido amigo, si crees que es un barco, si lo es.

Donald le miró como si el más alto hubiera cometido un gran delito-¡No es un simple barco! ¡Es una réplica exacta de una fragata, uno de los barcos más usados por la era dorada de la piratería, y por si fuera poco es una de las pocas réplicas que existe en el mundo!-su voz sonaba con tal emoción que hizo reír a Odín.

-Bueno me alegra que te guste, ahora ¿Qué te parece si subimos?

-¿Podemos subir?-preguntó el pato incrédulo.

-Claro ¿Por qué crees que vinimos? Cuando me enteré de que este barco estaría aquí, decidí traerte, o acaso...¿ya viniste?-Odín le miró, aunque claro que sabía perfectamente que no había ido, el pato había estado demasiado ocupado con su trabajo y las “salidas” con el resto de sus amigos, Odín sonrió para sus adentros al ver cómo todos ellos habían cometido un error fundamental en sus citas-“Todos llevaron a Donald a sitios donde les gustaba a ellos o en cuyo caso, donde Donald tiene un mínimo interés, ninguno se preocupó por llevarlo a un sitio relacionado con su gran pasión...el mar”

-No, no he venido pero...pensaba que ya había acabado la exhibición-la mirada de Donald pasaba de su acompañante al barco y viceversa una y otra vez.

-Pues, precisamente hoy es el último día, así que vamos-sin esperar más Odín le tomo de la mano y le llevó hasta la pasarela para subir.

El pato subía agarrándose a ambas cuerdas que impedían que cayeran al agua, pero antes de llegar al barco, sus pies resbalaron y su cuerpo fue hacia delante, donde el pato sabía que le esperaría un duro golpe, pero nunca llego, al contrario pudo sentir como sujetaba su cintura y lo ayudaron a volver a pararse derecho. Donald giró su cabeza y vio a Odín pegado a él, con su brazo rodeando firmemente la cintura del pato.

-Ten cuidado, esta rampa puede ser peligrosa.

Donald se sonrojo un poco pero no dijo nada, solo asintió brevemente y Odín finalmente le soltó, pasando por su lado, antes de mirarle y sonreírle como siempre-¿vamos?

Empezaron a explorar el barco, empezando por la parte de arriba y bajando poco a poco, Donald como el experto que era, empezó a explicar a su acompañante cada una de las partes del barco, para qué servían y anécdotas conocidas en el mundo de los piratas, a Odín no le interesaban esas cosas, pero escuchaba atentamente a su acompañante por dos motivos, el primero porque jamás se cansaría de escuchar a Donald, además de que le encantaba ver lo emocionado que estaba y lo segundo era, que el pato tenía tanta labia para expresar su emoción que acababa siendo contagioso. Finalmente dejaron lo mejor para el final, el camarote del capitán.

-Mira todo eso-Donald miraba a su alrededor como si hubiera descubierto la 8º maravilla del mundo-¿te imaginas la cantidad de planes que tuvieron que pensarse en una habitación como esta? ¿La cantidad de botín que tuvo que haber aquí?

-Y de mujeres también-soltó el más alto-tengo entendido que los piratas tenían un gran lívido.

-Bueno en aquella época, había mucha represión con respecto a la sexualidad y los piratas eran libres en ese aspecto, pero al contrario de los que muchos piensan, las mujeres en los barcos estaban estrictamente prohibidas y nunca se traían al camarote.

-Entonces eran hombres solitarios que pasaban meses en alta mar-Odín miro en dirección a la cama, a pesar de ser un ciborg, era bastante humano en muchos aspectos y el sexo era uno de ellos, a pesar de que se avergonzaba de decirlo en voz alta, desde que descubrió el placer de la carne, hace años con un hombre conoció en un bar, debía reconocer que le gusto, aunque claro prefería que su acompañante en la cama fuera el pato de plumas blancas que tenía enfrente.

-En realidad-empezó Donald mirando al más alto sonriendo-¿Sabías que el matrimonio entre piratas del mismo sexo eran muy comunes en aquella época?

-¿En serio?

-Aja se llamaba Matolage. Fue una unión formal y permanente entre dos varones adultos. Ambos unían sus propiedades, luchaban juntos y se cuidaban el uno al otro en caso de enfermedad. A veces el matelotage se expresaba a través de un contrato en el que se estipulaba que, en caso de muerte de uno de ellos, su compañero heredaba todos sus bienes.

-Ósea que era un matrimonio por conveniencia.

-Se dice que en la mayoría de los casos si, hubo casos en los que uno de los piratas también se encontraba casado con una mujer; en esa situación, la esposa podía ser compartida sexualmente con su matelot. Aunque claro algunos reglamentos o códigos piratas prohibía estrictamente subir mujeres a bordo de los barcos y que el castigo por esta infracción era la muerte. En aquella época, el tema del romance no existía, y los matrimonios eran por el interés de ambas partes, la cuestión sexual ya era otra cosa, pero si existieron parejas que tenían una relación sexual, como los piratas Bartholomew Roberts y John Walden (Alias Miss Nanney)

Odín se quedó sorprendido por esa información, no se esperaba aquello, aunque claro Donald enseñándole cosas nuevas no le extrañaba.

-Curioso, muy curioso. Eres todo un experto en la era pirata, héroe. Aunque seguro que si vivieras en aquella época, seguro hubieses sido un soldado de la armada.
-Ja, no lo creas-Donald se rio mientras ambos iban de camino hacia la puerta-los de la armada no eran mejores que los piratas, algunos eran hasta más crueles, al igual que no todos los piratas eran malos, solo eran tipos que querían ser libres, en mi opinión creo que ser un pirata era mucho mejor, aunque quien sabe lo que pasó en realidad en aquella época.

Los dos volvieron a la cubierta principal y Donald puso su mano en la puerta de madera que los separaba del camarote.

-Personalmente prefiero el romanticismo que nos dejó la era pirata, no quisiera decepcionarme con ver la cruel realidad que esos hombres y mujeres tuvieron que soportar por siglos, aunque ellos lo consideraban normal.

Bajaron del barco, esta vez sin ningún incidente y cuando se alejaron unos metros Donald volvió a hablar.

-Gracias por traerme, de verdad tenía muchas ganas de venir.

Odín le sonrió y puso una de sus manos en la mejilla del menor.

-No tienes que darlas, yo haría cualquier cosa por hacerte feliz Donald, es más soy yo el que debería darte las gracias porque sin ti, todavía estaría en esa torre, solo sin conocer nada del mundo exterior, este paseo es algo ínfimo comparado con todo lo que tu me has dado y enseñado-luego con su otra mano, tomo la de Donald y la alzo hasta su rostro para darle un suave beso en el dorso, antes de alejarse de él sonriendo.

Mientras Donald se había quedado completamente paralizado y sonrojado por aquella muestra de cariño tan íntima, y tardó unos segundos en reaccionar antes de mirar a su amigo molesto.

-“Otra vez se está burlando de mí”-pensó el pato, mientras caminaba junto a él sin decir nada.

Chapter 22: Cita de Raider

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Raider no era de los que planeaban citas, es más no recuerda en toda su vida haber planeado una, ni si quiera con su difunta esposa, en rasgos generales él no era alguien romántico, algo que ella le recriminaba en el pasado cuando seguía viva, Raider recuerda que después de perderla se arrepintió muchísimo de no ser mejor para ella, y si hubiera conocido a Donald antes quizás hubiera cambiado, pero todo lo que sufrió tanto física como mentalmente le hizo ser aún más duro que antes, y era algo que no podía cambiar, aunque lo estaba intentando. Pero volvió al tema principal, Raider no era alguien romántico, y no planeaba citas, por eso decidió hacer algo sencillo para pasar tiempo con el pato.

-Nunca pensé que quisieras dar un paseo-Donald miró a su alrededor-y menos por el parque.

-A Trip le encanta los parques, pensé en venir antes para asegurarme de que fuera seguro-respondió el más alto mirando a su alrededor, el lugar era más verde y grande de lo que imaginaba.

Donald rio levemente-¿De verdad crees que un parque puede ser peligroso? No se como serian en el futuro pero aquí no tienes porque estar tan a la defensiva Raider.

-Dijo el que se convirtió en un héroe para ser de la ciudad un lugar más seguro para sus sobrinos

Donald cerró el pico cuando le escuchó y giró su cabeza hacia otro lado para no ver la mirada de superioridad que tendría que estar dándole su acompañante en ese momento al saber que tenía razón-Tuche.

Ambos siguieron caminando en silencio unos cuantos metros más hasta que Raider decidió volver a hablar.

-Me dijiste que me enseñarías todo de la ciudad si quisiera-el más alto miró al otro-es tú turno, te sigo.

Donald miro a Raider y luego al camino que estaba frente a ellos para volver a enfocar su mirada en el más alto, no entendía porque quería que le guiará cuando el parque no tenía ningún misterio, pero no era quien para criticar una petición de su acompañante, más cuando había estado tan amable con él desde que llegó a ese tiempo.

Ambos volvieron a caminar, al principio un silencio incómodo se tornó entre ambos, hasta que ambos vieron a niños jugar a la lejos y empezaron a hablar Raider de su hijo y Donald de sus sobrinos, se podría decir que era una de las pocas cosas que ambos tenían en común, el haber sido padres solteros y adoraban a sus niños más que nada en el mundo.

-Oye Raider ¿Quieres algo de comer?-preguntó el pato señalando el puesto ambulante de creps.

-No soy mucho de dulces-Raider se cruzó de brazos aunque le siguió hasta el puesto.

-También tiene salado, anda prueba seguro que te gustan.

El más alto le miro no muy convencido pero aun así miro el cartel con los distintos sabores y pidió uno salado, mientras Donald pidió uno dulce. Cuando tuvieron su pedido caminaron hasta un banco donde se sentaron para comer.

-Mmm...esta buenísimo, prueba-Donald le acercó su crep al otro quien le miró de reojo-anda no seas así, ni que estuviera envenenado.

-Se que no lo está, eres demasiado bueno para eso-Raider tomó el crep, pero antes de comerlo le dio el suyo al otro-prueba tu también, esta bueno.

Donald, no tan desconfiado como el otro, lo tomó y le dio un mordisco, relamiéndose el pico satisfecho-es verdad, está delicioso.

Raider miró al frente, esperando que el otro no se diera cuenta del sonrojo que tenía, y esperando que no preguntara si se daba cuenta, porque no iba a admitir que se le había quedado viendo cómo comía y como su lengua pasaba por su pico. El ex mercenario mordió el crep dulce, dejando que el sabor inundara su paladar y su mente para poder concentrarse en otra cosa, y tenía que admitir que no estaba mal, era dulce pero no empalagoso como pensaba que sería.

-Esta bueno-respondió cuando terminó de tragar, volviendo a intercambiar creps.

-Te dije que te gustaría-respondió Donald sonriendo orgulloso, cuando sus ojos azules se enfocaron fijamente en el rostro de Raider, haciendo que el otro se pusiera nervioso por su mirada.

-¿Qué...qué miras?-preguntó sin ocultar su nerviosismo, más Donald no respondió, solo levanto su mano hasta llegar al rostro de Raider y tocarlo suavemente en la comisura de su pico, luego retiró la mano mostrando restos de la crema del crep que había comido anteriormente.

Raider pensaba que se limpiaría, era lo normal en esos casos, además de una burla del pato por “no saber comer” pero lo que no se esperaba era que el pato lamiera el dedo con el que limpio la mancho y le mirara con una sonrisa.

-No hay que desperdiciar comida-fueron sus palabras, y Raider no supo si era por la suculenta imagen que había ocurrido en su presencia, la sonrisa de Donald o sus palabras, pero de nuevo no controlar su fuerza y lo siguiente que supo fue que había apretado su crep con tanta fuerza que había explotado y todo el contenido había salido volando, manchándolo por completo.

-¡Raider!-gritó Donald entre sorprendido y divertido por la escena-¿Pero qué haces?-preguntó con una sonrisa asomándose en su pico, incrédulo por lo que ocurría, el gran ex mercenario estaba cubierto de crema de queso, el pato intentó controlar su risa porque aunque en otro momento se hubiera reído a carcajadas, no quería incomodar a su amigo.

-Perdón, no controle mi fuerza-fue su respuesta mientras se miraba como si no creyera lo que hubiera pasado, luego miró a Donald que tenía una mano en el pico, claramente intentando controlar su risa-adelante, ríete, es bastante divertido en realidad-se volvió a mirar-creo que me acabo de convertir en un crep.

Ante ese comentario Donald, no pudo más y empezó a reír como si su vida dependiera de ello, sujetándose su estómago por la risa que le provocaba esa situación, tanto que hasta el mismo Raider empezó a reír también.

Estuvieron un rato riéndose hasta que pudieron tener la fuerza para parar, Donald miró a Raider.

-Anda vamos a limpiarte, hay un baño cerca.

Ambos se levantaron y tiraron los restos de comida a la basura.

-Menudo desperdicio-Raider miro a Donald-la próxima vez te invitare yo-el pato le miró divertido.

-Más te vale, pero prométeme que aprenderás a controlar tu fuerza, ya es la segunda vez que rompes algo.

-Lo intentaré-respondió Raider, aunque en el fondo sabía que el control llegaría cuando ese pato fuera por fin suyo.

Chapter 23: Revelaciones

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Donald entró en su habitación, listo para una buena ducha después de la extraña pero divertida salida con Raider por el parque, cuando escucho su móvil sonar, el pato lo tomó y respondió sabiendo perfectamente de quién se trataba.

-¿Cómo sabes cuando estoy en mi cuarto?

-Tengo una cámara puesta-Donald miro a todos lados asustado-oh por los dioses, Donald estoy de broma, no me creo que de verdad estés mirando.

-Cuando dices esas cosas con tanta precisión haces que me plantee si es una broma o no, Saku.

-Estaba hablando con Della cuando llegaste por eso lo sé, tranquilo-le explico la gata antes de continuar-¿Cómo te fue en tu cita?

-Por los dioses, ¿Por qué siempre dices que es una cita cuando salgo con alguno de mis amigos?

-Porque son grandes partidos para que alguno sea tu pareja y tú lo sabes-Donald suspiro ante su comentario.

-Son mis amigos más cercanos, Gladstone es de mi familia, no puedo verlos de otra manera.

-¿Por qué no?-ante aquella pregunta Donald se quedó en silencio.

-Pues porque no-fue su única respuesta aunque no estaba muy convencido, dejo el móvil en la cama mientras él se desvestía para poder ducharse-¿Y no eras tú la que decía todo eso de las almas gemelas y el amor verdadero?, Dudo mucho que sea alguno de ellos.

-A lo mejor tu alma gemela está más cerca de lo que crees-su voz sonaba amortiguada al otro lado de la línea pero Donald pudo escucharla perfectamente.

-¿A qué te refieres?-preguntó y esta vez no se le pasó desapercibido el suspiro de su amiga.

-Quiero decir, que no tienes que buscar fuera lo que quizás tengas más cerca, el amor no están complicado Donald, solo piensa, analiza tus sentimientos, ¿quién es esa persona con la que no puedes vivir?, ¿La que echarías de menos si se fuera?, ¿quién es él que siempre está en tus pensamientos durante todo el día?, ¿quién invade tus sueños, la persona que quieres que esté a tu lado siempre, envejeciendo contigo, viviendo aventuras o haciendo las cosas más monótonas del mundo?, ¿Con quién quieres formar una familia?, ¿El que hace que tu corazón lata como loco por la más ínfima cosa que haga?. Solo piensa Donald y seguro que encuentras a alguien-y dicho esto Sakura colgó, dejando al pato muy pensativo.

Se tumbó en la cama mirando al techo con las palabras de su amiga dando vueltas en su mente, cerró los ojos y se puso a repasar pregunta por pregunta en su cabeza, sintiendo como su corazón latía cada vez más deprisa, pregunta por pregunta, en todo momento solo había alguien que aparecía una y otra vez. Fue ahí cuándo se dio cuenta, de que su nerviosismo cada vez que estaba a su lado y que cada vez era más constante, como estaba en su cabeza todo el día y aparecía en sus sueños, como sentía un gran revoltijo en el estómago, sus mejillas ardían, su corazón late tan rápido que piensa que se le va a salir del pecho, cada vez que estoy triste o enfadado un solo mensaje de él, aunque solo sea un simple hola, hace que todo lo malo desaparezca y se sintiera en paz y el pato más feliz del mundo.

Donald se llevó una mano al pico, mientras sentía su rostro arder al darse cuenta de la verdad, de cómo ese sentimiento que pensaba que llevaba años muerto, escondido en lo más profundo de su ser por miedo de ser rechazado y perder su amistad, no se había ido sino que seguía presente como una llama que no se podía extinguir.

-Oh dioses...¿Qué hago ahora?-se preguntó ya que no podía decirle a nadie de sus sentimientos por él y mucho menos al implicado

Porque ¿Quién se creería que el torpe e incompetente Donald Duck, estaba enamorado?

Chapter 24: El festival arruinado

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Por fin había llegado el evento esperado de todo el año, la competición anual de los jóvenes castores que se celebraba el mes de diciembre, y el cual consistía en una serie de pruebas entre todos los niños para ver quien ganaba más medallas.

Por su puesto, toda la ciudad estaba invitada y nadie quería perderse este evento, menos Donald Duck, quien como todos los años, estaba deseoso de ver a sus sobrinos en acción y no era el único porque todos en la familia y amigos estaban allí para ver a los trillizos.

Precisamente se encontraban en las gradas esperando que empezara la ceremonia de apertura.

-¿Cuándo falta?-preguntó Webby a Donald.

-Solo unos minutos, no suelen retrasarse para estas cosas-le respondió.

-Los chicos deben estar muy emocionados por esto-Panchito miro al pato quien le sonrió.

-Si, estuvieron meses preparándose para las pruebas de este año, quieren ganar la copa sí o sí.

-Vaya, ese deseo de ganar, me recuerda a alguien que conozco-Mickey miro a Donald quien le sacó la lengua en señal de burla, haciendo que varios rieran.

-La competitividad es cosa de familia, ¿verdad Don?-Gladstone, quien estaba sentado detrás de su primo pasó su brazo detrás del cuello del pato y lo tiró hacia él, este levantó la cabeza para mirarle.

-Creo que nuestras competiciones de niños son prueba más que suficiente, Glads-respondió Donald antes de volver a incorporarse, ignorando las malas miradas que lanzaba el resto de hombres a Gladstone por ese acto de confianza.

Por otro lado, Donald no podía ponerse nervioso, darse cuenta de que estaba enamorado de sus amigos más cercanos fue un duro golpe y tenía que hacer valer todas sus habilidades de actor, para poder actuar normal y aun así, no podía estar mucho tiempo cerca de él sin ponerse nervioso. Porque era imposible que alguien como él se enamorara de un inútil como Donald Duck, por eso y por el bien de su amistad decidió guardar sus sentimientos y cerrarlos con llave, para que no volvieran a salir, solo necesitaba tiempo para poder acostumbrarse y actuar con normalidad.

El sonido de las trompetas sacaron a Donald de su ensoñación y esta vez se enfocó en el evento de apertura donde Bertie dio un discurso y dio paso a las actividades de los chicos, con un gran aplauso y ovación por parte de todos.

Con esto las pruebas dieron comienzo y como la familia Duck y amigos ya se esperaban los trillizos ganaban todas las pruebas, ya sean en solitario o con su equipo, la grada estaba eufórica y los niños más.

Hubo un momento en el que Donald, fue a comprar comida a uno de los puestos, mientras estaban preparándose para la siguiente prueba, más en el camino vio algo raro, el pato se fijó en los dos niños perro que habían insultado a sus sobrinos anteriormente, y precisamente estaban cerca del barco que reconoció como el de sus chicos, Donald intentó acercarse a ellos, pero había demasiada gente y los perdió de vista tanto a niños como a la canoa.

Rápidamente intentó llegar hasta donde estaba Bertie para hablarle de lo que había visto pero antes de llegar escuchó el pistoletazo de salida y vio las canoas salir.

-¡Bertie!-gritó Donald acercándose al otro quien le miró preocupado.

-¿Donald? ¿Qué pasa? No puedes estar aquí

- Los niños...los niños que molestan a mis sobrinos, ¿Están en el mismo equipo?-preguntó rápidamente extrañando al otro.

-No, están en el equipo contrario.

Esto solo alarmó más al pato, quien miró el lago, en otro momento, en otras circunstancias, se hubiera parado a pensar, hubiera sido frío y pensado un plan adecuado...pero cuando se trataba de sus sobrinos, no había razonamiento que valga.

Sin escuchar a su amigo, ni importarle que todos le estuvieran viendo, Donald corrió hacia el agua para poder ir donde estaban los niños, pero para su desgracia la suerte no estaba de su lado. Donald acabó tropezando con unos cables que estaban en el suelo, se enredó con ellos y acabó cayendo, pero no cayó solo, acabó tirando la pancarta, los altavoces y algunas cosas más, el estruendo fue tan grande que las canoas se pararon.

-¡Donald!-Sus amigos y familia fueron hasta él preocupados que le hubiera pasado algo, consiguieron apartar todo y desenredar el pato que no parecía estar herido.

-¿Donald estás bien?-preguntó su hermana preocupada.

-Muchacho ¿Pero qué te ha pasado? ¿En qué pensabas al salir corriendo así?-esta vez fue Scrooge que le preguntó, sin entender el porqué del raro comportamiento de su sobrino.

Pero antes de que Donald pudiera hablar, las risas empezaron a sonar por el lugar, todos se estaban riendo de la vergonzosa caída del pato, incluso los niños que competían y que habían tenido que dar la vuelta por el estruendo.

-¡Silencio todos!-gritó Bertie mandándolos a callar-Donald ¿Qué pasó?

 

-Los chicos, ellos...

-Nosotros ¿Qué?-La voz de los trillizos sonó detrás y Donald se giró para verlos antes de abrazarlos con fuerza.

-Niños, que alegría que estéis bien-dijo Donald feliz, mientras los trillizos lo apartaron de golpe avergonzados pero pudieron ver como sus compañeros los miraban con burla, cosa que solo hizo que se avergonzaran más.

-¿Por qué creías que estaban en peligro?-preguntó Mickey, acercándose a él.

-Sabotearon su canoa, estoy seguro.

Los adultos se miraron, pero fueron a inspeccionar la canoa de todas formas, acompañados de los niños, vieron la canoa de estos, identificados con un pañuelo rojo, pero al mirarla de cerca.

-Donald...la canoa está perfectamente-Bertie miro al pato preocupado.

-¿Qué? ¡No! Yo lo vi yo-Donald se acercó y efectivamente, la canoa no tenía ningún desperfecto, eso solo lo extraño más ¿su vista estaba fallando? ¿Se había equivocado?

-Qué vergüenza-dijo un niño.

-Si, no solo fastidio el festival, sino que también se inventa esa estúpida mentira-siguió otro.

-Yo me moriría de la vergüenza si tuviera un tío así-añadió un tercero.

Con estas palabras los trillizos no pudieron más y los chicos se fueron corriendo de allí, a pesar de las llamadas de su madre, mientras Donald agacho la cabeza, sin querer mirar a nadie.

Definitivamente no había sido un buen festival para ninguno.

Chapter 25: Solo

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La llegada a la mansión McDuck fue silenciosa, ninguno se atrevió a decir nada por miedo a que todo estallara, finalmente cuando todos entraron, las miradas vagaban entre el pato y los tres niños.

-Chicos-empezó Donald preocupado-yo...siento mucho lo que ha ocurrido, no pretendía...fue un accidente, pensaba que estabais en peligro y fui a salvaros pero me tropecé y.…-el pato empezó a explicar, quería darles una buena razón para lo ocurrido aunque sabía que no le escucharía, pero lo que no se esperaban era que los tres le miraran con rabia y apunto de llorar.

-¡Estamos hartos, siempre tienes que ponernos en ridículo.!-empezó a gritar Huey.

-¡Si, siempre estás sobre protegiéndonos, nos ahogas.!-siguió Dewey

-¡No nos dejas ser nosotros mismos.!-finalizó Louie

-Chicos por favor-Donald quiso callarlos, pero los chicos siguieron gritándole.

-¡Y lo peor de todo es que sigues haciéndolo como si todavía fueras nuestro tutor.!-dijo Huey.

-¡Ya tenemos Mamá de vuelta y al tío Scrooge, ya no te necesitamos.!-exclamó Dewey

-Niños, esto se está pasando de la raya-dijo Bertie seriamente.

-¡No, es él quien se pasa de la raya, estamos cansados!-Louie señaló a Donald mientras hablaba-¡Él no es nuestro padre para que nos trate así.!

-¡Solo es nuestro tío.!-gritó Dewey

-¡Él que nos ha convertido en el hazmerreír de todo la ciudad.!-continuó Huey.

-¡Eres de lo peor tío Donald, te odiamos.!-acabaron gritando los tres.

-¡Niños!-gritó Della furiosa, pero los niños ignoraron a su madre y fueron corriendo hasta su habitación.

-Voy a hablar con ellos-comentó la niña.
-Te acompaño Webby, esto no va a quedar así, no señor-dijo el anciano con el ceño fruncido, esos niños se habían ganado una buena bronca con castigo incluido.

Mientras los dos subían, el resto miraron al pato con pena, sabían que esas palabras habían sido un duro golpe para el pato.

-Voy a lavarme-fue lo único que dijo el implicado mientras se encaminaba hacia el piso de arriba con pesadez.

Mientras el resto se miraron entre ellos pensando que podrían hacer, para solucionar aquel problema.

Un buen rato después y viendo que Donald no salía, Della decidió ir a ver a su hermano, con todos los pretendientes, detrás de ella.

-Donald, soy Della ¿Puedo entrar?-preguntó desde la puerta pero no recibió respuesta-voy a entrar-anunció antes de mirar al resto-quedaron aquí-susurró, antes de abrir la puerta de la habitación y entrar en esta pero dejando un poco la puerta abierta para que el resto pudieran escuchar.

La habitación estaba completamente oscuras, siendo la luz de la luna la única que luz que entraba por las ventanas de la estancia, pero fue más que suficiente para la mujer pato, ya que pudo distinguir perfectamente la figura de su hermano sentado al borde de la cama, con las manos sobre sus rodillas y la cabeza agachada.

-Donald-Della le llamó suavemente como si fuera un animalito asustado-no...no les prestes atención, son niños...ellos no querían decir eso enserio, ya se les pasara, hablare con ellos y....

-No

-¿Eh?

-No hables con ellos, los conozco mejor que nadie, incluso mejor que tú, lo decían en serio, y tienen razón.

-Claro que no, ellos...

-¡Ellos me odian, Della!-el grito de Donald la callo pero no fue hasta que esté la miró con los ojos al borde de las lágrimas y llenos de dolor e ira, que su respiración se cortó-Mis niños, a los que crié con tanto amor, a los que llegué a considerar como mis hijos, me odian y ¿Sabes qué? ¡Tienen razón, no soy más que una molestia, un incordio, alguien que solo trae desgracias a quienes rodean!

-No, Donald eso no es...-Della se acercó a él para intentar calmarlo pero el pato retrocedió.

-Estoy cansado ¿Sabes? Estoy cansado de fingir que estoy bien, de que no me importa lo que digan los demás, de que no me lastima-se levantó de la cama, sus labios temblaban mientras hacían el esfuerzo por no volver a llorar-me he pasado toda mi vida fingiendo, aparentando que estoy bien, estoy cansado de dedicar mi vida a cuidar a los demás y que nadie cuide de mí, y ya no puedo más, estoy tan cansado Della, que solo quiero desaparecer....quiero cerrar los ojos y no volver a despertarme nunca más...quiero morir Della, de verdad que quiero-rió con amargura-pero soy tan jodidamente cobarde que no puedo hacerlo, no consigo lastimarme, no puedo, soy débil-se llevó una mano a su rostro-supongo que es otro defecto más que añadir a los mil que hay en mi lista-miró a su hermana.

-¿Recuerdas cuando éramos niños y yo venía todo lleno de heridas? Da igual si era porque un matón se había enseñado conmigo, por alguna clase o porque me hubiera caído, todos los días volvía herido, incluso en la academia de magia acababa lastimado todos los días-Donald la miro-todos pensaban que era por mi mala suerte o por mi torpeza pero tú fuiste la única que te diste cuenta de la verdad.

-Donald no-susurró Della, sabiendo que había gente escuchando, pero su hermano no se calló.

-Te diste cuenta de que me lastimaba a propósito, de que dejaba que la gente me golpeara a posta aunque podía evitar los golpes, de que si podía caerme, me caía o si alguna clase de magia o de lucha podría acabar lastimado, me dejaba-Donald sonrió con amargura-te diste cuenta de que era mi forma de lastimarme, de castigarse porque era demasiado cobarde como para hacerlo por mí mismo...como para quitarme la vida.

-Donald-suplico Della, apunto de llorar ella también.

-En ese momento, no era que quisiera morir, pero...digamos que no me importaba si algo me pasaba y moría, porque de todas formas ¿A quién le importaría?-la miro-¿A nuestra familia? ¿Al tío Scrooge? ¿A mis “supuestos” amigos? Ja, mi familia solo ve a un monstruo con mala suerte, el tío Scrooge tiene a su sobrina favorita y aventurera por naturaleza, a ti, y a dos sobrinos más que pueden ayudarle, y mis “amigos”-sonrió con amargura-ellos solo están conmigo por conveniencia, porque no les queda más remedio porque soy “el mago de la corte” “el sobrino del pato más rico del mundo” o “el superhéroe” jaja, ninguno de ellos se hubiera acercado a mí, si solo hubieran visto...esto-se señaló a sí mismo-sinceramente no sé cómo pueden seguir a mi alrededor después de descubrir el pato tan patético que soy en realidad-Donald miro a Della y las lágrimas empezaron a caer por fin-¿Pero sabes qué fue lo peor hermanita? Que siempre he sido tan ingenuo como para creer que había gente que me quería por quien era, que no me abandonaría y todas esas veces me equivocaba.

-Eso no es verdad-Della también lloraba.

-¿Ah no?-Donald ahogó un gemido por su llanto-Gladstone fue mi primer amigo, la única persona además de ti que pensaba que me quería en esa jodida familia ¿y recuerdas lo que me hizo? ¿Lo recuerdas?-su voz se empezaba a cortar por el llanto-me acusó de matar a mis padres por mi mala suerte y vale...sé que eso lo dijo porque lo oyó de los adultos y por la presión de ser “el niño perfecto de la familia” pero seguro de que lo dijo porque en el fondo lo pensaba y sabía que me dolería, y lo peor era que yo también me culpo de la muerte de papa y mama por mi mala suerte-el pato empezó a caminar por la habitación.

-¿Mickey, Goofy y Storckules? Ellos mucho decir en la academia que odiaban como los demás me insultaban, pero aceptaban enseguida cuando decía que todo estaba bien y que no me importaba y encima hablaban alegremente con quienes me insultaban, me acosaban y golpeaban, nunca se plantearon que podían mentir, nunca me preguntaron si estaba bien aunque me venían todo lastimado día tras día, nunca...nunca fueron a defenderme de verdad-Donald se limpió las lágrimas de sus mejillas aunque estas no dejaban de caer-Panchito y José me usaban de carnada en nuestros viajes, tantas veces como el Tío Scrooge y como tú, Gyro no dudo en decir que no éramos amigos cuando desapareciste, incluso Uno me abandono ¿Y los otros? Fenton, Raider, Bertie, sé que todos ellos me dejarán, me traicionarian algún momento-Donald volvió a mirar a su hermana y se acercó a ella.

-Pero lo que más me dolió...fue cuando me abandonaste-Della ahogo un gemido y miro a su hermano con dolor-me dejaste, ni si quiera me dijiste nada, solo te fuiste porque esa jodida aventura era más importante que tus hijos, que yo y tuve que ocuparme de los niños que dejaste durante 10 años, soportado todo el dolor que me dejaste y el odio a mí mismo por no poder detenerte, recordando una y otra vez la promesa que te hice de vivir para no matarme, pues lo siento hermanita no pude cumplir mi promesa de no lastimarme, porque era la única manera de sentirme bien, así que dejaba que me lastimaran ya fuera un villano al que me tenía que enfrentar o una caída que no quería parar, dejaba que me ocurriera cada desgracia que podía y si no había ninguna la provocaba, porque un monstruo como yo solo puede sobrevivir sufriendo-Donald ya no lloraba pero si rio con amargura-Me han roto el corazón tantas veces, que ya no se si queda algo, porque lo último que quedaba, el pequeño espacio intacto de mi corazón que aún seguía en pie, era para esos tres niños que me han dicho que me odian, así que dime Della ¿Qué me queda ahora?

Della ya no pudo soportarlo más, así que salió corriendo de allí mientras lloraba. Donald solo vio como su hermana se marchaba, con su rostro inexpresivo, el pato se giró para volver a la oscuridad de su habitación, cuando sintió que alguien entraba en la habitación, el pato no tuvo que girarse para saber de quién se trataba.

-¿Qué queréis?-preguntó mientras caminaba hacia la ventana.

-¿De verdad piensas eso?-se escuchó decir a Bertie-¿Piensas eso de ti? ¿De nosotros?

Donald se giró y vio a sus amigos mirándole, todos con rostros de sorpresa, de tristeza pero sobre todo de dolor, como si hubieran sufrido la peor de las traiciones.

-¿Y eso que os importa?

-¡Claro que nos importa! ¿No me puedo creer que pienses así de nosotros? ¿De verdad crees que solo estamos contigo por conveniencia? ¿Qué todas nuestras palabras eran falsas?-Panchito no se lo creía, nunca se había sentido tan dolido y furioso como en ese momento.

 

-Bromas concretamente, era lo que siempre he pensado ¿Qué otra cosa puede ser? Por qué sinceramente ¿verdad? Lo dudo mucho, así que dejar de burlaros de mí diciéndome cosas bonitas que claramente no sentís-las palabras de Donald hicieron que hubiera incredulidad en sus rostros pero después pura furia.

-Esto es increíble-gruño Raider.

-¿Sabes que Donald? Si de verdad piensas así, entonces es que no nos conoces-finalizó Odín antes de marcharse, sin poder mirar más tiempo a quien pensaba que lo conocía mejor que nadie.

Y con esto todos se marcharon de allí, dolidos y furiosos con el pato, podían llegar a entender en parte que el pato se auto desprecia a así mismo, que tuviera baja autoestima, depresión ¿Pero que pensara que solo eran unos aprovechados? Eso era demasiado.

Donald no dijo nada, solo dejo que se marcharan al menos en ese momento, cuando la puerta se cerró y él se quedó solo en la oscuridad, fue cuando se dio cuenta de todo lo que dijo, del daño que les había hecho a las personas que más quería, a su hermana, a sus mejores amigos que eran como su familia y a la persona que amaba.

Las lágrimas empezaron a caer sin parar, su pecho a doler, su respiración se hizo cada vez más acelerada y entrecortada, sentía que le falta el aire, el pato se giró y estiró su mano hacia la puerta, quería moverse, quería correr y detenerlos, pero no podía, no se movía, cada vez le costaba más respirar, y el dolor en su pecho de hacía más agudo, al final cayó de rodillas al suelo, mientras luchaba por respirar y lloraba sin parar, gritando silenciosamente mientras en su mente suplicaba por ayuda.

Esa noche nadie pudo dormir, Scrooge escuchó por boca de Della todo lo que Donald le dijo, el anciano solo pudo abrazar a su sobrina y consolarla mientras pensaba seriamente en hablar con su otro sobrino.

Por otro lado, cada uno de los pretendientes de Donald, estaban en sus respectivas habitaciones en sus hogares, demasiados enfadados y dolidos por lo que habían oído, pensaban que el motivo por el cual el pato se tomaba cada uno de sus coqueteos a broma era por su inocencia y despiste, pero resulta que Donald pensaba que bromeaban.

¿Cómo puede ser tan idiota? ¿De verdad se creía que bromearían con algo como eso? ¿Cómo Donald puede hacer este desprecio?

Esas eran las preguntas que se hacían pero tal era su enfado que no se dieron cuenta, en ese momento, que el desprecio de Donald no era hacia ellos, pero cuando su enfado disminuyera y se dieran cuenta de la verdad...ya sería demasiado tarde.

Chapter 26: La carta.

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No fue hasta la mañana siguiente, cuando las palabras de Donald empezaron tener otro sentido y cuando recordaron el principio de su conversación con Della, de sus intentos de suicidio, de cómo se dejaba lastimar, eso fue más que suficiente para que todos decidieran poner rumbo a la mansión McDuck.

Mientras Scrooge, llamó a la habitación de Donald, pero al no responder nadie decidió entrar.

-Donald, tenemos que hablar, Della me contó lo que paso ayer y.…-Scrooge se cayó al ver que no había nadie en la habitación, en más ni si quiera habían dormido allí, el pato más rico del mundo empezó a tener un mal presiento y más cuando vio un sobre encima de una de las almohadas.

Con temor, Scrooge se acercó y tomó la carta con mucho cuidado, abriéndose y leyendo su contenido, su bastón cayó al suelo, rápidamente salió disparado de la habitación.

-¡Della, Beckley, Baptista!-gritó Scrooge sin importarle si despertaba a los niños de la casa, los tres adultos fueron rápidamente hasta el mayor-¡Hay que buscar a Donald enseguida!-ordenó.

-Tío Scrooge ¿Qué pasa?-preguntó su sobrina.

-¡Rápido, no hay tiempo para explicaciones!-volvió a gritar, haciendo que sus empleados se pusieran en marcha, pero Della se quedó ahí parado viendo como las manos de su tío temblaban y que apretaba con fuerza un papel.

-Tío Scrooge ¿Qué es eso?-preguntó con voz temblorosa señalando la hoja-¿Qué le ha pasado a mi hermano?

En ese momento el timbre de la puerta sonó y Scrooge bajó corriendo para abrir, pero para su disgusto solo era Joe y el resto de los chicos.

-Buenos días señor Scrooge, me encontré con los chicos y....

-No hay tiempo para tonterías, quiero que todos busquéis a Donald enseguida, Joe tú por el aire con mi sobrina, no hay tiempo que perder.

-Scrooge ¿Qué pasa? ¿Donald desapareció?-preguntó Mickey confundido.

-No está en su barco-comentó el ama de llaves.

-Tampoco en el garaje y en la cocina-siguió el fantasma.

-Seguid buscando y si no está aquí, busquemos por toda la ciudad.

-Mamá ¿Qué está pasando?-preguntó Huey medio dormido, junto con el resto de sus hermanos y la niña.

-No pasa nada cielo, al parecer vuestro tío no estaba esta mañana y lo estamos buscando-dijo Della sonriendoles para no preocuparles.

Dewey bufó cruzándose de brazos-¿Y eso qué? Seguro está en algún lugar metiendo la pata como siempre.

-¡Dewey!-riñó su madre enfadada con su hijo, al parecer los trillizos seguían enfadados con su tío.

-¡Della, iremos fuera a buscarlo!-gritó Scrooge bajo las escaleras.

-¡Entendido ya voy!

-Señor Scrooge, al parecer va a ver una tormenta, tenemos que darnos prisa, o no podremos volar-le dijo el piloto al anciano, quien asintió antes de salir por la puerta.

Della se despidió de sus hijos y bajó corriendo antes de salir.

-Espero que el tío Donald esté bien-dijo Webby preocupada, pero los trillizos solo bufaron sin darle importancia.

Las horas pasaron y por mucho que buscaron no podían encontrar rastro del pato, era como si se lo hubiera tragado la tierra, y la angustia iba creciendo en el corazón de cada uno por momentos, más cuando Scrooge estaba cada vez más desesperado y se mostraba aterrado cada vez que el teléfono sonaba, como si él supiera algo que el resto no. Al final la tormenta llegó y todos se vieron obligados a volver a la mansión.

-¿Nada?-preguntó la mujer al verlos entrar en el salón, algunos negaron en silencio.

-No lo entiendo ¿Cómo ha podido desaparecer así como así?-se preguntó Raider frustrado.

-Seguramente usó magia, Donald era el mejor en clase de ocultamiento-respondió Goofy.

-¿Hay alguna forma de revertir el hechizo?-Gyro miro a los tres hombres que fueron con él a la academia.

-Ninguna, cuando Donald hace un hechizo es imposible romperlo, al menos que él quiera-dijo Mickey frustrado, en esos momentos odiaba que el pato fuera tan bueno en la magia.

-¿Aún no encontraron al tío?-preguntó Huey, quien ya se estaba empezando a preocupar de verdad.

-Aún no, pero seguro que estará bien-aseguró Della a su hijo.

-No-interrumpió Scrooge sentado en un sillón con la cabeza agachada y las manos sobre estas-no lo está, no si no lo encontramos pronto.

-¿A qué te refieres?-preguntó Goofy.

-Scrooge que nos estas ocultando-Storckules sabía que había algo raro desde que se encontraron con él en la entrada.

El anciano no dijo nada, solo levantó el papel arrugado que había estado manteniendo consigo todo el tiempo, Odín que estaba a su lado lo tomó.

-Lo encontré en su cama cuando fui a buscarlo-empezó a explicar el pato-es la carta una carta de Donald....una carta de suicidio.

Los gemidos de sorpresa no se hicieron esperar para ninguno de los presentes, quienes miraron a Odín para que dijera que era mentira, que Scrooge había interpretado mal las palabras de aquella carta.

Odín, quien hasta ahora no había dicho nada, solo miraba la carta, antes de tomar aire, esperando que si la leyera en voz alta, su significado fuera diferente.

Querida familia:

Si estáis leyendo esto, es porque por fin he cumplido mi objetivo y el sueño de muchos, por fin os he librado de la carga que supone mi presencia en vuestra vidas y ya no tendréis que preocuparos de alguien tan inútil como yo.
Siento mucho todo lo que dije en mi habitación, sobre todo a Della, sé que nunca quiso dejarme y fue muy cruel culparte por lo que ocurrió, como también lo fue por culpar a Gyro y al tío Scrooge, cuando ellos no hicieron nada.

También quiero disculparme con Mickey, Goofy y Storckules por decir que nunca me defendisteis, se que no es verdad, yo era el que se callaba siempre y vosotros estuvisteis a mi lado aguantando mi mal humor y mi mala suerte, e incluso me defendíais de los malos comentarios de la academia, nunca os agradecí por eso, aunque no lo merecía. Sois increíbles, con más inteligencia y talento de lo que creéis, sé que el mundo de fantasía no puede estar en mejores manos que en las vuestras.

Gyro y Fenton, sois los científicos más increíbles en esta era y creedme he viajado al futuro y sé que nadie os superara en siglos, pero sobre todo es vuestro gran corazón y vuestro afán de cambiar el mundo lo que os hace increíble, sé que si trabajáis en equipo no habrá nada que os parece, tanto como científicos como los nuevos héroes de la ciudad. No podría confiar en nadie más que en vosotros para ese trabajo.

Panchito y José, mis dos amigos caballeros, conoceros fue uno de los mayores privilegios que me ha dado la vida, no solo sois grandes caballeros, valientes, inteligentes y excelentes músicos y bailarines, también sois los amigos más leales que pueden existir, gracias por apoyarme en mis locuras, por aceptarme con mis miedos, y por cuidarme las espaldas en todas las aventuras que vivimos.

Gladstone, siento mucho no cumplir nuestra promesa de volver a empezar de nuevo, supongo que nunca me sentí preparado para volver a ser tu amigo no después dejarte cuando nos peleamos o quizás nunca me sentí digno de tener como amigo al pato con más suerte del mundo, siendo sincero siempre te tuve mucha envidia, que no podía evitar sentirme feliz cuando venías a pedir consejo o ayuda, supongo que eso demuestra lo despreciable que soy ¿verdad?

Raider, ¿recuerdas la vez que dije que jamás confiaría en ti? Pues mentí, porque si llegue a confiar en ti, te convertiste en un compañero inigualable cuando estaba en el futuro, y más que eso te llegue a ver como un gran amigo en quien pondría mi vida sin dudarlo, sé que temes volver a como eras en el pasado, como también sé que todo lo que hiciste solo fue por el bien de tú hijo, pues déjame decirte algo, no eres un monstruo, solo un padre que cuida de su hijo, así que no te mortifiques por el pasado y solo vive el futuro, se feliz, por los dos ¿vale?

Bertie, el tipo más bondadoso que he conocido, como también el más habilidoso, no sabes lo feliz que me siento que mis sobrinos estén tutorizados en los jóvenes castores con alguien como tú, no solo eres amable y bueno, también apasionado y contagias esa pasión a quienes te rodean, no dejes nunca esa parte de ti que te caracteriza y que todos los niños adoran, yo incluido. Y siento mucho lo que hice en la competición, esa culpa es otra que añadir a mi carga que me acompañara al inframundo.

Odín, que pudo decir que no sea gracias, por ser mi compañero cuando fui Paperink, por cuidarme desde la distancia, ya fuera como Uno o como Odín, nunca me dejaste, recuerdo que tú siempre decías que fui el que te enseñó muchas cosas, pero creo que olvidas lo que tú me enseñaste a mí, apareciste cuando mi hermana desapareció y estuviste conmigo en los peores momento de mi vida, nunca pude pedir un compañero mejor, solo siento haberte preocupado tanto por cada vez que salía lastimado.

Quiero disculparme con todos por decir que vuestras palabras de aliento o cada vez que decíais algo bueno de mí, pensaba que era broma, no os estaba menospreciando, ni burlándome, es solo que me cuesta creer que hombres tan increíbles como vosotros, simplemente sientan simpatía por alguien como yo...aún me cuesta creer que hayáis sido mis amigos por tanto tiempo y que me hayáis apoyado en todo, pero yo solo os he traído desgracias y preocupaciones, pero eso ya no pasará más.

No os sintáis mal, ni culpables porque me haya ido, era solo cuestión de tiempo que pasará, no es vuestra culpa nada de esto, solo mía, por solo haceros sufrir, Beckley, Baptista, McQuack, confío en que podáis ayudar a todos hasta que mi presencia se convierta en un recuerdo lejano o se olvide, espero que se sea pronto.
Tío Scrooge, siento no haber sido el sobrino que esperabas, siento haberte dado dolores de cabeza y sobre todo tener tantos gastos conmigo, de verdad me esforcé por cumplir tus expectativas, por ser más como Della o como Gladstone, pero solo he sido una decepción tras otra, a veces pienso en el accidente de la luna y no sabes cómo hubiera deseado ser yo el que se quedó varado allí en vez de Della, estoy seguro de que tú hubieras deseado lo mismo ¿verdad? Pero hoy por fin haré algo bien, algo que te hará feliz, te libraré de mi presencia y tú podrás estar con Della y los chicos, la hija y los nietos que siempre deseaste.

Por último, pero no ellos menos importante, Huey, Dewey, Louie y Webby, mis cuatro adorados sobrinos y si Webby, tú también eres una más para mí, chicos siento mucho haberos puesto en ridículo, nunca fue mi intención, pero por favor no lloréis, ni os culpéis, tenéis razón, no soy vuestro padre, y tampoco vuestro tutor, no más ahora que vuestra madre volvió, no tengo ningún derecho a cuidaros, más cuando solo os hago infelices. Pero ahora estáis en buenas manos y puedo irme tranquilo, durante años, vosotros sois los únicos que ha mantenido a flote pero ya no me necesitáis y yo no tengo porque cargaros con mi presencia, solo quiero que recordáis que os amo, que siempre lo he hecho y que siempre lo hare.

Esta es mi despedida, solo espero poder haceros felices con mi partida, porque es lo único que siempre he deseado, vuestra felicidad.

Por qué sois mi adorada familia y os amo más que nada.

Adiós.

Donald Duck.

Chapter 27: Por mi culpa.

Chapter Text

Cuando se acabó de leer la carta, que había pasado de mano en mano por cada uno de los presentes, nadie sabía cómo reaccionar, Della estaba sentada en otro sillón con las manos en el pecho intentando respirar, mientras sus hijos se aferraban a ella, como un salvavidas llorando en silencio, Webby abrazaba a su abuela con fuerza, mientras ella consolaba a la pequeña. En ese momento, Odín se levantó del suelo, en algún momento se había sentado con la espalda apoyada en el sillón donde estaba sentado Scrooge, y se encaminó hacia la puerta.

-¿A dónde vas?-preguntó Raider.

-A conectarme al ordenador de la torre-respondió Odín antes de salir-sigo siendo una IA, me conectare a cada maldito aparato electrónico de esta ciudad, pero pienso encontrar a Donald cueste lo que cueste, aunque sea lo último que haga, no voy a dejar que cometa tal atrocidad...no pienso perderlo de nuevo, no ahora que lo he recuperado.

Aquellas palabras, parecieron ser un interruptor en el resto de los presentes, Mickey también se levantó.

-Voy a ponerme en contacto con Minnie, avisaremos al resto de la corte, miraremos en los demás mundos, es posible que Donald haya ido a otro lado-el rey miró a Goofy quien asintió.

-Yo iré como Robo pato por la ciudad, volveré a dar una vuelta-Fenton miro a Gyro quien asintió.

-Te acompañare en el coche, iremos más rápido si nos dividimos.

-Volvemos a salir-Panchito y José se miraron, incluso si el mundo se estaba acabando allí fuera no pararían en buscar a Donald.

-Beckley- Scrooge llamó a la mujer-ponte en contacto con la policía, y todas las agencias que conozcas, me da igual el precio, pero quiero encontrar a Donald hoy ¿entendido?-Scrooge miró al reto-tenéis todos los recursos y dinero disponibles, así que pongámonos a trabajar.

Todos asintieron, no iban a perder a Donald, no lo harían.

Estuvieron buscando sin parar durante horas, incluso los niños se habían unido a la búsqueda, habían avisado a todas las autoridades, incluso a algunos enemigos para que ayudaran, pero no había rastro de él...hasta que Odín encontró una señal.

-¡Está en el puente a las afueras de la ciudad!-les dijo a todos y fueron hasta allí.

Efectivamente, después de mucho buscar por fin lo encontraron, bajo una lluvia torrencial, allí estaba Donald, parado de pie en la baranda de aquel puente, mirando hacia el río que se encontraba a metros debajo suyo, cuyas aguas corrían a gran velocidad.

-¡Donald!-gritó Scrooge nada más bajar del coche, Donald se giró para mirarle, tenía bordes oscuros debajo de sus ojos rojos e hinchados, su piel había perdido color, pero lo que más destacaba era que en su mano tenía una navaja y sus muñecas estaban manchadas de rojo, el mismo rojo que goteaba por ambas muñecas y que con el agua formaban un diminuto río cayendo por el borde de la baranda del puente.

-Donald, por favor baja de ahí, vamos hijo...baja, vamos a hablar, ¿Vale?-Scrooge se empezó a acercar a él lentamente, el resto también estaban atentos a sus movimientos, el puente se había llenado de gente, ahora policías, gente de a pie, conocidos, enemigos, todos estaban allí.

Donald miró a su alrededor, como dándose cuenta de lo que pasaba-tío Scrooge-llamó al anciano quien sonrió, pero su sonrisa se borró al ver como su sobrino sonreía relajado peros su ojos habían perdido totalmente su brillo-lo siento.

Fue solo un leve movimiento y su cuerpo cayó del puente directamente al agua.

-¡DONALD!-el grito desgarrador de Scrooge, resonó en el lugar. Bertie y Storckules no perdieron el tiempo y se lanzaron también del puente, mientras Robo Pato usaba sus artilugios para mantener a ambos hombres y evitar que se lo llevaran la corriente.

Por suerte, no tardaron mucho en emerger con el pato, mientras entre los tres nadaban hasta la orilla, todos bajaron el puente donde los ayudaron a salir.

-¡Hay que ir a un hospital ahora!-gritó Della, mientras Raider apretaba ambas muñecas del otro con tela, para detener la hemorragia de sus muñecas

-Aún respira-aseguro Gyro, para alivio del resto.

-¡Joe el coche, ya!-ordenó Scrooge, mientras ayudaban a detener a Donald en el coche y Joe junto al anciano y Della, fueron al hospital, mientras el resto los seguían de cerca.

Fueron tan rápidos como pudieron, McQuack jamás condujo a tanta velocidad como en ese momento, llegaron al hospital a toda prisa, con Donald en los brazos de Raider, Scrooge pegando gritos a todos el mundo para que atendieran a su sobrino, lo pusieron en una camilla, se lo llevaron corriendo al área de cirugía, ellos quedaron en la sala de espera y se hizo el silencio, un desagradable silencio.

No supieron cuánto tiempo pasaron allí, en aquellas incómodas sillas de la sala de espera, caminando de un lado a otro, pero sin hablar, ninguno dijo nada más que para consolar a los pequeños niños que no paraban de llorar.

-Mickey, Goofy-se escuchó en ese momento y todos levantaron la vista para encontrarse con Minnie, Daisy, Clarabella y Horacio, los cuatro se acercaron a los dos hombres y los abrazaron, abrazos que fueron correspondidos.

-¿Se sabe algo?-preguntó Minnie al otro ratón pero este negó, mientras agachaba la cabeza.

-¿Dónde está Max?-preguntó el más alto, ya que sabía que su hijo vendría con ellos.

-Aquí papá-dijo Max detrás del grupo, Goofy atravesó a sus amigos y se acercó a su hijo para abrazarla con fuerza, este lo correspondió mientras luchaba por no llorar-Donald se pondrá bien ¿verdad?-preguntó el chico angustiado, Goofy intentó sonreír aunque solo pudo hacer una mueca.

-Claro hijo, es Donald después de todo-respondió aunque todos sabían que ni él mismo se lo creía.

En ese momento un medio apareció.

-¿Familia de Donald Duck?-preguntó y todos se acercaron a él con tal rapidez que lo asustó un poco.

-Somos nosotros-dijeron los trillizos y la madre de estos.

-¿Cómo está mi sobrino?-preguntó Scrooge apoyándose en su bastón, parecía como si hubiera ganado 20 años más de golpe.

El doctor los miro a todos seriamente y luego volvió su vista al informe, antes de tomar aire para lo que iba a decir.

-Hemos conseguido estabilizar-fue lo primero que dijo haciendo que hubiera varios suspiros de alivio-sin embargo...-continuó viendo como todos le miraban-su estado es muy delicado, según parece él señor Duck, además de cortarse ambas muñecas y tirarse al río, también consumió una gran cantidad de pastillas para dormir en los momentos previos a que llegara al puente, en mi opinión profesional no sé cómo pudo llegar hasta allí y mucho menos sobrevivir, cualquier otro ya hubiera...-se calló mientras miraba a los menores-bueno, digamos que ha tenido suerte, le hemos hecho un lavado de estómago y curado sus heridas.

-Entonces ¿se pondrá bien verdad?-preguntó Daisy esperanzada de ver saber que su mejor amigo estaría bien.

Todos esperaban la respuesta afirmativa del médico pero la mirada de este se tornó oscura.

-Siento decirlo, pero el señor Duck ha entrado en coma.

-¿Qué? ¿Qué quiere decir con eso?-Scrooge no se creía lo que decía.

-Su estado era muy débil, y no pudimos hacer nada, nunca vi nada igual pero por lo que hemos visto, su cuerpo está tan débil que no sabemos si podría sobrevivir mucho más, por el momento está con oxígeno ya que sus pulmones se niegan a funcionar por sí solos.

-Pero...¿Como que no ha visto nunca nada así? ¿Quiere decir que no es normal?-preguntó Gyro sin entender, el médico asintió.

-Exacto, el cuerpo del señor Duck, actúa como si hubiera sufrido un colapso multiorgánico pero sus heridas no señalan nada que pudiera llevar algo así, aunque en mi opinión profesional, si el señor Duck quiso cometer suicidio-dijo intentando ser delicado con la última palabra, viendo como todos se tensaban al escucharla-es posible que su estado mental, sumado a las pastillas y a sus heridas le haya llevado a esa situación.

-¿Hay algo que podamos hacer?-preguntó Odín.

-Por ahora solo nos queda esperar y ver cómo evoluciona, su estado no es que sea muy favorable pero como he dicho nunca nos hemos encontrado nada así, es posible que nos sorprenda.

Todos se quedaron callados ante las palabras del doctor, intentando asimilar lo que oían, aferrándose al pequeño trazo de esperanza que les daba.

-Doctor-llamó Huey al hombre que le miró-¿Podemos ver a nuestro tío?

-Por favor -corearon los otros tres niños.

El doctor se enterneció al ver a los cuatro y asintió.

-Una enfermera les avisará cuando le suban a su habitación y podrán ir a verle, pero por favor como mucho de dos en dos y si alguien quiere quedarse con él, tendrá que ser solo uno ¿entendido?

Todos asintieron y se fueron alejando del medio.

-Señor Scrooge-llamó el médico al anciano quien se acercó a él-siento preguntarlo, pero cuando estaban con su sobrino nos percatamos que tiene varias cicatrices antiguas.

Scrooge apretó su bastón con fuerza-si eso...mi hijo es un aventurero y ex marine, así que ha tenido varias heridas para mi desgracia.

-Su sobrino-corrijo el médico.

-¿Eh?

-Querrá decir su sobrino, Donald.

-Ah, sí, si ¿No fue lo que dije?

-Dijo su hijo.

Scrooge frunció el ceño, ante tanto empeño por corregir ese pequeño detalle, sin importancia-¿es importante lo de las cicatrices doctor?

-Ah, no pero...entiendo que algunas heridas fueran defensivas o por accidente, sin embargo, nos hemos dado cuenta de que hay otras, concretamente en muñecas o en la cara interior del muslo, que son diferentes del resto.

-¿A qué se refiere?-preguntó Scrooge temiendo por donde iba todo eso.

-Esas zonas son las propias para que las personas depresivas y con tendencias suicidas se realicen cortes y según parece Donald se corresponde con ese grupo-el doctor vio cómo el anciano abrió los ojos con una expresión de auténtico dolor-siento decirlo pero creí que era necesario, si el señor Duck despierta.

-Cuando despierte-esta vez fue Scrooge el que corrigió al otro.

-Cuando despierte-repitió ya que no quería contradecir al familiar dolido de un paciente-sería bueno que fuera a un psicólogo y a un psiquiatra, para evitar que esto pueda ocurrir en un futuro.

-No volverá a pasar, ya estoy buscando a los mejores para que lo ayuden, no permitiré que pase de nuevo-le aseguró el mayor, el doctor no dijo nada solo asintió antes de marcharse.

Scrooge suspiro cansado, sintiendo que ya ni las piernas le sostenían, era como si la edad que tenía le hubiera venido de golpe a su cuerpo, este se giró y vio como los adultos le miraban con tal miedo y dolor en sus ojos, este supo que había escuchado su conversación con el doctor.

-¿Dónde están los niños?-preguntó pasando de ellos y sentándose en uno de los bancos.

-Max y Trip se los llevaron a tomar algo-respondió Gladstone, sentándose a su lado-¿Lo que dijo el doctor era cierto?

Scrooge asintió-eso me temo-ignorando el gemido lastimero de Gladstone, miro a Della-¿Tu lo sabías?-le preguntó intentando no llorar, sin embargo su sobrina ya lo hacía.

Della negó varias veces mientras se limpiaba sus lágrimas y cogía aire para hablar-sabía que se dejaba pegar o dejaba que su suerte lo lastimara, pero nunca pensé…nunca me dijo que...

-Por supuesto que no...-interrumpió Raider mirando con rabia a la mujer-nunca contaba nada, nunca decía nada, prefería callar y fingir que todo está bien, a pesar de que le dolía que siempre le dejarais de lado, a pesar de que no soportaba ser vuestro señuelo en vuestras aventuras, a pesar de nunca ser visto como un igual para vosotros, aunque era mejor aventurero que los dos juntos-Raider enfoco todo lo que sentía a la hermana y al tío de quien amaba-Nunca os preocupéis lo suficiente como para saber si le pasaba algo.

-¿Oh y tú sí?-preguntó Della mirándolo de vuelta-Porque según me contó Donald, parte de las heridas que tiene se las hiciste tú cuando erais enemigos, sin contar que incluso como “compañeros” siempre le dejaban tirado, tú tampoco te comportaste como un buen amigo a pesar que dices que lo amas, tú también lo has lastimado.

-Bueno basta ya...-interrumpió José antes de que fuera a peor-todos tenemos la culpa, ninguno nos hemos portado bien con él, ninguno nos dimos cuenta, pero lo importante no es eso...

-Donald, ahora es lo único que importa-siguió Panchito mirando a su amigo de la infancia quien asintió.

De nuevo el silencio tensó regresó y no se marchó hasta que la enfermera llegó y les indicó que podían ir a verlo. Siguiendo a la mujer por aquellos blancos pasillos lo que pareció una eternidad, por fin llegaron a la habitación. Los más jóvenes no se hicieron esperar y entraron, seguido de los mayores.

-¿Tío Donald?-murmuró Louie, angustiado de ver aquella escena.

La habitación era grande, de paredes y suelo blancos, no había apenas muebles, unas cuantas sillas apoyadas en una pared, otra puerta donde comunicaba con el baño privado y una gran ventana en el otro extremo de la habitación, al lado de la ventana un sillón y junto a éste la cama donde estaba su tío, una cama de sábanas blancas que apenas se diferenciaban con las plumas del pato, a su alrededor había un montón de máquinas diferentes y de tubos que conectaban los brazos de su tío con aquellos aparatos, además de que este tenía una máscara de oxígeno en el pico.

El silenció solo era roto por el sonido de las máquinas y de la bomba de oxígeno, los trillizos y Webby no tardaron en correr hasta la cama, colocándose a ambos lados de esta.

-Tío Donald, despierta por favor-suplicó Webby.

-Si, esto ya no tiene gracia-siguió Dewey.

-Si esto es por lo que dijimos ayer, lo sentimos, no lo dijimos en serio-Huey intentaba no llorar-no lo pensábamos de verdad, eres el mejor tío del mundo.

-Si, nosotros no sabríamos que hacer sin ti, tú siempre nos has cuidado y protegido, no puedes dejarnos ahora-Louie, tomó la mano de su tío.

-Eres el mejor papá del mundo, y los padres no dejan a sus hijos, así que tienes que regresar, prometiste enseñarme a navegar-Dewey tomó la otra mano.
Max y Trip se acercaron a los menores, quienes ya estaban llorando, ambos se miraron y asintieron antes de tomar a los pequeños para alejarlos del menor.

-Nos los llevaremos fuera-murmuró Trip, intentando no mirar a Donald, su corazón no soportaba ver a su héroe así.

Ninguno de los adultos respondió, solo miraban a Donald como si lo que estaban viendo no era real, solo Della se atrevió a dar unos pasos al frente.

-Yo me quedaré esta noche con él-anunció haciendo que la miraran.

-¿Podemos quedarnos nosotros?-preguntó uno de sus hijos.

-No. El hospital no es lugar para niños.

-Pero...

-¡Dije que no!-gritó mirando a sus hijos quienes la miraron asustados, fue ahí cuando Della se dio cuenta de lo que había hecho, rápidamente se agacho y los abrazó-lo siento, no quería gritaros-se separó de ellos-niños, mañana podréis venir a velo ¿sí? Pero esta noche necesito estar con vuestro tío, por favor.

Los niños no dijeron nada, solo asintieron antes de volver a abrazar fuertemente a su madre, luego se separaron y salieron de la habitación con los dos jóvenes.

-¿Estás segura que quieres quedarte?-preguntó Scrooge viendo cómo se levantaba y caminaba hasta el sillón.

-Si, quiero hablar con él a solas, he leído que la gente en coma escucha lo que ocurre a su alrededor, quién sabe tal vez se despierte-suelta una carcajada triste-aunque solo sea para mandarme a callar por pesada-llevó una mano a la frente de su hermano acariciándolo suavemente.

Nadie dijo nada, a pesar de que todos querían quedarse, entendían que la melliza del pato quisiera ser la primera, así que en silencio accedieron, pero aun así se quedaron en la habitación, algunos se sentaron en las sillas, otros simplemente estaban de pie, ninguno hablaba, pero todos sabían que la atención estaba centrada en el pato y en las máquinas que lo mantenían con vida.

Cuando la hora de visitas a cabo, uno a uno fue saliendo de la habitación, despidiéndose de la mujer y en silencio del pato, cuando Della se quedó a solas, arrastró el sillón hasta lo más cerca que pudo de la cama y se sentó, suspirando cansada. Su mirada se enfocó en el techo como si fuera lo más interesante del mundo, estuvo allí sentada perdida en sus pensamientos un rato, hasta que finalmente miró a su hermano y se inclinó sobre la cama.

-¿Recuerdas que me dijiste que yo era la favorita del tío Scrooge? Pues no puedes estar más equivocado-tomo su mano-tú eres su favorito, desde el primer momento que te conoció te convertiste en lo más importante para él y créeme lo sé...Donald...no eras tú el que tenía que esforzarse para impresionar al tío, ni tampoco el que tenía que sentir celos...era yo...yo estaba envidiosa de ti, de cómo te trataba el tío, de que siempre estuviera pendiente de ti. Pero al contrario que tú, yo fui a decírselo a la cara y tuvo que afectar mucho porque desde ese día me presto más atención a mí, pero yo siempre he sabido que aunque su atención primera era a mí, siempre estaba pendiente de ti a lo lejos, observándote, asegurándose de que estuvieras bien. Por eso era tan estricto contigo, quería criarte para que fueras fuerte, independiente, quería que siguieres sus pasos incluso-tomo aire-incluso me confeso que había dejado todo a tu nombre cuando muriera, por supuesto me dijo que también me dejo algo porque me quería como una hija pero...no era lo mismo que contigo, te deja todo, su empresa, la mansión, la bóveda, incluso su moneda de la suerte-las lágrimas caían sin parar-el tío Scrooge te ama Donald, más de lo que piensas, solo que es demasiado orgulloso o estúpido como para mostrar afecto en público y también es culpa mía por hacerte pensar que me quería más a mi...oh lo siento tanto hermano, por mi culpa estas así, todo lo que has tenido que pasar, todo lo que has sufrió es mi culpa, he sido una hermana horrible y aceptare que me odies de por vida pero por favor, por favor...despierta-suplicaba sin parar, apretando la mano de su hermano.

Mientras en la mansión de McDuck, el pato más rico del mundo estaba en su despacho, concretamente estaba destrozando todo a su alrededor con su bastón, sin importarle si lo que rompía era caro o no, sin importarle si se lastimaba en el proceso.

-Señor...señor pare-tanto Beckley como Baptista, intentaban detener al anciano pero les era imposible, el pato estaba completamente fuera de sí, nunca le habían visto así en todos los años que lo conocían, ni siquiera cuando Della desapareció.

La mujer se acercó a él, usando su entrenamiento para ir hasta él y quitarle el bastón para poder lanzarlo lejos.

-Señor basta, ¿es que no ve que se está haciendo daño?-le dijo la mujer preocupada y asustada por su jefe quien también era su amigo.

-¡Crees que me importa!-le gritó con los ojos rojos por la ira y la pena, su cuerpo se inclinó hacia la derecha, levantó la mano por instinto y se apoyó en el borde del escritorio de madera que parecía ser lo único que estaba intacto, Scrooge sintió que sus piernas fallaban y su cuerpo cedía, lentamente fue cayendo hasta acabar sentado de lado en el suelo, su vista estaba enfocada en un punto pero los otros dos sabían que su mente estaba en otro lado-Soy yo quien debería estar en esa cama de hospital...no él...

-Por favor señor no diga eso-le pidió el fantasma al otro quien le miró con rabia.

-¡Es mi culpa que esté así! Por culpa de mi maldito orgullo-miró hacia otro lado, no sabía dónde enfocar su mirada-siempre creí que nunca había que mostrar afecto por nadie, ni siquiera por tu familia y mucho menos si era un hombre, porque los hombres no somos afectuosos, porque nosotros tenemos que ser duros, fuertes, fríos, así me educó mi padre, así intente educar a Donald...aun sabiendo que él era diferente, que era más sensible que los demás-su mano izquierda fue hasta sus ojos-siempre he sido tan cruel y frío con él, pero solo era porque quería que se convirtiera en un gran hombre fuerte y valiente.

-Y se convirtió en alguien así-intervino la mujer.

-Si pero a qué costo-le respondió Scrooge mirándola-he querido a ese maldito niño desde que lo tuve en mis brazos cuando solo era un bebe recién nacido, nunca lo admití pero mi corazón se llenó de una calidez y felicidad que ningún tesoro o dinero del mundo ha podido reemplazar, y ese sentimiento siempre surgía cuando lo tenía cerca, por su puesto quiero a Della, Gladstone y Ferthy , son mis sobrinos después de todo pero...pero Donald es especial, siempre lo ha sido-pequeñas lagrimas salieron de sus ojos, sorprendiendo a sus dos empleados-y nunca le he dicho lo importante que es para mí, lo mucho que lo quiero, lo orgulloso que siempre me he sentido de él, desde que era un niño.

-Podrá decírselo, cuando Donald despierte y se recupere, podrá...

-Esto no se arregla con un “lo siento”-apoyo su espalda en el escritorio y ambas manos cayeron como peso muerto al suelo-ya oísteis al médico, Donald lleva años sufriendo, lastimándose, y todo por mi culpa, por no protegerlo durante nuestras aventuras, por hacerle creer que quería más a Della que a él, por no haberme dado cuenta de que estaba sufriendo-ya ni se molestaba en ocultar las lágrimas-yo lleve a mi querido niño, a quien consideraba un hijo a esa situación, ja y yo que pensaba que cuando se marchó esa vez cuando ocurrió lo de Della ya fue horrible, y eso también es mi culpa-la miró-quería recuperar a Della es cierto, pero también lo hacía por los bebes que iban a nacer y sobre todo por Donald, sabía que él estaba sufriendo más que ninguno por perder a su melliza y aun así se hacía el fuerte delante de todos, por eso quería hacer todo lo posible para que volviera, pero en el proceso y por culpa de mi estúpido orgullo, lo perdí por 10 años, 10 años de tortura, y ahora que lo pude recuperar que estábamos volviendo a tener confianza, ahora que pensaba que podía recuperar el tiempo perdido...todo se va al infierno, y de nuevo por mi culpa.

Cualquiera que viera eso no se lo creería, el pato más fuerte, inteligente y orgulloso, estaba completamente destrozado, sentado en aquel suelo y mirando a la nada, con los ojos sin vida, como si su razón de existir se hubiera ido, seguro que sus enemigos se presentarán podrían atacar a Scrooge y él se dejaría, por suerte quienes estaban allí no eran amigos, sino amigos que querían a Scrooge y a Donald, como si fueran su familia.

Baptista, se puso a limpiar con sus poderes fantasmales y Beckley se sentó al lado del anciano y puso su brazo alrededor de los hombros del pato.

-Él estará bien, despertara, se recuperará y podréis hablar, entonces podréis solucionarlo todo, estoy segura...todo estará bien-le consoló la mujer, repitiéndole una y otra vez que todo estaría bien, que Donald estaría bien, aunque ella misma no sabía si ese mantra era para su amigo o para ella, no estaba segura.

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