Chapter 1: I
Chapter Text
Recomiendo leer el cap mientras escuchan las canciones: shape of my heart, y dust in the wind
I
—Amarás ser un omega, Jae, tendrás tanto amor para dar—. El olor a leña, el dulce olor a galletas recién horneadas y a rosas invadía sutilmente el aire. Ten acarició las mejillas regordetas del niño sentado en sus piernas, quien escuchaba atentamente lo que su hermano mayor le decía. —¿A quién crees que le tienes que dar ese amor primero?
—¡A mi alfa! — Respondió Jaemin, emocionado y saltando sobre las piernas de quien le sostenía y sonreía con ternura, agitando las manos en el aire.
—No... intenta de nuevo—. Respondió Ten, sonriendo enternecido y hablando con la dulzura que solo puede esbozar la bella voz de un omega.
—¿A mis papis? — Preguntó el niño de a penas diez años, ladeando la cabeza, confundido, pero aun manteniendo una sonrisa leve en el rostro.
—No, Jaeminnie, a ti mismo—. Y le besó la nariz, a lo que Jaemin rió infantilmente. Ten comenzó a hacerle cosquillas en las costillas, por lo que aquel pequeño niño rió a carcajadas y cerró los ojos.
Todo se oscureció. Silencio.
Un estruendo.
¿Qué es?
La puerta rompiéndose.
Un grito agudo y ensordecedor.
Mi mamá.
Jaemin cayó al suelo, con el puslo acelerado y la respiración también, mirando confundido a su alrededor.
Sangre. Sangre en el suelo, sangre en sus manos, sangre tiñiéndole la ropa de un color carmesí intenso. Olor a hierro, olor a quemado. Olor a miedo.
—¡Ten! — Gritó Jaemin, con voz gutural de adulto mientras extendía sus pequeñas manos de niño hacia él. La vista lo perturbó.
—¡Huye, Jae! — Alcanzó a gritar a penas.
La vida yéndose de aquellos ojos que una vez lo miraron con ternura. La sangre cayendo de su cuello y un vampiro deleitándose de la enorme y grotesca mordida que atravesaba su piel, y aquellas manos pálidas apretando tan bruscamente el cuerpo entre sus brazos que podía escuchar sus huesos romperse, todo ello mientras las llamas consumían la casa a su alrededor. Antes cálida por amor. Ahora ardiendo por el fuego.
Ten cayó al suelo y Jaemin corrió hacia él, pero no se movió de su lugar por mas esfuerzo que hacía. El vampiro sin rostro se acercó hacia él, con la flor en el bolsillo de su traje negro empapada de la sangre de su hermano mayor. Jaemin solo pudo llorar desesperadamente. Llanto, llanto y gritos mudos que nadie podía escuchar. Llamó a su madre, a su padre, pero ningún sonido salió de los labios de aquel niño que se hallaba sentado en el suelo, mientras que el vampiro se reía de forma burlona al verle llorar.
Cuando esa mano pálida y huesuda se acercó a su rostro, por fin pudo gritar y abrir los ojos.
—Jae, Jae, tranquilo, era solo un sueño—. Escuchó la dulce voz de Haechan mientras él le acariciaba el cabello, intentando calmarle de aquella forma.
Jaemin tenía la respiración agitada, la garganta le dolía por haber estado respirando por la boca de forma agitada y le ardía también por haber gritado de forma tan desgarradora entre sueños. Miró confundido a su alrededor. No estaba en su casa de la infancia, no estaba su hermano mayor, Ten, tirado en el suelo, muerto, no había ningún vampiro a su alrededor. Suspiró de alivio cuando lo unico que pudo ver eran paredes de madera astillada, el techo roto que a penas y los cubría, una cama que a penas podía sostener el peso de ambos omegas, y vio lo que mas le calmó: el rostro preocupado de su amigo, quien seguía acariciándole el cabello y susurrando cosas para calmarle.
Entonces el mas alto se incorporó y hundió el rostro en el cuello del moreno que le reconfortaba, logrando calmarse al percibir el olor del omega. Olía como un rollo de canela, y le recordaba a los postres que su mamá solía hornear cuando era niño. Haechan lograba ayudar a Jaemin a que no se olvide de su familia.
Al separarse, Jaemin notó los ojos enrojecidos de su amigo mirándole.
—Hae, debes intentar dormir más—. Dijo lastimero. Sabía que a Haechan no le gustaba dormir, no porque no le guste descansar, si no que las imágenes que veía en sus sueños eran aterradoras y desgarradoras, incluso más que los sueños de Jaemin, por ello era que los ojos de su amigo siempre parecían cansados y solían estar irritados.
—Quería hacer guardia, al menos tú aún puedes conciliar el sueño. Está bien, Jaem, no te preocupes—. Le reconfortó, con la voz tornándose más dulce al hablar.
Les había costado encontrar un lugar donde asentarse aquel día. La noche anterior, al regresar a un campamento que pensaron haber ocultado bien, encontraron todo quemado y destrozado. Sabían que fue obra de vampiros, siempre incendiaban todo a su paso para asegurarse de matar a quien sea que se haya escondido y también para asegurarse de no ser rastreables. Los omegas que quedan vivos, aunque poquísimos, aún tenían la capacidad de olfato intacta, y por el sentido de supervivencia, ya no se enfocaban en buscar la comodidad y seguridad en el olor de un alfa; ahora usaban su olfato para sobrevivir.
Jaemin se acurrucó con Haechan y esta vez fue él quien acarició las suaves hebras cobrizas del moreno, quien suspiró y cerró los ojos, también aspirando el aroma a gardenias encocadas que Jaemin desprendía sutilmente. Aquellos olores eran perceptibles a penas, pues estaban bien enfocados en tener supresores de celo y de feromonas para no ser encontrados y asesinados por los vampiros que se encontraban al acecho.
—¿Me cantas? — Pidió Haechan, a lo que Jaemin aceptó aunque le avergüence. No es que se sentía orgulloso de su voz, pues era gruesa y hasta ronca a veces, pero haría todo lo que su único amigo y compañero le pidiese. ¿Cuántas veces no le había salvado la vida?
Entonces comenzó a cantar:
I close my eyes
(Cierro los ojos)
Only for a moment and the moment's gone
(Solo por un momento, y el momento se va)
Una de esas ocasiones era cuando dividieron la única pastilla supresora que encontraron; bueno, que había encontrado Haechan cuando saqueaban una farmacia. No había pasado mucho tiempo desde que se habían conocido en aquel entonces, y aún así, Haechan arriesgó su vida cuando partió aquella píldora por la mitad y se la extendió a Jaemin con una sonrisa genuina y brillante en el rostro. En aquel momento, él temió que Haechan lo haya hecho para después pedirle algo a cambio.
Nunca lo hizo.
All my dreams
(Todos mis sueños)
Pass before my eyes, a curiosity
(Pasan en frente de mis ojos, qué curioso)
O tal vez en aquella ocasión cuando Jaemin no se había percatado de que había una trampa para osos escondida entre los arbustos por los que se escabullían sigilosamente mientras buscaban un lugar donde acampar, y Haechan se le abalanzó encima para prevenir que quedase atrapado en la trampa.
Los vampiros habían acostumbrado a colocar cámaras y trampas alrededor de la ciudad, especialmente donde aún quedaban residuos de humanidad, donde aún no lo habían destrozado todo con el fuego que les sigue como perro entrenado. De aquella forma se asegurarían de exterminar a todo ser humano que quedaba en la tierra.
Dust in the wind
(Polvo en el viento)
All they are is dust in the wind
(Todo lo que ellos son es polvo en el viento)
Así que no dudaría un segundo en dar la vida por el moreno que oscilaba entre el sueño y la realidad, y luchaba por no quedarse dormido pese al cansancio. Jaemin siguió cantando la única canción que recordaba que su papá escuchaba a todo volumen, cantándola a gritos con su mamá. Recordaba vagamente sus risas y sonrisas.
Pero sí recordaba vívidamente la ocasión en la que fueron asesinados. El mismo día que murió Ten mientras le enseñaba cómo ser un omega. Los vampiros irrumpieron en su casa en medio del bosque, donde también vivía el resto de la manada. Un vampiro drenó la sangre del cuerpo de su madre mientras ella gritaba desesperada hasta que murió. Otro vampiro convertía a su papá, quien quedó hecho una bestia al abrir los ojos siendo un vampiro. Y el tercero asesinaba a su hermano frente a los ojos asustados de Jaemin. Todo lo que podía recordar era eso, y el olor a quemado y a miedo mezclándose con un extraño olor a vainilla.
Same old song
(La misma vieja canción)
Just a drop of water in an endless sea
(Es solo una gota de agua en un mar sin fin)
Tal vez por eso fue que, pese a la desconfianza y el miedo, Jaemin y Haechan se hicieron muy amigos. La familia del moreno había sido asesinada casi de igual forma. Su mamá Alfa fue convertida en vampiro y ella drenó la sangre de su mamá omega junto con otro vampiro que había irrumpido en su casa, asesinaron a todos sus hermanos y el único que logró escapar fue él, el único de la casa y el único de toda la manada.
Tal vez había sido fácil para aquellos dos niños escapar porque, además de pequeños y escurridizos, el aroma de sus lobos no era tan notorio, porque aún eran muy pequeños como para tener el olor de sus feromonas desarrollado, entonces casi no podían rastrearlos con el olfato.
All we do
(Todo lo que hacemos)
Crumbles to the ground, though we refuse to see
(Se desmorona en el suelo, aunque nos neguemos a verlo)
Ser un omega en el mundo destruido por los vampiros era equivalente a ser un pedazo de carne entre una manada de animales hambrientos. Aquellos monstruos desalmados ya de por sí carecían de auto control cuando de la sangre humana se trataba, sin embargo, cuando era la sangre de un omega, se enloquecían por completo. Por ello era que tan pocos omegas seguían con vida: si un vampiro prueba su sangre, le es imposible detenerse.
Dust in the wind
(Polvo en el viento)
All we are is dust in the wind
(Todo lo que nosotros somos es polvo en el viento)
Una lágrima cayó por la mejilla de Jaemin, y cuando hizo contacto con la piel de Haechan, el más alto agradeció al destino el no haberle despertado. Parecía de aquellas noches gentiles en las que la vida le daba tregua a su descanso y no le atormentaba con las pesadillas del recuerdo de la muerte de su familia, o del miedo al huir del depredador.
Jaemin no sabía a quien agradecerle cuando llegaban días buenos de vez en cuando, él pensaba que el Dios del que le hablaron no permitiría que esos demonios sin alma hayan destrozado el mundo, así que sentía que no había Dios a quien agradecer, ni Dios a quien maldecir.
Now don't hang on
(Ahora, no te aferres)
Nothin' lasts forever but the earth and sky
(Nada dura para siempre, excepto la tierra y el cielo)
Jaemin se esforzó para que su voz no tiemble al cantar, pero le era imposible. La lágrima que cayó de su rostro era símbolo de la furia que invadía su corazón y se mezclaba con el miedo incesante que parecía nunca haberle abandonado desde el día que comenzó la purga.
No tenía ni la menor idea de la razón por la que los vampiros habían salido de las sombras a asesinar a literalmente todo el mundo, los únicos que quedaron vivos fueron los omegas que lograron escapar y algunos pocos humanos, y no porque hayan escapado, si no que los vampiros los tenían como esclavos y como objetos a los que chuparles la sangre de vez en cuando.
It slips away
(Se nos va de las manos)
And all your money won't another minute buy
(Y todo tu dinero, no comprará ni un solo minuto)
La razón por la que pudieron deducir que no habían matado a los Alfas, si no que, de hecho, los convertían, era algo que ambos habían presenciado con sus propios ojos.
Los que antes eran protectores de la manada se convertían en lo que únicamente podría ser descrito como bestias desalmadas. En vez de tener aquel color dorado característico en los ojos, el iris se les oscurecía por completo y no les interesaba asesinar a sus propias familias con tal de estar siguiendo las órdenes de esos asquerosos chupasangre, mientras murmuraban desvaríos incluso convertidos a su forma animal.
Dust in the wind
(Polvo en el viento)
All we are is dust in the wind
(Todo lo que nosotros somos es polvo en el viento)
Haechan sabía que su mamá alfa no había sido asesinada, pues la había visto en una ocasión cuando estaba escondido de un grupo de vampiros que inspeccionaba la zona. Ella estaba ahí, en silencio, con la mirada perdida, pero en el semblante se le notaba que estaba lista para atacar. De hecho, lo hizo cuando encontraron un grupo de humanos y lobos que intentaron huir en vano.
Vio a su madre matar a algunos y a otros tirarlos en frente de los vampiros como si de persas sin valor se tratase.
Dust in the wind
(Polvo en el viento)
Everything is dust in the wind
(Todo es polvo en el viento)
Al terminar de cantar, Jaemin suspiró y agradeció que Haechan ya estuviese dormido. No quería que perciba en su olor una gardenia marchita por el miedo y el dolor que causaban todos aquellos recuerdos de los últimos diez años en los que los vampiros se habían encargado de destrozar el mundo.
Jaemin no durmió hasta que amaneció y Haechan despertó asustado cuando la luz del sol le golpeó el rostro. Pensó que era fuego.
En el viejo mundo la gente vería a un nuevo día como una nueva oportunidad... Aquí, un nuevo día era un día más cerca de la muerte.
Pero Jaemin estaba decidido a luchar contra ella.
Chapter Text
—¿Alguno de ustedes, ávidos discípulos, puede distinguir aquel maravilloso olor?— La voz de Jaehyun resonó entre el silencio y se abrió paso frente al ruido de las cadenas arrastrándose por el piso y los pasos del clan que le seguía por delante y por detrás, protegiendo a su líder.
—¿A qué se refiere usted, maestro?— Preguntó el vampiro a su lado derecho, quien era uno de sus seguidores más fieles y también más antiguos, sin embargo, Jaehyun recordaba vagamente su nombre, tal vez era algo parecido a Jaeno, o Jeno, no era relevante en realidad.
—Sutilmente huele a coco y a aquella flor que solíamos plantar en el jardín del palacio a mediados del siglo XVIII, ¿lo logras recordar?— Jaehyun alzó la barbilla y olisqueó el aire de forma profunda, esbozando una sonrisa de inmediato.
—Sí, lo logro percibir. Eran gardenias, maestro—. Jeno aspiró también el aire y dirigió el rostro hacia donde provenía aquel aroma—. Sospecho que el olor viene de un omega.
—Maravilloso, simplemente maravilloso—. Murmuró y colocó una mueca en el rostro que a penas podría hacerse pasar por una sonrisa perversa. Tal vez tantos años viviendo como un monstruo le quitaron a Jaehyun hasta la habilidad de verse como un humano. Pero aquello tampoco tenía importancia alguna, pues ya no tenían que camuflarse ni esconderse, los vampiros podían gozar de la libertad por primera vez en la historia, todo gracias a su líder y gobernante—. No hay nadie en quien confíe más que en ti—. Mintió—. Quiero que encuentres a la persona dueña de ese divino olor y le traigas frente a mí. Quiero que la presa esté viva, ¿Entendiste?
Los ojos rojos de Jaehyun se clavaron en los carmesí de Jeno y le volvió a "sonreír" mientras colocaba una mano sobre el hombro del discípulo, quien entendió la orden de inmediato y se propuso en cumplirla.
—Entendido, maestro. Tenga por seguro que le traeré frente a usted—. Dicho eso, Jeno desaprecio del campo visual del vampiro líder y de todo el clan también.
El clan estaba formado por varios vampiros "pura sangre" y algunos alfas convertidos en vampiro que siempre rodeaban a todos cual peones, listos para atacar y defender al clan. Además, algunos humanos se encontraban dentro del círculo, manos encadenadas, con las bocas y ojos vendados, pues les tenían prohibida cualquier forma de comunicación entre ellos.
La unión mediante la capacidad de comunicarse les hacía más fuertes, decía Jaehyun, y él no podía permitirse el riesgo de que sus esclavos hagan algo más allá que servir su propósito: alimentar a los vampiros cuando necesitasen. Aunque sabía que los humanos no tenían chance alguno frente a un vampiro, al menos no sin alguna de esas armas que la humanidad había inventado para matarse los unos a los otros; pero de eso ya se había encargado. Ningún humano en el nuevo mundo tenía acceso a nada más que comida estrictamente racionada por los vampiros a cargo, lo que le dejaba libre de cualquier inconveniente, pues, ¿a qúe gobernante le agradaría tener una revolución en su contra?
Jeno cumplió la orden y logró llegar hacia el lugar de donde emanaba el dulce y precioso olor a gardenias encocadas que se mezclaba levemente con otro olor tenue a rollos de canela. El vampiro se decepcionó cuando notó que no había nadie, solo un gorro de lana tirado en el piso, entonces lo tomó entre sus manos y lo olisqueó. Definitivamente el olor emanaba de allí, y se sentía fresco, como si a alguien se le hubiese caído hace muy poco.
Jeno sonrió victorioso y la emoción invadió su cuerpo inerte, pues el hecho de que el lobo dueño de aquel gorro haya huido, hacía sentir a la situación como una cacería, y Jeno adoraba cazar, jugar con sus presas un poco antes de obligarles a cumplir el propósito que tuviesen: esa era la principal razón por la que Jaehyun lo consideraba tan buen rastreador, además de que le divertía observar el miedo en los ojos de las piezas en su ajedrez perfecto para orquestar la destrucción de la humanidad.
Cerró sus ojos para poder concentrarse en olores y sonidos. Vacío por unos segundos. Hasta que escuchó algo moverse y el muy, muy sutil aroma a gardenias emanar desde el origen del sonido, entonces corrió a la velocidad a la que solo podría un vampiro y terminó por esconderse detrás del tronco de un árbol, observando hacia el interior de una tienda que no había sido quemada por alguna razón. Observó por un largo rato y percibió sonidos leves venir desde allí, hasta que observó una figura escabullirse entre los estantes casi vacíos por saqueos anteriores.
No fallaría en informarle a Jaehyun que podrían quemar un poco más aquella zona, e instalar algunas cámaras cerca, solo para asegurarse de monitorear a los supervivientes para poder darles caza y obligarles a cumplir el propósito para la construcción del nuevo mundo: si era un alfa, sería un arma de batalla para defenderlos, si era un omega, serían objetos de placer y les ayudaría a saciar su sed de sangre, también para engendrar más híbridos si es que sobrevivían después de servir de alimento, y si era un humano, simplemente sería un esclavo usado como banco de sangre hasta que hayan muerto, o hasta que su sabor ya no sea lo suficientemente satisfactorio para los vampiros del clan.
Jeno se acercó sigilosamente hacia aquel lugar y se sobresaltó cuando notó que la criatura que hacía ruido no era nada más que un ciervo merodeando y buscando algo para comer, o tal vez un refugio. Bufó frustrado, pero no dudó de sus propios instintos, y volvió a concentrarse en escuchar y olfatear.
Jaemin y Haechan ya habían salido de su escondite de la noche anterior y estaban saqueando una tienda juntos, con el objetivo de conseguir algo para pasar el hambre y para hidratarse aquel día. Lo que les asustaba era que, cuando volvieron después de semanas al mismo lugar, las cosas parecían intactas: eso significaba que no había ningún ser vivo cerca. Les hacía sentirse presas indefensas en un mundo de depredadores.
Intentando lidiar con aquellos pensamientos, tomaron caminos separados para buscar cosas útiles en las tiendas y meterlas en mochilas que habían encontrado hacia un tiempo en lo que dedujeron era una casa abandonada. Jaemin se movía con fluidez, pero se detuvo en seco cuando percibió un olor extraño y se sintió observado.
Alzó la cabeza para olfatear el aire: un tenue olor a vainilla y alguna otra esencia que no pudo distinguir invadió el aire, pero de forma sutil, entonces pudo deducir que eso se encontraba lejos de allí. Jaemin no pudo dejar de olisquear, pues aquel aroma le cautivó e hizo que su corazón se acelere, de todas formas, luchó contra el deseo de buscar la fuente del olor porque sabía que era del tipo de fragancia que hacía a su instinto querer refugiarse en el y construir un nido para ambos, entonces solo intentó ignorarlo un poco, pues tenía que enfocarse en buscar recursos para sobrevivir.
Fue cuando se encontró con Haechan quien, en vez de recibirlo con su característica sonrisa brillante, se le empalideció la cara y miró con puro horror detrás de él, que Jaemin recién se percató que aquel delicioso efluvio no podía provenir de algo bueno, y no se equivocó cuando se volteó lentamente y su mirada fue encontrada con unos ojos fríos y teñidos de un rojo intenso que lo miraban fijamente, de una forma tan intensa que sentía que se lo iba a comer como mínimo. Su corazón latía desbocado por el miedo, pero no iba a dejar que aquella emoción le domine, peor aún demostrársela al vampiro frente a sus ojos.
El color se le escapó de la cara pero se mantuvo firme, erguido y no le retiró la mirada, controlando -o haciendo el intento de- su respiración agitada pero no pudo evitar seguir olisqueando al ser frente suyo. Jaemin sabía que no tenía sentido alguno huir de un vampiro, entonces únicamente quiso desafiarlo con la mirada antes de que lo mate, o antes de que haga lo que sea que quisiera hacer con el, todo mientras que, con una mano escondida detrás de la espalda, le indicaba a Haechan que huyese de ahí con urgencia, pues el vampiro aparentaba estar interesado en él, no en el moreno que parecía estar en shock aún arrodillado en el suelo, mirando asustado al pálido vampiro.
Jeno colocó una de sus frías manos sobre la mandíbula de Jaemin, quien se tragó el nudo en su garganta y procuraba no demostrarle lo asustado que estaba, tan asustado que quería llorar y arrancarse las náuseas provocadas por el pánico. En todo lo que podía pensar era que, si él moría, su tan preciado amigo estaría solo de nuevo, ya no tendría a nadie quien le cuide ni quien vea por el de forma desinteresada. Mientras ese vampiro escaneaba tan detenidamente a Jaemin, él llegó a la conclusión que, por lo bella persona que Haechan era, seguramente se encontraría un aliado en el camino pronto, si es que aún quedaban sobrevivientes sueltos.
Jaemin reunió el coraje para retirar bruscamente la mano fría de su rostro mediante un empujón y dar un paso atrás, y el hecho de que solo recibió una sonrisa burlona como respuesta le hizo enfurecerse, tanto que sus ojos dejaron de ser negros y tomaron un color dorado brillante, dando a entender que su lado animal estaba listo para salir y atacar si así lo necesitaría. Se tensó cuando vio que aquel desconocido vampiro se le acercó a paso lento, y si es que el mundo no se hubiese ido a la mierda, podía jurar que, la forma sutil en la que se acercó, era símbolo de que no le haría daño, además de que no podía ignorar el hecho de que ese vampiro desprendía un olor particular, pues no olía a muerte y cenizas como otros de los suyos, si no que tenía algo en su aroma que hacía a Jaemin querer doblegarse ante él, pero no lo hizo, obviamente no lo haría.
—De-déjalo en paz—. Logró escuchar a Haechan murmurar con el miedo siendo tan evidente en su voz que hasta fue cómico. Hubiese reído si no tendría al depredador frente a él, quien estaba atento a cada uno de sus movimientos. Además de que temió que, por aquella irreverencia, el vampiro decida asesinar a su único amigo en el mundo. Solo apretó los puños y tensó la mandíbula, listo para saltar a defender al moreno que temblaba detrás suyo, sintiéndose un poco aliviado cuando notó que el vampiro ignoró a Haechan por completo.
— ¿Sabes hablar? Me han enviado a buscarte.— Por fin el vampiro habló. No era una pregunta poco común, pues desde que los vampiros tomaron control del mundo, los que quieren sobrevivir deben mantenerse en silencio si no quieren ser encontrados, pues no era secreto que el sentido de audición de aquellos monstruos era mucho mas afinado que el de cualquier ser vivo en la tierra.
—No me interesa. Antes muerto que ir con los tuyos—. Respondió Jaemin, desafiante, la voz sonando firme y dura al abandonar sus labios, y Haechan tomó una calada de aire en símbolo de impresión por el descaro del omega; le era difícil de creer el hecho de que ese mismo omega que lo estuvo cuidando y cantando toda la noche, murmurándole palabras dulces para que pudiese dormir, era quien ahora se portaba de aquella forma que nunca había visto provenir de un omega, y peor aún frente a un vampiro, quienes tenían una ventaja enorme en batalla por la velocidad en la que podían moverse y atacar.
Entonces Jeno se acercó a Jaemin y le sostuvo del brazo con una mano, colocando la otra sobre su espalda baja. Pensó Jaemin que él iba a jalonearle hasta que ceda a irse con él, pero solo sintió la nariz fría del vampiro posicionarse en su cuello y aspirar por un buen rato el aroma que de allí desprendía. Entonces sintió que iba a ser asesinado y sólo cerró los ojos, asustado a morir, pero nada sucedió.
Al abrirlos, estaban solo los dos lobos en aquella tienda abandonada de nuevo, y cuando Jaemin se percató que ese vampiro realmente se había ido, toda la valentía improvisada abandonó su cuerpo en un santiamén y sus piernas perdieron fuerza, causándole que cayese al suelo mientras lágrimas silenciosas se le escapaban de los ojos y realmente tuvo que luchar contra las ganas de vomitar debido a las nauseas inducidas por el miedo; por fin estaba expresando el pánico abrasador que había sentido y ahora también se sentía brutalmente confundido por todo lo que acababa de suceder.
Haechan solo se limitó a rodearle en un cálido abrazo para consolarle mientras ambos se hacían las mismas preguntas, hablándose a susurros.
¿Quién era? ¿Por qué había sido enviado? ¿Con qué propósito le mandaron a buscar a Jaemin? ¿Quién lo había enviado? ¿A caso esos monstruos tienen una clase de mandamás? ¿Por qué no le mató? ¿Por qué le olió de forma tan sin vergüenza? ¿Por qué Jaemin?
¿Por qué solo a mi? Pensó Jaemin en voz alta, a lo que Haechan solo logró alzar los hombros y negar con la cabeza, demostrando lo totalmente confundido que se encontraba también.
El resto del día ambos se mantuvieron casi completamente en silencio, sin decir palabra alguna ni en susurros, buscando un refugio cuando la noche se avecinaba. Solo encontraron una casa abandonada ya incinerada y una cama medianamente decente, lo suficiente como para resguardarlos del frío.
Aquella noche, Jaemin soñó con ojos rojos y profundos mirándole, soñó con la sensación de manos frías tocándole el cuerpo, soñó con ese confusamente delicioso aroma invadiéndole la nariz...
Por primera vez en tanto tiempo, no despertó gritando.
Notes:
Hola :3 en esta historia yo queria incorporar cositas que hubiese querido ver en fanfics de este tipo, como un omega mas dominante y que no se doblegue por completo ante los demás, quería hacer a Jaemin un omega igual de lindo y dulce que los otros, pero fuerte y firme también.
Tampoco habia visto que se relate mas a profundidad una amistad muy estrecha, entonces quiero centrarme en la historia, en el amor de amigos etc en vez que únicamente el amor de pareja, lo que sucederá eventualmente, pero ajá, primero son importantes los preambulos y los acercamientos que nos dejan queriendo más jijiji.
Espero no haya sido tan aburrido el capítulo, me ha costado hacerme espacio en mis días para escribir entre el estudio, trabajo y libros que yo misma estoy leyendo, pero en fiiiiiiin, tendremos amistades muy fuertes y personalidades duras y distintas en esta historia, espero eso entretenga al lector tanto como a mi me suele entretener, viva el nomin, vivan los fanfics y todo lo relacionado con ello.
Vuelvo a rogar que, si alguien encuentra algun error con algún tag, porfiii me lo haga saber!!
Chapter Text
Jaemin y su compañero habían tomado la decisión de trasladarse a otra zona de la ciudad, o bueno, de lo que quedaba de ella. No porque se hayan acabado los recursos o algo por el estilo, es que ese vampiro que tocó y olisqueó a Jaemin de esa forma tan peculiar les dejó a ambos tan perturbados que decidieron buscar otro lugar para asentarse, y rogaron encontrar alguna zona que no sea frecuentemente merodeada por los vampiros y que tenga recursos que saquear. Pero aún así, ya lejos de allí, Jaemin había sentido esa esencia del vampiro acompañarle incesantemente.
Le inquietaba el hecho de que eso no le molestaba.
Sin embargo, pese a que ambos siempre estaban con la guardia alta y observando atentamente a sus alrededores, no tendían a mirar hacia los árboles. Por ello nunca notaron a Jeno, el vampiro desconocido que no dejó de observarles a lo lejos desde su primer encuentro, quien se sostenía a penas de una de las ramas del árbol en el que se escondió, maldiciendo en voz baja por haberles perdido el camino a esos dos omegas mientras buscaba desesperadamente con la mirada por si les volvía a encontrar.
Bufó desesperado, pero aún sentía la dulce y terriblemente sutil esencia a gardenias encocadas muy a lo lejos, sutileza que le frustraba por completo, pues había denominado a aquella fragancia como su nueva maldita adicción; el hecho de que esté casi ausente le hacía querer ir a enterrar la nariz en su cuello para sentirle cerca. Al menos, aquella ausencia le dio tiempo para pensar con un poco más de claridad... necesitaba inventarse una excusa que darle a Jaehyun para camuflar la verdadera razón del por qué no le llevaría a ese omega a sus pies.
Claro que era tarea difícil el mentirle a alguien que lleva vivo desde hace tantos siglos, y Jeno podría ser un monstruo asesino pero realmente no acostumbraba a mentir, además de que, si Jaehyun le descubría, no dudaría él en asesinarle de una forma tan tortuosa y brutal que imaginarse las posibilidades en las que podría hacerle sufrir antes de matarle lograban erizar -figurativamente- su piel inerte.
La razón por la que quería mantenerse al margen con el líder del clan era simple: el poder. Y es que ser la mano derecha del líder de los seres más poderosos de la tierra le daba cierto estatus también, pues Jeno realmente gozaba de la sumisión de los demás y del miedo reflejado en los ojos de otras personas cuando le veían, por ello es que lamentaba no haberles acompañado a la "visita" que harían, la razón por la que se estaban trasladando.
Gracias a algunos vampiros, cuyo propósito era informarle a Jaehyun sobre lo que los otros alrededor del mundo hacían, se enteraron de que existía un clan que no había ejercido su poder sobre los humanos aún, entonces irían a pedirles -demandarles- que se unan a la construcción del nuevo mundo o les aniquilarían. Hubiese querido haber estado ahí para disfrutar de la forma en la que ejercían poder sobre cualquiera.
O bueno, así era hasta hace unos días.
Dejó de pensar en cualquier cosa cuando el olor del omega se intensificó y después divisó una cabecita castaña asomarse por entre los escombros de un edificio, y tuvo que luchar contra el deseo de ir a ayudarle cuando él se tropezó con la raiz de un árbol que sobresalía por el concreto añejado. Frustrado y confundido por ese nuevo estúpido sentido de hospitalidad, Jeno decidió marcharse de una vez por todas e ir a enfrentar a Jaehyun.
Sospechaba que, seguramente, para ese momento ya se encontrarían nuevamente en el palacio, entonces hasta allá se dirigió y esperó en la sala de reuniones, donde a Jaehyun le gustaba pasar tiempo leyendo los libros que robaron de lo que un día fueron bibliotecas, escuelas o universidades. Poco tiempo después de haber llegado allí, su líder entró a aquella sala, tirando de una humana por las cadenas que envolvían sus muñecas y tobillos, sin importarle que los trapos que cubrían sus senos estaban a penas manteniéndose en pie, y que ella temblaba, tal vez del frío, tal vez del miedo, o ambas.
—Oh, querido discípulo, es un gusto encontrarte aquí—. Mintió Jaehyun de nuevo, empujando lejos a la humana que cayó en el suelo después de que su cuerpo chocase con la pared de mármol. Ella no emitió sonido alguno, lo que hizo a Jaehyun "sonreír" aún más—. ¿Me has traído lo solicitado? ¿Dónde está aquel bello omega?
—Ofrezco mis más encarecidas disculpas, maestro, esto es lo único que le puedo brindarle—. Colocó Jeno una mano en su pecho y bajó la cabeza, como una pequeña venia, extendiendo la con la otra mano el gorro del omega que había encontrado en el suelo, intentando de esa forma verse menos indiciado—. Me temo que aquellos seres de sangre sucia han logrado encontrar formas más eficientes de escabullirse. Sospecho que han encontrado medicina que reprime sus olores, por ello no le he podido encontrar, entonces sugiero que incineremos sitios más estratégicos de la ciudad y coloquemos más cámaras, con el objetivo de monitorear a los vivos.
Si aún tuviese sangre corriendo por sus venas, juraría que empalideció cuando Jaehyun le miró con los ojos entrecerrados y se mantuvo en silencio por unos segundos que se sintieron como cuatro eternidades. Procuró controlar lo más posible sus expresiones faciales, pues no quería delatar su mentira. Solo le mantuvo la mirada y continuó asintiendo muy levemente con la cabeza, así intentando verse un poquito mas persuasivo.
—Tal vez tengas razón—. Habló por fin, dándole a entender que no había problema alguno, o eso quiso creer. Jaehyun dejó a un lado el gorrito del omega después de olerlo con devolción febril, y Jeno hubiese suspirado del alivio si es que aún necesitase respirar, pero se enfocó en ocultar la mueca de disgusto que quiso esbozar.
—¿Qué sucedió con el líder de ese clan? — Jeno cambió de tema, procurando no verse desesperado y Jaehyun se limitó a reír. Se dirigió a paso lento hacia aquella humana en el suelo y la tomó de la barbilla, después del brazo y la levantó bruscamente del suelo. Jeno miró aquella escena y luchó para no quitar la mirada de allí.
—El líder contrajo nupcias con una omega—. Relató con tranquilidad en su voz mientras enterraba la uña de su dedo pulgar en el cuello de la humana parada frente a él, ella empapó la venda de lágrimas y la uña de Jaehyun también, pero de sangre—. Entonces resultó levemente complicado. Sin embargo, querido, ganamos. Como siempre. Una vez el líder muere, lo demás es pan comido.
—Oh, maestro, no me sorprende en lo absoluto—. La sonrisa que esbozó Jeno sirvió como camuflaje del disgusto que sintió por la forma en la que Jaehyun introducía el pulgar dentro de la piel de la humana, y el hecho de que los ojos del líder brillaban y sonreía, significaba que lo estaba disfrutando. Disfrutaba causarle sufrimiento, disfrutaba ver cómo su dedo iba haciéndose paso por la piel caliente y la sangre hirviendo, disfrutaba ver como ella se le dificultaba respirar y mantenerse en pie, disfrutaba ver que a ella el dolor la estaba matando.
Y el pensamiento de que Jeno lo disfrutó algún día también, no lo dejó en paz nunca más. Tampoco le dejó en paz notar que, antes de conocer a aquel omega, nunca había sentido empatía alguna por los seres vivos, al fin y al cabo, después de tanto tiempo viviendo como un monstruo, hasta la empatía se perdía, o al menos eso creía hasta que quiso ayudar a ese castaño cuando se había tropezado más temprano.
Jaehyun continuó relatando la forma en la que los habían asesinado hasta que rogaron piedad, y que en la zona encontraron a varios esclavos humanos y omegas para deleitarse con su sangre, también para engendrar nuevos de su especie. Asimismo, encontraron alfas, entonces su ejército se hizo más grande. Era extraño que alternaba "la hora de comida" entre oraciones de su relato. Terminaba de hablar, engullía la sangre que brotaba del cuello de la humana, se limpiaba la boca como un animal, y seguía hablando.
Jeno mantuvo la expresión rígida y dio todo de sí para no largarse por la brutalidad en la que la pobre humana era asesinada en tal silencio infernal. Es que los vampiros no hablaban nunca, susurraban, pues su sentido auditivo era lo suficientemente fino como para escuchar a alguien hablar a tres cuadras, además de que Jaehyun incentivó a los vampiros a hablar en voz baja, no para guardar algún secreto, si no, para que los humanos no les escuchasen. La razón era porque Jaehyun no quería que, los que no sabían, aprendiesen a hablar, y a los que sí, se les olvide, para que no lograsen comunicarse entre ellos nunca.
Cuando ella yacía muerta en el suelo, con la piel de un color amarillento y verdoso enfermizo por la ausencia de sangre en sus venas, se sintió un poco más aliviado porque Jaehyun había decidido no torturarle más, pero aún le causó una clase de náusea el verle lamerse los dedos empapados de sangre de una forma tan grotesca y asquerosa que por fin le retiró la mirada, fingiéndose interesado de repente por uno de los libros en los altos estantes del lugar.
—Llama a alguien para que limpie los desperdicios, entre tanto, yo buscaré el mapa de este lugar para idear zonas estratégicas de limpieza—. Ordenó, a lo que Jeno obedeció y salió del lugar para cumplir con su tarea.
Jeno recurrió a Mark -un vampiro al que podía llamar amigo- para que limpiase el cuerpo muerto de la pobre mujer -o lo que quedaba de ella- en el suelo, conversó un poco con él mientras Mark se limpiaba la boca después de haberse alimentado de ella, y esa era la razón por la que recurrió a ese vampiro en específico: a él le gustaba comer de cadáveres; "si dijese la razón, el señor Jaehyun me mataría sin dudarlo" solía decir cuando se le preguntaba la motivo. Jeno no indagaba mucho más. Mark salió con el cuerpo y Jeno volvió a quedarse solo con el líder.
Mientras Jaehyun buscaba algún mapa apropiado, Jeno realmente se arrepintió de su decisión de camuflar con esa sugerencia las verdaderas razones por las que no cazó a aquel omega. Así pensó en que él ya no tendría lugar donde encontrar recursos para sobrevivir. Apretó tan fuerte la madera de los estantes de documentos que se rompió, y es que nunca había sentido tanta empatía por nadie antes. Había conocido a tantas personas y nunca, ninguna otra, había despertado tales emociones en el vampiro, lo que le mantuvo enfadado y confundido desde que se encontró incapaz de secuestrar a ese jovencito casi de su estatura y con voz valiente y desafiante.
Seguramente había una razón. Tenía que haber una razón.
Entre tanto, cerca de aquel árbol que, hace no mucho tiempo, había emitido un extraño sonido, Jaemin estaba siguiendo la rutina de siempre con su compañero, Haechan, quien luchó por mantenerse en silencio mientras merodeaban sigilosamente por lo que quedaba de la ciudad. Pero falló, pues se escapó de sus labios una pequeña risita.
—¿Te sigue dando risa lo mismo? — Susurró, usando un tono divertido en su voz mientras apretaba suavemente la mano de Haechan entre las suyas.
—Jaeminnie, en serio lo siento, pero es que fue magistral como le hablaste al chupasangre ese—. Volvió a reír, cubriéndose la boca con su mano libre, procurando hablar lo más bajo posible—. Me acuerdo que mi mamá me enseñaba que un omega tenía que mantenerse en la linea, ya sabes a lo que me refiero.
—Sí, usualmente Ten me decía eso, pero también decía que debo ser valiente y nunca dejar de defenderme—. Su corazón dolió al recordar a su hermano mayor, pero mantuvo la sonrisa en el rostro. La felicidad y el dolor eran ciertamente una extraña mezcla pero era lo único que podía sentir cuando pensaba en aquellos que perdió—. Siempre procuro acordarme de las cosas que me decía, y cuando tengo miedo, solo me acuerdo de él sosteniéndome de la mano y diciéndome que yo puedo con todo.
—Nana, eso es un lindo recuerdo—. Haechan acarició el dorso de la mano entre las suyas suavemente, sonriendo también, continuando con la caminata perpetua, pues tenían que repetir la misma rutina todos los días: buscar recursos, buscar refugio, huir, sobrevivir. Retiró rápidamente aquel pensamiento de su mente pues quería mantenerse animado para contagiar su buen humor a su tan preciado amigo—. Tú me ayudas mucho a mantener el recuerdo vivo de mi familia. Por ejemplo, cada que que me dices Haechan, me recuerda a mis mamás.
—Lo se, por eso procuro siempre decirte así y no Donghyuck—. Ambos conectaron miradas y compartieron sonrisas cómplices, entendiendo que había sido suficiente charla por el momento pues al emitir sonidos se encontrarían en el inevitable riesgo de ser escuchados por algún vampiro que esté merodeando la zona. Continuaron caminando, escondidos entre los arbustos, buscando lo que les serviría como refugio para dormir aquel día.
Cuando se habían conocido y el moreno había decidido decirle su nombre, se presentó como Donghyuck; no es que era una mentira, solo que el apodo "Haechan" se lo confió cuando habían decidido romper el silencio y hablar un poco más sobre sus vidas privadas, exponer sus secretos más preciados y esperar a que sean acogidos por el otro con la misma cautela con la que ellos mismos lo hacían. Haechan significaba "lleno de sol", y cuando él se lo explicó, Jaemin entendió por completo la razón del apodo, pues Haechan iluminaba sus días sin siquiera saberlo. Definitivamente era su sol.
La noche llegó y no encontraron lugar con techo, pues todo lo que habían encontrado le causaba náuseas a Jaemin por el intenso olor a muerte: a quemado, a feromonas aterradas congeladas en el tiempo, a sangre, y a vampiro. Entonces se acurrucaron bajo un árbol y entre algunos arbustos procuraron conciliar el sueño. Lo bueno de tener sangre de lobos corriendo por sus venas era que podían resguardar muy bien la temperatura y sus cuerpos estaban cálidos todo el tiempo, entonces ambos cumplieron la rutina usual de descanso y guardia hasta el amanecer.
Fue cuando los rayos del sol golpearon en la cara de Jaemin que Haechan lo despertó. Jaemin iba a sonreír y a desearle los buenos días, pues se encontraba medianamente de buen humor por haber logrado descansar, pero cuando vio el rostro serio del moreno, se puso alerta, entonces sintió el olor a feromonas de un omega no muy lejos de allí, y después sintió otro olor: ambos destilando miedo.
En los ojos de su compañero entendió que quería ir a averiguar lo que sucedía y también quería ayudar, pues era extremadamente raro el encontrarse a seres vivos de su especie. Entonces ambos caminaron con cautela hacia el lugar de donde emanaban aquellas fragancias aterrorizadas.
Lograron notar unos arbustos moviéndose y pequeños susurros emanar de donde venía el olor. Seguían asustados a muerte, ¿que tal si era una trampa para que los vampiros pudiesen secuestrarles? Pero, ¿qué tal si eran dos omegas que necesitaban ayuda desesperadamente?
Gracias al haber pasado tanto tiempo en silencio, Haechan y Jaemin habían logrado aprender a comunicarse con un lenguaje complejo elaborado mediante señas de manos, sonidos imitando a animales, miradas y un sutil cambio en el olor de sus feromonas, y de aquella forma ambos estuvieron de acuerdo en que irían a ver lo que sucedía allí y a ayudar.
Cuando llegaron, un pequeño omega saltó del susto, y el otro solo les miró con una mezcla de añoranza, miedo y esperanza en sus ojos brillantes mientras una de sus manos descansaba en su vientre hinchado.
Estaba embarazado.
—Soy Jaemin, no tengan miedo, queremos ayudar. Él es Donghyuck—. Rompió el silencio, colocándose de cuclillas de inmediato y mirando al omega que tenía la respiración agitada y su derecha acariciándose el vientre levemente prominente, listo para actuar, mientras Haechan rebuscaba en la mochila para cerciorarse de tener al menos un par de insumos médicos.
—¿Cómo estamos seguros de que no es una trampa?— Espetó a la defensiva uno de ellos.
—Tranquilo, Chenle. Olfatea, son omegas—. Habló el omega embarazado, a lo que su compañero bufó. Jaemin no pudo ignorar el hecho de que la forma en la que él habló era tan parecida a lo que recordaba de su hermano, Ten, entonces se paralizó y procuró lidiar con la sensación de su corazón encogido y adolorido, aunque se sentía feliz de haber encontrado por fin algo lo suficientemente familiar como para que le recordase al ser más preciado de sus recuerdos.
Haechan asistió como pudo al omega embarazado, quien les contó que su nombre era Jungwoo. Jaemin se quedó en su posición, mirando lo que hacía Donghyuck, peleando contra el deseo de echarse a llorar ahí mismo porque notaba tantos parecidos entre el omega embarazado y su hermano mayor ya difunto. Le dolía el pensar que él habría sido tan buen padre, y hubiese sido tan buen esposo para su alfa; pero toda esa esperanza de lo que hubiese sido su vida y la de todos se les arrebató de las manos y les dejó ensangrentados por culpa de los malditos vampiros.
Jaemin frunció el ceño y agradeció que nadie pareció notarlo, pues cuando Haechan acarició suavemente el vientre prominente de Jungwoo y él le sonrió, supieron que todo estaría bien y no sucedería nada grave.
—Únanse a nosotros—. Pidió Haechan, primero mirando a los desconocidos y después dirigiendo la mirada hacia Jaemin, rogándole con los ojos que aceptase.
Qué bien, una súper fuerte manada de cuatro omegas, uno embarazado, uno ahogado en la nostalgia, otro increíblemente maternal, y otro que si tenía más desconfianza de su alrededor se asustaría con su propia sombra.
Genial.
Pero también pensó que, si él estuviese en aquella posición, rogaría por tener una manada que lo apoyase y ayudase, y si bien Haechan era más que suficiente, en un mundo donde los seres humanos eran brutalmente aniquilados, juntarse con un par no haría daño: comprendió que no les haría más débiles, si no, más fuertes.
Entonces Haechan, Jaemin, Jungwoo y Chenle emprendieron camino a seguir buscando recursos, intercambiando un par de palabras aquí y allá. Lo bueno de tener sangre de lobos corriendo por sus venas era que, cuando aceptaban formar parte de una manada, era como si un lazo invisible los uniese, entonces, por vez primera, Jaemin notó que esa sensación de hermandad era lo que le faltaba a su corazón para terminar de sentirse capaz y poderoso.
Cuidar a Haechan le hacía sentir que contaba con un propósito, le hacía sentir que tenía una razón por la que vivir más allá de la supervivencia, y ahora se aseguraría de cuidar con su vida a aquellos dos omegas que iban sostenidos de las manos y contando a las aves que veían volar por entre los edificios abandonados.
Entonces Jaemin se hizo una promesa: sin importar qué, cueste lo que cueste, pase lo que pase, intervenga quien intervenga, cuidaría con todo el poder de su corazón a su manada.
Se prometió a si mismo que daría la vida protegerlos, sin dudarlo ni por un solo segundo, y asesinaría a cualquier maldito vampiro que quisiera interponerse en su camino.
Notes:
Este capitulo me sacó canas verdes, lo tuve que reescribir como por tres veces porque no mas no me quedaba como quería que estres.
Lo peor es que aun no me encuentro satisfecha al 100 pero bueno, quiero continuar con lo demás. Yo quería que, en la parte en la que nana y hae se despiertan para oler a chenle y jungwoo, sea jeno quien los esté observando así como el maldito stalker que es, pero no supe como desarrollar coherentemente la idea acorde a la historia que tengo en mente entonces la deseché JKDSJ
lo bueno es que "y si fuera ella" de Jonghyun me ayudó a inspirarme y a mantenerme despierta porque necesito 50 horas de sueño diarias y duermo como 5 no mas, todo por quedarme leyendo cosas jajaj, y el estudio :(. Despues de escribir eso de que jungwoo a jaemin recuerda a su hermano ten, noté que tiene un parecido con los libros de los juegos del hambre, donde Rue le recuerda a Katniss a Prim, entonces espero poder desarrollar esa idea tan bellamente como lo hizo la autora de esos libros.
See ya!!! Espero no sea tan aburrida esta mierdita, se pondrá más interesante despues, lo prometo!!!
En fin, sé que está medio aburrido pero necesito desarrollar las cositas bien para que todo lo empocionante calce super y tenga sentido con la historia, prometo que se va a poner mejor okei
Chapter Text
No fue difícil adaptarse a convivir en manada, tal vez porque todos comprendieron que se necesitaban juntos más que separados en un mundo donde ellos, los omegas, eran las presas objetivo de los vampiros. Ante el peligro inminente por tan solo existir, podrían ayudarse más entre todos. Ni siquiera les había molestado compartir recursos, o haber tenido que comer menos un par de días para que Jungwoo y el bebé en su vientre estén bien alimentados. También habían hecho caso omiso al hecho de que, como su olor por estar gestante era más fuerte, los ponían más en peligro a todos.
Porque más importante era preservar la manada.
—No huele a vampiro, creo que podemos conversar, chiquillos—. Dijo el omega embarazado, con una sonrisa dulce en los labios mientras se cubría el cuerpo con la única manta que lograron encontrar en la casa a medio quemar. Jaemin ya había aprendido a adaptarse un poco al parecido entre su hermano y Jungwoo, aunque aún le removía el corazón en ciertas ocasiones, como esta—¿Qué edad tenían cuando... comenzó todo esto?
Y es que era de lo único que podían conversar. Las cosas triviales que sucedían no eran lo suficientemente interesantes como para mantener conversaciones al respecto por más de diez minutos, y eso exagerando.
En la conversación, se enteraron que Haechan tenía 11 años, Jaemin 10, y aunque les costó hacer que hablase, Chenle había tenido tan solo 9 años cuando todo comenzó. Lo extraño era que a penas y podían distinguir cuánto tiempo había transcurrido desde la construcción del nuevo mundo, pues rara vez encontraban dispositivos electrónicos que aún funcionaran, relojes cuya batería siguiese funcionando, o calendarios que fuesen del año, ¿quien los fabricaría si ya nadie trabajaba en... nada?
Jungwoo fue quien comenzó a narrar algo más allá de lo superficial. Jaemin admiró su falta de desconfianza en los demás.
Eso significa que aún no corrompen su corazón pensó, y aunque le envidió, se sintió feliz por ello.
—Yo tenía veinte años cuando todo inició—. Contó, acariciando su vientre como si así encontrase algo que le de la fuerza para hablar de ello en voz alta—. Yo había estado estudiando, mis padres pensaron que si tenía una carrera universitaria seria más atractivo frente a un alfa—. Rió, no amargamente, si no, con nostalgia.
Narró que tenía una hermanita pequeña que tenía diez años en ese momento. A Jaemin se le encogió el corazón y luchó para no llorar. Los vampiros habían comenzado a aniquilar desde las manadas de lobos asentadas en los bosques, entonces, aquel día, al regresar a su casa, solo encontró cenizas.
—Nunca más vi a mi familia, nunca vi a mi hermana crecer y nunca le pude guiar. Nunca vi a mi mamá envejecer junto con mi papá—. Jungwoo se permitió soltar una lágrima que se arrastró amargamente por la piel enrojecida de sus mejillas, pero aún así, continuó—. Pero supuse que hubo una razón por la que no me mataron a mi y yo decidí pensar que al menos mi hermana también logró escapar. Aunque yo creo que la razón es esta—. Se acarició el vientre, refiriéndose al bebé que crecía dentro de él, y se permitió sonreír frente a la atenta mirada de los demás. Jaemin no sabía lo que ellos estarían pensando, pero ciertamente él sentía que Jungwoo era el más valiente de la manada por permitirse demostrar debilidad mediante su historia y lágrimas en tiempos tan difíciles como lo eran los presentes.
—Yo estaba jugando con mis hermanos después de haber terminado de estudiar con mi ma—. Haechan interrumpió sus pensamientos al comenzar a hablar—. Yo era el mayor, tenía cuatro hermanitos más. Me educaban en casa entonces ese era el único lugar que yo conocía, además del bosque donde jugaba con mis mamás, la hoguera alrededor de la que solía jugar con los otros niños de la manada y mis hermanos. Mi casa, donde mi ma me educaba y donde solía ser mi lugar seguro... pero tuve que huir de ahí cuando los vampiros llegaron, aunque no lo hice de inmediato.
Su voz tembló y mediante el lazo Jaemin pudo sentir la forma en la que su corazón se le encogió por el dolor de los recuerdos, tuvo que contener sus emociones pues le estaba comenzando a abrumar sentir en él lo que todos los demás.
—No pude escuchar nada ni moverme, yo estaba pensando en dónde estaban mis hermanos cuando vi a un vampiro a penas y morder a mi ma. Ella se despertó como uno de ellos después de muy poquito tiempo, pero olía diferente... y sus ojos eran negros, sin brillo, yo entendí que ella ya no era ella cuando se alimentó de la sangre de mi mamá junto con otro vampiro hasta que ella quedó tan pálida que pensé que era una clase de figura de cera—. Tragó el nudo en su garganta y continuó, sosteniéndose el vientre también, pero por las náuseas que causaron el dolor en el corazón el recordar—. No emití sonido alguno, creo, pero cuando el fuego comenzó yo huí, y le rogue a la luna que los gritos de niños que escuché hayan sido mi imaginación y no mis hermanos... pero creo que la luna no escuchó plegaria alguna. Corrí hasta que mis piernas se rindieron y cuando desperté del desmayo, yo rogaba abrir los ojos y ver mi habitación, pero eso nunca sucedió, la pesadilla nunca terminó, por eso me escondí por mucho tiempo y solo comí los frutos que encontraba en árboles y arbustos, no se cuanto tiempo pasó pero eso es lo que hice hasta que logré reunir la valentía para cazar. Pero me duele que... que ese día es uno de mis únicos recuerdos con mis mamás y mis hermanos.
—Ven aquí, chiquito—. Dijo Jungwoo después de escuchar a Chenle suspirar pesadamente, también adolorido, y Haechan no dudó un segundo en recostarse en el cálido pecho del omega embarazado, colocando también una mano sobre su vientre, pero Haechan no se permitió llorar.
Después de un rato en silencio, ambos miraron a Chenle y Jaemin, quienes se encontraban cabizbajos y siempre reacios a compartir mucho. Jaemin comprendió que debía intentar valorar la vulnerabilidad de sus compañeros compartiendo un poco de la suya, entonces así lo hizo.
—Yo estaba sentado en las piernas de mi hermano, ese día él estaba nervioso entonces yo espié lo que hablaba con mi mamá, era porque ya habían percibido mi olor an omega. Yo sé que ya lo sospechaba porque recuerdo vagamente que siempre me decía cosas sobre ser un omega, quería ayudarme a asimilarlo para que yo tuviese la vida más facil y quería que yo sepa que siempre les tendría apoyándome—. Jaemin intentó controlar su respiración e ignoró la sensación del corazón latiéndole desbocado contra los oídos y la cabeza—. Mis papás siempre estaban involucrados en temas de la manada entonces yo pasaba la mayoría de tiempo con mi hermano. Él... él tenía tu edad, tu suavidad y... y yo veo tanto de él en ti, Jungwoo.
Reunió la valentía de confesar lo que atormentaba sus pensamientos desde que le conoció, y tuvo que luchar contra sus ganas de llorar cuando Jungwoo le dedicó una sonrisa tan gentil, que se veía tan extraña por tanto dolor que expresaba en sus ojos. Sintió que le entendió, se sintió cálido, pero sus recuerdos le helaron otra vez.
—Yo no recuerdo cómo pero terminé en el suelo, escuché a mi mamá gritar y no sabía dónde estaba mi papá, yo me asusté cuando olí tanto miedo en el aire. Entonces busqué a mi hermano con la mirada pero yo solo... lo que vi...— Jaemin tragó duro, suspiró y reunió valentía para continuar. Lo logró después de suspirar pesadamente un par de veces—. Yo vi a un vampiro matar a mi hermano, escuché sus huesos romperse y sentí su sangre salpicar en mi cara. Al verle los ojos supe que estaba muerto; no, que ese vampiro le mató. Tampoco recuerdo cómo pero yo solo huí, corrí hasta que me desmayé y cuando desperté y noté que no había sido una pesadilla, lo primero que hice fue cazar.
Jaemin volvió a suspirar y luchó contra las náuseas frente al dolor que le causaba ese recuerdo tan vívido tatuado en su memoria. Sin invitación, solo se acercó a Jungwo y Haechan y se acurrucó entre aquella calidez, lo que le hizo sentirse un poco más aliviado, pero no mejor. Lo raro del luto era que nunca se terminaba, lo único que Jaemin podía hacer es encontrar alivio en distracciones; pero eso que se pierde, vive siempre dentro del corazón, golpeando y arañando dolorosamente a cada instante que pasa, y frustra que ya no existe lo que perdió fuera del alma de quien se queda, solo ya no está, pero el dolor de la ausencia y el vacío es perpetuo y tortuoso, aunque a veces se olvide, siempre llega el recuerdo de cuánto duele.
—Yo... yo solo me escondí—. Cuando la voz de Chenle se hizo espacio entre el pesado silencio, los tres pares de ojos se posicionaron sobre él, aunque estuviese mirando al suelo y no haya devuelto ninguna de las miradas—. Escuché a mi papá gritar asustado y después gritar ahogado. Escuché a mi mamá suspirar y después gruñir como animal. Escuché los susurros de los vampiros y solo salí de debajo de mi cama cuando sentí tanto calor que me obligue a abrir los ojos y noté que habían incendiado la casa, entonces salte por la ventana de mi habitación y no me importó haberme roto la muñeca, me escondí en algunos escombros y de allí no salí hasta que no soporté más el hambre. Aunque no supe distinguir si el vacío era por falta de comida o porque mi cuerpo entendió antes que mi mente el hecho de que yo me quede sin mi familia.
Y Chenle recostó el rostro en el vientre de Jungwoo después de haberse acercado a los demás. Jaemin sabía que todos habían ocultado parte de su historia, como la culpa que no abandonó a Donghyuck nunca más al saber que no logró salvar a sus hermanos, y lo mucho que a él mismo le seguía matando el alma el recuerdo de la muerte de Ten, pero no le interesó. Solo procuro sentir paz cuando cerró los ojos y se sintió cálido ante la compañía de su manada y el acogedor abrazo de Jungwoo, cuyo calor superaba la temperatura gélida de la noche alrededor.
Entonces todos se permitieron descansar, aunque con los corazones pesados, se sintieron aliviados al haber compartido parte de quienes eran, de lo que les acompañaba y lo que a sus coorazones les tenían encadenados. Al fin y al cabo, el dolor es más liviano cuando se comparte, y gracias al cariño que se tenían el uno por el otro, nunca les abrumó, solo les hizo más fuertes.
Entre tanto, Jeno pensaba lo complicado que era tener consciencia las veinticuatro horas del día, pues los vampiros no duermen, entonces los pensamientos nunca les daban tregua. No pudo dejar de pensar en la terrible soga al cuello que tenía puesta al haberle entregado ese gorrito a Jaehyun. Seguramente enviaría a rastreadores, y si lo llevaban frente a él y le contaban que fue como quitarle un dulce a un bebé, sin dudas se llevaría la condena de su vida.
Y allí también estaba el problema, en que iban a capturar al omega, le iban a hacer daño, iban a gozar ávidamente con su sangre. Si le dejaban vivo, lo usarían como incubadora, lo torturarían, lo pondrían decente solo para que a los vampiros se les hiciera deseable, le vendarían los ojos y la boca y le castigarían cada vez que quisiese hablar, y si es que osaba a desafiar a alguno con ese tono de voz con el que desafió a Jeno, lo colgarían de cabeza para drenar su sangre lentamente y deleitarse con ella como si de un cóctel exótico se tratase.
No soportaba la angustia de pensar lo que le podría suceder, y el hecho de que sentía tanto pánico por la mera posibilidad de que algo le pudiese suceder a ese omega le revolvía los nervios por completo. O bueno, aquella era la única razón de la paranoia por unos segundos más, hasta que logró escuchar algunos murmullos a lo lejos, allí en el palacio.
Y cuando escucho a Jaehyun espetar esa orden, juraría que se le heló la sangre que pensaba ya congelada desde hacía siglos atrás. Ahora tendría que idear un plan el mismo, lo suficientemente bueno como para no ser condenado, aunque eso no era lo más importante. Necesitaba un plan para poder salvarle la vida a ese omega, pues Jaehyun ya envió a cuatro vampiros rastreadores, casi tan buenos como Jeno, a que buscasen al omega. Odió que sus suposiciones hayan sido ciertas, que Jaehyun sí utilizó como objeto de rastreo a ese maldito gorro de lana y que definitivamente encontrarían rastros de que hay seres vivos por ahí, y el descarte de quién era ese ser vivo les resultaría tan fácil que seguramente jugarían un poco con esos cuatro omegas para hacer un poco más entretenida la situación.
Jeno se desesperó y luchó por no golpear cosas a su alrededor o de arrancarse su propio cabello, en su lugar, decidió respirar -como si lo necesitase- para intentar calmarse un poco, pues si emociones humanas le atormentaban, seguramente reacciones humanas le calmarían. Extrañamente, funcionó, entonces decidió tomar asiento un momento para pensar en alguna solución... y supo de inmediato que no podría hacerlo solo.
—Mark—. Le susurró en el oído cuando apareció detrás de él, el hecho de que le haya asustado hizo reír a Jeno—. Necesito tu ayuda.
—¿Por qué siento que me vas a condenar a que Jaehyun me aniquile?
—Porque así será—. Y la seriedad en el rostro de Jeno le hizo entender que no estaba bromeando, entonces ambos se marcharon de ahí pues sabían que Jaehyun y sus espías los estarían escuchando. Ojalá que al lugar al que fuesen no hayan más espías porque si los había estarían jodidos en la máxima expresión de la palabra.
—Bien—. Comenzó Jeno a hablar después de llegar a una de las zonas no tan destruidas de la ciudad, ambos se quedaron parados en la cima de lo que algún día había sido un edificio y ninguno se dirigió la mirada—. Tengo un problema, y creo que me puedes ayudar.
—Al grano, Jen.
—Hay un omega... del que Jaehyun quiere alimentarse—. "Okay" murmuró Mark sin entender el meollo del asunto pues eso era cosa de todos los días, y Jeno tuvo que reunir valor para decir lo siguiente—: Y yo no quiero que lo haga.
—¿Por... por qué? — Preguntó Mark después de un silencio que pareció eterno, frunciendo el ceño y dedicándole a Jeno una mirada llena de confusión y... ¿expectativa? Como si quisiera escuchar una respuesta en específico.
—Te lo diría si supiera, Mark, pero te juro que no lo sé—. Despeinó su cabello azabache en símbolo de su frustración—. Nunca había sentido empatía por los vivos hasta ahora que le conocí.
—Te entiendo—. ¿Qué?
—¿Qué?
—Que te entiendo, y ahora que me estás confiando algo que haría que Jaehyun te arranque la cabeza, lo haré yo también—. Mark caminó lentamente por el techo del antiguo edificio, yendo en círculos, hacia ningún lado—. La razón por la que no me gusta comer de humanos es porque no aguanta mi consiencia. Es mentira que sabe mejor su sangre, sabe a mierda, pero cumple su función y yo no quiero sentir que soy un asesino.
—Oh—. Fue el único sonido que pudo salir de la boca de Jeno, quien alzó las cejas a forma de asombro y dirigió la mirada hacia su amigo—. Yo le quiero proteger, pero no podré hacerlo solo.
—Tienes mi ayuda—. Respondió Mark, dejando de caminar para acercarse a Jeno y posicionar una mano sobre su hombro—. Entiendo cómo se siente la empatía en el corazón muerto de un monstruo como yo, como tú. Y, siéndote honesto, estoy un poco harto de siempre estar cagado de miedo por culpa de Jaehyun. Si desaparecemos de su radar puede que yo deje de estar asustado hasta los huesos... ahora tal vez estaría asustado solo hasta el... ¿músculo?
Jeno sólo rió en voz baja, también colocando una mano sobre el hombro de Mark y se sintió tranquilo, ahora entendía la razón por la que se alimentaba de cadáveres y la razón por la que decidió dejar de lado su talento en combate para simplemente encargarse de los documentos que Jaehyun quería tener. Si bien el clan tenía la capacidad total de matarlos a ambos en un simple chasqueo de dedos, sentir que no estaba solo en ello le aliviaba un poco. Ahora, en lo que tenía que pensar, era en que tenía que proteger a ese omega y su manada de vivos a como de lugar.
Entonces Mark y Jeno no volvieron al palacio desde aquel entonces, al menos no para asentarse y hacer su hogar allí, ahora observarían a esos omegas de cerca para poder protegerles.
Aunque Jaemin no lo sabía, desde aquel momento tuvo sus primeros aliados.
Notes:
¿Ya se está poniendo más interesante? Ojalá que si !!!
Como siempre el cap siendo emocionalmente pesado para mi eksnaks al menos espero que entretenga al lector. See ya!!
PORFA si la cague con algun tag o alguna otra cosa haganmelo saber
Chapter Text
Tenía un complicado debate interno.
Había notado que aquel omega ya se había despertado agitado en medio de la noche, al menos eso fue lo que pudo observar a través del techo roto de la cabaña que encontraron esos cuatro omegas: ese pensamiento le arrancó una risa. Suponía Jeno que habían formado una manada ahora que estaban juntos absolutamente todo el tiempo, y había presenciado la forma en la que se cuidaban, pero eso no le interesaba tanto, lo que le interesaba era que, el hecho de que hubiera un omega embarazado y sin medicar, ponía en riesgo al dueño de sus pensamientos.
Frunció el ceño y bufó, ignorando la mírada atenta de Mark posada sobre él. Aunque prefería pensar en cualquier otra cosa, no podía evitar estar tan preocupado por ese omega y el hecho de sentirse intranquilo por él le frustraba aún más, aunque esa palabra ni siquiera era apropiada, lo que sentía era mucho más profundo que ello, todo mezclado con las ganas de protegerlo y también de arrancarle la cabeza para que Jeno por fin pueda dejar de ir en contra de su naturaleza y de su líder.
Todo en su cerebro hizo silencio para hacerle paso a la bella y profunda voz que escuchó a lo lejos susurrar de forma apacible:
—No estás dormido, ¿verdad?
—A veces no me gusta que me conozcas tan bien—. Susurró en respuesta ese omega moreno olor a canela, estirándose sobre el colchón maltrecho para dirigirle la mirada a quien le hablaba.
—Inevitable ahora que somos una manada—. Rió a penas el más alto entre ambos—. Deja de mantenerte despierto, tus ojos están rojísimos y después no tendrás energía para molestar a Chenle mañana.
Ahí fue cuando Jeno notó que la mirada atenta de Mark ya no estaba posicionada sobre él, si no que estaba clavada en uno de los omegas; decidió desechar la posibilidad de que Mark estuviese observando al omega de tez nívea y olor a coco porque seguramente tendría que ponerse a rezarle a Dios para evitar arrancarle a Mark la cabeza, entonces decidió pensar en que podría jurar a que él estaba mirando ávidamente al moreno de ojos irritados. Al haber descartado esa opción, pensar que Mark ahora tensaba su expresión cuando el omega olor a canela alzó la nariz para olfatear atentamente el aire, le hizo reír de nuevo
—Supongo que ahora tienes el mismo problema que yo—. Se burló Jeno y Mark, en respuesta, le golpeó débilmente -demasiado fuerte para un humano-, para después alejarse de nuevo, aunque aquello no evitó que hicieran ruido, entonces ambos omegas se pusieron más alertas. Mark se colocó el dedo índice sobre los labios, indicándole a su compañero que tenían que guardar silencio. Jeno le obedeció.
—Es mejor que nos acerquemos pronto—. Mark siguió hablando a susurros pese al semblante tenso de Jeno—. Ya han pasado eternidades desde que Jaehyun dio la orden de rastreo, además de que no puedes quedarte observándolo por siempre.
—Tal vez sí pueda—. Respondió, tensando la mandíbula.
—Entiende que, si los lobos saben que estamos de su lado, al menos sabrán que tienen que luchar con nosotros y no en contra de nosotros—. Mark se levantó y caminó hacia Jeno, colocando una mano sobre su espalda—. Entorpecerían la batalla, que definitivamente sucederá, si piensan que tienen que protegerse de nosotros.
—Odio que tengas razón—. Bramó Jeno, levantándose de su posición en el suelo para caminar lentamente hacia aquella pequeña casa a penas sosteniéndose en pie. Parecía que sus niveles de frustración no iban a dejar de subir, pues llegó a la conclusión de que él hubiese pensado lo mismo si es que sus sentidos no estuviesen siendo tan brutalmente alterados por ese omega, terminando por convertir su mente, usualmente racional, en un desorden impulsivo.
—¿Ahora? — Preguntó Mark con un ápice de desesperación en su voz, siguiendo torpemente a Jeno por detrás.
—Pues, no se me ocurre otra forma, de todas formas al menos dos de ellos están despiertos—. Jeno saltó y se detuvo una vez estuvo en el techo y logró sentir el aroma a miedo de las gardenias encocadas y el rollo de canela. También notó como Mark dejaba de lado los balbuceos sobre lo impulsivo que Jeno estaba actuando y se tensó cuando los ojos del omega moreno buscaron alrededor para encontrar la fuente del sonido. Entonces Jeno usó sus velocidad de vampiro para entrar a la cabaña, y a Mark no le quedó otra opción a parte de seguirle a la misma velocidad con el objetivo de evitar ocasionar un escándalo o entorpecer la situación más de lo que Jeno ya la estaba entorpeciendo.
—No tengas miedo—. Susurró Jeno cuando se colocó detrás del omega más alto entre los dos despiertos, cubriéndole la boca con una mano para evitar que gritase aunque estaba casi seguro de que de todas formas no lo haría, todo bajo la mirada decepcionada de Mark, quien no tuvo otra opción más que imitar sus acciones pero con el omega moreno. Escuchar el pulso acelerado del omega apresado entre sus brazos removió algo dentro de él, y sentir el miedo y sus otros sentimientos gracias al olor de sus feromonas más aún, además de la sensación de sus labios resecos tocarle la piel fría de la palma de la mano. Para librarse de la tormenta que significaba la simple acción de pensar, decidió interrumpir el silencio—. Me llamo Jeno, y te voy a proteger. No grites, y tú tampoco—. Ordenó, esta vez dirigiéndose hacia el moreno que también estaba apresado por Mark, quien le soltó lentamente cuando él asintió, al mismo tiempo que Jeno retiraba la mano de la boca de Jaemin.
—¿Protegerme de qué? Si ustedes solo sirven para destruir—. Espetó Jaemin, camuflando todo su miedo para dirigirse lentamente hacia Donghyuck, quien aún temblaba al sentir la cercanía de ambos vampiros. El volumen de sus voces era bajo, tanto que no despertaron a los otros dos omegas allí en la habitación.
—No actúes como un niño caprichoso y escucha—. Jeno mantuvo su voz pacífica, pero lo alterado que se encontraba se demostró a través del ceño fruncido que le adornó la cara. Jaemin rodó los ojos y le miró con furia—. Fui enviado a rastrearte, y como no te maté, ahora nos buscan a todos.
—Es mejor que seamos aliados—. Interrumpió Mark—. El maestro nos quiere cazar a todos. Cuando te encuentren, debemos estar preparados—. Mark miró a Jaemin y le dedicó una tenue sonrisa que ni escaló a sus ojos ni fue contagiada a nadie más.
—¿P-por qué buscan a Jaemin?— Preguntó Donghyuck, aún manteniendo el leve temblor en su cuerpo, pero logró calmarse un poco cuando sintió a Jaemin cerca, quien bufó al notar que su nombre había sido revelado. Para Donghyuck, pensar en la forma en la que Jaemin se mantenía firme siempre también logró distraerle un poco, a veces él quisiera tener esa capacidad de mantener tanta firmeza en la voz y tanta determinación en los ojos aún pese a que el peligro les estaba rozando las narices. Una sonrisa se asomó entre el puchero de Donghyuck.
Ambos vampiros intercambiaron miradas, debatiéndose internamente si deberían compartir aquella información o no.
—Debemos decirles—. Mark terminó por romper el silencio después de unos segundos que se sintieron eternos.
—No sabemos a lo que nos enfrentamos si no nos dicen nada—. Habló Jaemin, manteniendo el mismo tono de voz susurrante de todos los demás. También mantuvo el ceño fruncido en el rostro ante la incomodidad que sentía al pensar que el miedo por tener a dos vampiros ahí presentes no le consumía por completo como pensaría; se odió a sí mismo cuando notó que el olor del vampiro que le cubrió la boca con su mano no le asqueaba o alteraba: le calmaba y le gustaba. Aquellos pensamientos lograron demostrar más enojo en su expresión.
Debo estar terriblemente descompuesto. Pensó, antes de que esa voz interrumpa su reflexión interna.
—Bien. Al líder le enloqueció tu olor, me mandó a buscarte a ti, ¿Jaemin? — Preguntó Jeno, y sonrió sin diversión alguna cuando fue el moreno que asintió mientras que Jaemin se mantuvo mirándole con furia—. En fin. Solo decidí no asesinarte y ahora enviaron a otros vampiros a buscarte, entonces tienes... tenemos que estar preparados para cuando ese día llegue.
—Son vampiros rastreadores, entonces no tardarán, ¿recuerdas haber perdido algo? Algo como un gorro de lana, por ejemplo—. Explicó Mark pacientemente, al instante que Jeno dejó de hablar, entonces Jaemin no tuvo tiempo para preguntar lo que quería. A Jeno le frustró el hecho de que Mark si obtuvo una mirada atenta y no furiosa como las que usualmente recibía él.
—Por un puto gorro ahora mi maldita vida está en riesgo más de lo que ya está de por sí—. Murmuró Jaemin para si mismo, apoyando su cabeza sobre la palma de su mano y apretándose la sien en símbolo de frustración—. Me entregaré. No los pondré en peligro.
—Jaemin, no—. Interrumpió Donghyuck de inmediato, y a Jaemin le sorprendió la determinación en su voz—. Somos una manada, y al menos yo estoy seguro de que te protegeré.
—Donghyuck, no los pondré en riesgo por una estupidez mía—. Jaemin apretó la mano de Donghyuck entre las suyas, y habló desesperadamente—: No me lo perdonaría, no... no pod-
—Basta. Todos están en riesgo ahora, y encontrarlos es increíblemente fácil por eso—. Jeno interrumpió y señaló el vientre del único omega cubierto por una tela desecha mientras hablaba, entonces Jaemin tensó más la mueca de enojo en su rostro ante la forma despectiva de referirse a Jungwoo por parte de ese vampiro, entonces interrumpió diciendo:
—"Eso" tiene un nombre, imbécil.
—No me interesa. Les pone en riesgo y eso es lo importante.
—Basta—. Rió Mark—. Encuentren algún método para notificarles de la situación a estos dos, volveremos por la mañana—. Mark se alejó del cuerpo menudo de Donghyuck al hablar, escondiendo sus manos en los bolsillos después de haber señalado a los omegas aún dormidos sobre la cama.
—Estaremos vigilándolos—. Jeno decidió hablar después de unos segundos de silencio, y siguió a Mark después de que él se levantó y desapareció del lugar. Ambos omegas aspiraron el aroma que dejaron en la ráfaga tenue de viento al haberse ido a tanta velocidad que ni siquiera lograron verles irse.
Jaemin y Donghyuck intercambiaron miradas confusas, ambos se sentían en shock en igual medida. El más alto suspiró y acarició la mano del moreno suavemente con el pulgar.
—¿Cómo... cómo se supone que les contaremos de esto a Chenle y a Jungwoo? — Donghyuck rompió el silencio con su susurro, intentando evitar que su cuerpo volviese a temblar.
—No sé, Hae, no sé—. Jaemin suspiró cabizbajo, sin encontrar la fuerza para mirar a su compañero a los ojos ahora que el peso de la situación se le hizo insoportable—. Todo esto es mi culpa.
Entonces Donghyuck le susurró afablemente un intento de consuelo al decirle que aquello no era cierto, aunque sabía que eso sería inútil considerando lo testarudo que Jaemin solía ser usualmente. El moreno decidió acariciar suavemente las hebras castañas de quien se escondía en su pecho y ahogaba sus sollozos allí.
—Nana, no llores—. Aquel apodo le hizo sentir a Jaemin como si su corazón se rompiese un poco más—. Nos vamos a cuidar.
—Lo siento tanto, todo esto es mi culpa—. Alcanzó a responder entre el llanto, realmente esforzándose para no ser lo suficientemente ruidoso como para interrumpir el sueño de sus otros dos compañeros.
Entre sus preguntas silenciosas y posibles escenarios sobre cómo Chenle gritaría o sobre cómo Jungwoo ocultaría su miedo mediante compasión, Jaemin logró dejar de llorar solo cuando cayó dormido aún acurrucado en el pecho de Donghyuck, quien no logró volver a descansar en toda la noche.
Notes:
Yo sé que el capítulo está medio mierdosito y me disculpo. La universidad demostró que soy su perra esta semana kskwmckwjx llanto total, eso a demás del trabajo y algunos sucesos traumáticos de los que me tuve que encargar xd
Al menos espero que esté un poco interesante pese a que es más corto que otros capítulos. ¿Se nota mucho que parte del cap lo escribí ebria? Xdxdxd no podía faltar a la fiesta de jawolin
Gracias por leer!! pronto viene la siguiente actualizacion
Chapter 6: VI
Chapter Text
—¿Por qué me miran así? — Preguntó Chenle extrañado, frunciendo el ceño mientras intercalaba entre mirar a Jaemin, que parecía que iba a derramársele culpa de por ojos, y a Donghyuck, que parecía que iba a vomitar de los nervios.
—Chenle, Jungwoo—. Susurró Donghyuck, sosteniéndose de la mano de Jaemin mientras él miraba hacia el techo de la cabaña, con los ojos entrecerrados para que el sol no le lastime las pupilas. Ante el silencio de su compañero, entendió que, quien debía hablar, era él.
—Unos vampiros me están buscando—. No despegó la mirada del techo por miedo a las expresiones de sus dos compañeros, pero el leve apretón en su mano le regaló un poco de valor para seguir hablando—. Quieren mi sangre, quieren matarme, y me están rastreando. Por eso yo quería entregarme, pero Donghyuck no me lo permitió... tampoco... tampoco me lo permitió el vampiro.
—¿¡Qué!?— Exclamó Chenle—. ¿Cómo que el vampiro no te lo permitió? ¿Cómo sabes todo esto?
—Dos vampiros vinieron aquí a noche—. Jaemin intentó ignorar el sonido de asombro que esbozó Chenle y el olor a miedo en las feromonas de Jungwoo—. Uno de ellos ya me conocía, antes de que nos encontremos a ustedes dos, él me olió y me dijo que tenía órdenes de llevarme con él, pero no lo hizo.
—¿Por qué no? — Jungwoo preguntó esta vez, intentando conectar su mirada con la de Jaemin. Procuró también controlar sus emociones, pues no quería que su bebé sintiese su estrés.
—No lo sabemos, realmente no lo sabemos—. Donghyuck suspiró, y antes de volver a hablar, fue interrumpido por una voz que no le pertenecía a ninguno de los cuatro omegas.
—Nosotros tampoco—. La voz de Mark se hizo paso entre el silencio mientras acomodaba sus ropas por lo rápido que habían corrido ambos vampiros.
Todos se sobresaltaron, pero fue Chenle quien se colocó en frente de Jungwoo para protegerlo y la posición de su cuerpo indicaba que estaba más que listo para darle la orden a su cerebro para tomar su forma animal y destruirle el cráneo a ese vampiro con sus fauces para defenderse, pero cuando él alzó las manos de forma cautelosa y bajó la voz, le hizo fruncir el ceño por lo extrañado que se sintió al recibir la señal de que no serían atacados por ellos dos.
—Soy Mark, él es Jeno—. Señaló al vampiro que lucía molesto detrás de él—. Y estamos aquí para protegerlos.
Antes de que pudiese seguir hablando, Chenle le interrumpió—: ¿Protegernos? ¿De qué? ¿Cómo sabemos que esto no es una trampa?
—Los hubiésemos matado ya si eso fuese lo que quisiéramos—. Respondió Jeno, manteniendo la indiferencia en sus ojos, pero la tensión se notaba en su semblante y expresión.
—Yo les dije que estoy dispuesto a entregarme, que me maten a mí, y así no ponerlos en peligro a ustedes—. Jaemin murmuró, ahora cabizbajo.
—No—. Dijeron Jeno, Donghyuck y Jungwoo al unísono, pero fue el último quien siguió hablando—. Jaeminnie, somos una manada, no nos abandonamos y nunca dejamos de protegernos.
Jungwoo continuó pese a la risa del vampiro y el bufido de Chenle.
—No nos podemos separar, ahora compartimos un lazo que va mucho más allá de cualquier cosa que se pueda decir—. Logró controlar el temblor de su cuerpo por el miedo que sentía por estar en presencia de no solo uno, si no dos vampiros que en un abrir y cerrar de ojos podrían matarlos—. Está bien, Jae. Nos prepararemos... algún chance ha de haber de ganar.
—Podemos enseñarles a luchar contra vampiros, y nos vamos a quedar aquí con ustedes para protegerlos—. Habló Mark, manteniendo una tenue sonrisa en el rostro, pero, como siempre, ninguno presente le devolvió la sonrisa.
—Sí, eso haremos—. Jeno dirigió su mirada hacia Jaemin, quien no retiró su vista del suelo—. Tienen que seguir nuestras instrucciones.
—¿Vamos a obedecer a un vampiro ahora? — Musitó Chenle, con la molestia haciéndosele evidente en la voz.
—No necesito que me proteja nadie—. Jaemin alzó su mirada, antes azabache, ahora dorada por la furia por lo que ese vampiro se atrevió a decir—. Peor aún que un vampiro lo haga. Yo quiero entregarme.
Jaemin se puso de pie y soltó la mano de Donghyuck en el proceso, hablando bajo la atenta mirada de todos en el lugar:
—No haré que mi manada pague por mi descuido, no permitiré que un maldito vampiro se lleve la vida que me ha costado cuidar—. Se mantuvo firme, con la cabeza en alto, y los ojos clavados en los carmesí de Jeno—. Y no quiero que tú y los tuyos, por un ataque de moralidad, crean que tienen poder sobre mi o sobre nosotros. Tomé mi decisión, me separaré de la manada, daré mi vida para proteger a los míos, porque hay algo que ustedes, malditos demonios chupasangre, nunca entenderán; y es que nosotros entendemos la fraternalidad, nosotros apreciamos la vida a parte de la propia, nosotros nos protegemos... A nosotros sí nos late el corazón.
Jaemin caminó hacia Jeno, cuya mueca de molestia se tensaba con las palabras que el omega espetaba.
—Y si crees que vas a poder venir a darnos órdenes y a decirnos qué hacer, o si tienes alguna clase de potestad o poder sobre nosotros—. Jaemin frunció el ceño e irguió su postura al estar frente a frente a Jeno, hablando con firmeza—. No puedes estar más que equivocado.
Se hizo el silencio por un rato, rato en el que Jaemin luchó contra su instinto de doblegarse, y se mantuvo firme, con la respiración levemente agitada por el miedo, la ira, la adrenalina y por el pensamiento de que seguramente moriría pronto. Solo apartó la mirada de la de Jeno para mirar a Jungwoo cuando él habló.
—Tú mismo lo has dicho. Somos una manada y nos cuidaremos—. Entonces Jaemin se doblegó ante la compasión en los ojos de Jungwoo, suspirando y volviendo a desmoronarse en una de las paredes del lugar, cayendo al suelo lentamente.
—Está bien. Donghyuck y tú no dudaron en ayudarnos cuando Jungwoo estaba mal—. Chenle respondió—. También te vamos a cuidar a ti, y entrenaremos. Somos lobos, vamos a lograrlo.
—Está bien, entonces habrá que entrenar—. Mark juntó sus palmas y se quedó en silencio un momento para pensar—. Supongo que también hay que alimentarlos bien.
Jaemin hubiese respondido, hubiese dicho que eso hacían -mantenerse bien alimentados-, pero mentiría. Solo quiso seguir escondiendo el rostro entre sus manos por un momento más, intentando consolar a su propio omega a quien se le rompía el corazón al pensar que su manada estaba en riesgo. Pero estaría bien, estarían bien, él los cuidaría a toda costa. Lucharía con todo de si.
—Entonces vamos a cazar—. Donghyuck se levantó y salió de la cabaña maltrecha, intentando percibir cualquier sonido y olor para distinguir a los animales en la cercanía.
En el transcurso de los días, se percataron de lo impresionantemente buenos que eran los vampiros cazando. Aquella velocidad sobrehumana que poseían también les servía para encender hogueras para cocinar la carne de los animales y para apagar el fuego lo más rápido que pudieran con el objetivo de evitar ser rastreados. A Jaemin le fastidió el notar que todos habían ganado peso, y que él mismo se sentía más fuerte, activo y capaz gracias a toda la carne que los vampiros cazaban. Se sintió poco útil, como si ellos solos no fuesen capaces de mantener la manada saludable pese a los años de experiencia en cacería.
—Déjame ayudarte—. Escuchó Jaemin decir a Mark mientras Donghyuck sostenía torpemente un cuchillo entre sus manos e intentaba quitarle la piel al animal que los vampiros cazaron. Dejó su mirada atenta en aquella interacción y en el sutil y dulce "Está bien" que escuchó pronunciar a la acaramelada voz del moreno, sin poder evitar notar la forma en la que el olor de sus feromonas olor canela se intensificaron mientras Mark se encargaba de ayudarle. Frunció el ceño, y, por la distracción, notó que en su piel se había clavado profundamente una astilla enorme mientras escarbaba la tierra en busca de algún tubérculo para comer.
—Quédate quieto, te voy a ayudar—. Dirigió su mirada hacia Jeno, quien ahora estaba arrodillado a su lado y dirigiendo las manos pálidas hacia las suyas, entonces las alejó rápidamente y espetó:
—Quítate, no necesito que me ayudes—. Rió sin diversión, intentando no escandalizarse por lo inusualmente enorme que era la astilla y lo mucho que comenzaba a doler, aún pese a que sus manos ya estaban ásperas y toscas por lo frecuente que tenía que hacer ese tipo de trabajos.
—Testarudo, no seas tonto y déjate ayudar—. Siseó Jeno, observando la forma en la que Jaemin intentaba arrancarse la astilla, sin éxito alguno.
—Te dije que te quites, no te necesito—. Jaemin le miró momentáneamente, rodando los ojos e intentando no temblar por el dolor creciente en la palma de su mano y el miedo al pensar que seguramente se infectaría la herida.
—¿Qué? ¿acaso quieres quedarte sin mano? — Jeno le sostuvo de las muñecas y Jaemin sintio una sensación electrizante recorriéndole cada centímetro de la piel cuando ese vampiro le tocó. Lo atribuyó a la diferencia de temperaturas, pero la forma en la que su corazón se aceleró realmente no tuvo explicación para él. Debido a la distracción, no notó siquiera que Jeno ya había retirado la astilla de su mano y apretaba la herida con el pulgar para evitar que sangrase—. Hay una fuente de agua cerca de aquí, vamos, te voy a limpiar eso, o la mano se te va a caer por la infección que te va a dar. Estás lleno de tierra.
—P-puedo hacerlo yo—. Jaemin se zafó bruscamente del agarre de Jeno y se levantó para dirigirse hacia donde se escuchaba que el agua corría, odiándose por lo lánguida que sonó su voz.
No supo que la mirada extrañada de Jungwoo estuvo posada sobre el durante aquella interacción, y tampoco supo que él percibió la forma en la que el olor de sus feromonas se intensificó ante la cercanía de Jeno. Jungwoo decidió pensar en cómo se prepararía para el siguiente entrenamiento para la batalla que se avecinaba para que sus suposiciones no se desviasen hacia lo imposible.
Una ventaja de tener a los vampiros cerca, a parte de la cantidad de comida disponible, era que podían descansar toda la noche sin hacer guardia, pues los vampiros no necesitaban dormir, por lo que cuidaban a la manada cuando el sol se ponía. Claro que, después de las incontables ocasiones en las que habían hecho guardia periódicamente, se habían acostumbrado a la rutina, entonces el nuevo hábito de dormir toda la noche les sentó bien a todos, especialmente a Jungwoo y su bebé y a Haechan y sus ojos permanentemente enrojecidos, que comenzaron a adquirir un tono más sano con el paso de las lunas.
Deambulando, notaron que ya casi no había farmacias abandonadas, y las que encontraban, ya se encontraban incineradas.
—Nos estamos quedando sin supresores—. Murmuró Donghyuck mientras rebuscaba la pequeña mochila entre sus manos, mostrándoles a los demás las tres pastillas en la palma de su mano.
—Sólo hay tres—. Dijo Jeno, con la preocupación haciéndose evidente en la voz.
—Es suficiente para unos dias, Jungwoo no se medica para que el bebé no corra riesgo—. Respondió Chenle en voz baja y manteniendo la mirada en la mano de Donghyuck. Sabía que pronto necesitarían beber la pastilla porque los olores de todos se estaban intensificando últimamente, especialmente los de Jaemin y Donghyuck.
—Necesitamos ir a otro lugar que aún no haya sido incinerado por los suyos—. Jaemin suspiró, cruzándose de brazos y colocando un puchero en sus labios mientras intentaba pensar en alguna solución.
—Recuerdo las marcas en el mapa del maestro—. Jeno miró al suelo y rascó su barbilla levemente, después, miró a Mark y se acercó a él—. Creo que sé a dónde ir. Mark, quédate. Volveré con los supresores y otras cosas, pero el lugar más cercano está muy lejos de aquí, me tomará un tiempo.
—Está bien, yo los cuidaré—. Mark asintió e ignoró las miradas molestas de los omegas dirigidas hacia él.
Entonces Jeno le dedicó una última mirada a Jaemin antes de desaparecer. Jaemin aspiró lo más sutilmente que pudo el aire que dejó la ráfaga de viento que dejó el vampiro al irse. Después, pensó en que no logró distinguir lo que expresó esa mirada que Jeno le había dedicado, pero parecía preocupado, abatido... Jaemin no estaba seguro en realidad, ni estaba seguro del por qué la mirada de Jeno parecía querer decirle tanto mientras que sus palabras no le decían nada.
—Jaemin, ¿estás escuchando? — Rió Chenle, sosteniéndole del brazo.
—No, lo siento, ¿qué pasó? — Jaemin salió de sus pensamientos y expresó su verguenza mediante el tenue sonrojo en sus mejillas.
—Vamos a buscar un refugio para la noche, tenemos comida en la mochila entonces comeremos al llegar, anda—. Dijo Jungwoo con su característica sonrisa gentil, entonces Jaemin asintió y caminó entre ambos omegas, intentando distinguir lo que conversaban Mark y Donghyuck delante de ellos mientras caminaban en busca de donde protegerse de la noche.
—¿De qué crees que estén hablando? — Decidió preguntar, sintiéndose realmente extrañado porque Donghyuck no parecía sentirse disgustado por el olor del vampiro.
—No lo sé, pero parece interesante, pero creo que es más interesante aún como no le repele su olor—. Chenle recibió asentimientos por parte de ambos de sus compañeros, pero se distrajeron del tema cuando sintieron al cuerpo de Jaemin temblar.
—Chiquito, ¿estás bien? — Preguntó Jungwoo, tocando la frente de Jaemin y la mueca de preocupación en su rostro no fue señal de un buen augurio.
—¿Qué sucede? — Donghyuck se volteó finalmente cuando sintió a través del lazo la angustia repentina de todos los omegas, cuya atención fue volcada en Jaemin.
—No... no lo sé. Creo que tengo escalofríos, y... — Sus palabras fueron interrumpidas por una sensación punzante en su vientre y las náuseas repentinas que le nublaron la vista, además del frio súbito que le hizo temblar. Gimió del dolor.
—Está ardiendo en fiebre, ¡Jaemin! — Chenle se adelantó a sostener el cuerpo de su compañero que había caído repentinamente, y Mark le sostuvo entre sus brazos despues de mirar a Chenle e indicarle con la mirada que cuidaría de él para conseguir que le soltase—. ¿Qué está pasando? ¿Por qué huele tan fuerte?
—No lo sé—. Respondió Mark, mirando a su alrededor con preocupación, pues el olor de Jaemin se intensificaba y, al tenerlo en sus brazos, sintió la forma en la que ardía en fiebre—. Díganme que tenemos más supresores.
—Hyuckie, busca en la mochila. Mark, camina más rápido, nosotros te seguimos—. Ordenó Chenle, cubriéndose la nariz por lo abrumador que era el olor a gardenias y coco en el aire—. Necesitamos encontrar refugio ya.
—¿Qué le sucede? — Preguntó Mark después de acelerar el paso, aun buscando con la mirada algún lugar apropiado con Jaemin murmurando desvaríos entre sus brazos, consumido por la fiebre.
—¡Encontré una! — Exclamó Donghyuck y se acercó al cuerpo de Jaemin, introduciendo suavemente la pastilla en su boca, después le ofreció un poco de agua de una pequeña cantimplora verde que también sacó de la mochila. Jaemin no dudó en ingerir la pastilla y, de un bocado, se terminó el agua en el recipiente.
—Creo que... creo que Jaemin está en celo—. Musitó Jungwoo, también cubriéndose la nariz con ambas manos e intentando que la mueca en su rostro no sea demasiado notable.
Después de un rato, encontraron lo que antiguamente había sido un hotel, entonces Mark subió a velocidad hasta el piso más alto y recostó a Jaemin en una cama. No pudo evitar observar la escena frente a sus ojos, pues Jaemin, recostado, murmuraba palabras que no lograba entender y se removía por la cama con ambas manos en el vientre, manteniendo los párpados apretados fuertemente. Realmente se preocupó por el omega, pero supo que no podía hacer mucho, entonces solo ayudó a los demás a subir. Sabía que necesitaba que Jeno volviese lo más pronto posible con medicina para ayudar al pobre cachorro retorciéndose en la cama.
—¿No se supone que se tomó dos pastillas supresoras? — Preguntó Mark, extrañado—. Solo funcionó para atenuar un poco el olor, pero sigue sin mejorar todo lo demás.
—No sé, nunca había sucedido algo asi antes—. Donghyuck suspiró en preocupación y cubrió su boca con ambas manos para ocultar el hecho de que había comenzado a morderse las uñas por los nervios.
—Yo sólo supe que eso puede suceder en un omega ante la ausencia de su alfa—. Relató Jungwoo, tomando asiento en algún mueble del lugar mientras sostenía su vientre—. Eso me sucedió cuando perdí a mi alfa, después mi cuerpo entendió que él ya no volvería entonces mejoré.
Chenle sostuvo la mano de Jungwoo y le dedicó una pequeña sonrisa, intentando darle fuerza para que siguiese hablando.
—Creo que logré calmarme porque sentía a una parte de él crecer en mí, a mi bebé—. Jungwoo sonrió, pero su sonrisa no expresó felicidad—. Pero, en fin, Jaemin no tiene un alfa, esto no tiene sentido.
—A-agua... a-agua, agua—. Rogó Jaemin, aun retorciéndose y temblando sobre la cama, apenas alcanzando a estirar el brazo. Bebió con efusividad una vez Donghyuck colocó el pico de la otra cantimplora en su boca, después le dio la vuelta a la toalla humedecida en su frente. El pedazo de tela también estaba hirviendo.
—¿Qué te pasó, Nana? — Donghyuck se expresó desesperado, retirando los mechones humedecidos de Jaemin de su frente mientras le miraba sin saber qué hacer. Entonces Jaemin abrió los ojos, mostrándolos dorados y animales.
Lo que Jaemin logró murmurar antes de desmayarse, no falló en helarles la sangre a todos.
—Neces... Necesito... Necesito a... Necesito a Jeno.
Chapter Text
El silencio se hizo una vez Jaemin se desmayó y dejó de murmurar desvaríos. Donghyuck se quedó quieto por un momento debido al shock, pero volvió a acariciar los húmedos cabellos de su amigo y a susurrarle que todo estaría bien mientras volvía a cambiar de lado a la toalla húmeda sobre su frente. No quiso alzar la mirada, pero sintió el disgusto de Chenle junto con el miedo de Jungwoo a través del lazo.
—Mark, ¿puedes ir a ver un poco más de agua, por favor? Creo que necesitaremos mucha—. Donghyuck alzó la mirada y únicamente la conectó con el vampiro en la habitación, dibujando una pequeña sonrisa que se asomó entre el mohín en sus labios. Mark solo asintió y se fue de allí.
—¿Cómo es posible que pueda necesitar a un vampiro en medio de su celo? — Preguntó Chenle con una mueca de asco en la cara unos minutos después de que Mark se haya ido. Donghyuck frunció el ceño, pues, aunque no le estuviese viendo, le resultaba obvio el veneno audible en sus palabras.
—Pero debe ser algo normal si es que es su omega, su lobo, su naturaleza quien se lo está pidiendo—. Defendió Donghyuck, manteniendo su ceño fruncido, pero aún evitando las miradas de sus compañeros. Sintió que no podía soportar que sintiesen disgusto por Jaemin, a quien él adoraba tanto.
—Realmente no lo sé—. Murmuró Jungwoo después de un momento en silencio—. Pero si es lo que su omega quiere, Jeno necesita volver pronto o Jaemin puede morir.
—Tal vez Jaemin se merezca la muerte por querer algo tan depravado y asqueroso—. Gruñó Chenle. Donghyuck tuvo que contenerse para no gritarle y para no llorar—. Yo me largo, esto es repugnante.
—Tranquilo, Hyuckie—. Jungwoo le consoló una vez Chenle se fue de ahí, azotando la puerta detrás suyo.
—Es que no debería tratar a Jae así—. Se levantó del suelo para tomar asiento al lado de Jaemin en la cama, quien mantuvo su respiración agitada y los párpados fuertemente cerrados.
—Entiéndelo, Hyuck. Sabes quienes asesinaron a su familia.
—Los mismos que mataron a su familia mataron a la mía, a la de Jae, y a la tuya, Jungwoo—. Murmuró Donghyuck cabizbajo, siendo su voz a penas audible, y cuando Jungwoo no supo qué responder, el moreno siguió hablando—. Pero es su lobo el que quiere esto, ¿viste sus ojos? Estaban dorados, animales. No escogió esto, nadie lo haría.
La voz de Donghyuck tembló al defender a su amigo, Jungwoo se dirigió hacia él en la cama para abrazarlo y agradeció que Mark haya llegado porque no tenía nada que decir, nada que explicar y ninguna duda que aclarar. Mientras Mark dejaba los recipientes de agua en el suelo y Donghyuck le agradecía, Jungwoo se dedicó a pensar: claro que se encontraba tan confundido como los demás, pues un omega solo estaba hecho para desear a un alfa, a su alfa, muy rara vez a un humano o un beta, ¿pero a sus enemigos naturales? ¿A un vampiro? Nunca. Al menos no que Jungwoo supiera. Tal vez si los vampiros no hubiesen destruido todas las bibliotecas o cualquier forma de acceder al internet, tendría algo en que apoyarse para al menos intentar buscar una respuesta, pero supo que solo se quedaría con las incógnitas hasta que los acontecimientos, por sí mismos, se encargasen de resolverlas.
—Esto me es insoportable—. Murmuró Mark, cubriéndose la nariz y frunciendo el ceño. Cuando ambos omegas miraron sus oscuros ojos tornarse en un carmesí intenso y brillante, supieron a lo que el vampiro se refería.
El olor de Jaemin era tan intenso que le causó sed por su sangre.
—Es mejor que me vaya, pero estaré cerca para protegerlos—. Mark miró a Donghyuck y apretó los puños a sus costados—. Tranquilos, nada malo les sucederá, lo prometo. Jeno volverá pronto y yo estaré merodeando.
Donghyuck suspiró, y se sintió avergonzado por la forma en la que su corazón dio un vuelco frente a la forma en la que los ojos de Mark brillaban con el iris enrojecido, no supo si fue el miedo u otro tipo de sentimiento en el que no quería pensar. Por la vergüenza, bajó la mirada hacia el suelo y allí es donde encontró una solución momentánea al problema. En una esquina yacía una pequeña mochila con la que Mark y Jeno acostumbraban a cargar.
Donghyuck se levantó exasperado y abrió la mochila, soltando un suspiro de alivio puro cuando notó que allí estaba una prenda de Jeno. Con las manos temblando y asustado de ver lo que sucedería, Donghyuck se aproximó hacia Jaemin y colocó cerca de su nariz aquella chaqueta negra.
Procuro no intercambiar miradas con Jungwoo cuando Jaemin, una vez percibió el olor, se afianzó con fuerza al pedazo de tela; cuando enterró la nariz en ella, gimió contento y esbozó una pequeña sonrisa en los labios, manteniendo todavía los ojos cerrados. Al menos, de aquella forma, parecía ser que Jaemin logró dormir en paz. Donghyuck volvió a remojar la toalla en la fuente de agua que Mark había traído y se la colocó en la frente. Después de un rato, notó que su fiebre por fin comenzaba a bajar y el sonrojo de sus mejillas también se atenuó, entonces suspiró aliviado y decidió quedarse sentado en la cama junto a Jaemin y Jungwo, quien no dejaba de acariciar su vientre. El moreno había notado que él hacía eso cada que encesitaba sentir que se podía apoyar de algo, se apoyaba de su bebé.
Las horas transcurrieron y el sol se puso, además de que el hambre les tocó la puerta también. Por suerte, tenían carne que los vampiros les habían ayudado a cazar y algunos tubérculos que Jaemin había cocechado y cocinado bajo la rápida hoguera que encendieron Mark y Jeno. Chenle solo volvió a la habitación donde todos estaban cuando había logrado olfatear que habían comenzado a comer, claro que se fue lejos, pero no tanto, porque si llegaban los otros vampiros a matarle, no tendría chance de sobrevivir si estaba solo, y Chenle realmente no quería morir.
Jaemin gruñó y se sentó con dificultad en la cama mientras alzaba la nariz al percibir el olor de la comida, aún sosteniendo con fuerza la chaqueta de Jeno entre sus dedos, manteniéndola apegada a su pecho.
—¿Pu-puedo? — Tartamudeó con la voz ronca y sombría, con la otra mano apretando su vientre por el dolor intenso y punzante que allí comenzaba y se extendía por todo su cuerpo. Su respiración se mantivo acelerada.
Donghyuck rápidamente le sirvió un poco de comida en una hoja grande que habían limpiado previamente, y observó a Jaemin atentamente mientras comía, cuyos pensamientos se sentían nublados y oscurecidos, siendo cualquier cosa opacada por la vocesita en su interior gritándole que saliese a buscar a ese vampiro cuyo olor por fin le había terminado de enloquecer. Jaemin tenía la espalda encorvada y leves gruñidos y gimoteos abandonaban su boca mientras se concentraba en comer, sus ojos nunca dejaron de ser dorados ni dejaron de observar atentos a su alrededor, como si esperaba que algo entrase por la puerta.
Excepto que todos sabían lo que Jaemin estaba esperando.
Intentó lidiar con el dolor debilitante que invadía todo su cuerpo, y dejó a un lado la prenda entre sus dedos para poder comer con ambas manos, pero se arrepintió de inmediato de aquella decisión, pues cuando sintió la lejanía del olor de Jeno, a su cuerpo lo invadió una oleada de pánico y angustia, acompañado del dolor en el corazón y vientre que se intensificó tanto que le hizo ver estrellas y marearse, entonces le provocó una arcada. Donghyuck se levantó rápidamente a extenderle una cubeta en las que Mark había traido agua y allí Jaemin regurgitó lo poco que había en su estómago entre lloriqueos y balbuceos. Sus ojos lagrimearon y su rostro se deformó en una mueca de puro dolor y agonía.
—Ya no... ya no puedo, ya no puedo más—. Murmuró, sintiendo como el sudor empapaba su frente e intentando no apartar las manos suaves de Donghyuck secándole la piel mojada y limpiándole la boca manchada de vómito. Bebió el agua que le ofreció y masticó las hojas de menta que Haechan colocó en su boca. Sintió a su cuerpo temblar y una nueva punzada de dolor en su corazón y su vientre le hicieron volver a temblar, pero usó toda su fuerza para alcanzar a la prenda de Jeno y, cuando logró colocarla cerca de su rostro para olerla, por fin su cuerpo se relajó, el dolor dejó de ser tan intenso y volvió a caer desmayado en la cama.
Nadie le había ayudado por el shock, Jaemin no recordaba haber dicho nada más, pero todos escucharon claramente la forma en la que balbuceaba cuanto necesitaba que Jeno aliviase su dolor, que el olor del vampiro era como su única medicina efectiva y la forma en la que anhelaba que llegase por fin para ponerle un final a su agonía, antes de desfallecer.
La noche cayó y la única forma de mantener a Chenle en silencio sobre el asco que Jaemin le causaba fue cuando Jungwoo intentaba desviar el tema de conversación, lográndolo cuando hablaba de lo bueno que era Chenle en distinguir qué frutos no eran venenosos y lo bueno que era sintiendo cuándo un animal estaba cerca. Claro que Donghyuck se unió a la conversación, todo para evitar gritarle a Chenle porque Jaemin no se merecía nada de lo que estaba pasando; estaba convencido de que no había elegido todo lo que le estaba sucediendo.
La conversación fue interrumpida cuando Jaemin se levantó bruscamente y sus dorados ojos se abrieron de par en par, clavando la mirada en la puerta mientras le daba una brusca bocanada al aire por la nariz, al mismo tiempo que su respiración se apresuró. Sus manos se afianzaron con fuerza a las sábanas desordenadas del colchón y su corazón latió acelerado y su respiración se mantuvo ansiosa, los demás le miraron confundidos, pero entendieron lo que había sucedido cuando el aroma de Jeno se hizo perceptible y después le vieron entrar por la puerta.
—Volví, ¿me perdí de algo—. Dijo Jeno, mostrando la tela en sus manos con la que había hecho una bolsa improvisada para guardar las medicinas que logró conseguir. Jeno frunció el ceño, confundido cuando vio a Mark contener la risa y a Chenle mirándole con asco, bueno, más de lo usual.
Mark sólo salió de la habitación entre risas y le dio unas palmadas en el hombro, y fue ahí cuando se percató de lo fuerte que era el olor de Jaemin, además de la intensa forma en la que le miraba directamente a los ojos. Miró a Donghyuck confundido en busca de alguna respuesta, no obstante, él también estaba mirando a Jaemin, pero con miedo.
—¿Qué le sucede? — Preguntó Jeno después de un momento en silencio mientras se cubría la nariz para evitar sucumbir ante la intensa sed que le causó el olor de las feromonas de Jaemin. Pudo jurar que se intensificaron en el instante en el que él había llegado, y no se equivocó. Jaemin enterraba las uñas en el colchón, llegando a atravesar la fina y añejada tela de la sábana bajo su cuerpo. Respiraba cual animal, se notaba lo mucho que se le estaba dificultando controlar su respiración en el vaiven de su pecho que subía y bajaba por lo agitado que estaba.
—Cuando te fuiste... —Comenzó a hablar Donghyuck, tragando duro antes de continuar—. Creo que a Jaemin se le desató tu celo y...— Suspiró, evitando la atenta mirada del vampiro sobre él—. Te necesita. Te necesita cerca o puede morir.
—¿Qué? — Alcanzó Jeno a decir después de lo que la voz quebrada de Donghyuck le murmuró. Devolvió la mirada a Jaemin y notó que en su rostro se encontraba una mueca de dolor y sus ojos le gritaban que le necesitaba cerca, su boca se mantuvo abierta y en silencio, solo dejando escapar suspiros leves y algunos gruñidos también. Miró sus nudillos enblanquecidos por la fuerza ejercida al apretar la tela hecha trizas bajo su tacto. Jeno sintió a su corazón muerto removerse entre su pecho cuando notó a sus mejillas sonrojadas y a sus piernas temblar. Se obligó a no respirar porque sabía que Jaemin estaba liberando conscientemente sus feromonas para atraerle, aunque no estuvo seguro si era Jaemin o su omega, aquella parte irracional instintiva de su cabeza y su corazón quienes se lo pedían.
—Jeno...— Musitó Jaemin, sacando al vampiro de su trance. Su voz usualmente era grave y profunda, pero esta vez sonó dulce y tenue. Jeno se sintió vibrar.
—Jeno, nosotros tampoco sabemos qué sucede, pero él te necesita cerca—. Pidió Jungwoo y Jeno maldijo por lo bajo por lo persuasivos que eran los omegas.
—No, él me detesta, seguramente está confundido o algo por el estilo—. Jeno tropezó con sus palabras mientras recordaba la forma furiosa en la que Jaemin le miraba y cómo escuchaba que su corazón se aceleraba cada que Jeno estaba cerca. Había presenciado tantas cosas a lo largo de los años que rara vez podía sentirse sorprendido por algo, pero la forma en la que Jaemin se removía incómodo y demostraba desesperación mezclada con necesidad en los ojos mientras gruñía, definitivamente ennervó al vampiro, quien dejó la bolsa en el suelo, dio un paso adelante, hacia la cama donde estaban los omegas, pero se alejó de inmediato, agitando rápidamente la cabeza de un lado a otro—. No, están locos si creen que lo haré.
—Jeno, por favor—. Rogó Donghyuck, levantándose y acercándose hacia él. Jeno pudo ver sus ojos llenos de lágrimas y su labio inferior temblando—. Jaemin puede morir, no puedo perder a alguien más, por favor, te ruego que sólo te sientes junto a él, por favor, Jeno, Jaemin es mi única familia.
Jeno suspiró abatido, tensando su cuerpo junto con su ceño ya fruncido. No entendía qué era lo que tenía Jaemin y su manada que lograban ablandar al vampiro, quien siempre reconoció que, después de tanto tiempo viéndose obligado a ser un asesino para no morir, había perdido su humanidad y se había convertido en un monstruo deambulante disfrazado por la piel de lo que parecía un humano, pero en realidad no lo era. Ni siquiera le causaba conflicto el ser de esa forma, bueno, al menos ya no después de unos siglos de lamento, pero toda la empatía que pensó haber perdido, regresó a forma de una ola brusca de mar que le golpeó de frente y le hizo tambalearse en su firmeza. Jeno miró una última vez a los ojos llenos de lágrimas de Donghyuck y se dirigió hacia la cama, ignorando como Jungwoo se levantaba asustado de allí.
Jaemin experimentaba leves espasmos en las piernas y los brazos, pues él, con todas sus fuerzas, se estaba deteniendo a si mismo de extenderse y tirarse encima del vampiro que se acercaba a una velocidad tortuosamente lenta hacia él. La ira que sintió por la forma en la que su omega le dominaba tanto se esfumó una vez percibió el aroma de Jeno tan cerca que volvió a soltar un gemido gustoso mientras cerraba los ojos y sus facciones se relajaban, sus manos soltaron la sábana y abrió la boca para soltar un sonoro suspiro una vez sintió la sombra de Jeno cubrir su cuerpo.
—¿Y qué carajos se supone que debo hacer? — Murmuró frustrado, más para si mismo que para los dos omegas que sí podían hacer el uso de sus facultades mentales.
—Si puedes, abrázalo, Jeno, necesita sentir que le estás protegiendo—. Respondió Jungwoo, intentando camuflar su miedo mediante la tranquilidad que expresó en su voz, sosteniendo su vientre abultado mientras caminaba lejos de la cama. Jeno también tenía miedo, se sentía confundido y fue evidente su sentir en la mueca de su rostro y lo titubeantes que fueron sus movimientos. No supo qué más hacer, entonces colocó una mano sobre la mejilla hirviendo de Jaemin, quien ladeó la cabeza en dirección a su roce y sonrió extasiado por lo bien que se sentía la diferencia de temperatura entre ambos.
—Será mejor que nos vayamos—. Jungwoo volvió a hablar, dirigiéndose a Donghuck, sosteniéndose de su brazo cuando vio que Jaemin se apartó del roce de Jeno y acomodó la tela sobre la cama, Jungwoo supo que Jaemin estaba anidando. El moreno se negó y en sus ojos Jungwoo pudo observar el miedo que tenía de que, si le dejaba solo con el vampiro, él pudiese hacerle daño, entonces solo negó levemente mientras acariciaba la piel de Donghyuck—. Él no le hará nada, Hyuckie, tranquilo.
Jeno no supo qué era lo que habitaba en su mirada para que solo eso bastase para transmitirles suficiente seguridad a los omegas, tanto para que se marchasen ambos de la habitación. Cuando estuvo solo con Jaemin, el vampiro tuvo que suspirar y cerrar sus ojos para controlar un poco su sed, y ahora que estaba solo y nadie iba a lograr discernir lo que ocultaba bajo la indiferencia, también intentó controlar el latente deseo que sentía por ese omega que ordenaba las sábanas y... ¿esa era su chaqueta? bueno, no importaba. Nada le interesó cuando escuchó a aquella voz dulzona y profunda susurrarle:
—Jeno... necesito... te... te necesito—. Fue lo que bastó para que Jeno ceda y se recueste en la cama junto con Jaemin, quien buscó desesperado hundir el rostro en el cuello frío del vampiro, allí fue donde tomó una bocanada de aire por la nariz, seguido de un gemido contento mientras permitía que sus manos se aferren delicadamente a la tela de la camisa pulcra de Jeno, arrugándola en el proceso. Cuando vio la forma en la que Jaemin sonrió, mostrando su bella hilera de dientes y sus sonrojadas mejillas abultadas, Jeno sintió como si su sangre hubiese vuelto a correr por todo su cuerpo, sintió -aunque supo que no era cierto- como si su corazón hubiese vuelto a latir.
Jeno rió sin diversión alguna. Se sentía asfixiado por el olor del omega y por la sensación hormigueante en sus manos cada que hacía contacto con aquella piel caliente, le costó mantener cordura alguna cuando sintió los labios resecos de Jaemin pasearse por su cuello y a sus debilitadas manos aferrándose con la fuerza que le quedaba a su camisa. Jaemin se sentó a horcajadas sobre él y relajó su cuerpo una vez el vampiro le acarició la espalda.
Desde aquella posición, Jeno pudo observar vagamente como la estrecha cintura de Jaemin desembocaba en sus caderas gruesas y firmes, también pudo observar parte de sus muslos. Desvió la mirada al techo de inmediato, suspirando pesadamente y cerrando con fuerza los ojos al intentar pensar en literalmente cualquier otra cosa para no hacer lo que su mente le rogaba que hiciera. Sabía que Jaemin estaba bajo el extraño efecto de alguna clase de droga que su mismo cerebro creaba, no iba a aprovecharse de él en ese estado.
Por más de que quisiera hacerlo con todas sus malditas fuerzas.
Jeno se acomodó sobre la cama para recostarse sobe ella, el omega también se acomodó y recostó el rostro sobre su pecho y subió su pierna sobre las de Jeno, manteniendo su agarre firme pero delicado, así demostrando lo bien que se sentía aquella cercanía. El vampiro tuvo que esforzarse para intentar recordar cómo rezarle a Dios y a todos los santos para distraerse y para alguna forma pedir la fuerza para mantener el control y no hacer todo lo que quería hacer con ese omega, probar su sangre estaba entre una de ellas y era la que no le costaba tanto admitir. Claro que no lo haría, pero pensar en hacerlo de vez en cuando no estaba mal, ¿cierto?
Jaemin le sacó de sus pensamientos de un tirón cuando sus labios se posicionaron sobre el cuello frío de Jeno y allí besó delicadamente, pero con devoción. Jeno pensaba que estaba muerto, por ello fue que no le encontró explicación alguna a la forma en la que sintió a su piel cosquillear por el tacto dulce de los labios del omega y cómo aquel cosquilleo se extendió por todo su cuerpo. Tal vez lo único que había muerto era su corazón y algunos otros órganos, pero su sistema nervioso seguía vivo de alguna forma, pues aquel sentir que envió por todo su cuerpo el roce de los hermosos labios de Jaemin no tenía otra explicación.
—Jaemin, no hagas eso—. Ordenó con su voz ronca. Tuvo que volver a intentar rezar cuando, al girar la cabeza, se encontró con los ojos dorados y brillantes de Jaemin que parecían tan desconcertados y dolidos por el pedido, junto con sus brillantes y enrojecidos labios, porque lo único que quiso hacer era... no. No lo admitiría.
—Jeno, por favor, por favor—. Su voz que inició a penas y sonando, terminó en un hilo de aire que abandonó su garganta mientras Jaemin dirigía su cuerpo un poco más hacia el rostro de Jeno, manteniendo la mirada fija en sus labios. Sus ojos se cerraron de a poco y cuando Jeno miró su rostro, suspiró pesadamente, lo que le arrancó a Jaemin una sonrisita tenue.
—Jae, no, no sabes lo que haces—. Murmuró Jeno, peligrosamente cerca de los labios del omega, labios que moría por probar, aunque fuese la primera vez que lo admitía incluso en sus pensamientos. El vampiro sabía que era un monstruo, pero no esa clase de mosntruo, esa clase que se aprovecha de la vulnerabilidad de alguien para hacer de las suyas, no lo haría ni en un millón de años, peor con Jaemin. Supuso que el celo le hacía sentirse drogado y fuera de sus cabales, supo que no tenía forma de consentir haciendo el uso completo de su razón. Escuchar los latidos desbocados del corazón de Jaemin cada que sus labios afianzaban cercanía, acelerándose su latir ante mínimo roce hicieron a sus pensamientos nublarse. Jeno giró la cabeza para alejarse de Jaemin, soltando un pesaado suspiro después.
—Eres el único que puede aliviar mi dolor—. Jaemin afianzó el agarre sobre la camisa, ahora arrugada por todos lados, de Jeno, mirándole por entre sus pestañas mientras ellas revoloteaban al parpadear. Jaemin siguió acercándose a su rostro, sin importarle que Jeno se alejaba, también, movió levemente sus caderas sobre el regazo de Jeno para aliviarse contra el cuerpo del vampiro, lo que les hizo a ambos gemir por lo bajo. Las mejillas del omega se sonrojaban un poco más cada que sentía a las frías manos del vampiro pasearse lentamente por su cuerpo, tocándole con una cautela enloquecedora.
Jeno se levantó y se apartó a si mismo con tanta fuerza que su propio cuerpo estampó bruscamente con una de las paredes de la habitación. Escuchó a Mark a lo lejos preguntar si todo estaba bien, solo le respondió que sí. Jaemin le miró confundido, apoyando ambas manos en el colchón mientras ladeaba la cabeza hacia un lado en símbolo de su confusión, manteniendo los labios entreabiertos de donde escapaba su agitada respiración. El vampiro solo se acercó al omega cuando notó que aquellos dorados ojos se llenaban de lágrimas y su rostro adquiría una mueca de dolencia.
—Hey, lo siento, no llores—. Pidió Jeno, acunando el rostro caliente de Jaemin entre sus manos frías—. No estás pensando claramente, mejor intenta dormir, ¿sí?
—Está bien—. Obedeció Jaemin, pues todo en su interior le rogaba a gritos que tenía que complacer con lo que sea que el vampiro quisiera, entonces se acomodó junto al cuerpo de Jeno una vez él volvió a recostarse sobre la cama y, pegando suavemente los labios sobre su cuello, respirando de forma apacible, Jaemin logró dormir.
La mente de Jeno fue un torbellino por el resto de la noche.
Notes:
este cap salió largo, ¿sí fue entretenido?
Chapter Text
A Jaemin le costó despegar los ojos, su cuerpo se sentía liviano a morir, recordaba vagamente el haber sido despertado en la madrugada con una pastilla siendo colocada en su boca y una promesa susurrándole que, de aquella forma, se sentiría mejor. Tenía la piel levemente pegajosa por el sudor, supuso que se enfermó gravemente, pero estaba completamente seguro de que seguía vivo, eso o que definitivamente había ascendido al cielo. La idea no le molestó, pues el calor de su cuerpo era balanceado deliciosamente con lo frío y suave sobre lo que se encontraba recostado, junto con el inefable aroma invadiendo sus fosas nasales de forma sutil y notoria, además de la increíble sensación de una mano fuerte sosteniéndole firmemente por la cintura. Todo aquello le hizo soltar un gemido contento y acurrucarse un poco más en la cama.
Se enfocó por un momento en aquel aroma, mismo que lo había enloquecido desde la primera vez que tuvo el placer de percibirlo, entonces en ese mismo instante sus neuronas hicieron una clase de cortocircuito mientras sentía lo equivalente a una cascada de agua helada cayendo por su cabeza cuando cayó en cuenta de...
¿Jeno no era el que olía así?
Sus ojos se abrieron abruptamente y se sentó sobre la cama, llevando una de sus manos a su boca debido al puro asombro y miedo que sintió cuando sus ojos conectaron con los de ese vampiro recostado allí junto a él. No tardó en percatarse de que se había encontrado felizmente acurrucado contra Jeno hacia un par de segundos atrás. Antes de que él pudiese hablar, Jaemin le interrumpió con un grito perturbado y furioso:
—¿¡Qué mierda me hiciste?! — Protestó a gritos, parándose de la cama de forma tan abrupta que su campo visual fue nublado por una bruma negra pero extrañamente brillante, lo que causó que su cuerpo se tambalee inevitablemente mientras juntaba los párpados con fuerza y buscaba de donde sostenerse.
—No te levantes así, estás medicado—. Jeno dijo con tanta tranquilidad que enfureció a Jaemin. El vampiro se sentó lentamente sobre la cama y, por alguna razón, la perfecta postura de su espalda hizo que la furia en su corazón se intensificara.
—¿Me drogaste? ¡¿Qué me hiciste?! — Volvió a gritar, palpando su cuerpo de forma angustiada, como si así fuese a encontrar respuesta alguna.
—Deja de gritar—. Jeno se levantó, eso es lo único que Jaemin logró ver antes de sentir aquella gélida mano posarse sobre su cuello y apretarle levemente cuando él estuvo parado frente suyo, después sintió su propio cuerpo tocar una pared y, la sensación de esos dedos envueltos alrededor de su garganta junto con la cercanía de Jeno a su cuerpo, hizo que el de Jaemin tiemble, además de que sus mejillas se sonrojaron y su corazón continuó latiendo furiosamente, aunque ya no debido al miedo.
—¿¡Qué le estás haciendo!?— El grito de Donghyuck se escuchó esta vez, seguido por un empujón brusco que le proporcionó al vampiro para apartarle de Jaemin, objetivo que logró. Una vez Jeno estuvo lejos, Jaemin notó los ojos miel de su compañero enrojecidos por las lágrimas que, inminentemente, rodarían por sus mejillas.
—No le hice nada, pero en serio necesitan cerrar la maldita boca. Si hay un vampiro a veinte kilómetros de aquí, nos va a escuchar—. Murmuró Jeno, fastidiado, bajo las miradas de los otros dos omegas que habían entrado a la habitación, también preocupados por el ruido y los gritos. Escuchó a Chenle preguntar extrañado qué era un kilómetro y a Jungwoo explicárselo por lo bajo, lo que le hubiese hecho reir bajo otras circunstancias, pero ahora, sabía que su mal humor iba a durar siglos, pues parecía que el celo era lo equivalente a un borra memorias para los lobos. Saber que Jaemin no se acordaba de nada... le dolió.
Jaemin cayó en cuenta de que su cuerpo se sentía liviano y que no había soñado con nada lo suficientemente aterrador como para que le haya despertado en medio de la noche, entonces, muy en contra de lo que hubiese querido hacer, decidió defender a Jeno.
—Tranquilos, no pasó nada, solo quería que me calle. No debemos bajar la guardia—. Al hablar, volvió al tono susurrante usual que habían acostumbrado a mantener a lo largo de los años. Jaemin se avergonzó al darse cuenta de que sus acciones contradijeron a sus palabras, ¿no había sido él mismo quien despertó junto a su enemigo natural sin siquiera recordar cómo había llegado allí?
—Chicos—. Esta vez fue Mark quien entró a la habitación, luciendo extrañamente agitado, también susurrando—. Percibí el aroma de unos vampiros cerca de aquí.
—¿Reconociste el olor? — Jeno cuestionó, ahora alerta, aspirando el aire a su alrededor con la esperanza de notar algún aroma ajeno al de ellos. Jaemin sintió que se puso más pálido que los dos vampiros y le invadió el pánico cuando vio a Jeno deformar sus facciones en una mueca de miedo y desconcierto una vez Mark asintió lentamente.
—No era Jaehyun—. Jaemin sintió alivio nada más porque Jeno se destensó un poco ante la afirmación de Mark—. Pero olí a Taeyong y... a Yuta.
—Mierda—. Después de un momento en silencio, Jeno alcanzó a murmurar aquella maldición. Pasó sus dedos a través de su cuero cabelludo mientras dirigía la mirada hacia el suelo. Jaemin volvió a tensarse, alternando la mirada entre los dos vampiros y sus compañeros, quienes lucían asustados y confundidos, y con justa razón, pues no tenían la menor idea sobre las personas que Mark mencionó, pero por la forma en la que ambos vampiros reaccionaron ante su mención, supieron que su cercanía no podía ser un buen augurio.
—¿Qu-quiénes son? — Jaemin agradeció que fue Chenle quien se aventuró a preguntar. Todos los ojos se posicionaron sobre Mark cuando respondió.
—Taeyong es muy cercano a nuestro líder, es uno de los vampiros rastreadores, casi tan bueno como Jeno. Supongo que volvió de la expedición y por eso el maestro le pidió que rastree a Jaemin cuando Jeno no regresó, o tal vez mandó a buscar a Jeno, no lo sé—. Su voz sonó como un quejido y Jeno murmuró maldiciones por lo bajo mientras se cruzaba de brazos y apoyaba su cuerpo en la pared, frunciendo el ceño y manteniendo la mirada baja—. Yuta es... un alfa.
—Eso debe ser bueno, es uno de los nuestros—. Jungwoo no tenía seguridad ni esperanza en su voz al intervenir, pues supuso que el poco entusiasmo de Mark no podía significar nada bueno, sin embargo, sintió que podía engañarse a si mismo con sus propias palabras.
—No. Él es un vampiro, y cuando los alfas se convierten es como si perdiesen la puta cabeza y se transforman en una clase de máquina de matar—. Jeno suspiró y conectó su mirada con la de Jaemin, quien odió la forma en la que su corazón se aceleró cuando, entre la desesperación, notó un deje de preocupación en los orbes carmesí del vampiro posicionados sobre él.
—Sí, yo lo he visto—. Murmuró Donghyuck, sonando sombrío—. Es imposible defenderse de ellos.
Jaemin se acercó a Donghyuck con el objetivo de consolarle un poco, pues sabía los detalles de lo que le había sucedido a su familia. Una vez tuvo al omega olor canela en sus brazos, entre el silencio se escuchó un muy pequeño estruendo, casi imperceptible para ellos, sin embargo, por la reacción de ambos vampiros, quienes hasta se sobresaltaron, supuso que su sentido de audición era mucho más intenso que el común. A Jaemin se le heló la sangre por completo cuando notó que ahora Jeno y Mark parecían asustados.
Jeno alzó el mentón y cerró los ojos al aspirar profundamente el aire, después despegó los párpados abruptamente y, al colocarse el índice sobre los labios, les indicó a los demás que permanecieran en silencio. Lentamente, frunció el ceño y, dirigiéndole la mirada a Mark, delatando angustia en su níveo rostro, negó lentamente. Mark lució abatido y miró a los omegas, quienes intercalaban miradas entre ellos, confundidos e intentando olfatear también, sin lograr percibir nada más que sus propias feromonas inhibidas por la medicación y los olores de los vampiros.
—Están cerca, vienen hacia acá y están destruyendo todo a su paso—. Jeno farfulló, después de un largo momento en silencio en el que desesperadamente buscaba darle otro significado a lo que olfateaba y escuchaba en la lejanía. Se rindió cuando asimiló que aquello era imposible—. Escucho que están prendiendo fuego edificaciones, no les escucho hablar, huelo que se acercan, y no están yendo a paso lento.
—Bien, vámonos—. Mark asintió, sin rastro de su usual gesto gentil y leve sonrisa en los labios, solo preocupación, mientras salía de la habitación y subía las gradas del edificio en el que se encontraban, mismas que rechinaban ante mínimo movimiento. Claro que eso era un problema, sin embargo, no tenían otra alternativa.
Mientras procuraba ignorar la forma en la que sus músculos le resentían el movimiento después de casi todo un día en cama, Jaemin rogó en sus pensamientos que el entrenamiento con el que Jeno y Mark les habían preparado sea suficiente para vencer a un vampiro y a un híbrido, procuró recordar la forma en la que ambos les habían enseñado a golpear, a esquivar, y a estar siempre alertas, pues la velocidad de los vampiros alcanzaba tales cifras que solían ser imperceptibles sus movimientos ante el ojo humano.
"Lo único que pueden hacer es arrancarles la cabeza, después las extremidades y asegúrense de quemar los restos" Al recordar la voz de Jeno, gélida y segura, hablando como si estuviese contando cualquier cosa mientras le sostenía los puños a Chenle para enseñarle a moverse, Jaemin sintió un escalofrío helarle la espina dorsal. Dirigió la mirada hacia Donghyuck, quien estaba pálido y tembloroso mientras miraba al suelo, después miró a Chenle, quien tenía el ceño fruncido mientras ayudaba a Jungwoo a subir, después, le miró el vientre. Se veía enorme, hasta le resultaba cómico y hubiese reido si no estaría temblando del miedo, pues, aparte de que sabía que los vampiros que querían matarlo estaban cerca, la idea de que Jungwoo pronto daría a luz no le abandonó la cabeza. Temió por él y por su bebé. Supuso que Chenle estaba pensando lo mismo, eso junto con el incesante reproche hacia Jaemin por poner a Jungwoo en peligro, solo que ya no lo decía en voz alta porque hablar, literalmente, les pondría en riesgo.
Un estruendo le sacó de sus pensamientos y sintió un tenue alivio cuando notó que fue Jeno el causante, pues estaba golpeando el techo para poder salir a la azotea. Continuó golpeando a puño cerrado el techo hasta que el hueco en el concreto fue lo suficientemente grande como para permitir que un humano pase por ahí. Jeno les indicó a los omegas, uno por uno, que se acerquen a él para ayudarles a subir al techo, Jaemin se sorprendió cuando sus compañeros obedecieron sin chistar ni titubear. Cuando Jeno conectó la mirada con la suya, alzó los dedos y los flexionó para indicarle que quería que se acerque, Jaemin negó apresuradamente. No quería que Jeno le tocase, no otra vez.
—Ven—. Susurró Mark, colocando una mano sobre su espalda para guiarle hacia la salida y, cabizbajo, se dejó ayudar por él. Entre el esfuerzo para subir y el miedo que parecía no querer abandonarle, logró ignorar el gruñido que soltó Jeno cuando Mark le tocó.
Fue sorprendido por una fuerte ráfaga de viento que le hizo temblar, junto con el golpe cegador del sol de media tarde. Abrazó su propio cuerpo y se dirigió hacia los otros omegas en el techo, diciéndoles con la mirada lo asustado que estaba y cuánto se seguía odiando a si mismo por el hecho de que, todo lo que estaba sucediendo, era su culpa, por su descuido. Jaemin no era un tipo pequeño, de hecho, sus compañeros usualmente le encargaban las tareas relacionadas con la fuerza por sus músculos prominentes escondidos debajo de la ropa, sin embargo, una vez Jungwoo le abrazó, se sintió tan pequeño, flacucho y vulnerable como un tísico niño desnutrido.
Después de un rato olfateando el aire, Jeno apuntó con su índice la dirección en la que se dirigirían. Todos corrieron con la adrenalina a flor de piel, tratando de no tropezar al saltar entre los techos de las añejadas edificaciones bajo sus pies. Mark era quien sostenía a Jungwoo y le ayudaba a saltar, e incluso eso parecía ser demasiado esfuerzo físico para el omega, quien se encontraba agitado y con los ojos levemente dorados por el esfuerzo, el miedo y la adrenalina.
Jeno se detuvo en seco después de lo que pareció una eternidad corriendo, y, frunciendo el ceño, se acercó hacia los omegas.
—¿Pueden controlar la respiración y el pulso? Es demasiado ruidoso, nos van a encontrar si siguen así—. Bramó Jeno, con el ceño fruncido y los músculos tensos.
—¿Pulso? — Preguntó Donghyuck.
—El latido de nuestros corazones, Hyuckie—. Explicó Jungwoo, intentando hablar bajo entre su propia agitada respiración.
Mientras Jaemin intentaba calmarse un poco, las palabras de Jeno no abandonaron su cabeza... lo que había dicho significaba que podía escuchar a su acelerado corazón cada que la cercanía se establecía entre los dos, cada que sus miradas se encontraban y cada que su piel tocaba la fría contraria. Frunció el ceño y apartó la mirada hacia un lado, y hubiese seguido refunfuñando por lo bajo si es que sus ojos no se hubiesen encontrado con el motivo de su miedo, con el símbolo de su perdición.
Miró frente a él a la muerte: a lo lejos, estaban otros dos vampiros, uno cuyo olor era nauseabundo, olía a muerte y a condena. El olor del otro era levemente fragante, como si un lobo estuviese escondido entre la muerte, pero el aroma a vampiro era mucho peor, incluso más fuerte que el del otro vampiro allí estático a lo lejos. Su visión fue rápidamente obstruida por un cuerpo posicionado frente a él y su corazón se alivió cuando notó que el aroma de Jeno estaba cerca. Él estaba ahí para protegerle. Instintivamente, buscó con la mirada a sus compañeros, quienes ya habían notado a los otros dos vampiros a lo lejos, cuyas figuras eran a penas distinguibles por la distancia.
Jaemin sintió tanto pavor que quería vomitar, en especial cuando los dos vampiros comenzaron a acercarse a ellos, lentamente, como si quisieran jugar con ellos. Tensó sus puños y sus músculos, listo para hacer lo que sea que fuese necesario, aunque su fuerza flaqueó cuando notó que uno de ellos tenía una clase de bozal metálico cubriéndole la boca, no tenía ropa en el torso y aquel bozal estaba atado con una cadena que el otro vampiro sostenía.
—Taeyong, ha pasado tiempo—. Saludó Jeno una vez esos dos vampiros se encontraban a unos tres edificios de distancia de ellos. Jaemin notó que Jeno, con ayuda de su mano escondida detrás de su espalda, le indicaba que se dirija hacia sus otros compañeros omegas, entonces eso fue lo que hizo, lento y sigiloso, procurando que los latidos de su corazón no le traicionaran.
—Así que... traicionando a los tuyos por un cuarteto de perros—. Rió Taeyong, saltando hacia el edificio en frente suyo acompañado de quien estaba encadenado a él, después, caminó con lentitud nuevamente, como si no hubiese prisa, como si fuese a arrancar una flor de un arbusto, como si fuese la tarea por la que estaban allí fuese un objetivo sumamente fácil de cumplir. Jaemin enfocó la mirada en la flor blanca que yacía en el bolsillo del traje de ese vampiro.
—No, también les acabamos de encontrar—. Mintió Jeno entre dientes, y sus palabras fueron respondidas de inmediato por una carcajada sin diversión por parte de Taeyong, quien ahora se encontraba parado en el filo del edificio junto a Yuta.
—Nunca has sido bueno mintiendo, Lee. Y también acompañado por Mark. Sabía que era uno de los defectuosos—. El aludido frunció el ceño y miró a Donghyuck cuando ambos vampiros saltaron para ahora pisar el techo en el que ellos se encontraban. Jura que intentó evitarlo, pero el corazón de Jaemin latió desbocado, además de que le resultó sumamente curiosa la forma en la que Yuta parecía estar murmurando desvaríos que no logró entender, acompañados de una mirada perdida y aparentemente enloquecida. Taeyong comenzó a quitarle el bozal a Yuta, igual de lento como sus otras acciones, ahora dibujando una divertida sonrisa en sus labios—. Entonces... ¿a quién deberíamos matar primero?
Las piernas de Jaemin flaquearon, un suspiro se ahogó en su garganta y sintió como si su corazón se detuvo cuando, como si anticipara algo que ellos no podían ver, Mark les gritó desesperadamente que huyan. Al correr, Jaemin se percató de que Jeno había golpeado a Yuta con tal fuerza que el híbrido se arrastró por los edificios hasta caer al suelo acompañado con un ruido ensordecedor.
Cuando vio a Taeyong cerrar los puños, Jaemin supo que la muerte le susurraba al oído que se fuese con ella sin protestar.
Notes:
¡HOLA! Sé que demoré más de lo usual, lo siento mucho, andan pasando cositas en mi vida, además de que me enfermé tan mal que al intentar escribir, seguir las palabras con la mirada literal me causó dolor en los ojos, aparte de que cuando revisé lo que escibí al día siguiente noté que estaba tan mal hecho que mejor decidí esperar a estar mejor JAJAJAJ.
En fin, quería agradecer por las interacciones en comentarios y kudos que ustedes dejan en mi historia, ¡Muchísimas gracias! No tienen idea la motivación que me dan y lo lleno que hacen sentir a mi corazón al notar que hay personitas que disfrutan de lo que yo amo hacer, escribir. ¡Muchas gracias de nuevo por sus kudos y comentarios! Espero les guste este capítulo tanto como a mi y que sus vidas sean bellas y tranquilas.
Nos vemos muy pronto, y STREAM BEAT IT UP!!!
Chapter 9: IX
Chapter Text
Seguramente debió haber muerto, pensó Jaemin mientras se echó a correr después de que Donghyuck le haya agarrado de la muñeca para tironear de él y se le achicaba el corazón mientras veía la forma en la que Chenle intentaba ayudar a Jungwoo. Temió lo fuerte que Jeno era, pues la forma en la que Yuta salió volando y el sonido del impacto en el suelo le heló la sangre. Todo se sentía pasar en cámara lenta, como si ningún detalle se le escapase de la mirada, como si es que la adrenalina agudizaba cada uno de sus sentidos mientras corría con todas sus fuerzas y el corazón le palpitaba en los oídos.
Por ello, logró tomar una respiración profunda y encerrar las manos en puños cuando Taeyong se paró frente a él, intentando evitar que el aroma a muerte le marease. Alzó la mano con el objetivo de darle un golpe, sin embargo, él fue más rápido al esquivarlo, lo que hizo que el cuerpo de Jaemin se tambaleara. Taeyong colocó su nariz helada sobre el caliente y palpitante cuello de Jaemin y, antes de que pudiese reaccionar, Mark le tacleó con tal fuerza que, al caer al suelo, el techo de concreto del edificio se agrietó.
Temió atravesarlo cuando el piso tembló bajo sus pies y su corazón se detuvo por un segundo cuando Donghyuck se le lanzó encima a Taeyong, quien forcejeaba con Mark ahora en el suelo y las manos resaltando las venas de Haechan intentaban, literalmente, arrancarle la cabeza al vampiro. Gruñía por la fuerza que hacía y Jaemin corrió hacia ellos, a ayudar a su compañero a quitarle a Mark el vampiro de encima. Lo lograron mediante tirones e intentando esquivar golpes, ahora Taeyong soltó a Mark y se encontraba desplomado en el suelo, forcejeando con ambos omegas sobre él.
A Jaemin impresionó la fuerza de aquel vampiro de traje y ver la flor blanca en su bolsillo le paralizó por un momento, lo suficiente como para darle oportunidad a Taeyong para empujar a Donghyuck y a si mismo de encima suyo. El moreno se retorció en el suelo por el dolor de la caída.
Jaemin se enfureció.
Con una mueca de ira en el rostro, ignorando el dolor en el cuerpo, el corazón acelerado, colocó un pie sobre el pecho del vampiro en el suelo y, con ambas manos, intentó con todas sus fuerzas arrancarle la cabeza. El dolor le cegó una vez sintió a Taeyong sostenerle los brazos con tal fuerza que sintió a sus huesos moverse de su lugar, lo que le hizo gritar en agonía y la vista se le nubló por un momento, hasta que se sintió más liviano y al abrir los ojos, Taeyong ya no estaba ahí. No se percató cuando le había soltado.
Al girar la cabeza hacia la derecha, estaba Jeno con los ojos carmesí brillando enloquecidos y enfurecidos, golpeaba a puño cerrado la cara blanquecina de Taeyong, quien logró ponerse de pie después de haber sido arrastrado por el piso para ser alejado de Jaemin. Al dejarlo desorientado por los golpes, Jeno intentó arrancarle la cabeza. Jaemin corrió hacia ellos, dio un salto y se trepó por la espalda del vampiro siendo atacado por Jeno y le intentó ayudar a romperle el cuello. Se horrorizó cuando vio que las manos de Taeyong intentaban hacer lo mismo con el cuello de Jeno. Después cayó al suelo cuando notó que fue Chenle quien, con una patada, hizo caer a Taeyong al piso.
Hubiesen seguido con la malditamente difícil tarea de sacarle la cabeza a Taeyong, pero las miradas de todos se desviaron hacia el mismo punto de donde varios sonidos rítmicos les ensordecían, eran golpes ruidosos seguidos de piedras desmoronándose, acompañados de una errática respiración; Jaemin quiso vomitar del miedo cuando los ojos oscuros y desorientados de Yuta se asomaron por la cornisa del edificio y, con una velocidad impresionante, se echó encima de Chenle.
Jungwoo gritó, la boca de Yuta se abrió y Donghyuck fue quien se abalanzó encima de Yuta, logrando hacerle girar para ahora quedar casi sobre su pecho, el alfa sostuvo con tal fuerza por el torso a Haechan que él no pudo evitar gritar ahogado cuando su primera costilla se quebró y Mark forcejeó contra los brazos fuertes del híbrido para evitar que otro hueso se le rompa, tarea a la que Jeno se unió. Jaemin corrió a subirse a la espalda de Yuta con un pie sobre su hombro, quien había logrado erguirse un poco, para intentar arrancarle la cabeza, y realmente había subestimado lo difícil que era asesinar a un vampiro, pero sonrió victorioso cuando escuchó un crack, uno del que los vampiros le habían hablado, se trataba de los huesos desprendiéndose el uno del otro, aunque la sensación de estar asesinando a alguien mientras que los demás le inmovilizaban, le hizo sentirse asqueroso.
Sintió bajo sus dedos el segundo crack, seguido de unas heladas manos posicionándose sobre su torso y lanzándole lejos. No tuvo tiempo de reaccionar antes de mirar a Taeyong encima de su cuerpo, sosteniéndole los brazos para inmovilizarle en una velocidad tal que sus articulaciones resintieron adoloridas ante la rapidez con la que fueron obligadas a moverse. Su corazón latía furioso y aterrorizado, el tiempo se alentó cuando Taeyong volvió a olfatearle el cuello para después susurrarle:
—Eres tú quien el maestro busca—. Después sintió a su cuerpo ser bruscamente levantado para ser cargado por Taeyong y, aterrorizado, vio como Yuta arrancaba un pedazo de piel del brazo de Mark con los dientes, quien gritó de tal forma que juraba que sus cuerdas vocales se romperían. Después el híbrido se levantó para golpear con tal fuerza a Jeno, que le hizo arrastrarse por el edificio hasta casi descender veinte pisos abajo. Suspiró de puro alivio cuando Jeno logró agarrarse de la cornisa del edificio para no caer.
Jaemin comenzó a forcejear con mayor afán, pateando y golpeando de forma vehemente mientras Taeyong corría lejos cuando vio que Yuta sostenía el cuello de Chenle y acercaba sus colmillos enormes hacia él. Jaemin cayó al piso después de tanto forcejeo y corrió con todo lo que pudo, pero fue inútil, pues Taeyong siempre sería más rápido que él, y le comprobó su colosal fuerza también cuando, al intentar seguir corriendo, le agarró del brazo con tal poder que sintió a su hombro separársele del cuerpo por un momento una vez hizo el impulso para seguir corriendo lejos de él.
Por suerte, Donghyuck volvió a abalanzarse sobre Yuta y fue Jungwoo quien también colocó todo su peso sobre él para golpearle en la cara, con la suya deformada en una mueca de miedo y de furia. Jaemin alcanzó a gritar el nombre del hombre al que su omega le trasmitía seguridad, fue como si su lobo hubiese sido quien llamó, y Jeno obedeció al llamado cuando lo encontró junto a él, separándole a Taeyong del cuerpo al romperle la mano, o arrancársela, no estaba seguro, pero el ruido de sus articulaciones quebrándose fue grotesco.
Jaemin corrió después de dedicarle una tenue mirada a Jeno, corrió hacia Yuta.
—¡Mark, inmovilízalo! — Gritó hasta rasgarse la garganta, Mark, con su velocidad de vampiro, obedeció.
—¡Chenle! — La sola mención de su nombre bastó para que el omega comprendiera: quería que le ayudase a arrancarle el cuello. Ambos se treparon sobre la espalda de Yuta, apoyándose, respectivamente, con un pie sobre cada hombro del híbrido.
— ¡Donghyuck, las piernas! — Él entendió. Con todo el cuerpo, se sostuvo de las piernas de Yuta para realmente tenerlo inmovilizado, quejándose por la fuerza que debió hacer, aunque la del alfa era impresionante, pues logró pararse del suelo de alguna forma pese a tener a Mark, Donghyuck, Chenle y Jaemin encima, quienes se sintieron horrorizados una vez Yuta logró por fin levantarse del suelo, adicional a ello, la fuerza que aplicaba al intentar abrir los brazos comenzaba a vencer la de Mark sosteniéndole, además de que parecía que la forma en la que movía sus piernas estaba superando a la de todo el cuerpo de Donghyuck afianzado alrededor de ellas, los gruñidos que Yuta soltaba y los murmullos inteligibles le helaron la sangre por completo a Jaemin, quien plasmó la mirada sobre lo que podía ver en el rostro de Yuta, entre el forcejeo, pudo observar que aquella mirada oscura y perdida adquiría un poco de luz cuando él le miró a los ojos, sus orbes dejaron de ser noche para tornarse caoba por un momento tan efímero que Jaemin dudó si lo que vió era real.
La angustia de su corazón hizo el llamado otra vez cuando notó que los brazos de Chenle flaqueaban y los suyos también, entonces él escuchó su ruego silencioso y, con un puñetazo cuya fuerza incluso llegó a hacer temblar el cuerpo de Jaemin, Jeno logró separar el cuello de la cabeza de Yuta, quien cayó inerte al suelo. Mark fue quien se encargó de arrancarle ambos brazos de un solo tirón y Donghuck, pisándole el pecho al alfa, le arrancó las piernas con todas sus fuerzas, gruñendo por la fuerza, o por el dolor en su cuerpo, o tal vez ambos.
Aquella acción fue lo suficientemente rápida como para que Taeyong no alcanzase a detener a ninguno de ellos, y el alivio fue dolorosamente efímero cuando la furia en los ojos del vampiro de traje fueron tales inigualables que ahora Jaemin sintió que ese tipo simplemente asesinaría a lo que sea.
Taeyong corrió hacia Jungwoo y, sosteniéndolo del cuello, le alzó del suelo y mostró los colmillos para indicarle lo que haría con él. Jaemin se sintió horrorizado y paralizado por una fracción de segundo antes de que, gritando e igualmente furioso, Chenle corrió hacia el vampiro, se subió sobre su espalda y, con toda la fuerza del alma y cuerpo, le arrancó la cabeza de un tirón. Gritando, se encargó él mismo de arrancarle los brazos y las piernas una vez el cadáver estuvo en el suelo.
El sonido fue igual de terrible y asqueroso como el que hicieron las extremidades y el cuello de Yuta al romperse, pero peor fue el sonido del lamento de Jungwoo una vez cayó al suelo, ruido que le ensordeció y cegó por un momento.
Cayó sobre su vientre.
El olor a sangre mareó a Jaemin y aturdió a los dos vampiros. Jeno, con una mano sobre su propio cuello, sostuvo los restos inertes de Taeyong y los llevó hacia los de Yuta. Mark, con su brazo que no había sido mordido por el alfa, llevó la cabeza decapitada del vampiro hacia donde iba Jeno. No le interesó el olor nauseabundo de ambos cuerpos quemándose, Jaemin solo observó la forma desgarradora en la que Jungwoo lloraba y cómo sus pantalones se empapaban de sangre.
Las cenizas del fuego les hicieron lagrimear y Jaemin no pudo evitar observar que el edificio se estaba prendiendo en llamas junto a los cuerpos de los vampiros decapitados.
Las palabras no fueron necesarias, los ojos angustiados de los omegas se plasmaron sobre los enrojecidos y brillantes de los vampiros incinerando los cuerpos sin vida en el techo. Pudo observar cómo el brazo de Mark se regeneraba y las grietas de piel abierta en el cuello de Jeno se cellaban mientras ambos se acercaban cautelosos a Jungwoo. A todos les enfureció la lentitud con la que se aproximaban a ellos, pero Jaemin entendió que estaban actuando con cautela para controlar la sed que la sangre de Jungwoo les causó.
Cuando el piso comenzó a ensuciarse de sangre y Jungwoo empalideció, Chenle comenzó a llorar mientras sus manos se paseaban inquietamente por el cuerpo del omega en el suelo, sin saber qué hacer, intentando buscar cómo ayudarle.
Mark reunió valor y levantó a Jungwoo del piso, miró asustado a su alrededor, debatiéndose hacia donde ir pues el fuego les estaba alcanzando, hasta que su mirada fue encontrada por la segura de Jeno quien, con un ademán, le indicó que le siguiera.
—Jaemin, súbete en mi espalda. Volveremos por Donghyuck y Chenle después—. Ordenó Jeno. El primer instinto del omega fue obedecer, entonces dio un paso hacia él hasta que su raciocinio le gritó en el cerebro que no lo hiciera.
—No, ¿estás loco? Encuentra una forma de que vayamos todos, esto se está incendiando—. Logró decir con determinación. Jeno frunció el ceño y bufó, como riendo sin gracia alguna, pero supo que no tenía caso discutir con Jaemin, entonces levantó del suelo a Chenle y le cargó entre sus brazos y, con una mirada, le indicó a Jaemin que se subiese a su espalda. Mark le dijo lo mismo a Donghyuck, aún sin palabras, y los vampiros se echaron a correr.
La velocidad con la que Jeno corría era tan increíble que a Jaemin le dieron náuseas, notó que Chenle se sentía igual. Ambos tenían las uñas ceñidas a donde sea que pudiesen, aunque a Jaemin le enfureció que Chenle estuviese tocando a Jeno.
Los latidos de su corazón le retumbaban en los oídos y lo agudizada que su vista se encontraba le dio la señal de que su adrenalina aún no bajaba, aún sentía el tiempo pasar lento y a sus pensamientos rápidos, aún escuchaba absolutamente todo a su alrededor y sentía con detalle las emociones de la manada mediante el lazo. Le impresionó que su instinto podía determinar la ubicación exacta de los demás con los ojos cerrados; también, el pánico y dolor de Jungwoo le estaban enloqueciendo.
Giró la cabeza hacia él, la piel de su frente aperlada por el sudor mientras sus labios estaban perdiendo color, sus gimoteos se atenuaban y ahora sus pantalones estaban completamente enrojecidos por la sangre cayendo de... Jaemin ni siquiera sabía de donde podía salir tanta sangre.
Aturdido cuando Jeno se quedó parado frente a una enorme casa, se bajó de su espalda, su corazón continuaba golpeándole furiosamente contra el pecho cuando Mark, de una patada, derribó la puerta y Donghyuck entró corriendo detrás de él, los demás le siguieron, angustiados.
—Está dando a luz—. Comentó Jeno, rebuscando entre los cajones de lo que parecía haber sido una cocina alguna vez.
— ¿Qué significa eso? — Preguntó Donghyuck, ayudando a Chenle a acomodar a Jungwoo sobre una mesa de madera. Chenle sostuvo la pálida y débil mano del omega embarazado recostado de piernas abiertas sobre la mesa, ahora sucia por la sangre. No supo quién estaba apoyando a quien una vez notó la angustia en la cara del omega sosteniéndose de la mano de Jungwoo.
—Significa que su bebé va a nacer—. Respondió Mark, con el semblante tenso: se notaba que estaba evitando respirar. Cuando Jeno apareció por la puerta, con un cuchillo en sus manos, a Jaemin se le detuvo el corazón por un momento.
— ¿Qué le vas a hacer? — Preguntó Chenle en un hilo de voz mientras que a Jaemin se le subía la bilis por el esófago.
—No va a poder pujar, si pierde sangre pierde fuerza—. Jeno se acercó a Jungwoo mientras hablaba, quitándole el pantalón de un tirón: todo en él allí se encontraba empapado de sangre, Jaemin se dio cuenta de dónde ella emanaba: de donde su bebé saldría.
—¿Es normal que sangre tanto? — Preguntó Donghyuck en un hilo de voz, con la piel usualmente morena tan pálida que parecía un fantasma.
El silencio lo dijo todo.
Cuando Jeno levantó la camiseta de Jungwoo y acercó el cuchillo hacia él, Chenle le detuvo al sostenerle duramente de la muñeca.
— ¡No! ¡Espera! — Chenle intentó regular la respiración. Jeno ni siquiera le miró—. ¿Cómo sabes dónde cortar? ¿¡Cómo sabes si no lo vas a matar!?
—No estorbes—. Jeno se limitó a murmurar, tensando su semblante y tragó duro una vez Jungwoo comenzó a gritar del dolor, como si la fuerza hubiese vuelto a su cuerpo para rogarle a Jeno que pare cuando el cuchillo se hizo paso entre sus entrañas.
—Está bien, es normal, muerde—. Dijo Mark de forma compasiva mientras colocaba un trapo dentro de la boca de Jungwoo, Jaemin se quedó parado en el cuarto, retrocediendo a paso tembloroso cuando sintió que su cuerpo perdía fuerza y necesitó sostenerse de la pared para mantenerse en pie.
No escuchó nada, solo vio los dientes de Jungwoo apretarse entorno al trapo, su mano afianzar su agarre alrededor de la de Chenle, y sus ojos cerrarse con fuerza mientras su piel perdía vida y se empapaba de sudor.
Donghyuck temblaba mientras el cuchillo se hacía paso entre la piel del omega, hasta que su vientre quedó abierto en un espectáculo grotesco de carne y sangre salpicada en la cara y la mano de Jeno, ni hablar del cuchillo, empapado de carmesí.
Todo era rojo. Todo era sangre.
No quería enfocarse tampoco en el olor a hierro que mareó a Jaemin, la bilis volvió a subir por su garganta y sus rodillas perdieron fuerza cuando las piernas le comenzaron a temblar una vez las lágrimas cayeron por las mejillas de Jungwoo, por las de Donghyuck y las de Chenle. Jaemin supuso que él también estaba llorando, pues el dolor y la mezcla abrumadora de sentimientos que sentía a través del lazo se apoderaron de su cabeza y se robaron todos los latidos de su corazón.
Sus ojos picaron cuando Jeno introdujo la mano dentro del hueco que él mismo hizo entre la piel de Jungwoo. El olor a miedo le abrumó, su corazón se quebró en infinitos pedazos cuando logró percibir entre la bruma a la voz desvanecida de Jungwoo decir "Tengo miedo" antes de que volviese a cerrar los ojos por el dolor. Jaemin quiso moverse, ir hacia él para hacer algo, lo que sea, pero sus pies parecían estar pegados al suelo y sus extremidades eran cemento seco, pues no se movió ni un solo milímetro.
Ya no habían gritos de dolor, sólo llanto y lamentos que apenas se colaban en la bruma invisible del lugar una vez Jeno introdujo otra mano dentro de Jungwoo y ambas salieron sosteniendo al bebé empapado de sangre atado a su padre mediante un cordón de carne, cordón que Jeno cortó una vez logró sostener al bebé con un solo brazo, Jeno susurró que era una niña y se quedó estático el tiempo cuando no salió ningún sonido de su boquita.
Ahora sólo hubo silencio.
Debo moverme
Esto no está bien.
La criatura...
Debo hacer algo.
Bajo aquel tren de pensamiento, Jaemin logró moverse con agilidad hacia Jeno, le arrebató el bebé de entre los brazos y le colocó sobre un sofá cerca de la mesa, no supo cómo pero su omega supo qué hacer, y se dejó llevar por el instinto. Ignoró el color violáceo de la piel transparentosa del bebé, de donde se podían ver sus venas quietas, entonces Jaemin hizo una presión rítmica sobre el pecho de la pequeña que comenzaba a enfriarse; las lágrimas le nublaron la vista, pero su corazón habló cuando le dio oxígeno de sus pulmones. Repitió aquel patrón por tantas veces que sus manos temblaban y su alma gritaba adolorida, entonces, cuando abrazó a la pequeña recién nacida, el estridente escándalo del llanto de la bebé le bendijo los oídos.
Jaemin tembló de pies a cabeza, sus ojos tornados dorados mientras se afianzaba delicadamente al abrazo de la pequeña bebé que se aferraba con las uñas al pecho de Jaemin, su corazón revoloteó y una sonrisa se asomó entre sus labios y entre las lágrimas.
Entonces miró como Jungwoo se desvanecía sobre la mesa mientras Jeno pasaba un hilo en su piel, cosiéndole la herida, sin cuidado, con los ojos desorientados, extrañamente, su torso estaba estático, lo que demostraba que no estaba respirando para evitar caer ante la tentación de tanta sangre. Después de terminar, se desplomó junto con Jaemin en el sofá.
No supo de dónde los sacaron, pero Chenle y Donghyuck limpiaban la sangre en la piel de Jungwoo con un par de trapos. Asearon todo su cuerpo, limpiaron delicadamente y tragándose las lágrimas. Mark volvió a aparecer con un par de cosas en las manos, cosas con las que limpió y cubrió la herida de Jungwoo antes de colocarle ropa que tenía guardada en la mochila una vez estuvo seco, después, cargándole con delicadeza, desapareció por un pasillo y reapareció solo.
Jaemin tembló y arrulló con un amor que no sabía que era capaz de sentir a la bebé llorando en sus brazos, tembló más cuando sus manitos diminutas parecían buscar algo y se quedaron en paz una vez encontraron el dedo índice de Jaemin.
Después ella se quedó callada y perdió la fuerza en sus pequeñísimas extremidades, entonces Jaemin sintió en su corazón la peor angustia que había sentido hasta la fecha mientras miró a la única persona a la que su omega quería ver.
Miró a Jeno sentado a su lado en el sofá.
Jeno entendió de nuevo su llamado y le arrebató a la criatura de los brazos.
No supo lo que estaba haciendo, pero su mente le gritaba que no confíe mientras su corazón le ordenaba que entre sus manos pálidas todo estaría bien.
Escuchó a lo lejos a Donghyuck gritar y a huesos reacomodarse, pero su mirada parecía reprocharle el deseo de moverse de Jeno y la pequeñita y hermosa criatura entre sus brazos.
No tuvo el coraje de quejarse de lo que su naturaleza le rogaba cuando notó miedo y angustia en los ojos carmesí.
Ella...
Tampoco le abandonó la confianza una vez Jeno negó con la cabeza después de que pareció luchar una eternidad para devolverle la vida a la pequeña recién nacida ahora recostada inerte sobre un mesón cerca de allí.
Ella murió.
No supo cómo, pero su corazón entendió que una parte de Jungwoo moriría con ella.
Escuchó el llanto de Chenle una vez él también comprendió lo que sucedía y agradeció el abrazo que Donghyuck le regaló una vez el dolor de su corazón comenzó a sentirse insoportable.
Al menos, el dolor físico que le hizo desfallecer un momento cuando Mark acomodó los huesos de sus brazos que no supo que se habían dislocado le distrajo de la forma en la que su alma se destrozaba bajo la silueta del cuerpo de la pequeña muerta en el frío mesón.

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dacracarat on Chapter 1 Thu 13 Nov 2025 10:57PM UTC
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dacracarat on Chapter 1 Fri 14 Nov 2025 02:16AM UTC
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dacracarat on Chapter 1 Mon 17 Nov 2025 04:35PM UTC
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limitlxzss on Chapter 6 Tue 11 Nov 2025 02:10PM UTC
Last Edited Tue 11 Nov 2025 02:10PM UTC
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dacracarat on Chapter 6 Thu 13 Nov 2025 10:57PM UTC
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eternallyjaemin on Chapter 7 Tue 18 Nov 2025 09:37AM UTC
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dacracarat on Chapter 7 Wed 26 Nov 2025 11:33PM UTC
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